La respuesta está en el viento

El experto en la energía del hidrógeno Yeremy Rifkin afirmó hace algún tiempo que "Canarias es la Arabia Saudí de las energías renovables". Tal vez quiso decir que lo podría llegar a ser, pero cada vez parece más lejano el objetivo. 

El Gobierno de Canarias sigue aspirando a cumplir el Plan Energético de Canarias en el que se establece que en 2015 el 30% de la energía que se genere en las Islas debe proceder de fuentes limpias. Estamos a tres años de esa fecha y sólo se cubre el 6%, muy lejos de las cifras de Navarra, por ejemplo, en donde ya se supera el 20%. 

El decreto del ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, en el que se pone fin temporalmente a las ayudas públicas para nuevas instalaciones de renovables hará que el objetivo se convierta prácticamente en utópico. Además de los efectos sobre el empleo que este sector genera en Canarias (las empresas calculan que se perderán unos 5.000 puestos de trabajo) y sobre las emisiones contaminantes a la atmósfera, dejará en papel mojado el concurso eólico.

Y no es la primera vez: recordemos que el primer concurso eólico hubo de anularse por los presuntos delitos (aún por enjuiciar) de cargos públicos del PP. Aseguran ahora en el PP canario que el ministro prepara un segundo decreto que recogerá las excepcionalidades canarias. 

Habrá que verlo para conocer hasta dónde llega el " trato excepcional", pero no es ocioso preguntarse si el ministro no pudo incluirlo en el primer decreto que cierra el grifo de las ayudas públicas a las energías limpias. Por ahora, la respuesta está en el viento o, tal vez, en el "mucho y buen petróleo" que, según Soria, hay en aguas de Canarias.   

Botín for president

Dice Botín, presidente del Banco Santander, que no son los bancos los culpables de esta crisis ¡qué va!. Son los políticos, esos señores y señoras que se nos aparecen a toda hora diciendo una cosa y haciendo la contraria y a los que los ignorantes ciudadanos de a pie nos empeñamos en votar una y otra vez sin comprender que no sirven para nada. 

 
Cómo van a ser los bancos los culpables si no fueron ellos los que inventaron las subprimes; tampoco son los responsables de haber hinchado la burbuja inmobiliaria de la que ahora quieren salir por la vía de cerrar a cal y canto el crédito a familias y empresas; no fueron los bancos los que concedieron hipotecas por el cien por cien del valor de la vivienda a pagar en cómodos plazos de 40 ó 50 años; tampoco ofrecieron crédito para los muebles, el coche y las vacaciones; ni los que aplican sin piedad la "cláusula suelo" a las hipotecas y las ejecutan con la misma inmisericordia; tampoco son los bancos – ¿a quién se le ocurre pensarlo ? – los que reciben dinero a mansalva del Banco Central Europeo a un cómodo interés del 1% y luego lo invierten en deuda pública al 3,5%, ni los que no paran de subir las comisiones para enjugar sus maltrecho balance intoxicados de ladrillos. Y por supuesto, el dinero que han recibido para que no se derrumbaran tampoco ha salido de nuestros bolsillos. 

Los bancos – convenzámonos – son unos angelitos, unas hermanitas de la Caridad que sólo buscan nuestro bien y prosperidad. ¿Por qué nos empeñamos en zaherir, poner de chupa de dómine y convertir a estas ONGs en el chivo expiatorio de la situación? Miremos a los políticos, ellos son los únicos responsables de todo los que nos pasa. Y no digo yo que no tengan también su parte de responsabilidad, pero precisamente por no haber atado corto a las entidades financieras cuando aún estaban a tiempo, por desregular los mercados y por la promiscuidad de sus relaciones con la banca.

Ahora, sin embargo, ya es tarde. Pongamos a Botín de presidente – en Grecia y en Italia ya han puesto a sendos banquero a resolver la crisis – con la condición, eso sí, de que mantenga a Luis de Guindos – ex de Lheman Brothers – en una supercartera llamada "La Banca siempre gana".