Madrid: ni una a derechas

Dice la sabiduría popular – la del pueblo, no la del partido – que cuando alguien es mirado por un tuerto todo se le tuerce. Si creyésemos en esa superstición podríamos pensar que la comunidad de Madrid y la Villa y Corte están bajo los efectos de una suerte de maleficio que hace que ninguno de los grandes proyectos ultraliberales de sus gobernantes termine en bien. 

El último ha sido la marcha atrás en la privatización de seis hospitales públicos con la que el presidente Ignacio González estaba a punto de proveer de actividad y negocio fácil a unas cuantas empresas sanitarias privadas a costa de la salud y el bolsillo de los madrileños. Éste es sólo el último tropiezo serio del PP en uno de sus graneros de votos y seguramente no será el último. Y es serio porque cierra una puerta que se cuidarán ahora de intentar abrir en otras autonomías en las que también es notable la querencia por lo privado frente a lo público. 

La olímpica Ana Botella se quedó sin saborear a “relaxing cup of café y leche” en la Plaza Mayor y el trilero Sheldon Adelson se fue por donde vino con su Eurovegas y sus promesas de convertir a Madrid en el gran garito de Europa. Lástima, porque a lo mejor las olimpiadas, las tragaperras y las mesas de black jack habrían contribuido a maquillar algo las malas cifras de empleo de la comunidad autónoma en la última EPA o la caída del turismo, con un gigantesco y caro aeropuerto de Barajas que empieza a criar telarañas. 


Después de las sonoras bofetadas del Comité Olímpico Internacional y del magnate del juego, han venido los jueces a amargarle a González otra de sus medidas estrella, heredada de Esperanza “Thatcher”Aguirre, su mentora: privatizar los hospitales públicos y hacerlo a las bravas, sin atender a los trabajadores ni a los ciudadanos y, lo que es peor, a la Ley. La negativa judicial a levantar la suspensión cautelar de la medida ha llevado a la liberal Aguirre a quejarse amargamente y a decir que no hay derecho a que unos jueces se inmiscuyan en las decisiones políticas de un gobierno legítimo. Que la “externalización”, como eufemísticamente llaman estos defensores de lo privado a la privatización, se pretendiera hacer ignorando las leyes y el clamor de los profesionales de la sanidad es para la lideresa asunto menor. 

El coscorrón sanitario de González lo ha pagado su consejero de Sanidad con la dimisión. Javier Fernández-Lasquetty queda ahora en expectativa de destino a la espera tal vez de que se le abra alguna de esas famosas puertas giratorias por las que los cargos públicos pasan a la empresa privada sin solución de continuidad. Sin duda, después de su fracaso privatizador lo va a tener mucho más difícil que sus antecesores en el cargo Lamela y Güemes quienes, con el sillón de la consejería aún caliente, ya empollaban los sillones de los altos despachos de algunas empresas de la sanidad privada agradecidas por los servicios prestados en la administración pública. 

Pero no es probable que acaben aquí las desgracias de González que, a cada día que pasa, parece tener más lejos la posibilidad de repetir como candidato popular a la presidencia de la comunidad autónoma. A la vuelta de la esquina tiene un serio conflicto con los trabajadores de Telemadrid como al Tribunal Supremo – otra vez los dichosos jueces – se le ocurra declarar improcedente el ERE que les afecta. Y para rematar pueda que también tenga que explicarle con todo lujo de detalles a un juez de dónde salió el dinero para al fastuoso ático que tiene en Marbella. Aunque de momento es sólo su esposa la imputada, el juzgado que lleva el caso no descarta aplicarle el mismo tratamiento. 

No es desde luego la mirada de un tuerto la que ha llevado a la comunidad de Madrid y el ayuntamiento de la capital de tropiezo en tropiezo en los últimos tiempos. Es el convencimiento traducido en medidas concretas de que la razón de ser de las instituciones públicas es beneficiar el interés privado y no el bien público. Por lo que a Ignacio González se refiere, aún le esperan algunas curvas antes de las elecciones, todas peligrosas y todas a la derecha.

Ruiz - Gallardón, ministro de Economía

Sin ánimo de adelantar acontecimientos, todo hace indicar que en una próxima y tal vez cercana remodelación del Gobierno, Mariano Rajoy colocará a Alberto Ruiz – Gallardón como nuevo ministro de Economía. Desde luego, sus posibilidades para desbancar al ininteligible y tecnocrático Luis de Guindos se han disparado a raíz del informe conocido hoy en el que el todavía titular de Justicia asegura sin despeinarse que su trentina contrarreforma de la ley del aborto tendrá “efectos positivos netos sobre la economía” porque hará que aumente la natalidad. 

Admito que me pellizqué varias veces, me tiré de los pelos y me restregué los ojos cuando leí la información intentando comprobar si era una pesadilla, una tomadura de pelo o el colmo del cinismo más descarnado. Lo cierto es que me resultaba imposible dar crédito a lo que leía y contrasté la noticia en varios medios de comunicación. Y sí, así era: dice Ruiz Gallardón que volver a los tiempos en los que abortar con seguridad estaba reservado solo a las mujeres que se lo podían pagar en Londres es positivo para la alicaída tasa de natalidad nacional y por ende para la economía.

El informe en cuestión es un dechado de carencias y falsedades, entre ellas, los datos relativos al número de abortos practicados en España. Contradiciendo las cifras del Ministerio de Sanidad, Ruiz Gallardón asegura que han aumentado. Del mismo modo indica que se han incrementado los abortos entre las menores de edad cuando el propio Ministerio de Sanidad asegura todo lo contrario. O dicho de otra manera, que una estadística inoportuna no te fastidie un buen argumento al modo en el que algunos medios de comunicación retuercen los datos y los hechos para no estropear un buen titular. 


No es seguro pero tampoco descartable que sea a este positivo efecto neto sobre la economía del que habla Ruiz – Gallardón a lo que se refiere mañana, tarde y noche Rajoy cuando insiste en que hay que seguir por la senda de las reformas estructurales para recuperar el crecimiento y la creación de empleo. Como el presidente es un hombre de pocas palabras y las pocas que pronuncia casi siempre aparecen envueltas entre las nieblas de su tierra natal – salvo si se trata de dejar claro su convencimiento de la inocencia de Cristina de Borbón – no conviene tampoco adelantar acontecimientos y concluir que el Gobierno está pensando en restaurar el trabajo infantil en las minas de carbón, pongamos por caso. 

Lo único que cabe concluir de momento es que Rajoy está ante un importante dilema: o le da a Ruiz – Gallardón la alta responsabilidad económica que merecen sus profundos conocimientos en la materia o le para los pies a la reforma del aborto que amenaza con ponerle el partido patas arriba y hasta a la ultraderecha europea en contra, por no mencionar al grueso de la sociedad española y buena parte de la europea a cuatro meses de unas elecciones. Claro que si elige la segunda opción corre el riesgo de que Ruiz – Gallardón se enfade y se afilie a Vox y entonces ya no tendrá a nadie para sacarnos de la crisis. Pero no adelantemos acontecimientos.

Corrupción: la familia crece

El último vástago ha nacido en La Rioja. Sospecha el juez Pablo Ruz que la sede del PP de allí se pagó con dinero negro o por lo menos granate intenso con ribetes violáceos. El juez quiere investigar una entrega de 200.000 euros que el extesorero del PP Luis Bárcenas anotó el 26 de mayo de 2008 en sus manuscritos en papel cuadriculado bajo el concepto 'entrega de La Rioja'. Según declaró el propio Bárcenas, los 200.000 euros sirvieron para financiar la compra de la nueva sede del PP en esa comunidad autónoma. El 5 de febrero irán a declarar ante su señoría los apoderados del PP riojano que ya han dicho que acudirán encantados de la vida porque las cuentas del partido son limpias como el vino y transparentes como el agua. 

Otrosí: se llama Juan Roig y es el jefe de Mercadona, el simpático supermercado de la esquina en donde sólo hay productos Hacendado. También irá a declarar en los próximos días como testigo ante el juez Ruz. Este hombre – el juez – debería haber sido periodista. Ahora quiere saber de Roig a cuento de qué le entregó a Bárcenas 150.000 euros en febrero de 2008. Han dicho en Mercadona que desde que se supo que también el jefe aparecía entre los donantes del PP se pusieron inmediatamente a disposición del mundo mundial para aclararlo todo y hasta para incrementar las ofertas de 3x1 si fuera menester. Y, por supuesto, la anotación en los papeles de Bárcenas “no es cierta”. 


Otrosí: un señor llamado Sandro Rosell, presidente de un equipo de fútbol llamado Barça – dicen muchos que es “más que un club” – acaba de hacer las maletas. La culpa la tiene el mismo juez Ruz - ¡qué hombre, Dios mío – que ha admitido una querella de un socio de ese equipo de fútbol. Se malicia el socio que en el contrato de un chaval brasileño de pelo crespo llamado Neymar y que según los que saben mete goles hasta con el flequillo, hay gato encerrado o butifarra escondida. La querella es por “apropiación indebida por distracción”. Parece que las cuentas no cuadran y el coste del fichaje del garoto brasileiro no fue de 57 millones de euros de los que habla Rosell – que ya tira para atrás el dineral por darle patadas en calzoncillos a una pelota – sino de 95. ¿Dónde están los 38 restantes? ¿Distraídos por ahí?


Otrosí: otro señor llamado José María del Nido, abogado de renombre por tierras andaluzas, salió malparado de sus andanzas por el ayuntamiento de Marbella y en el caso “Minutas” fue condenado a siete años de prisión. A la sazón, del Nido era también hasta diciembre el presidente de otro equipo de fútbol, el Sevilla. Ahora anda pidiendo apoyos para que el Gobierno le conceda el indulto y parece que la campaña está teniendo un éxito arrollador: sólo cuatro presidentes no han suscrito la petición para que el bueno de Ruiz – Gallardón le perdone a Del Nido haber sido un chico malo. Entre sus solidarios colegas debe de estar el presidente de la Unión Deportiva Las Palmas, Miguel Ángel Ramírez, recientemente indultado también a mayor gloria del Notario Mayor del Reino, popularmente conocido como Ruiz – Gallardón. De las deudas que tienen con Hacienda y con la Seguridad Social los equipos de fútbol hablamos otro día con tranquilidad, si no les importa. 

Otrosí: también tenemos por Canarias algunos retoños dignos de mención y elogio en el gran cuadro de la corrupción patria. En Las Palmas, la Fiscalía acaba de denunciar al director general de INFECAR, una empresa pública contra la que se emitió una factura por los gastos de un congreso del Centro Canario Nacionalista celebrado en sus instalaciones. Por pura chiripa se da la casualidad de que el político del que dependía la gestión de esa empresa pública militaba ¡en el Centro Canario Nacionalista!

Otrosí: a un concejal de Arrecife (Lanzarote) llamado Pedro de Armas le atribuye la policía un “potosí” en fincas, barcos, coches y cuentas corrientes. La Audiencia de Las Palmas ha ordenado que sea investigado porque, a pesar de las subidas anuales de los sueldos de los concejales en muchos ayuntamientos no fueron tan elevadas como para amasar una fortuna digna de un Bill Gates con barba y sombrero. Él ya ha dicho que tuvo suerte al vender un hotelito que le dejo unos buenos ingresos y después se dedicó a la política por amor al servicio público mientras continuaba con sus negocios, todos perfectamente legales, por supuesto. Ahora ha puesto sus cargos a disposición del partido, ya que él – suponemos – no vino a lucrarse con algo tan sagrado como la política. 

Podría seguir presentándoles a los innumerables miembros de esta gran familia nacional de amplio tronco y frondosas ramas que forman la corrupción patria, pero mejor lo dejo por hoy. Voy a ver si con la ayuda de Santa Teresa y la intermediación de Jorge Fernández Díaz soy capaz de sobrevivir a estos “recios tiempos”.