Sánchez y Cataluña: algo en lo que pensar

El independentismo catalán protagoniza un nuevo pulso con el Estado y, si bien el desafío no es nuevo, cualitativamente sí parece más grave. Puigdemont y quienes le siguen se muestran dispuestos a declarar unilateralmente  y de inmediato la independencia haya o no haya referéndum. Si lo hay miel sobre hojuelas pero si el  antidemocrático gobierno de Madrid no lo autoriza, se declara la república catalana y aquí paz y después cava. Resulta sarcástico que para justificar decisiones antidemocráticas e inconstitucionales se apele precisamente a la democracia. Por lo que se ve, para los soberanistas catalanes esa palabra y el significado que encierra vale tanto para una cosa como para la contraria.

Los planes para la desconexión catalana del resto de España ya están negro sobre blanco en un borrador de ley en el que se recogen medidas tan democráticas como poner los jueces al servicio de la Generalitat, quedarse con los funcionarios del Estado, controlar  los medios de comunicación privados y hacer del catalán la única lengua oficial de la república catalana.  El texto parece inspirado en alguna república bananera de medio pelo aunque quienes lo respaldan aseguran ser demócratas de toda la vida que se indignan si los demás no apreciamos su fino concepto de la democracia.

“Los planes para la desconexión catalana ya están negro sobre blanco”
  
Este texto, digno de los anales del constitucionalismo, lo dio a conocer EL PAÍS el mismo día en el que el renacido Pedro Sánchez se convertía en el hombre del momento: redes sociales, radios, televisiones y casi todos los periódicos le dedicaban sus mejores minutos y espacios salvo precisamente el periódico de PRISA. En este caso, su primera página la presidía un titular de los que se reserva para las grandes ocasiones con los planes del soberanismo catalán para la secesión. Y no creo que fuera por casualidad que la noticia se colocara exactamente encima de la foto de Sánchez saludando a su hinchada desde el balcón de Ferraz. Parecía como si el periódico de Cebrián, nada sospechoso de sanchista como es público y notorio, le estuviera advirtiendo al flamante líder del PSOE de que debe buscar un rato libre para pensar en la que se avecina si los soberanistas catalanes no van de farol.


 Si esa hubiera sido la intención no le faltaría algo de razón. De Rajoy ya sabemos lo que piensa sobre la independencia de Cataluña: primero la ley y si ésta no da resultados aplicamos  la ley  y, si aún así, no se resuelve el problema aplicamos otra vez la ley. Eso sí, a estas alturas de este docudrama no parece que haya otra alternativa porque la opción del diálogo hace tiempo que quedó atrás y porque dos no dialogan cuando uno no quiere. Es lo que demuestra el desdén con el que Puigdemont ha rechazado la tardía oferta de Soraya Sáenz de Santamaría para que el presidente catalán se explaye en el Congreso sobre sus planes.

Respecto a Ciudadanos no hay dudas de que se pondrá del lado del Gobierno y respecto a Podemos hay más probabilidades de que apoye a los independentistas catalanes que a la Constitución, como ponen de manifiesto los reiterados guiños de Iglesias al soberanismo catalán y su defensa del llamado “derecho a decidir”. La gran incógnita es Pedro Sánchez y el PSOE porque, como quedó de manifiesto en la campaña para las primarias, el líder socialista elegido el domingo no parece tener una idea muy clara de lo que hacer ante este órdago.

 ¿Tú sabes lo que es una nación, Pedro?

¿Sigue defendiendo Sánchez la solución federal aprobada por su propio partido en la Declaración de Granada? ¿Es partidario o contrario a que los catalanes y sólo los catalanes voten sobre la independencia de su comunidad en un referéndum sin amparo constitucional? ¿Piensa lo mismo sobre este asunto Pedro Sánchez que el primer secretario del Partido de los Socialistas Catalanes, Mikel Iceta? Ante un eventual escenario de hechos consumados interesa saber también si el PSOE apoyaría la aplicación en Cataluña del artículo 155 de la Constitución. En él se establece que “si una Comunidad Autónoma no cumpliere con las obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan, o actuare de forma que atente gravemente al interés general de España, el Gobierno, previo requerimiento al Presidente de la Comunidad Autónoma y, en el caso de no ser atendido, con la aprobación por mayoría absoluta del Senado, podrá adoptar las medidas necesarias para obligar a aquélla al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protección del mencionado interés general”.

Y lo más importante de todo: ¿Tú sabes lo que es una nación, Pedro?

Sánchez, una elección arriesgada

Las primarias socialistas nos han dejado algunos hechos ciertos y unas cuantas incógnitas que el tiempo irá despejando. Es un hecho cierto que la victoria de Sánchez sobre Susana Díaz es inapelable. Cuando se gana por diez puntos de diferencia no caben dudas ni medias tintas sobre las preferencias de los votantes, sólo aceptar el resultado y punto. Sánchez ha renacido de sus cenizas políticas llevado en volandas por unas bases que parecen haber olvidado que es la misma persona que ha conducido al partido a los peores resultados electorales de su historia. Imagino, no obstante,  que darán por hecho que los electores no militantes harán lo mismo que los militantes y se decantarán mayoritariamente por Sánchez cuando el nuevo líder del PSOE se vuelva a enfrentar a unas elecciones generales. 

La preferencia de la mitad de los afiliados por un líder político perdedor como Sánchez se explica por un hecho no menos cierto: el peso sumado del aparato, de los barones y de la vieja guardia ha terminado aplastando a la perdedora de estas primarias. Como se suele decir de forma coloquial, Susana Díaz se ha caído con todo el equipo.  Ella ha sido la receptora por méritos propios y ajenos de la sonora bofetada política que apenas ha sabido encajar y con la que la mayoría  de los afiliados ha castigado la abstención del partido en la investidura de Rajoy y la defenestración de Sánchez. Así como Sánchez, al que todo daban por acabado políticamente, ha renacido de sus cenizas, con la lideresa andaluza puede haber pasado justo todo lo contrario de modo que este haya sido el final de su carrera política al menos al norte de Despeñaperros.

“El peso del aparato, los varones y la vieja guardia ha aplastado a Susana Díaz”
  
Esa es una de las muchas incógnitas derivadas de estas primarias y que, en su mayor parte, tienen que ver con Sánchez. Su primera tarea será llevar a la práctica lo que quiera que signifique lo que dijo anoche cuando anunció “un nuevo PSOE”. Salvo que su objetivo sea refundar el partido, que no creo, su dilema es cómo integrar a los perdedores sin decepcionar a los afiliados que lo han aupado a la secretaría general. Después de lo de ayer, barones y aparato no están vencidos, sólo derrotados temporalmente. Eso significa que si Sánchez cae en la tentación de purgarlos va a seguir teniéndolos en frente y la brecha de la división se ensanchará aún más. Por el contrario, si les otorga demasiado peso correrá el riesgo de disgustar a los militantes que ven en él a un mártir político irredento que se basta y sobra con los de su cuerda.


“Sánchez se envolvió en la bandera de los militantes contra los dirigentes y ahora necesita de ambos para recomponer el partido”

Es lo que tiene de malo envolverte en la bandera de los militantes y ponerlos en contra de la dirección del partido como si fueran enemigos. Luego los necesitas a ambos para recomponer el partido y no sabes bien cómo arreglártelas. Su vuelta a Ferraz también va a poner patas arriba a la organización autonómica y local del partido que tendrá que afrontar su renovación en los correspondientes congresos. Como es natural Sánchez buscará un amplio respaldo territorial y esto hará que primarias y cónclaves  autonómicos y locales del PSOE se celebren a cara de perro entre sanchistas y susanistas, generando más división. 

Sus relaciones a partir de ahora con Podemos es otra de esas incógnitas que el tiempo no tardará en aclarar. Si la experiencia sirve para algo en política es de suponer que Sánchez habrá aprendido de sus errores y evitará volver a convertirse en el juguete político preferido de Pablo Iglesias. De hecho, la formación morada persiste en la injerencia y ya ha interpretado por su cuenta y riesgo  que los afiliados del PSOE que han apoyado a Sánchez lo que quieren es que este respalde la moción contra Rajoy. Menos dudas hay sobre el tono mucho más duro que adoptará a partir de ahora la oposición del PSOE a un Rajoy que, a fecha de hoy, todavía no ha corregido la grosería política de no felicitar al nuevo líder del principal partido de la oposición y sí ha tenido tiempo en cambio para felicitar al Real Madrid por ganar la Liga. El riesgo para Sánchez de llevar las cosas demasiado lejos en la oposición al PP es la convocatoria anticipada de elecciones que podrían poner al PSOE ante su ser o no ser definitivo. 

“Es de suponer que Sánchez habrá aprendido de su experiencia y evitará volver a ser el juguete político de Pablo Iglesias”.

Con ser de calado estas incógnitas, no lo es menos la relativa a la posición de Sánchez ante el desafío soberanista catalán que toma impulso estos días como el principal problema político de este país, incluso por encima de la corrupción. Los planes de los nacionalistas catalanes para proclamar unilateralmente la independencia son lo suficientemente graves como para que el reelegido líder del PSOE aparque sus ambigüedades y sus bandazos  sobre “la nación de naciones” y diga con claridad qué modelo territorial tiene en mente si es que tiene alguno concreto. En este caso y en muchos otros en los que el concurso del PSOE es fundamental para la gobernabilidad son todos los españoles, votantes o no del PSOE, y no solo los afiliados los que quisieran conocer las ideas de Sánchez. 

La mayoría de los afiliados ya ha visto en Sánchez al mejor líder posible del PSOE y hay que respetarlo. Ello no quita para que resulte inevitable concluir que han sido más los deseos de revancha sobre barones y aparato que las virtudes políticas que adornan al renacido líder socialista los que han inclinado la balanza a su favor en una muy arriesgada elección para el partido y para el país. 

El PSOE se cita con su futuro

Puede que el título de este comentario parezca algo exagerado pero creo que se ajusta como un guante al momento histórico que está viviendo el PSOE. Lo del próximo domingo son mucho más que unas primarias en las que casi 188.000 afiliados tendrán la posibilidad de elegir un nuevo líder o lideresa. En otras circunstancias sería tal vez una pequeña conmoción que no tardaría en superarse y tras la que volvería la normalidad. En este envite eso no va a ser así por mucho que dirigentes y cargos públicos socialistas sigan autoengañándose con el mantra de que el lunes por la mañana la familia socialista española volverá a ser una como por arte de magia y como si no hubiera pasado lo que ha pasado en los últimos 8 meses.

El del domingo será un momento crucial, realmente clave, que marcará durante mucho tiempo la vida de una formación política con 140 años de historia y ahora más esencial que nunca para la democracia de este país. Lo dramático es que, si se cumplen los pronósticos, ese después que empezará el domingo por la noche cuando se conozcan los resultados de las primarias, no será un camino de rosas sino de abrojos ante los que tendrá que demostrar mucho más que cintura para sortearlos la persona en la que los afiliados depositen su confianza.

“El del domingo será un momento crucial, realmente clave, para un partido con 140 años de historia”

El riesgo de que el partido salga de estas primarias aún más roto que del penoso comité federal del 1 de octubre del año pasado es altísimo y casi me atrevería a decir que inevitable a estas alturas. Es indiferente si la elegida es Susana Díaz – como parece bastante probable – o si es Pedro Sánchez, algo que no puede descartarse por completo. Desde el inicio de la campaña para la recogida de avales hasta la fecha, Díaz y Sánchez han protagonizado un enfrentamiento suicida sobre las posiciones de cada cual en el pasado que corrobora toda la razón que hay en  aquel sagaz comentario atribuido a Konrad Adenauer: “Hay enemigos, enemigos mortales y compañeros de partido”.


Los dos candidatos con más posibilidades de convertirse en líderes del PSOE actúan exactamente como compañeros de partido, es decir, procurando hacerse todo el daño posible y rebuscando en el argumentario para desacreditarse y desprestigiarse recíprocamente sobre sus respectivas  intenciones políticas. La inquina ha tomado tal intensidad que en los afiliados que vayan a votar el domingo pesará mucho más si le pasan factura a Sánchez o a Díaz que la fortaleza del liderazgo que puede representar cada uno al frente del PSOE.

Esos militantes en los que se escuda Sánchez y a los que apela Díaz apenas dispondrán para elegir entre uno y otro de proyectos, modelos o idea general de partido. De ellos se pretende un voto más sentimental que racional, más voluntarista que informado y basado más en la fe del carbonero que en la calidad de las propuestas. La falta de ideas en estas primarias ha sido tan clamorosa que sólo de patético puede calificarse escuchar a Díaz prometiendo créditos a los jóvenes como si estuviéramos en la campaña para las elecciones generales.

“De los afiliados se espera un voto más sentimental que racional, más voluntarista que informado”

La cuestión es si hay alternativa al abismo al que Sánchez y Díaz parecen llevar al PSOE con su guerra sin cuartel. De hecho la hay pero sus posibilidades son muy escasas. Son las que atesora Patxi López,  el único de los tres candidatos que ha evitado el enfrentamiento para, en medio del griterío de los otros dos, intentar plantear propuestas constructivas sobre el futuro del PSOE. Hay que reconocer que ha fracasado por completo, en parte porque carece del carisma mediático de sus contrincantes pero, sobre todo, porque la sensatez y el diálogo para resolver las diferencias estratégicas y políticas parecen haber huido despavoridas de Ferraz desde el nefasto comité federal.

Aunque es muy improbable que la obtenga, López merecería que los afiliados le brindaran la oportunidad de evitar que el PSOE se inmole en la hoguera de las vanidades políticas que han encendido Díaz y Sánchez para arrojarse dentro de ella. Me temo que es de las últimas oportunidades que le quedan al PSOE para que la cita que tiene el domingo con su futuro no se convierta en el principio de una travesía que puede desembocar en la nada política. De los afiliados depende.