Paro: dime de lo que presumes…

A poco que la hubiesen animado, la ministra de Empleo habría sacado ayer en procesión a la Virgen del Rocío para agradecerle como es debido que el paro haya bajado en mayo en casi 100.000 personas y que las afiliaciones a la Seguridad Social aumentaran en 134.000, la mitad de ellas en la hostelería. Habló la ministra de “dato para la esperanza” y lo hizo después de varios días anunciándonos la buena nueva antes de que el dato fuera oficial. Es lógico y hasta justificable que, ante la sequía total de noticias económicas positivas, Báñez se agarre al clavo ardiendo de un dato puntual bueno – mayo es históricamente un mes propicio para el empleo - para vendernos la especie de que ya la economía española está empezando a crear empleo.

En realidad, ni ella se lo cree como no se lo cree casi nadie. Eso sí, le sirve a Rajoy para justificar lo injustificable, que esa gota en el océano del desempleo es el fruto largo tiempo acariciado de su política económica y su reforma laboral. Quietos ahí los bueyes, que aún hay mucha cifra y mucho porcentaje que desentrañar debajo del dato aparentemente positivo del paro registrado en mayo. Vaya por delante que el hecho de que casi 100.000 personas encontraran trabajo en mayo es un dato bueno en sí mismo, otra cosa es lo que les dure el empleo a estas personas.

Porque, como se han encargado de subrayar los habituales aguafiestas incapaces de reconocer un solo éxito del Gobierno sin ponerle alguna pega, la bajada del paro el mes pasado obedece principalmente a las contrataciones temporales en los servicios y la agricultura ante la temporada veraniega y el inicio de sus respectivas campañas. Es lo que se llama estacionalidad del empleo, que una vez descontada nos descubre que el paro apenas descendió en mayo en unas 265 personas, o sea, nada de lo que presumir en un país con cinco millones de personas registradas en las oficinas del desempleo y más de seis millones según la EPA.

Dicho de otro modo, el empleo generado en mayo es abrumadoramente temporal – casi el 93% de los contratos – que cada vez gana más terreno frente al indefinido – en torno al 7%. Sin ánimo de ser ave de mal agüero, uno no puede dejar de temer que los casi 100.000 empleos de mayo serán otros tantos parados en octubre cuando acabe la temporada veraniega y en la agricultura. Algunos podrán decir que en tiempos de crisis cualquier contrato, aunque sea temporal, es trinchera ante la falta generalizada de trabajo. Puede  que hasta no sea este el mejor momento para las exquisiteces laborales, como ha propuesto ese experto en el mercado de trabajo que es el Gobernador del Banco de España y sus contratos por debajo del salario mínimo. 

Sin embargo, lo que pone de manifiesto el dato de la temporalidad, del que el Gobierno prefiere no hablar o en todo caso le quita importancia, es que el mercado laboral español se temporaliza a marchas forzadas, lo que empuja los salarios a la baja e incrementa la incertidumbre y la inseguridad de los trabajadores. La culpable de ese proceso de degradación del mercado de trabajo es de sobra conocida: la reforma laboral, que ha puesto en manos de las empresas una máquina trituradora de empleo a precios de saldo en plena recesión económica, o sea, miel sobre hojuelas.

Si a eso unimos factores como la sequía del crédito por mucho que se inyecte dinero público en los bancos, los nuevos recortes que se atisban en el horizonte para cumplir el objetivo de déficit e incluso una nueva vuelta de tuerca en la reforma laboral en un cotexto de recesión económica como el actual, el panorama deja de ser del color rosa pálido con el que el Gobierno pretende vendernos el dato del paro en mayo. Eso sin contar con que su injustificada satisfacción de las últimas horas se da de bruces con sus propias previsiones de que el paro no bajará del 25% antes de 2016.

¿De qué presume entonces el Gobierno? Justo de lo que carece, de una política de reactivación económica que, frente a nuevos recortes, reformas y ajustes que recaerán una vez más sobre los trabajadores, genere empleo estable y de calidad junto a medidas claras y contundentes para que vuelva el crédito y se descongelen la inversión y el consumo. Ahora bien: ¿podemos pedirle peras al olmo?

4 comentarios:

  1. En la edad que tengo 59 años he visto cosa igual en este país. Mis abuelos, mis padres y los mayores en general, contaban sus penurias después de la terrible 'Guerra Civil Española'. Las cartillas de racionamiento de alimentos por familia, y según sus miembros, etc. Para cuando nací en Noviembre del 53 ya las cosas habían mejorado mucho...No tuvimos lujos, pero no nos faltó lo de primera necesidad. A media que iba creciendo, la economía cada vez iba en aumento. Mis padres vivían de la agricultura, pero mi padre si había un mal año buscaba trabajo y siempre conseguía hasta en pozos...Quiero decir que había medios para que la familia no pasara hambre...Había esperanza de mejorar, y de hecho así fue. No faltó el trabajo ¡nunca!..Mis hermanos y los jóvenes de entonces al encontrar su trabajo que estaba garantizado de por vida, formaban sus respectivas familias, adquirían su propia vivienda y en general hoy están jubilados unos, y otros mas jóvenes se jubilarán?, o nó!?. No entiendo que con tantas tecnologías y en pleno siglo XXI estemos en este sin vivir y sin visos de mejorar en el futuro...Me pregunto cuando España ha vivido una dictadura tal?. Es que, si a lo que estamos viviendo se le puede calificar de democracia, por el simple hecho de poder votar a quienes queramos. Ustedes los periodistas de momento tienen libertad de "expresión", (como es tu caso y para bien que hablas claro). El manifestarse en contra del gobierno está prohibido... Ó ni siquiera era tu intensión..! sólo que por casualidad pasabas por ahí y te muelen a porrazos, sin importar edad. Ancianos, niños etc. El pueblo ha perdido todos los derechos mas elementales. 1.Trabajo para poder sobrevivir. 2.Derecho a una vivienda digna. 3.Derecho a la sanidad pública. 4.Derecho a la enseñanza pública. 5.Derecho a manifestar libremente nuestros derechos como ciudadanos. 5.Justicia para todos por igual. 6.No hay derecho a que los ladrones señoritos/as llamados de guante blanco, no paguen por sus delitos y además que devuelvan el dinero robado, ¡al pueblo!. 7.¿Porqué si alguien tiene necesidad y roba para comer le caen con todo el peso de la ley..?. Mejor que vuelvan a poner a Paco Lobatón en aquel programa tan útil de, "SE BUSCA".ó "¿Quien sabe donde?".
    Me temo amigo que podemos pedir peras al olmo. ¡Pero no creo que el olmo nos de peras!.
    Te saluda atentamente:
    V.D.

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  2. Tu historia me recuerdo mucho a otras que he conocido muy de cerca. Tienes toda la razón en tus criticas y reivindicaciones. Y si el olmo no da peras tendremos que plantar un peral entre todos y recoger sus frutos. Un saludo y gracias por tu comentario.

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  3. ¡Gracias José Luis.
    Es la humilde opinión de una mujer que ha vivido en los dos sistemas de Gobierno y no veo muchas diferencias entre 'La Dictadura' y 'La Democracia'.
    En la dictadura no había libertad de prensa.
    Había censura.
    No existía el derecho a manifestarse.
    Existía La Falange, que hacían labores sociales...
    Para no resultar cansina, había mucha pobreza, pero era cada quien libre de superarse o conformarse con lo elemental.
    Mucha gente vivía en chabolas y allí en cualquier parte que les venía bien. Luego se fueron construyendo viviendas sociales,(conocidas como las casas baratas). Éstas se hicieron para erradicar el chabolísmo que daba muy mala imagen y a la vez obligaban a las familias a vivir de una forma digna.
    Es de risa, pero muchos no se adaptaron a vivir en esas condiciones regresando a su chabola querida...Las autoridades competentes les obligaban a regresar a su piso. Para evitar un nuevo regreso las demolían...Ya te habrás enterado y mejor que yo de lo que te cuento.
    Y así te puedo contar cosas que tu sabes por tus mayores y por tu profesión.
    Si no se tenía seguridad social, había 'La Beneficencia', 'Casas de socorro'. el 'Hospital de San Martín'.
    Los ancianos cobraban el 'subsidio de vejez'.
    La escolarización era obligatoria hasta los 14 años. Para los buenos estudiantes había becas, con las que siendo de familia humilde se podían hacer estudios medios, diplomaturas o universitarios.
    ¡Que bueno lo que dices del olmo!
    Plantemos un peral mejor que seguro alguna pera nos dará.
    Un saludo para ti y gracias por responder.

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  4. Gracias a tí por tus comentario. Un saludo.

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