Allá por los 70 triunfó en todo el mundo un grupo norteamericano llamado Steely Dan; mezclaba jazz, pop, rock, funk y R&B y lo lideraban Donald Fagen y Walter Becker. Uno de sus canciones más conocidas es Reelin' in the Years....El "look" es auténtico de los años 70.....
"Lo que inquieta al hombre no son las cosas, sino las opiniones acerca de las cosas". (Epicteto)
¡Hagan juego, señores!
Junto
con los Presupuestos de
crisis para salir de la crisis,
según
la original definición de Soraya Sáenz de Santamaría, el Consejo
de Ministros acaba de aprobar dos modificaciones legislativas que,
sin necesidad de ser mal pensados, parecen diseñadas como regalo de
despedida a Esperanza Aguirre y para dar satisfacción al magnate del
juego Sheldon Adelson y a los jugadores profesionales de casinos y
otros garitos similares.
Para
empezar, el Gobierno modificará por la vía de urgencia – que hay
muchos jugadores haciendo cola - la Ley de Haciendas Locales para
que se pueda bonificar con hasta el 95% del Impuesto de
Bienes Inmuebles y el Impuesto de Actividades Económicas cuando
concurran “circunstancias sociales, culturales, histórico
artísticas o de fomento del empleo”. El ayuntamiento madrileño al
que le caiga en suerte Eurovegas tiene pues ya respaldo legal para
darle gusto al jerifalte del juego, que había puesto como condición
para levantar su imperio en España disfrutar de unas largas
vacaciones fiscales del IBI y el IAE de no menos de diez años.
Adelson
se frota las manos porque ya sólo le falta que el Gobierno también
modifique el impuesto sobre plusvalías de los terrenos urbanos que
paga el vendedor, con lo que el pelotazo será redondo y completo
tanto para el que compra como para los que venden.
No
es Adelson el único que tiene motivos para estar contento: los
jugadores que acudan a sus casinos o los que apuestan por Internet
también están de enhorabuena porque podrán desgravarse del IRPF
las pérdidas en el juego siempre que no sean superiores a las
ganancias. Es una buena manera de expulsar del juego a los gafes que
pierden hasta la camisa y alentar a los verdaderos profesionales que
nunca se van con las manos completamente vacías y que ahora encima
ven como una comprensiva Hacienda está dispuesta a perdonar, que una
mala noche la puede tener cualquiera.
También
es una buena fórmula para que los curritos de a pie que compramos de
tarde en tarde una bonoloto
o
un número para el Gordo
de Navidad nos
animemos a acudir a los casinos en busca de emociones fuertes; sobre
todo ahora que, al mismo tiempo que le pone las cosas fáciles a
Adelson y a los tahúres del Mississippi, el Gobierno anuncia que
aquellos que tengamos la mala
suerte de ganar más de 2.500 euros tendremos que pagar el 20% de los
premios obtenidos en los populares sorteos de Lotería. Por
la misma regla de tres que se va a aplicar a los jugadores de casino,
sería justo que el Gobierno también nos devolviera el 20% de la
inversión cuando no nos saquemos ni el reintegro.
Si con los presupuestos que presentó ayer el Gobierno nos pareceremos cada vez más más a Grecia y a Portugal, ahora ya nos falta menos para
parecernos también a Mónaco y Montecarlo. Así que ¡hagan juego,
señores!
Hoy tampoco será un gran día
Lo siento por Serrat y
por los optimistas antropológicos, pero hoy tampoco será un gran
día. El ambiente viene cargado de malos augurios que harán que este
27 de septiembre se gane por méritos propios el derecho a figurar en
la relación de los numerosos días infaustos de la crisis. Que el
Consejo de Ministros se reúna los viernes para aprobar nuevos
recortes – recuerden aquello de
habrá medidas todos los viernes –
ya es motivo semanal de zozobra; que lo haga en jueves para aprobar
los próximos Presupuestos Generales del Estado sólo puede causar
pánico.
Sabremos
hoy cuán profundo es el nuevo tijeretazo que prepara el Gobierno
para agradar a los mercados y, por supuesto, para
crecer y crear empleo. Con
el fin de irnos preparando para la que nos va a caer encima hoy
mismo, ayer ya se filtró que el sueldo de los funcionarios –
yunque de la gran parte de los martillazos - seguirá un año más en
el frigorífico, aunque el Gobierno tendrá el detalle de devolver
la
paga de Navidad que se ha quedado este año.
Ha
sido sólo el aperitivo: con toda seguridad habrá recortes en la
inversión pública – insisto, para
crecer y crear empleo -, a
los canarios es muy probable que nos recorten de un modo u otro las
bonificaciones de los billetes aéreos, que nos hemos acostumbrado a
viajar demasiado y demasiado barato entre islas o a la Península y
eso no se puede tolerar. Lo mejor es permanecer en casa y en
silencio, que es como le gustan a Rajoy que estén los españoles
sensatos, aunque
antes de llegar al poder él era un ferviente partidario de la
algarabía y
el lío si
al que había que poner de vuelta y media era a Zapatero.
No
se vayan que hay más: además de ultracongelar el sueldo de los
funcionarios, continuar adelgazando la administración pública hasta
dejarla en los huesos sin importar demasiado si los afectados son
médicos, enfermeros o profesores, y de recortar la inversión
pública, se anuncian también nuevos impuestos como el céntimo
verde o
la modificación de la tributación de las plusvalías del primer año
para los viciosos que hayan tenido la mala idea de colocar parte de
sus ahorros en bolsa. De una nueva subida del IVA o del IRPF no se
sabe nada de momento, aunque de aprobarla tal vez figure en el quinto
punto de una nota de prensa emitida a las diez de la noche por el
Ministerio de Hacienda.
Queda
la duda de lo que hará el Gobierno el próximo año con las
pensiones, que Bruselas pide que se ultracongelen al igual que el
salario de los empleados públicos. Sin embargo, Rajoy ha dicho que
no las tocará - ¿le creemos? -, pero hace falta saber si las
actualizará acorde con la subida del IPC o simplemente las subirá
por debajo del incremento de la inflación, lo que en la práctica
supone rebajarlas.
Y
todo esto con el único objetivo de congraciarse con los mercados y
conseguir que el déficit no rebase la última barrera impuesta por
Bruselas. No son por tanto unos Presupuestos Generales del Estado
pensados para reactivar la economía, crecer
y crear empleo, sino
para pagar la deuda, cuyo coste ya superará el año que viene el de
personal; deuda que nos han infligido los propios mercados que, al
mismo tiempo, atosigan a España para que pida cuanto antes el
rescate y siga creciendo así la bola de nieve de la crisis: recesión
– desempleo – déficit – deuda y vuelta a empezar.
Grecia
y Portugal están recorriendo ese camino y España ya ha empezado a
hacerlo también y se adentrará más en él con estos presupuestos
con los que hoy nos castigará el Gobierno a pesar de haber sido
buenos y no haber salido a la calle a protestar. ¿Comprenden ahora
porque creo que hoy no será un buen día?
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