Callados estamos más bonitos

En el teatrillo universal del espionaje masivo acabamos de descubrir que los espías eran de los nuestros y no tipos con gabardina, sombrero y gafas oscuras de allende nuestras fronteras que hurgaban en nuestras conversaciones privadas. Escándalo monumental porque el Imperio del Sol Poniente espiaba a dos terceras partes del planeta con sus líderes incluidos, y resulta que eran los servicios secretos de esos países los que le hacían el trabajo sucio a una potencia extranjera.

Según las últimas revelaciones periodísticas, los espías de Obama ni siquiera tenían que arriesgarse a sufrir un dolor de cabeza escuchando el guirigay continuo de los españoles en sus comunicaciones telefónicas o a través de sus correos electrónicos, por no mencionar el diálogo de sordos de nuestros políticos. Eran nuestros propios servicios secretos los que asumían esa penosa tarea para luego poner los resultados en manos del agente norteamericano 086 de turno.

La misma docilidad ante Washington han demostrado al parecer los servicios secretos franceses a los que aquello de la “grandeur” de su país les debe sonar a batallas de abueletes ignorantes de las ventajas de la globalización. Más allá de que me sigo preguntando qué rayos puede interesarle a la inteligencia estadounidense de nuestro país como no sea a los españoles ciscándose en el Gobierno y a éste maquinando cómo dorarnos la píldora en forma de brotes verdes y lucecitas al final del túnel, en los buenos tiempos de la Guerra Fría espiar a favor de un país extranjero podía acarrear fácilmente la pena de muerte con las primeras luces del día en una fría prisión.

Ahora no, ahora es un acto de confianza y colaboración entre aliados y eso está bien, hay que reconocerlo, porque esa colaboración puede llegar a evitar actos que todos lamentaríamos. Sin embargo, una cosa es colaborar y otra muy distinta hacerles el trabajo y ponerle los datos en bandeja a los servicios secretos norteamericanos al tiempo que estos conocen de los españoles hasta la hora a la que han quedado para tomar unas cañas.

Menos mal que Rajoy – el hombre que tanto dice defender la soberanía nacional - dice tomarse este asunto muy en serio hasta el punto de que ha anunciado que el jefe del espionaje español por cuenta de Estados Unidos, Félix Sanz Roldán, comparecerá en el Congreso para decir de forma reservada lo que todos sabemos que va a decir: que todo es falso salvo algunas cosas.

Ahora que Montoro se devana los sesos pensando cómo recortar para cuadrar los números del déficit se me ocurre que podría proponerle a Obama que pague él de su bolsillo a los espías españoles, que seguro que salen por una pasta gansa, si al fin y al cabo trabajan para el presidente norteamericano. Y es que hay veces, y ésta me parece que es una de tantas, en que callados estamos más bonitos.

Infanta Cristina: yo, mi, me, conmigo

La Agencia Tributaria ha descubierto que, al viejo y acreditado estilo de Juan Palomo – yo me lo guiso, yo me lo como – la infanta Cristina y su marido se autoalquilaban a sí mismos su coqueto palacete de Pedralbes como sede de la empresa Aizoon. Lo ha publicado el diario El Mundo y se trata de la misma empresa en la que, a pesar de compartir la propiedad con Iñaki Urdangarín, la hija del rey sólo ejercía de mujer florero, a decir de la fiscalía anticorrupción.

Arrendador: Cristina; Arrendatario: Cristina
Para los que se hayan perdido en los muchos vericuetos y meandros del caso, cabe recordar que Aizoon es la empresa patrimonial – mejor dicho, instrumental o tapadera – a través de la que los duques de Palma vaciaban la caja fuerte de esa otra filantrópica compañía llamada Instituto Nóos que utilizaban para sangrar a algunas comunidades autónomas y ayuntamientos dirigidos por complacientes políticos dispuestos a darlo todo por la monarquía.

Autoalquilándose su propia residencia como sede de su empresa pantalla conseguían engañar a Hacienda haciéndole creer que los beneficios eran menores y se evitaban el pago de los correspondientes impuestos. La verdad es que la táctica defraudadora resulta un poco burda y pueblerina, pero lo cierto es que ha conseguido engañar a Hacienda durante varios años y le ha permitido a la infanta y a su esposo embolsarse unos 30.000 euros que deberían haber ido a parar a las arcas públicas, al tiempo que se quedaban con el dinero público desviado desde el Instituto Nóos.

Dicen ya muchos que este descubrimiento pone de nuevo a la infanta a las puertas de los juzgados de Palma en calidad de imputada. Lo reconoce hasta su propio abogado, aunque el de Iñaki Urdangarín se ha desecho en explicaciones no pedidas – excusatio non petita, accusatio manifesta en las que asegura que él ha estado allí, en el palacete de Pedralbes y que, efectivamente, allí están las oficinas de Aizoon. Conclusión: todo es legal y transparente para el letrado de la infanta que, sin embargo, no ha concretado si vio también a hija del rey en traje de faena atendiendo el teléfono y autofacturándose algún zafari, algún vino caro, unas acciones, unas clases particulares o alguna cena de alto copete.

Ahora solo falta saber qué dice la fiscalía anticorrupción y la abogacía del Estado, que en su día se emplearon a fondo para anular la imputación de la infanta hasta que lo consiguieron para satisfacción de la Casa Real y del Gobierno. ¿Era la hija del rey una pieza decorativa del entramado de su marido para desviar a su bolsillo y al de su consorte el dinero público obtenido a través del Instituto Nóos o era parte activa y consciente de la trama como se deduce de este surrealista autoarrendamiento? Ardemos en deseos de escucharles.

Felicidad por decreto

Si no lo oigo no lo creo: el presidente venezolano acaba de crear el Viceministerio Para la Suprema Felicidad del Pueblo Venezolano. Así, casi por decreto y probablemente inspirado en el amado líder norcoreano Kim – Jong – um o tal vez en el rey de Bután, quiere Nicolás Maduro hacer felices a los venezolanos. Sería de risa si no fuera dramático en un país en el que faltan las cosas más básicas a pesar de sus inmensas riquezas petrolíferas.
El anuncio lo ha hecho Maduro cuando cumple seis meses en el cargo que le dejó en herencia Hugo Chávez, al que escuchaba en forma de pajarito y al que hace nada le ha concedido a título póstumo nada menos que el Premio Nacional de Periodismo. Muchos analistas ven en esta delirante decisión de Maduro la proximidad de las elecciones municipales del próximo diciembre, en las que el presidente bolivariano aspira a sacarse la espina que le dejaron las presidenciales de abril en las que venció por la mínima al odiado opositor Enrique Capriles.

Para que vaya quedando claro qué espera Maduro de esas elecciones, el presidente ya ha declarado ese día Jornada de la Lealtad a Chávez y de Amor a la Patria, todo de una misma tacada. En cualquier caso y por si no basta con el Viceministerio de la Suprema Felicidad del Pueblo para garantizar la felicidad popular por decreto, Maduro también estudia reforzar las milicias bolivarianas, suerte de fuerzas paramilitares o parapoliciales que, cabe suponer, siempre pueden actuar como brazo armado para que no quede un solo venezolano sin probar las mieles de la felicidad prometida por Chávez y renovada por Maduro.

El paquete de medidas en aras de la suprema dicha se completa con una petición a la Asamblea Nacional para gobernar por decreto por tiempo indeterminado, al tiempo que la cámara crea una comisión anticonspiraciones. Como es sabido universalmente, las conspiraciones son la gran afición de Maduro, hasta el punto que todos los días encuentra espías norteamericanos emboscados debajo de su cama intentando averiguar cuáles son sus verdaderas intenciones.

Maduro ha designado ya viceministro de la Suprema Felicidad del Pueblo a un político del régimen que a esta hora se debe estar preguntando qué ha hecho él para merecer tan alto honor o tan duro castigo. ¿y si no cumple los objetivos y la confianza depositada en él? ¿y si el mismo es infeliz? ¿y si la gente no quiere ser feliz? ¿y si la felicidad es relativa y efímera? Suerte y mucha felicidad hay que desearle, las va a necesitar en grandes dosis.

Sólo confiemos que en España no se le ocurra a Mariano Rajoy algo similar, que para ministro de la Suprema Felicidad patria ya nos basta y sobra con Montoro.

La TIA espía a Rajoy

Todavía no, pero cuando los españoles tengan a bien decidir que Rajoy deje de ser el presidente del Gobierno puede escribirse un grueso tomo con sus frases escogidas, esas que inmortalizan a líderes políticos de la talla de un Churchill y su “sangre, sudor y lágrimas”, por ejemplo. No deberían faltar pensamientos y reflexiones de la altura de “no subiré los impuestos”, “no congelaré las pensiones”, "no es un rescate sino un préstamo" o “todo es falso, salvo algunas cosas”. Lugar destacado merece también esa genialidad de “está lloviendo mucho” cuando le preguntaron por la sentencia que tumbó la doctrina Parot y, más recientemente, su “no me consta” para referirse al espionaje de Estados Unidos a los políticos españoles y a los de los amados aliados occidentales.

Merkel y Hollande han montado en cólera y advertido al aliado Obama de que esas cosas se le pueden hacer a los enemigos pero está muy feo y es de muy mala educación hacérselas “a los amigos”. Sin embargo, a Mariano Rajoy “no le consta” que también él, sus ministros o los presidentes anteriores y sus ministros hayan sido vigilados por el Gran Hermano de la Agencia Nacional de Seguridad. En donde Francia y Alemania han llamado a los embajadores de Estados Unidos en París y Berlín para manifestarles su enfado, en Madrid se le convoca para que “informe” si ha habido espionaje a nuestro país pero, sobre todo, para preguntarle por la NBA y el tiempo en Washington y de paso tomar un chocolate con churros.

No es el presidente hombre de desplantes al modo de Zapatero y su sentada ante el paso de la bandera de las barras y las estrellas. Y menos ahora, cuando tiene a punto de caramelo una foto con Obama en la Casa Blanca en plan líder de la “potencia que asombrará al mundo con su despegue económico” – Montoro dixit. A uno se le ocurre que Mariano Rajoy debe pensar que la Agencia Nacional de Seguridad es como la TIA de Mortadelo y Filemón y va por el mundo contando a los gobiernos aliados que están siendo espiados desde Estados Unidos.

Precisamente el hecho de que a él “no le conste” es la prueba de que los espías de Obama hacen bien su trabajo, al menos en España, porque a Merkel y Hollande parece que “sí les consta” que han espiados sus teléfonos y por eso se han puesto como se han puesto. Tal vez Rajoy debería preguntarles a todas unas expertas como Alicia Sánchez – Camacho y Esperanza Aguirre cómo funciona de verdad esto del espionaje político.

Claro que detrás de tanto clamor e indignación de doncella mancillada hay buenas dosis de hipocresía porque en esto del espionaje el que menos corre tira al de delante. Todo el mundo espía a todo el mundo, para qué vamos a engañarnos, aunque también es cierto que espía mucha más y mejor no el que más quiere sino el que más puede y el que más intereses tiene en juego.

En este punto, nadie como Estados Unidos con los galones que da la experiencia de décadas de espionaje a todo lo que se mueve y 52.000 millones de dólares gastados sólo este año en averiguar qué dicen, que hacen y qué piensan hacer sus aliados y sus enemigos. La duda que me asalta es qué demonios le puede interesar saber de los políticos españoles a Estados Unidos: ¿la marca de puros de Rajoy? ¿el peluquero de Rubalcaba? ¿las amistades peligrosas del Rey? ¿el logopeda de Montoro? ¿el secreto de los 6 millones de parados? Salgamos de dudas: preguntémosle a la TIA.

Terrorismo o donde las dan, las toman

Apenas han pasado cuarenta y ocho horas desde que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos emitió la controvertida sentencia que anula la llamada doctrina Parot y ya se le está haciendo muy cuesta arriba al Gobierno y al PP gestionar sus consecuencias. Intentando apagar el fuego, el Fiscal General del Estado ha dicho que no habrá excarcelación masiva de etarras, repitiendo así lo que antes había dicho el ministro de Justicia. No ha funcionado: la Asociación de Víctimas del Terrorismo ya ha convocado su primera manifestación de protesta de la era Rajoy para el próximo domingo en Madrid. 

A ella se han apuntado entusiasmados Esperanza Aguirre, su sucesor en la Comunidad de Madrid, Ignacio González, y la alcaldesa Ana Botella, dispuesta incluso a recibir en el ayuntamiento a una representación de los manifestantes. No es casualidad sino todo lo contrario que los tres tengan razones para hacerle este feo a Rajoy y a Ruiz – Gallardón. Sin contar con los que seguramente se sumarán en las próximas horas.

Lo único que ha dicho Rajoy sobre la sentencia de Estrasburgo es que “está lloviendo mucho”, lo que pone una vez más de manifiesto su fina vena política y la altura intelectual de su liderazgo. En realidad, más que llover truena y relampaguea: el presidente ha volado esta tarde raudo desde Barcelona – en donde compartió un gélido saludo con Artur Mas - a Madrid para reunirse con la AVT e intentar tranquilizarla. No lo tendrá fácil y hasta no es descartable que el presidente se vea en la obligación de emitir alguna señal de apoyo y comprensión a una organización formada en su gran mayoría por la militancia y el electorado más a la derecha del PP.


La cuestión es cómo parar el golpe que se le viene encima y al que hay que añadir el sibilino comunicado de la FAES, la fundación que dirige el ex presidente Aznar, en el que se desmarca de Rajoy y culpa directamente a Zapatero y a su “proceso de paz” del fallo de Estrasburgo. Paradojas de la vida, la nota la suscribe un tal Javier Zarzalejos, que en 1999 fue comisionado por el Gobierno de Aznar para negociar con ETA en Suiza.

Sin embargo, por mucho que la AVT lo pida y lo exija con manifestaciones públicas como la del domingo, ni el Gobierno ni mucho menos los jueces españoles pueden eludir la aplicación del fallo y la excarcelación de etarras, hecho al que se sumarán los más que previsibles homenajes abertzales en sus localidades de origen. Así las cosas, el PP se está encontrando en estos momentos con la verdadera horma de su zapato en materia de antiterrorismo.

Durante los gobiernos de Zapatero, sus líderes, empezando por el propio Rajoy, corrieron a apoyar las numerosas manifestaciones y concentraciones multitudinarias convocadas por la AVT contra “el proceso de paz”. Era una estupenda oportunidad de desgastar al Gobierno socialista aunque lo que estuviera en juego fuera la lucha antiterrorista ante la que, hasta ese momento, las fuerzas políticas democráticas habían sabido preservar la unidad.

Pero el PP no dudó en dinamitarla en beneficio propio y ahora – quién se lo iba a decir a Rajoy entonces - se ve en la tesitura de frenar a la misma organización a la que utilizó cuando le convino y que amenaza con hacerle pasar por el mismo calvario por el que pasó Zapatero. Es lo que pasa cuando falta altura de miras y cuando importa más el interés partidista que el general: al final, donde las dan, las toman.

Pestazo en EMALSA

Mientras los responsables públicos silbaban mirando al tendido, los socios privados de EMALSA, la empresa mixta de aguas de Las Palmas de Gran Canaria, se han llenado los bolsillos. Presuntamente, claro. Sin embargo, a tenor del escrito de denuncia de la Fiscalía que el juez acaba de admitir a trámite, esto es lo que se deduce: que se ha producido un quebranto “económicamente evaluable” para la empresa que suministra agua de abasto a la ciudad más poblada del archipiélago canario. Una ciudad cuyos vecinos pagan uno de los recibos de agua más caros del país y que, sin embargo, no pueden usarla para cocinar o beber porque para eso tienen que realizar un segundo y oneroso gasto en agua embotellada.

Durante años, los socios privados de EMALSA han facturado y cobrado toda suerte de trabajos a la empresa SERCANARIAS controlada por ellos mismos. Salvo excepciones, los contratos correspondientes, cuando los había, ni siquiera pasaban por el Consejo de Administración en donde el ayuntamiento sólo tiene un tercio de las acciones y, cuando lo hacían, tampoco parece que los sucesivos responsables públicos se esmeraran demasiado en controlarlos. De añadidura, los principales ejecutivos de las empresas privadas que controlan el accionariado de EMALSA se han embolsado unos 900.000 euros anuales en retribuciones y alquilaron por un precio desorbitado una nueva sede de la compañía a la empresa de un miembro del Consejo de Administración.

Fue después de que el escándalo saltara a los medios de comunicación cuando el ayuntamiento se animó a poner estos hechos en conocimiento de la fiscalía, aunque ha sido de verdad ésta la que ha hurgado en la documentación de EMALSA para concluir con un escrito demoledor sobre las prácticas de los socios privados que deja con las vergüenzas al aire a los políticos municipales responsables de vigilar que el dinero de los ciudadanos no terminara en bolsillos privados y que ahora se rasgan las vestiduras.

De momento, la investigación sobre los tejemanejes en EMALSA se ceñirá a la última etapa del PSOE en el gobierno municipal, pero no estaría de más ampliar el foco a toda la historia de la compañía desde que pasó a manos privadas en 1993 tras una decisión política aún difícil de entender. 


Lo que subyace en este asunto es el viejo debate sobre las ventajas de la privatización de servicios públicos como el abastecimiento de agua – eso que algunos llaman eufemísticamente “gestión indirecta” – frente a quienes consideran que algo tan esencial como el agua tiene que permanecer bajo el control público en su totalidad o al menos en su mayoría. Ceder dos terceras partes de una tarta como la de EMALSA a empresas privadas que por definición anteponen sus intereses privados al bien público tiene el riesgo de acarrear este tipo de consecuencias que siempre terminamos pagando los ciudadanos.

De todos modos, que el accionariado sea mayoritariamente privado no exime a los responsables públicos de controlar el funcionamiento de la empresa ni de denunciar en donde corresponda posibles comportamientos sospechosos. La Justicia tiene ahora la obligación de dirimir las posibles responsabilidades judiciales de unos y de otros. Al ayuntamiento le corresponde empezar a dar pasos para rescatar para el control público un servicio que nunca debió haberse entregado con armas y bagajes al mejor postor.

Doctrina Parot: dura lex sed lex

Disculpas por el latinajo pero es lo que toca recordar ante el ruido que ha generado la decisión del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de tumbar la llamada “doctrina Parot”: la ley es dura pero es la ley. La decisión de este tribunal ha gustado a muy pocos. Desde luego, no ha gustado nada al Gobierno, como ponían hoy de manifiesto los serios semblantes de los ministros Ruiz-Gallardón y Fernández Díaz al valorarla. Menos si cabe a las víctimas del terrorismo, por cuanto el fallo supondrá en la práctica abrir la puerta de las cárceles a más de medio centenar de sanguinarios terroristas, condenados a penas de centenares de años por crímenes execrables, además de a un puñado de peligrosos delincuentes comunes en prisión por múltiples violaciones o asesinatos.

Prácticamente, sólo en el entorno nacionalista vasco y en los aledaños políticos de ETA la sentencia ha sido recibida con la lógica satisfacción. Se comprende que no guste el fallo y que repugnen sus consecuencias por cuanto tendrá de enormes dosis de dolor añadido para las víctimas de los terroristas que pueden quedar en libertad dentro de poco. Es legítima la crítica de las decisiones judiciales, sobre todo, como cuando la que nos ocupa tal vez no haya valorado como se merece el daño moral que causa a quienes han sufrido en primera persona, en sus familias o en su entorno el azote terrorista.

No obstante, si en su día se aplaudió cuando ese mismo tribunal avaló la Ley de Partidos que ilegalizó la izquierda abertzale, ahora no hay más remedio que cumplir también esta decisión judicial por mucho que disguste. Cabe recordar que en una democracia no es el Gobierno sino los jueces los que dictan las sentencias y por tanto están fuera de lugar las peticiones para que el Ejecutivo no aplique el fallo de Estrasburgo. Del mismo modo, conviene tener presente que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y sus sentencias forman parte del sistema judicial de nuestro país, por poco que nos gusten algunos de sus fallos.

Esto significa en la práctica que los jueces españoles tendrán que tener a la vista la polémica decisión de hoy en cuanto empiecen a llegarles peticiones de excarcelación de presos etarras, lo cual no tardará nada en ocurrir. El fallo del TEDH se produce, además, justo cuando acaban de cumplirse dos años desde que ETA anunció el fin de las bombas y el tiro en la nuca sin que aparentemente se haya avanzado nada para conseguir el fin de la banda.

Tal vez es el momento de asumir la sentencia no como una derrota o como un triunfo, dependiendo de quién haga la valoración, sino como una ocasión para darle un impulso definitivo al fin de ETA y del terrorismo. Mientras, lo que corresponde es acatar el fallo y ponerse a trabajar cuanto antes por ese objetivo. La cuestión es si los responsables de lograrlo sabrán estar a la altura.

El tropezón de Cospedal

 No ha tenido hoy un buen día la secretaria general del PP. María Dolores de Cospedal ha escuchado esta mañana, en vivo y en directo y no en diferido, como Luis el Cabrón decía a través de un televisor de plasma que fue “su mano la que le entregó” sendos sobres en negro pero de color manila con 7.500 euros en cada entrega. Y sin testigos, que en este tipo de negocios la discreción es la mayor de las virtudes: que ni siquiera tu mano izquierda sepa nada del sobre que coge la derecha, esa es la clave. La primera entrega – contó Bárcenas – tuvo lugar en el despacho que Cospedal tenía junto al suyo en el Senado y que, a lo que se ve, no sólo usaban para desvivirse por sus electores sino para atender sus propios intereses.

La segunda entrega se produjo en el Génova, 13, lo cual ya entra más dentro de la normalidad con la que al parecer se han llevado las cuentas del partido en los últimos años o décadas. Todo esto se lo ha dicho Bárcenas a Cospedal por videoconferencia desde la cárcel y ella lo ha escuchado con cara de asco en un juzgado de Toledo. Después, como no podía ser de otra manera y que nadie esperara otra cosa, lo ha negado todo y ha dicho que “es demostrable” que Bárcenas no dice la verdad, tal vez para no caer en el mismo error que Rajoy cuando dijo aquello de que las acusaciones de su extesorero no se pueden demostrar.


Pues ya lo veremos, porque otra cosa dejó clara hoy Bárcenas en su declaración y fue que los famosos papeles que llevan su nombre son efectivamente de su puño y letra. Esto sí se lo ha creído Cospedal, porque su abogado ha anunciado que retira la querella contra EL PAÍS por publicar el best seller político de la década y otros como Javier Arenas, Rodrigo Rato, Ángel Acebes y Jaime Mayor Oreja harán lo mismo. Sólo la mantiene el PP, ese ectoplasma que no parece estar dirigido por hombres y mujeres de carne y hueso con sus debilidades humanas por el dinero sino por alienígenas llegados del planeta de la Transparencia. De manera que si ahora estos dirigentes populares creen por fin, como creen la mayoría de los españoles, que los papeles de Bárcenas son efectivamente de Bárcenas cabe concluir que todo lo que allí aparece es verdad y no sólo “algunas cosas” – Rajoy dixit.

Ha sido todo un espectáculo ver y escuchar esta mañana a Bárcenas a través del plasma, el medio de comunicación preferido por Rajoy para su diálogo permanente con los ciudadanos, disparando ráfagas mortíferas contra su ex partido y diciendo que fue Cospedal la que le pidió que dejara la tesorería formalmente pero que siguiera ejerciendo las funciones de tapadillo, eso sí, con despacho, coche y secretaria. No era el cansino Rajoy el que apareció esta mañana en la tele de plasma para mostrarnos el camino de la recuperación económica por la vía de lo ancho para unos pocos y lo estrecho para el resto; era el mismísimo demonio con traje y corbata y criado al calor de las ubres del PP el que escupía revelaciones que no por intuidas son menos escandalosas.

Después del mal trago, Cospedal abandonó el juzgado como una exhalación, pero entretenida en saludar al tendido periodístico que desde la distancia le preguntaba cómo había ido el combate cuerpo a cuerpo con Bárcenas, casi se da de bruces contra un grueso árbol empeñado en interponerse en su caminar ágil y resuelto, como corresponde a una lideresa de su nivel. Por suerte para ella lo esquivó en el último momento, anteponiendo las manos a la cara y evitando males mayores. La cuestión sigue siendo si ella, su partido, su presidente y los empresarios amigos saldrán igual de indemnes del caso más apestoso de corrupción política de este país. Un tropezón cualquiera lo da en la vida pero el “caso Bárcenas” no es un árbol en el camino que se pueda esquivar con facilidad sino un pozo al que aún no se le termina de ver el fondo.  

 

Recórtame más y más pero mucho más

Saltó la liebre: ya sabemos quién va a pagar el ajuste del déficit público español en los dos próximos años. Para no variar, volverán a ser las comunidades autónomas y los ayuntamientos mientras la Administración General del Estado sigue haciendo las cuentas de la abuela y reservándose la parte del león del déficit: lo ancho para mí y lo estrecho para ti. He visto raspas de sardina con más chicha que la que les va a quedar a la sanidad, la educación o los servicios sociales que prestan las autonomías cuando se ejecuten – y nunca mejor dicho – los nuevos recortes.

De las costillas de las comunidades autónomas quiere el Gobierno sacar otros 8.000 millones de euros, a razón de 4.000 el año que viene y otros tantos el siguiente, más unos 9.000 de los ayuntamientos entre los dos años. Eso es lo que dice la actualización del Plan de Estabilidad Fiscal y Financiera que acaba de remitir por correo urgente a Bruselas para que allí vuelvan a certificar lo aventajado que es Mariano Rajoy cumpliendo el déficit que se le impone y sin rechistar. 

Estas cuentas del Gran Capitán seguramente son obra de Montoro, el hombre que mejor resta en el Gobierno y el único que ve subir los salarios cuando todos los vemos bajar. Visionario que nos ha salido este ministro que las aulas universitarias se están perdiendo mientras él nos lleva a todos por el camino de la amargura.

Prevé el Gobierno para el año que viene un recorte en los gastos de unos 2.000 millones de euros a costa de gastos corrientes en “bienes y servicios” de las autonomías, dice. Para no ser menos, también el Gobierno central pone su pequeño granito de arena y estima que aliviará a los pensionistas del peso en sus bolsillos de unos 1.500 millones de euros con la aplicación de esa exótica fórmula de revalorización que se ha sacado de la manga y que en realidad es de depreciación de las pensiones.

Por la vía de los ingresos confía en obtener otros 2.000 millones mediante la modulación – hermosa palabra – del tramo autonómico de los impuestos. En cristiano y para entendernos: subiendo los impuestos en los respectivos territorios autónomos hasta donde les permita la ley. Si no fuera patético resultaría chusco que el Gobierno del PP le pida a las autonomías que suban los impuestos cuando algunas en las que también gobierna como Galicia o Extremadura acaban de bajarlos, aunque no sea más que simbólicamente.

Esto en 2014 ya que para 2015 nadie sabe todavía de dónde saldrán los otros 4.000 millones de euros que el Gobierno espera rebañar vía gastos o vía ingresos – más de los primeros que de los segundos, eso seguro – para cumplir la sagrada promesa de cumplir el déficit. De lo que ocurrirá con el IRPF en 2015 nada dice la misiva enviada a Bruselas a pesar de que Rajoy anunció urbi et orbe en septiembre que habría rebaja después de prorrogar la subida. O veremos la surrealista situación de que Rajoy baja el IRPF mientras las autonomías lo tienen que subir – o, lo que es más probable – todo el mundo lo subirá por mucho que el presidente pierda esa baza electoral en la que seguramente tendrá puestas muchas esperanzas. De locos.

Esto es lo que hay: un nuevo tijeretazo a las comunidades autónomas y a los empobrecidos ayuntamientos al mismo tiempo que se retrasa a mediados del año que viene la negociación de la financiación autonómica que piden todos con impaciencia, hasta los barones del PP, y a los municipios se les receta aceite de ricino a través de la reforma de la administración local.

Ahora bien, que no cunda el pánico: tenemos sobre la mesa los “Presupuestos de la recuperación”, Rajoy “certificó” el otro día que “España ha dejado atrás la recesión” y para colmo de bienes, Botín dice en Nueva York que el país “vive un momento fantástico porque llega dinero de todas partes”. Albricias y cantemos todos a coro aquello de “recórtame más y más pero mucho más”.

La rotonda de Alhendín

He visto plenos del Congreso de los Diputados con menos políticos en sus escaños que los que reunió la multitudinaria inauguración de una rotonda en el pueblo granadino de Alhendín. Catorce políticos, ni uno más ni uno menos, se dieron cita en una soleada mañana reciente para inmortalizar el histórico momento. Lo ignoro, pero no descarto que el día  de ayer haya pasado a formar parte del calendario festivo del pueblo. Es lo menos que se merece.

Observen bien la foto: son tantos los políticos inauguradores y tan chica la rotonda que uno de ellos tuvo que posar incluso debajo de una señal de tráfico medio tapado por otros dos colegas. Más no importa, ahí está él ladeando un poco la cabeza y sonriendo a la cámara como el resto de estos próceres, a los que ya están tardando en bautizar unas cuantas calles con sus nombres, si es que el pueblo tiene calles para tanta gente, que lo dudo. El primero por la derecha de la foto tuvo además la mala suerte de que le tocara colocarse junto a la señal de la glorieta, produciendo el extraño efecto de que son sus pensamientos los que dan vueltas en una especie de bucle eterno: “¿pero qué rayos hago yo aquí junto a una señal de tráfico en una rotonda de dos por dos y junto a un bloque de hormigón?”

No los identifico, pero cuentan las crónicas que en el histórico acontecimiento se dieron cita el alcalde de Alhendín, cinco concejales, la vicepresidenta y el vicepresidente de la Diputación de Granada, tres diputados provinciales y hasta el portavoz de la Diputación. Muchos de ellos de traje y corbata y otros de sport, pero todos ellos, según las informaciones periodísticas, militantes del PP, el mismo partido que se propone implantar a toda costa la austeridad fiscal en los derrochadores ayuntamientos españoles a través de su reforma local.

Alguna cosa más llama la atención de esta foto. Fíjense en que varios de ellos no tuvieron más remedio que posar sobre el césped de la rotonda, echando a perder así el trabajo de los empleados municipales desde el primer día. Sin embargo no es ese detalle el más llamativo, sino el hecho de que en una rotonda que – según dicen sus responsables promotores – va a resolver “algunas retenciones” que se producen en la zona, no se ve un solo coche, tal vez porque los conductores estaban sobreaviso y decidieron tomar una ruta alternativa. Sin embargo, habría quedado mucho más aparente y habría causado menos asombro si en la foto apareciera un buen atasco con conductores jurando en arameo. Mejor aún: un topetazo con un par de coches despanzurrados habría contribuido mucho a atenuar el surrealismo político que desprende la imagen.

Y otro detalle muy importante también falta: la rotonda no tiene estatua ni fuente ni escultura ni flores ni nada que la “decore” como se merece una obra pública de esta importancia; sólo políticos de un extremo a otro de la glorieta. Olvido imperdonable que habrá que corregir cuanto antes y fijar ya fecha para una segunda inauguración tan vistosa y multitudinaria como la de la foto. ¡Ah, y con banda de música, por favor!

Cuando Ana Pastor se cayó del caballo

Cuenta la Biblia (Hechos de los Apóstoles, 9:1-18) que dirigiéndose San Pablo a Damasco para perseguir a los cristianos, una intensa luz hizo que cayera del caballo y perdiera la visión. Ya en Damasco, Ananías le impuso las manos en nombre de Jesucristo y Pablo no sólo volvió a ver sino que se bautizó en el acto. Salvando todas las distancias temporales y circunstanciales, algo parecido debe de haberle pasado a la ministra de Fomento, Ana Pastor, y su anuncio de rebajar las tasas aeroportuarias en España en beneficio de un mayor trasiego de pasajeros por los aeropuertos de este país, en algunos de los cuales aún no ha aterrizado un solo avión.

Después de dos años asegurando y jurando que unas tasas más baratas no implican un mayor número de pasajeros, Pastor ha visto la luz. Probablemente la conversión le ha sobrevenido en la inmensa y desangelada T-4 del madrileño aeropuerto de Barajas, esa que cuando los viajeros tienen que recorrer de punta a punta inmediatamente se rebajan de dieta, bicicleta y footing durante dos semanas. Seguramente fue cuando estaba a punto de tomar un vuelo a algún lugar de sus dominios continentales o de ultramar, caso de Canarias.

Al ver aquel deprimente espectáculo de inacabables pasillos vacíos, advirtió la ministra el mismo resplandor cegador que San Pablo camino de Damasco y, por unos momentos, quedó deslumbrada. La intensidad de la luz fue tal que Pastor hasta olvidó como por ensalmo lo que ella o su compañero de gabinete José Manuel Soria habían dicho durante meses sobre lo inútil y perverso que es para la sagrada competencia rebajar las tasas para atraer más viajeros. De este modo, Pastor ha pasado a convertirse en una ferviente creyente de esta nueva verdad revelada expresada en una frase que quedará para la posteridad: las tasas baratas son la solución para atraer visitantes a España y para mejorar la movilidad de los españoles.

Dice también la Biblia que, tras caer del caballo, Pablo escuchó la voz de Dios preguntándole por qué le perseguía. Ignoro si Ana Pastor escuchó voces durante su conversión aérea en la T-4 de Barajas pero es muy probable. Por ejemplo, las de los empresarios madrileños, alarmados ante la caída del turismo en la Villa y Corte; o la de los máximos responsables de la comunidad autónoma, para los que de ningún modo se puede permitir la afrenta de que Barajas y los 6.000 millones de euros enterrados en su T-4 tenga menos pasajeros que el Prat de Barcelona, sobre todo ahora que va camino de convertirse en el aeropuerto de la capital del “nuevo Estado de Europa”.

Sin duda, en la conversión de la ministra a la fe en las tasas bajas han debido de pesar mucho más estas voces que las que, lejanas pero claras, llevaban también meses escuchándose en un lugar muy apartado del continente europeo llamado Canarias y a las que hasta ahora o no se les prestaba atención o se despachaba con desdén y acusaciones de victimismo. Claro que en Canarias el PP no gobierna y sí lo hace en Madrid, lo que explica por qué unas voces se escuchan y atienden con prontitud mientras otras se ignoran y ridiculizan.
 
Con todo, para unos está por ver que con tasas más bajas vengan más turistas a Barajas y a otros aeropuertos como los de ese lejano lugar llamado Canarias y si no es incluso un error enrojecer aún más los ya encendidos números rojos de AENA, que terminaremos pagando todos para que al final la empresa pública ya saneada termine en las manos del mejor postor; otros, en cambio, no albergan ninguna duda de que con tasas más bajas se recuperará el tráfico aéreo y el tránsito de pasajeros y hasta puede que AENA salga ganando.

Eso lo dirá el tiempo, aunque la experiencia previa a la portentosa conversión de la ministra demuestra que si no es la panácea sí ayuda al menos a que las compañías aéreas se animen a abrir nuevas rutas. Pero tal vez todo eso pueda considerarse incluso secundario ante la prodigiosa conversión de Ana Pastor, digna por méritos propios de engrosar el Gran Libro de las Conversiones de la Era Rajoy, ya plagado de no menos sobrenaturales caídas del caballo.