Ahora sí que estamos jodidos

Anda el país hecho unos zorros y eso se nota en el ánimo del personal, que atesora los euros ante el feo panorama. Se alimenta así un círculo vicioso de paro, bajo consumo, falta de crédito e inversión y más paro. El listado de problemas es interminable, mientras que el de soluciones que no sigan castigando a las clases populares y salvándole el pellejo a los que más tienen permanece en blanco impoluto.

Con todo, los españoles hacemos de tripas corazón y, aunque cada vez más cabreados, tiramos cómo podemos sin esperar de nuestros gobernantes – sabemos lo que hay que hacer y lo vamos a hacer - más que nuevos ataques a derechos que costó mucho tiempo y luchas conquistar.

Sin embargo, lo que más preocupa en estos momentos a una gran parte del país no es que el paro haya vuelto a subir en agosto, que las cuentas de la Seguridad Social estén a un paso de entrar en números rojos a pesar de las engañosas previsiones del Gobierno o que cuatro de cada diez parados canarios no reciban ya ningún tipo de prestación por su condición de desempleados. Todo ello después de que se nos vendiera la desequilibrada e injusta reforma del mercado laboral como la panacea para crear empleo.

Con ser muy grave, tampoco es lo que más quita el sueño que los inmigrantes en situación administrativa irregular se hayan quedado sin cobertura sanitaria pública gracias a una medida clasista, orientada únicamente a satisfacer el ala ideológica más rancia de la derecha y puesta en marcha, además, de la manera más chapucera que cabía imaginar. 

Se habla mucho también de las 400 medicamentos que se han quedado sin financiación pública o del repago sanitario que se ceba con los pensionistas.Tema que también es motivo de todo tipo de preocupados comentarios es la certeza de que al rescate de la banca – ¡la banca siempre en lugar prioritario! - le seguirá en las próximas semanas otro del país entero con lo que eso va a suponer en términos de nuevos y demoledores ataques a lo que va quedando en pie del maltrecho estado del bienestar.

En esa línea, alarman también los planes para cargarse la educación pública por la vía de eliminar plazas docentes, recortar becas y subvenciones, imponer los contenidos por los que suspira la ultramontana derecha católica, financiar con dinero de todos a los centros concertados que apliquen la educación segregada por sexos y, de guinda, reponer las corridas de toros en la televisión pública.

Todos estos asuntos y muchos otros que podrían mencionarse aquí preocupan y amargan incluso el día a día de millones de españoles. Pero lo que de verdad tiene al país en estado catatónico desde hace unos días, con todos los medios de comunicación haciendo cabalas y barajando hipótesis, es que un señor llamado Cristiano Ronaldo, tipo de insufrible chulería que se embolsa unos 2 millones de euros al mes por darle patadas a una pelota, está triste.

¡Ahora sí que estamos jodidos de verdad!

Y el séptimo descansó

Trabajan poco los griegos y así va el país: Olimpo abajo y sin frenos. Han sido siempre más partidarios de la pluma que de la espada y a la vista están las consecuencias. Es verdad que en sus buenos tiempos se dieron de garrotazos, se expandieron por el Mediterráneo fundando colonias, la armaron en Troya y hasta un tipo llamado Alejandro se empecinó en conquistar medio mundo y no paró hasta que lo consiguió.

Sin embargo, a nadie se le oculta que siempre han sido más dados a actividades poco productivas como la filosofía, la historia, el teatro, la poesía, la astronomía, las matemáticas, la escultura o la arquitectura. Incluso se atrevieron a inventar la democracia, con los terribles problemas que eso le ha venido generando a la Humanidad hasta la fecha presente. ¿Qué país puede prosperar económicamente con semejante caterva de indolentes ciudadanos? ¿Cómo es posible que crezca la economía de un país si no tiene bancos y banqueros que generen riqueza y empleo para todos?

Quién sabe, pero tal vez les habría ido mejor si hubiesen actuado como algunos de sus vecinos, hubiesen habitado en inmundas chozas y se hubiesen cubierto las vergüenzas con taparrabos de piel de oso. Y si además hubiesen invadido algunos países próximos y cometido una escabechina histórica, a lo mejor serían mucho más respetados y tenidos en cuenta. Pero así se escribe la historia y hoy los griegos tienen que aceptar de nuevo las órdenes de quienes ya les han hecho la vida imposible en alguna que otra ocasión.

El Divino Triunvirato Mercantil formado por la UE, el BCE y el FMI, que de la historia antigua lo único que conoce y admira es el incendio de Roma, ha dicho que los griegos tienen que trabajar no cinco, sino seis días a la semana. Los griegos son ya los que más trabajan de toda la Unión Europea pero no es suficiente para sacar al país de la crisis y ponerlo en la senda del crecimiento. Además, quiere el Divino Triunvirato Mercantil que el coste del despido se quede, como mucho en la mitad y, si acaso, un agradecimiento por los servicios prestados y si te he visto no me acuerdo.

Son dos soluciones que sólo pueden calificarse de divinas: no hay mejor manera de luchar contra el paro que haciendo trabajar más a los que tienen empleo en lugar de repartir el poco trabajo que hay con los que no tienen curro. Y lo de abaratar el despido sólo puede calificarse de genialidad divina a la vista de los magníficos resultados que está teniendo esa misma medida en países como España.

Aunque no hay nada decidido, se comenta que en la próxima negociación de un nuevo rescate a Grecia se abordará la posibilidad de incluir en el préstamo unos cuantos millones de látigos de siete colas para garantizar el cumplimiento de estos compromisos.

Lo que sí se descarta por ahora es establecer la semana laboral de siete días o el año laboral de 365 días, 366 si es bisiesto. Los griegos podrán seguir disponiendo de al menos un día a la semana para agradecer como se merece la generosidad que derrama sobre ellos el Divino Triunvirato Mercantil.

Los niños con los niños

Desconectas unos días y a la vuelta te encuentras el país ardiendo por los cuatro costados figurada y literalmente. Mientras, los políticos se lanzan los hidroaviones a la cabeza y el jefe del negociado de incendios se va a los toros con el rey que caza elefantes en África. Todo muy ecológico. 

En lo económico, el rescate acecha como el gato al ratón agotado a la vez que Soria y Montoro se dan de calambrazos por un quítame allá esos impuestos a las renovables, no se vayan a molestar en Abengoa.

La ministra de la poca sanidad pública que nos va quedando nos endilga el copago, elimina la financiación pública de más de 400 fármacos y, de propina, expulsa del sistema a los pobres desgraciados que tengan la mala fortuna de encontrarse en España sin los papeles en regla. Todo ello sin considerar las consecuencias para la salud pública y, por supuesto, sin el más mínimo atisbo de humanidad. 

En justicia, el responsable del ramo le da un repaso a la ley del aborto que la deja a la altura de los tiempos en los que había que abortar en Londres – quienes tuvieran posibles - o en algún tugurio de mala muerte – y nunca mejor dicho – quienes no. 

Y, por fin, en educación tenemos a un ministro ferviente partidario de los niños con los niños y las niñas con las niñas que cantaba Esteso allá por el casposo Pleistoceno del franquismo agonizante. El Tribunal Supremo ha sentenciado que no es legal dar dinero público a los centros educativos concertados que separen a sus alumnos por sexo. 

Pero como el ministro es un hombre de arraigados principios, lo primero que ha dicho es que cambiará la ley para que eso sea posible. Parafraseando a Groucho Marx, podríamos decir: esta es la ley, si me gusta la cumplo y, si no, la cambio, que para eso soy ministro y mi Gobierno tiene mayoría absoluta.  En realidad, no sé para qué se toma tantas molestias y no hace como su correligionaria, la lidereza Aguirre, que ya ha dicho sin rodeos que la incumplirá y seguirá dándole dinero a los centros sexistas. Para esto sí hay dinero público, pero para atender a los inmigrantes sin papeles, no.

Aplaude con las orejas la rancia derecha católica – perdón por la triple redundancia – que sigue obsesionada con todo lo que tenga que ver con la sexualidad. Le preocupa que pibes y pibas con los picores propios de la edad compartan aula y optan por evitar la tentación que lleva al pecado. Argumenta que el dinero público que reciben esos centros no es una subvención, sino la garantía de que los padres pueden elegir la enseñanza de sus hijos ¡Tócate los lápices de colores! 

¿Qué será lo próximo: la regla de madera y las orejas de burro? ¿Volverán las oscuras sotanas las aulas a dominar? ¿Quién dijo que el PP no tenía programa?

Músicas para una vida - Respect

Según Wikipedia, Aretha Franklin es conocida como "Lady Soul" y "The Queen of the Soul"; dice también que es una de las artistas más influyentes en la música contemporánea según la revista Rolling Stone y recuerda que siempre se manifestó a favor de los derechos civiles de los negros en Estados Unidos. Ya anda por los 70 años pero sigue dando guerra, como cuando cantaba este "Respect" allá por los 60.....

 

LO QUE TÚ QUIERES, BABY, YO LO TENGO
LO QUE TÚ NECESITAS TÚ SABES QUE LO TENGO
TODO LO QUE PIDO ES UN POCO DE RESPETO
(SÓLO UN POQUITO) CUANDO LLEGAS A CASA
(SÓLO UN POQUITO) HEY, BABY (SÓLO UN POQUITO)
CUANDO LLEGAS A CASA (SÓLO UN POQUITO) SEÑOR.

NO TE PONDRÉ LOS CUERNOS MIENTRAS NO ESTÁS
NO TE PONDRÉ LOS CUERNOS PORQUE NO QUIERO
TODO LO QUE PIDO ES UN POCO DE RESPETO CUANDO LLEGAS A CASA
(SÓLO UN POQUITO) BABY (SÓLO UN POQUITO)
CUANDO LLEGAS A CASA (SÓLO UN POQUITO) YEAH.

YO TE DOY TODO MI DINERO
Y TODO LO QUE PIDO A CAMBIO, CARIÑO
ES QUE ME DES MIS BENEFICIOS CUANDO VUELVES A CASA
(SÓLO SÓLO SÓLO) YEAH, BABY, CUANDO VUELVES A CASA.

(SÓLO UN POQUITO) YEAH (SÓLO UN POQUITO)

HOOO, TUS BESOS SON MÁS DULCES QUE LA MIEL Y ADIVINA,
ASÍ TAMBIÉN ES MI DINERO
TODO LO QUE TE PIDO ES QUE ME LO DES CUANDO LLEGAS A CASA
(RE RE RES PETO) YEAH BABY, MUÉVETE HACIA MÍ
(SÓLO UN POQUITO) CUANDO LLEGAS A CASA (SÓLO UN POQUITO)

R-E-S-P-E-T-O ADIVINA LO QUE SIGNIFICA PARA MÍ
R-E-S-P-E-T-O SACA EL TCP OHHH (LÁNZAMELO)

UN POCO DE RESPETO OH YEAH (SÓLO UN POQUITO)
UN POCO DE RESPETO (SÓLO UN POQUITO)


Músicas para una vida - Me and Bobby McGee

Aligeremos las penas de la semana con la voz desgarrada de Janis Joplin, cantante estadounidense que murió con sólo 27 años víctima, según la versión oficial, de una sobredosis de heroína.  Joplin fue uno de los grandes iconos de la contracultura de la década de los 60 en Estados Unidos y en el recuerdo nos queda una canción que es reflejo de aquella época.....




La culpa la tienes tú


La prima de riesgo campa a sus anchas y hoy se ha puesto por encima de los 600 puntos: otro máximo histórico que, a buen seguro, no será el último. El interés del bono a diez años vuelve a rebasar el interés del 7%, la bolsa se pega el mayor batacazo de los últimos dos años y hasta la comunidad valenciana de los Camps, Fabra y demás familia ha tenido que pedir el rescate porque no puede pagar sus deudas.

A pesar de todos los tijeretazos habidos y por haber, las mentiras, las medias verdades y la chulería dentro y allende nuestras fronteras, la situación de España, la de Grecia o la de Portugal se parecen cada vez más hasta el punto de que se confunden. ¿Estamos “rescatados”? ¿No, pero cómo si lo estuviéramos gracias a la delictiva gestión de nuestros banqueros a los que ahora hay que salvarles el culo después de que nos sodomizaran a placer? ¿Lo peor está por venir?

Nadie sabe nada. Lo único que sabe el Gobierno es echarle la culpa a otros: a la herencia socialista, a la incertidumbre económica global y ahora ¡a la desconfianza internacional en el euro! Es lo que han dicho hoy sin despeinarse la vicepresidenta del Gobierno y el sonriente ministro de Hacienda - ¿qué le hace tanta gracia, señor Montoro? - para justificar que el más brutal paquete de recortes de la democracia – aprobado en solitario por el PP y contestado en la calle por decenas de miles de ciudadanos más que hartos - solo haya servido para empeorar la situación más de lo que ya estaba.

¿Se acuerdan de cuando Zapatero culpaba de los problemas de España a la situación económica internacional y a los mercados? ¿Y se acuerdan de lo que entonces decía Mariano Rajoy?

 ¿Se lo aplicará a sí mismo?

Arde sobre quemado


O llueve sobre mojado, como prefieran. Lo ocurrido esta semana con los incendios en Canarias pone una vez más de manifiesto que el ser humano es el único animal capaz de tropezar, no una ni dos, sino muchas veces con el mismo fuego o con el mismo temporal; parece como si estuviéramos ante hechos nunca antes vistos y, por tanto, de imposible previsión. 

Ahora que el esfuerzo sobrehumano y admirable de centenares de personas ha permitido que el fuego declarado en La Palma este en vías de extinción y el de Tenerife se encamine a su control después de afectar al 1% de la masa arbórea de la isla, proceden algunas reflexiones sobre este asunto.

La sabiduría popular afirma que “los incendios se apagan en invierno”, lo que nos remite ni más ni menos que a la prevención, la única manera de evitar en un alto porcentaje la posibilidad de que se produzcan. Si eso ocurre – porque nunca es posible descartar por completo la negligente o criminal mano del ser humano o las meras causas naturales – una labor preventiva siempre es un tanto a favor de una intervención más rápida y eficaz. 

Prevenir implica, entre otras cosas, impedir que los montes acumulen toda suerte de maleza, el combustible ideal en un incendio. Hasta no hace mucho tiempo, las labores agrícolas tradicionales mantenían el monte en perfecto estado de revista prácticamente sin coste alguno para el erario público. Ahora que los profundos cambios socioeconómicos han relegado esas actividades al olvido y ya no están ni los pastores ni los agricultores para cuidar los montes, la única alternativa que queda es sustituir su ausencia con un mayor y más eficiente gasto público en prevención, medios y educación ambiental.

Sé que la idea es una auténtica herejía en estos tiempos en los que prima el masoquismo de los recortes, pero no creo que haya otra capaz de evitar la creciente frecuencia con la que sufrimos en Canarias devastadores incendios forestales que arrasan en pocas horas con la creación sabia y paciente de la Naturaleza. 

Prevenir significa contratar personal para que, entre otras cosas, abra cortafuegos, limpie caminos y elimine malezas de nuestros bosques; prevenir es contar con los suficientes medios materiales y humanos para atender con rapidez y eficacia complicadas situaciones como la de esta semana, con dos pavorosos incendios en dos islas distintas a punto de provocar un conato de rebeldía entre municipios e islas porque los medios actuaban antes en otro municipio o en otra isla.

También es prevenir tomarse muy en serio la educación medioambiental de la población, empezando por los más jóvenes, pero sin olvidar a nuestros entrañables domingueros de merienda campestre y reguero de latas, botellas, bolsas de plástico y toda suerte de desperdicios. Sobre ellos hay que hacer recaer – como sobre los pirómanos – todo el peso de la ley y, si ésta no se considera suficientemente dura, endurecerla más; y prevenir es también que quienes aún tienen la suerte de conservar huertas y fincas las limpien o, en su caso, sean obligados a limpiarlas bajo advertencia de sanción. 

En esta línea, las normas medioambientales deben ser tan flexibles como claras para permitir las actividades tradicionales que aún se conserven y no representen riesgos medioambientales y perseguir hasta las últimas consecuencias las que lo supongan. 

Iniciado el incendio ya sólo cabe escuchar a los técnicos hablando de temperaturas, viento y topografía – factores sobre los que poco o nada puede influir el ser humano – y, por supuesto, ver sobre el terreno a los responsables políticos de turno con un desolador paisaje de telón de fondo.

La política es – entre otras cosas – determinar cuáles son las prioridades a las que se dedican los recursos de los contribuyentes que, a su vez, poseen la última palabra sobre si la elección de esas prioridades es la adecuada y – ojo – sobre el coste social y económico que se está dispuesto a asumir para ponerlas en práctica.

¿Aprenderemos la lección o volveremos a tropezar contra el mismo incendio?

Andrea Fabra: la revelación del PP


Se llama Andrea Fabra – de los Fabra de toda la vida, ya saben – y es diputada castellonense del PP, partido en el que milita desde los tiernos 18 años. De raza le debe venir porque su padre es Carlos Fabra, dirigente cuasi vitalicio del PP de Castellón con un gusto sospechoso por las gafas ahumadas propias de los capos mafiosos de serie B. Entre los grandes logros del progenitor figuran la construcción de un aeropuerto para que paseen las personas y sacarse la lotería todos los años.

Que esté imputado por cohecho, tráfico de influencias y fraude fiscal es algo que no le inquieta lo más mínimo. A la sombra de tan augusto personaje, Andrea Fabra pasó por la universidad – las malas lenguas dicen que es dudoso que la universidad pasara por ella, pero eso es irrelevante – y se licenció en Derecho.

A los 25 años ya era asesora parlamentaria de su paisano Juan Costa, entonces secretario de Estado de Hacienda en el Gobierno de Aznar, y, a la sazón, hermano de Ricardo, el gimoteante ex secretario del PP valenciano conocido por un gusto exquisito en la elección de sus trajes. Es un misterio aún sin desvelar qué pudo influir, pero lo cierto es que Andrea dio pronto el salto al sector privado como gerente de Relaciones Internacionales de Telefónica. Claro que eso no le hizo perder el contacto con la política, por la que siente una gran pasión mamada en su familia durante generaciones.

Así que en 2000 accedió a la ejecutiva del PP de Castellón que – miren por dónde – presidía su egregio padre. Y ahí sigue desempeñando la responsabilidad que más se adapta a su perfil de persona comprometida y sensible ante los problemas sociales: secretaria ejecutiva de Acción Social que ha compaginado con el mismo puesto en el PP de la comunidad valenciana.

El salto a la política nacional lo dio de la mano de otra cima del PP valenciano, Francisco Camps, muy conocido y reconocido también por su cuidado atuendo y por el que ha sido interrogado con reiteración hasta por jueces, fiscales y abogados, personajes todos ellos de pésimo gusto en el vestir, como es sabido. Fue él, Camps, quien la designó senadora por la Comunidad Autónoma antes de que en las elecciones de 2008 obtuviera un escaño por Castellón que renovó en 2011.


Claro que la vida de una persona como ella entregada al servicio de los demás no suele ser un camino de rosas: siempre hay envidiosos y calumniadores dispuestos a desacreditar el esfuerzo, la constancia y la honradez. La malvada administración de Hacienda decidió investigarla en 2007 por orden del juez instructor del “caso Fabra” - sí, en efecto, el que no le quita el sueño a su padre porque se siente absuelto por el pueblo, porque Mariano Rajoy recompensó sus servicios públicos llamándole ciudadano ejemplar y Francisco Camps dijo que Castellón tenía mucha suerte de contar con él, aunque tal vez debió decir que Fabra tenía mucha suerte de contar con Castellón.

Pero volviendo a Andreíta, este retoño político llamado a escribir grandes páginas en las historia pública del país, es en la actualidad la portavoz de su partido en la Comisión de Sanidad y Servicios Sociales del Congreso de los Diputados, cargo que le viene como anillo al dedo – por cierto, su marido José Güemes es el ex consejero de Sanidad de Esperanza Aguirre, otro pepero de postín para que todo quede en familia.

Lo que no conocíamos bien hasta ahora era su fina capacidad oratoria y el verdadero ideario político de Andrea Fabra; sin embargo ella ha tenido a bien hacerlo público - y a gritos - en el Congreso de los Diputados, la tribuna ideal para dejar constancia en el Diario de Sesiones de los discursos públicos que deberían estudiar a partir de ahora los escolares en Eduación Cívica y Constitucional.

La revelación se produjo cuando Mariano Rajoy dejó caer el miércoles un nuevo hachazo, en esta ocasión sobre la prestación que reciben los parados: ¡que se jodan!, grito Andrea desde su escaño, con una concisión y una claridad de ideas nunca hasta ahora oídas en la Cámara. ¿Qué político actual es capaz de exponer su ideario en diez letras y tres palabras con tanta transparencia, contundencia y enjundia? No cabe duda: a Andrea Fabra le espera un gran futuro en el PP.

Y Rajoy cogió su serrucho


Como un jabato de los recortes o un león de los ajustes, el presidente del Gobierno ha cogido hoy su serrucho y se ha ido al Congreso de los Diputados para pegarle otro buen corte a lo poco que iba quedando de cosas como la prestación por desempleo, el poder adquisitivo de los apaleados funcionarios o el moribundo consumo. Ha sido un streeptease político e ideológico en toda regla, hasta el punto de que, a su lado, el que protagonizó Zapatero aquel fatídico 12 de mayo de 2010 no pasa de un melindroso destape del que apenas pudo verse un poco más allá del tobillo. 

Pero Rajoy, aunque en la mayoría de las ocasiones no se sepa si sube o baja si viene o si va, no se ha andado esta vez con remilgos y ha mostrado con desparpajo y sin rubor cómo son sus verdaderas curvas económicas que, por otro lado, muchos ya adivinábamos: a los funcionarios y empleados públicos, esos haraganes que no dan palo al agua, los deja sin paga de Navidad para que pierdan la derrochadora afición por el don perignon y se pasen inmediatamente a el gaitero; a los parados, otra caterva de vividores del presupuesto público que si no trabajan es sencillamente porque no les da la gana, les serrucha la prestación a partir del sexto mes para “incentivar la búsqueda de empleo”, dice. 

Del Gobierno de Zapatero dijo nuestro hombre del serrucho que quería subirle el IVA hasta a las “chuches” y él acaba de anunciar hoy que eleva tres puntos el tipo general y dos el reducido, medida como se sabe ideal para que la gente se anime a comprar, se reactive el consumo y las empresas puedan contratar a más trabajadores que atiendan la avalancha de pedidos que van a recibir nada más se ponga en vigor. 

No se vayan, que aún hay más: toquen madera porque nuestro presidente serruchador ha dicho hoy que también tiene intención de podar un poco más las mondas pensiones y meter en cintura a los viejos de este país que, encima de no producir nada, cuestan una pasta en medicamentos, dependencia y viajes del INSERSO. No lo dijo así el presidente pero se desprende de sus palabras que lo que se propone hacer es que la edad de jubilación se acerque lo más posible a la de la esperanza de vida. Así que a trabajar – si hay suerte – hasta la víspera del entierro. 

 Por lo demás, nuestro presidente se nos ha vuelto fervoroso ecologista a raíz de que en la reciente cumbre de Río+20 fuera presentado como primer ministro de las Islas Salomón y quiere implantar el “céntimo verde” sobre los combustibles. Me malicio que sigue los consejos de su famoso primo, aquel que hace unos años le dijo que no creyera en el cambio climático y ahora se debe haber convertido a la fe ecologista o, en su defecto, de José Manuel Soria, destacado defensor de las energías renovables como es público y notorio.

Su largo serrucho ha llegado también a los ayuntamientos, en donde piensa mandar al paro a un tercio de los concejales y fijar el sueldo de los alcaldes: medidas de corte – y nunca mejor dicho – más bien populista aunque necesarias pero pensadas para mitigar en parte el malestar social con la llamada clase política. Eso sí: el corte no llegará a las diputaciones provinciales que – según el propio presidente ha reconocido – cuestan unos 6.000 millones de euros al año, casi lo mismo que el recorte en la sanidad pública.

El serruchazo de hoy lo ha justificado el presidente - ¿cómo no? - en la herencia recibida, otro manido tópico que, aún teniendo parte de verdad como todos los tópicos, intenta sin embargo ocultar inútilmente que todas las curvas de la economía española han enloquecido desde que él habita en La Moncloa: el paro, las previsiones de crecimiento, la prima de riesgo, el interés del bono....y todo ello pese a los mandobles que le ha propinado en los últimos seis meses a las relaciones laborales, a los impuestos, a la sanidad, a la educación o a los servicios sociales, justo todo lo contrario que dijo a los españoles que haría si llegaba al poder.

Pero no seamos crueles con nuestro rambo del serrucho porque, en honor a la verdad, no actúa sólo guiado por su convencimiento – que también - de que lo mejor para salir de un agujero es cavar con denuedo para hacerlo más profundo, sino como persona interpuesta de unos mercados que no están dispuestos a soltar la presa hasta no verla completamente abatida, un objetivo que cada vez están más cerca de alcanzar con el apoyo inestimable de este Gobierno. 


Así que no tiene ningún sentido ni lleva a ninguna parte recordar que estos recortes dejan en papel para envolver bocadillos de sardinas los Presupuestos Generales del Estado recién estrenados; ni que ante una enmienda a la totalidad de su propia política lo mejor que podría hacer el presidente es convocar elecciones cuanto antes después de haber mentido con absoluto descaro a los ciudadanos por mucho que ahora quiera escudarse en la herencia y en las nuevas circunstancias que le obligan a tomar decisiones que no me gustan pero no hay otro remedio – mentira sobre mentira porque sí hay alternativas y lo que en verdad no hay es voluntad política alguna de adoptarlas.
 
Con todo, el desnudo protagonizado hoy por Rajoy no ha sido completamente integral ya que – como es sabido - eso habría echado a perder la fuerza erótica del momento. Así que nos quedamos con las ganas de ver qué se esconde debajo de la lencería fina y porqué el largo serrucho de los recortes sigue sin llegar a las grandes fortunas, a los gastos de Defensa, a la Casa Real, a los defraudadores fiscales o a las entidades financieras. Tampoco hemos podido averiguar si hay alguna relación cabalística o de algún otro tipo entre el fajo de 65.000 millones de euros que Rajoy ha lucido hoy en el liguero de sus recortes y los 62.000 millones de rescate que necesitan los queridos bancos españoles. Lo dejamos a la imaginación de cada uno, que siempre tiene más morbo.

Después de su faena serruchadora de esta mañana, saludada con división de opiniones del respetable pero con el apoyo cerrado y efusivo de sus mayoritarios seguidores, Rajoy llevará estos serruchazos al Consejo de Ministros del viernes que – qué casualidad – presidirá el Rey. La Casa Real ha hecho un hueco en la apretada agenda del monarca para que no se pierda un momento de tanta trascendencia histórica para el país: los osos y elefantes pueden esperar; los serruchazos, no.

La crisis de los topicazos


Los españoles hemos aprendido economía en dos tardes porque a la fuerza ahorcan. En un curso acelerado sobre la crisis nos hemos graduado con sobresaliente en déficit, deuda pública y privada, paro, prima de riesgo, bono basura, rescate, recortes y ajustes. Palabrejas que no paramos de oír o leer en los medios de comunicación y que hasta forman parte ya de la conversación cotidiana de la gente, salvo cuando juega la Roja, claro.

No ha sido fácil, porque al mismo tiempo que no teníamos más remedio que engullir esa papilla indigesta de cifras y porcentajes para poder entender algo de lo que ocurría, hemos sido castigados con saña con toda una sarta de tópicos, frases manidas y latiguillos a cual más falso; y todo ello sin contar la lluvia de pronósticos, muchas veces contradictorios o elaborados pro domo sua, de sesudos economistas e instituciones nacionales e internacionales, pronósticos que valen para hoy pero no para mañana.

Ahora que se publican tantos libros del más variado pelaje e interés sobre la crisis, sus orígenes remotos o cercanos, sus síntomas, sus consecuencias y sus soluciones – lo que demuestra que hay parte de verdad en el tópico de que toda crisis es una oportunidad de negocio – echo en falta uno que describa la evolución económica de los últimos cuatro años basándose sólo en sus tópicos. Un buen comienzo sería el de los brotes verdes, aquellos tiernos retoños con que nuestros políticos nos quisieron hacer creer que lo peor de la crisis ha pasado y en unos meses volveremos a la senda del crecimiento y la creación de empleo. Pero los tímidos brotes verdes se agostaron sin llegar a nacer de verdad y pronto nos despertamos a la realidad culpándonos de haber vivido por encima de nuestras posibilidades, tópico manido y odioso donde los haya porque busca – y lo consigue – diluir las verdaderas culpas de esta crisis y hacernos a todos responsables por igual de su solución.

Consecuencia directa de haber vivido por encima de nuestras posibilidades es la necesidad de apretarse el cinturón y no gastar más de lo que se ingresa porque eso no hay economía que lo resista, ni la de las familias ni la de las administraciones públicas. Sabio tópico que borra de un plumazo el pilar más elemental de cualquier política económica que no esté sometida como la actual al burdo dictado de los mercados: jugar con un margen razonable de déficit para no estrangular el funcionamiento de la economía y atender a las necesidades del país.

Así las cosas y a la voz de ¡ar! de los mercados, nuestros políticos se han imbuido de un inquebrantable espíritu de cruzada contra el maldito déficit y se han entregado en cuerpo y alma a hacer los deberes que les imponen los mercados, aunque esto último no lo dicen habitualmente para no dar la impresión de que se han convertido en meros ventrílocuos económicos. En su lugar aseguran que España no es Grecia, que España no necesita un rescate, que la banca española es la más sólida del mundo y no necesita ser rescatada y que el Gobierno está trabajando para alejar el fantasma del rescate. ¡¡¡¡¡¡Uhhhhhh!!!!

De este modo y para disimular su falta de autonomía frente a los mercados y los organismos internacionales, revisten sus mensajes para el consumo masivo de tópicos falaces como las medidas que estamos tomando van en la buena dirección o estas medidas servirán para que vuelva a fluir el crédito, para que haya crecimiento y se genere empleo.

Cuando ese florido catálogo de tópicos no causa efecto porque los ciudadanos andan tan escaldados que no se creen absolutamente nada de lo que oyen o leen a propósito de la crisis – o en el mejor de los casos y con la razón que da la experiencia se malician justo lo contrario de lo que oyen - se echa mano del voluntarista catálogo de apelaciones patrióticas con tópicos como de esta crisis salimos entre todos o no salimos – que de nuevo diluye en toda la sociedad la responsabilidad en la crisis de una parte muy concreta de la misma - o España es un país sólido, un país importante y de esta crisis vamos a salir como hemos salido de otras mucho peores.

Y el último que apague la luz.

El banco malo


Sigue el Gobierno sin decidirse a crear un banco malo, una suerte de contenedor herméticamente cerrado en el que sea posible depositar las grandes cantidades de detritus malolientes que han generado las entidades financieras tras un consumo desaforado de ladrillos en mal estado. El objetivo último del invento sería evitarle a los banqueros causarles mala impresión a las visitas con unos bancos dando olor a pescado podrido o el bochorno que sufren cuando tienen que ir por esos mundos financieros sin Dios pidiendo préstamos y dejando a su paso un nauseabundo reguero de miasmas.

Con este tipo de excrementos pasa que nadie sabe muy bien qué hacer con ellos sin dar mala imagen o ensuciarse las manos en su manipulación. Así que los banqueros y el Gobierno fueron dejando pasar el tiempo y echaron mano de grandes cantidades de ambipur para enmascarar el mal olor que emergía de las sentinas de buenas parte de las entidades financieras de este país.


Sólo así puede entenderse que superaran con nota los estresantes exámenes a los que se sometieron y que todos - los bancos y el Gobierno - sacaran pecho y presumieran de lo fuerte y sólido que era nuestra sistema financiero. O eso, o los testeadores de turno hicieron su trabajo tapándose la nariz con una mano y haciendo los cálculos con la otra.

Y en esto llegó Bankia, paradigma de la magia financiera mundial o cómo hacer que dos cajas de ahorro de las que emanaba un denso tufo a perro muerto dieran dar lugar a un banco limpio y reluciente, capaz de enfrentarse incluso en la bolsa a los incrédulos mercados con los resultados ya conocidos. Era imposible y también aquí se recurrió al truco del ambipur, aunque ni con esas fue posible ocultar durante mucho tiempo el pestazo que emitía el engendro. La contaminación no ha tardado en alcanzar a otras entidades financieras y, ahí las tienen ustedes, rescatadas con dinero de los contribuyentes para que entre todos paguemos por sanear sus detritus.

Ahora, los políticos metidos a banqueros en Bankia calentarán banquillo - curiosa coincidencia etimológica - en la Audiencia Nacional para responder de acusaciones tan malolientes como estafa, apropiación indebida, delito contable, administración desleal y fraude.

Mientras, los mullidos butacones del Congreso de los Diputados seguirán fríos e impolutos al menos mientras dure el efecto ambipur que aplica el PP para intentar alejar el terrible olor a gato muerto que llega desde las alcantarillas del mundo financiero y del que ya está - lo quiera o no - indeleblemente impregnado.

Llegados a este punto, carece de sentido seguir dándole vueltas a la idea de crear un banco malo en España. Para qué, si ya tenemos uno bien grande y con experiencia en chapotear en la porquería de su propio chiquero.

A Merkel rogando y con el mazo dando


Ni siquiera esperó Rajoy a que bajara un poco el souflé de euforia y patriotismo generado por el triunfo de la Roja en la Eurocopa de fútbol para anunciarnos otra tanda de azotes económicos que, previsiblemente, adoptará cuando la mayor parte del país esté disfrutando de las vacaciones o pensando en ellas – quién sabe si las últimas para muchos.

Fiel a su estilo, no desveló ni una sola de esas medidas "valientes" que piensa tomar su Gobierno en los próximos meses para "el beneficio de todos". Sin embargo, dada la vasta experiencia acumulada en sus seis primeros meses en el poder, no es difícil pronosticar cuáles pueden ser y quiénes las van a sufrir: más recortes sociales, más impuestos, menos salarios y – en resumen – más sufrimientos para los de siempre, mientras los otros de siempre – las grandes rentas, los bancos y los defraudadores fiscales -  siguen exentos de cualquier obligación.

Exige además a las comunidades autónomas, en donde los recortes sanitarios, sociales y educativos impuestos por el Gobierno central y secundados sin mucha oposición por la mayoría de los ejecutivos autonómicos – véase la "insumisión" verbal de la consejera canaria de sanidad ante el copago -  han deteriorado los servicios básicos o amenazan con hacerlo en los próximos meses. Ese discurso machacón y sádico de Rajoy en España contrasta con sus jeremiadas ante la poderosa señora Merkel a la que no ha dejado de implorarle ayuda directa para los bancos y ante la que se ha quejado amargamente de lo que le cuesta al Estado español y a la banca financiarse en los mercados internacionales.

Ahora – además – nos sale Finlandia y Holanda amenazando con bloquear la inyección de 120.000 millones de euros anunciada a bombo y platillo en Roma por Merkel, Hollande, Monti y el propio Rajoy. En realidad, no creo que a Rajoy eso le quite el sueño: su verdadero política, la que se refleja en los temibles decretos ley con los que nos ha amargado el año y con los que nos piensa seguir azotando viernes tras viernes en una suerte de trágala político, parece ser la de hacer tabla rasa del estado del bienestar para levantar una nueva sociedad en la que los servicios públicos esenciales que lo definen y caracterizan pasen a ser mera beneficencia social.

Conviene por tanto no dejarse engañar por las ambiguas declaraciones del presidente en los foros internacionales y juzgar su política por lo que verdaderamente hace en España. Como dice la Biblia, por sus obras los conoceréis.

Es solo fútbol, pero me gusta


Hasta los que más se desgañitaron anoche con los goles y el triunfo de la selección española de fútbol en la Eurocopa saben que esa victoria no tendrá ningún efecto sobre la depauperada situación económica y social del país: ni hará que disminuya el paro y la exclusión social ni servirá para que se reviertan los injustos recortes laborales, educativos y sanitarios que nos han impuesto los mercados a través del Gobierno.

No es menos cierto también que todo colectivo social necesita de vías de escape a través de las cuales liberar las tensiones que una situación tan difícil como esta genera. El poder lo sabe y las utiliza a conciencia para desviar la atención de los ciudadanos de los problemas cotidianos y evitar de ese modo que la tensión acumulada, que es mucha, se vuelva contra él  panem y circenses lo llamaban los romanos.

Sin embargo, más allá del patrioterismo de mercadillo de cánticos tontorrones, banderitas, camisetas, gorritos y pinturas pueden extraerse algunas enseñanzas interesantes. La primera, el pelotazo de optimismo que ha supuesto para millones de ciudadanos la brillante victoria de la selección. En tiempos de zozobra como los actuales, en los que predominan las noticias malas, muy malas o peores, no es una cuestión menor poder reafirmar la pertenencia a un país que no es ese solar de vagos y gandules que otros quieren hacernos creer que es.

Esa explosión de jubilo que vive desde anoche todo el país – y ésta es para mi la enseñanza más interesante de este triunfo futbolístico aplicada a la actual situación de crisis económica – es el reconocimiento tal vez inconsciente a un equipo humano – en el más estricto sentido de la expresión – en el que los vanidosos ejercicios de divismo de cartón piedra, tan habituales en otras selecciones y en los equipos privados de fútbol, han sido sustituidos por el esfuerzo común y solidario de todos los integrantes del grupo, cada cual según sus capacidades.

Y si a alguien hay que atribuirle el mérito – además de al propio equipo – es a un seleccionador de sobriedad más espartana que castellana, que ha sido capaz de amalgamar a un conjunto de jugadores hijos de su padre y de su madre hasta convertirlo en un sueño colectivo hecho realidad.

El país puede mirarse en él con orgullo y, aunque no sirva de forma directa para superar la odiada crisis, sí vale al menos para aprender que sólo la sabia administración del esfuerzo colectivo exigiendo a cada cual según sus capacidades y circunstancias puede sacarnos de ella. Por eso, y aunque solo sea fútbol, me gusta.   

Sana, sana, culito de rana


No sé a qué viene tanto aspaviento con el medicamentazo anunciado por la ministra de Sanidad, Ana Mato, ahora que sabemos que hay un bombero en Praga que lleva viviendo cuatro meses sin corazón y – al menos por las fotos que se han publicado de él – parece más fresco que una rosa. Dice la ministra que dejando sin financiación pública una lista de 425 medicamentos de uso común se ahorrará el sistema más de 400 millones de euros. Y ofrece como alternativa recurrir a las tisanas y a los caldos de la abuela, siempre tan socorridos y de tan demostrada eficacia terapéutica.

Que tiene usted la tos de un carretero, se va por el palo o la nariz se la ha convertido en la Fontana de Trevi, sea solidario y recurra a la manzanilla, al pasote, al poleo, la brujilla, la ruda, el incienso morisco y tantas y tantas otras hierbas que nos ha regalado la Madre Naturaleza para combatir nimiedades de ese calibre. Fíjense que hasta yo, ante un panorama laboral como boca de lobo, estoy pensando abrir un herbolario y forrarme.

Pero ocurre que siempre que éste Gobierno toma una medida eficaz y valiente, salen desde debajo de las piedras aguafiestas, cenizos e incrédulos. Alegan unos que el ahorro previsto con el medicamentazo puede convertirse en incremento del gasto si los médicos empiezan a prescribir otros fármacos con los mismos efectos que los excluidos del sistema pero mucho más caros.

Los de más allá dicen que la ministra ha vuelto a hacer de su chaqueta de corte y confección un sayo y, sin encomendarse ni a un sólo profesional de la cosa sanitaria, ha hecho una lista de medicamentos como quien hace la lista de la compra sin mirar a quién puede afectarle más o menos el nuevo tijeretazo.

Recuerdan otros que el medicamentazo se unirá al copago – más bien repago – que el domingo entra en vigor y que obligará a apoquinar a los pensionistas – esos derrochadores de medicamentos – que también tendrán que rascarse el bolsillo. Y los más catastrofistas auguran que se va a producir un acaparamiento de fármacos poco antes de que la medida se aplique que ríete tu del mercado negro.

Pero lejos de ceder, Mato debe continuar con sus valientes medidas de ahorro digan lo que digan los demás. Porque son medidas que "van en la buena dirección" y ni caso a quienes se quejan de que los recortes a todo lo que se mueve recaen siempre sobre los más débiles.

No es verdad porque, como bien ha dicho con absoluta claridad la ministra, estas medidas tienen como único objetivo garantizar una sanidad pública, universal, gratuita y de calidad. ¿Qué más quieren los descontentos de siempre?

Sería muy bueno también que Mato no desaire a la presidenta de Madrid y la deje cambiar la Ley Antitabaco – auque la cambiará de todos modos – para que Eurovegas se instale en su comunidad autónoma y puedan los jugadores envolverse a placer en cálidas nubes de humo de Cohíbas, Partagas, Davidoff y otras delicatessen por el estilo. También para quien desee abandonar ese hábito hay grandes remedios naturales de probada efectividad. En cualquier caso siempre nos quedará el "sana, sana, culito de rana" de nuestras cariñosas madres. ¡Mano de santa, oiga!

La crisis y el periodismo


Quieren acabar con todo" fue el lema de la pasada huelga general del 29 de marzo contra la reforma del mercado de trabajo. También con el periodismo, ese oficio canalla consistente en hacer preguntas incómodas, indagar y meter en el dedo en el ojo de los que ostentan el poder. En los últimos cuatro años han ido al paro en España más de 6.000 periodistas, según datos de la Federación de Asociaciones de la Prensa, que alerta además de la creciente precariedad del empleo de los que consiguen mantener el puesto de trabajo. Y la cifra sigue en aumento: se multiplican los expedientes de regulación de empleo, tanto da si es en medios privados o públicos. En ambos casos, siempre hay una buena excusa para justificar los despidos o el empeoramiento de las condiciones laborales de los periodistas.

En el sector privado se echa mano de la socorrida caída de los ingresos por publicidad y se aplica sin remisión la ley del embudo: en época de vacas gordas no se puede contratar ni mejorar los salarios por si vienen malos tiempos y en época de vacas flacas se despide porque los ingresos no llegan para mantener las plantillas.

Se obvia el detalle nada menor de que los que toman las decisiones en uno y otro momento del ciclo económico suelen ser los mismos altos ejecutivos, a cuyos sueldos y privilegios nunca les afectan los malos tiempos. Al contrario, se suben los sueldos o se van a la competencia después de haber jurado – como los futbolistas – amor eterno a los colores.

En el sector público la excusa perfecta es el sacrosanto déficit que todo lo puede. Para cumplir los objetivos de déficit se despide a periodistas de medios públicos – véase el ERE que pende como una afilada guillotina sobre el cuello de 20 trabajadores de la RTVC – y que a lo que se ven son, junto a otros despidos de empresas públicas, un verdadero riesgo para las cuentas públicas.

En cambio, no computan a efectos de déficit los sueldos y dietas de la legión de asesores, coordinadores de grupos políticos, cargos intermedios y mediopensionistas, direcciones generales sin función conocida, viceconsejerías redundantes, parlamentarios y muñidores de discursos en los que esos mismos políticos sacan pecho y presumen de los sacrificios que han hecho – otros, no ellos – para reducir el déficit. Y sin admitir preguntas.

Los periodistas y el periodismo, pues, sacrificados en el altar de los beneficios económicos y la austeridad, entendida ésta como lo ancho para mi – altos ejecutivos, prebendados y políticos – y lo estrecho para ti – profesionales de la comunicación.

El periodismo es una constante vital clave para determinar la salud de un sistema democrático: sin periodistas no hay periodismo y sin periodismo no hay democracia. A la vista está que esa constante se ha debilitado de forma alarmante desde el inicio de la crisis, precisamente cuando más falta hace para revelar las mentiras que se esconden detrás de los discursos política y económicamente correctos.

Pero no todo está perdido: como escribió en una de sus novelas el recientemente desaparecido Carlos Fuentes, el periodismo es uno de los pocos oficios que nunca se abandona. Ya sea desde los medios convencionales – públicos o privados – ya sea desde las impagables redes sociales o desde cualquier otro medio, los periodistas estamos obligados a seguir haciendo preguntas, indagando y metiéndole el dedo en el ojo a los que nos han llevado a esta situación y ahora han decidido esconder sus culpas obligándonos a pagar sus platos rotos. 

Músicas para una vida - Olvido

El tango es un mundo aparte en la música: detestado por unos y adorado con fanatismo por otros, tiene innumerables joyas como esta composición, Olvido, con letra de César Amadori y música de Luis Rubistein. Es un tango de ¡1935! pero absolutamnte actual. Y si además lo canta Polaco Roberto Goyeneche está todo dicho. 


Oliver y Benji al rescate


Las auditoras ya conocidas en los altos círculos de las finanzas españolas como Oliver y Benji han concluido que la fiebre que le ha provocado a la banca el atracón de ladrillos se cura con 62.000 millones de euros, eso sí, en "el peor de los escenarios".  Me conmueve la sensibilidad teatral de estos fríos ases de la calculadora, aunque no me queda muy claro si el "peor de los escenarios" es el actual o la parousía anunciada en la Biblia con los cielos abiertos de par en par, los ángeles tocando las trompetas y Dios presidiendo el Juicio Final desde su trono.

Por decirnos algo que ya se intuía, Oliver y Benji se embolsarán dos millones de euros. No dudo de la capacidad de estos linces de la contabilidad para calibrar el grosor, la solidez y el tamaño de la costra de hormigón que los consejos de administración de los bancos fueron metiendo debajo de las alfombras de sus salas de reunión mientras duró la burbuja inmobiliaria. Sin embargo, su trabajo lo habría hecho gratis el Banco de España si no fuera porque si en Berlín ya no se fían ni de nuestros pepinos menos lo iban a hacer de esa egregia institución.

Fiel a su estilo de explicar con claridad y rapidez los acontecimientos económicos del país, Mariano Rajoy ha dicho que la cifra calculada por Oliver y Benji es "certera", "creíble" y "manejable". Vamos por partes: desconozco qué datos tiene Rajoy para decir que la cifra es "certera" más allá de las propias estimaciones de las auditorias. Esperemos que nos lo explique en el debate del estado de la nación de 2018.

También sorprende que la califique de "creíble" sin esperar a los mercados y sus sicofonías que, de hecho, se han tomado la noticia con un evidente escepticismo. Lo de "manejable" ya es más complicado de entender: ¿para quién es manejable? ¿para los bancos? ¿para los contribuyentes?. Tampoco me queda claro.

Creo más bien que lo único "cierto" y "creíble" es que el coste del tratamiento para bajarle la fiebre a los bancos saldrá de una forma u otra de nuestros bolsillos por la vía de una nueva tanda de ajustes y recortes mientras el grifo del crédito sigue criando telarañas.

¡Y yo que había pensado emigrar a las Salomón!

Rajoy se afilia a Greenpeace


Rajoy salta al ecologismo

"Estoy convencido de que el medio ambiente solo puede preservarse si incorporamos su valor económico a nuestra decisiones como gobernantes. Lo que no sea viable desde el punto de vista económico, no podrá sostenerse y, a la vez, algo que no sea sostenible medioambientalmente, no será útil económicamente". La parrafada anterior no la ha pronunciado ningún líder ecologista, sino el presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy – presentado, por cierto, como Primer Ministro de las Islas Salomón ¡ a dónde iremos a parar! – en la Conferencia de la ONU sobre desarrollo sostenible denominada Río+20.   



Y dijo más nuestro ecologista presidente: "Lo que en estos tres días perseguimos gobiernos, organizaciones internacionales, sector privado y organizaciones no gubernamentales es nada menos que reducir la pobreza, avanzar en la igualdad social y proteger el medio ambiente". Ahí queda eso para los anales. 

Para Rajoy, no existe "un desafío más importante, más urgente y más relevante para el bienestar presente y futuro de la humanidad". Pero, cuando verdaderamente se lució fue cuando abogó por incentivar las energías renovables, "aprovechando además que el avance tecnológico ha hecho estas fuentes energéticas cada vez más eficientes y baratas". Greenpeace, WWF-Adena, Ecologistas en Acción y otras organizaciones medioambientales ya le han enviado respetuosas cartas pidiéndole cortésmente que acepte asumir la presidencia honorífica.

Fuentes de La Moncloa han confirmado que sus sabias palabras se las escribió su ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, al que también se ha invitado a formar parte de estas organizaciones ecologistas sin pagar cuota alguna, a modo de reconocimiento por su demostrada sensibilidad hacia las energías renovables a las que no ha dejado de apoyar e incentivar desde su reciente llegada al ministerio. 

El Gobierno tomará una decisión en próximas fechas, aunque se desconoce si será antes de que empiece el juicio por el hundimiento del Prestige – "pequeños hilitos de plastilina" – fijado para mediados de octubre. Seguiremos informando.