Junto
con los Presupuestos de
crisis para salir de la crisis,
según
la original definición de Soraya Sáenz de Santamaría, el Consejo
de Ministros acaba de aprobar dos modificaciones legislativas que,
sin necesidad de ser mal pensados, parecen diseñadas como regalo de
despedida a Esperanza Aguirre y para dar satisfacción al magnate del
juego Sheldon Adelson y a los jugadores profesionales de casinos y
otros garitos similares.
Para
empezar, el Gobierno modificará por la vía de urgencia – que hay
muchos jugadores haciendo cola - la Ley de Haciendas Locales para
que se pueda bonificar con hasta el 95% del Impuesto de
Bienes Inmuebles y el Impuesto de Actividades Económicas cuando
concurran “circunstancias sociales, culturales, histórico
artísticas o de fomento del empleo”. El ayuntamiento madrileño al
que le caiga en suerte Eurovegas tiene pues ya respaldo legal para
darle gusto al jerifalte del juego, que había puesto como condición
para levantar su imperio en España disfrutar de unas largas
vacaciones fiscales del IBI y el IAE de no menos de diez años.
Adelson
se frota las manos porque ya sólo le falta que el Gobierno también
modifique el impuesto sobre plusvalías de los terrenos urbanos que
paga el vendedor, con lo que el pelotazo será redondo y completo
tanto para el que compra como para los que venden.
No
es Adelson el único que tiene motivos para estar contento: los
jugadores que acudan a sus casinos o los que apuestan por Internet
también están de enhorabuena porque podrán desgravarse del IRPF
las pérdidas en el juego siempre que no sean superiores a las
ganancias. Es una buena manera de expulsar del juego a los gafes que
pierden hasta la camisa y alentar a los verdaderos profesionales que
nunca se van con las manos completamente vacías y que ahora encima
ven como una comprensiva Hacienda está dispuesta a perdonar, que una
mala noche la puede tener cualquiera.
También
es una buena fórmula para que los curritos de a pie que compramos de
tarde en tarde una bonoloto
o
un número para el Gordo
de Navidad nos
animemos a acudir a los casinos en busca de emociones fuertes; sobre
todo ahora que, al mismo tiempo que le pone las cosas fáciles a
Adelson y a los tahúres del Mississippi, el Gobierno anuncia que
aquellos que tengamos la mala
suerte de ganar más de 2.500 euros tendremos que pagar el 20% de los
premios obtenidos en los populares sorteos de Lotería. Por
la misma regla de tres que se va a aplicar a los jugadores de casino,
sería justo que el Gobierno también nos devolviera el 20% de la
inversión cuando no nos saquemos ni el reintegro.
Si con los presupuestos que presentó ayer el Gobierno nos pareceremos cada vez más más a Grecia y a Portugal, ahora ya nos falta menos para
parecernos también a Mónaco y Montecarlo. Así que ¡hagan juego,
señores!