La margarita del rescate

Continúa Mariano Rajoy deshojando la espinosa margarita del rescate de España: lo pido, no lo pido, lo pido. Semanas llevamos así con este juego mareante en el que el presidente dice una cosa en España - “a lo mejor no hace falta pedirlo” o “tengo que pensarlo bien y hablarlo con mucha gente” - y otra fuera - “parece que no habrá más remedio que pedirlo”.

Fiel a su estilo de tancredismo político, Rajoy parece seguir esperando a que la prima de riesgo se relaje un poco más, a que la economía dé alguna señal de recuperación – vana esperanza con los recortes aprobados y los que se anuncian para las próximas semanas – o a que pasen las elecciones gallegas. En definitiva, espera a que el toro del rescate pase de largo sin hacerle mucha pupa política más de la que ya le están haciendo sus medidas

Puede incluso que encuentre en Angela Merkel una inesperada aliada para no pedirlo y evitarse así el estigma político y económico que caería de inmediato sobre él, su gobierno y su partido. Circulan ya algunas teorías según las cuales, a la canciller, a las puertas de unas elecciones trascendentales, no le apetece lo más mínimo tener que volver a convencer a su partido, a sus socios, a su parlamento y a sus ciudadanos de que hay que desembolsar una importante cantidad de millones de euros para sacar de apuros a los derrochadores españoles, como ha tenido que hacer ya con griegos, irlandeses y portugueses.


Pero que nadie se llame a engaño: que España no pida finalmente el rescate integral tampoco importa mucho más allá del coste político que la petición tendría para el Gobierno y para el PP, ya estigmatizados por el rescate bancario. De hecho, mientras Mariano Rajoy deshoja la margarita o hace como que la deshoja, su ministro de Economía ha anunciado inminentes nuevas “reformas” - vulgo recortes – para cumplir con el objetivo de déficit de este año.

Dicho en otras palabras: España está dispuesta a hacer todos los recortes que sean necesarios y más – incluso antes de que se lo exijan los mercados - con tal de evitar la palabra maldita. Que esa política de obsesión por el control del déficit sin acciones compensatorias de reactivación económica siga conduciendo a España por el mismo camino que transitan ya griegos y portugueses parece que es lo de menos para el PP, convencido de que los españoles sabremos agradecerle a Rajoy tanto bien como nos está haciendo con sus medidas – Cospedal dixit. Y de lo del rescate ya nos enteraremos a su debido tiempo; sólo es necesario estar atentos a la prensa alemana.

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