Músicas para una vida - America: "A horse with no name"

El grupo se llamaba America pero era inglés. Se creó a finales de los 60 y grabó varios discos con George Martín, el productor de los Beatles. Su última grabación es de 2007, aunque siempre se le recordará por este "Caballo sin nombre"


Muerte a las puertas del ex paraíso

Abandonaron sus lejanos países subsaharianos huyendo de la guerra, el hambre y la miseria y recorrieron a pie miles de kilómetros con la vista siempre puesta en el Norte, en donde habían escuchado que habitaba la abundancia y la felicidad. Había entre ellos mujeres, incluso embarazadas, niños y adultos. Puede que muchos quedaran por el camino incapaces de superar la falta de comida y agua, las enfermedades o el calor intenso por el día y las gélidas temperaturas nocturnas.

Los que aguantaron en pie continuaron adelante haciendo miles de sacrificios hasta que, por fin, alcanzaron las costas que les ponían a un tiro de piedra de lo que esperaban fuera un mundo mejor que el que habían dejado atrás. La mayoría no se conocía entre sí, aunque la camaradería y la solidaridad fue surgiendo entre ellos después de las largas y calurosas jornadas de camino y de muchas noches bajo las estrellas y el frío.



Otros se vieron por primera vez al llegar por fin a la costa, en donde establecieron contactos con unos hombres que se mostraron encantados de poderles ayudar a cubrir el corto trayecto que les separaba de sus sueños. A cambio sólo tenían que entregarles los pequeños ahorros de toda una vida y, los que no tuvieran nada para pagar el viaje, comprometerse a hacerlo una vez hubiesen llegado a su destino y encontrado un trabajo.

Apalabrado el contrato subieron todos los que pudieron a una desvencijada barca de pescadores sin más pertrechos que unos bidones de agua y un poco de comida porque – según les habían dicho – el viaje sería corto y no entrañaba riesgo: en pocas horas pisarían la tierra prometida y sus penurias habrían concluido.

Cuando ya tenían al alcance de la vista los contornos de su sueño estalló la tragedia: la frágil y sobrecargada embarcación se quedó a la deriva y el oleaje no tardó en dejarla medio hundida. Algunos – los menos – lograron sobrevivir aferrados a los carcomidos tablones de la patera, mientras el océano ahogaba en sus profundidades el sueño de la mayoría. Después llegaron unos hombres que sacaron del agua a los escasos supervivientes y recogieron los pocos cadáveres que flotaban ya cerca de la patera.

A los que consiguieron salvar la vida les aguarda ahora la deportación a sus lugares de origen después de haber pisado por unos días la tierra de sus sueños. Mientras, los que se dejaron la vida en el intento nunca sabrán que en el primer mundo en el que aspiraban a hacer realidad sus deseos de una vida mejor ya no se les quiere ni como mano de obra esclava y, si se ponen enfermos, nadie les atenderá si no pagan por adelantado.


Los que hubiesen conseguido burlar por un tiempo a la policía habrían malvivido escondidos tal vez en un piso patera o durmiendo en algún banco o bajo un puente hasta que la autoridad les echase el guante. La gran mayoría habría sido repatriada a sus países de origen para cuyo desarrollo cada vez llega menos ayuda del rico mundo del norte en el que los gobiernos sólo piensan en salvar a los bancos y cumplir el objetivo de déficit a mayor gloria de los mercados. Su martirio ha sido en vano, aunque no evitará que otros lo sigan intentando - el hambre, la miseria y la desesperación no entienden de PIB ni de déficit - y perdiendo la vida en el intento, desconocedores también de que lo que jamás fue un paraíso para ellos hoy lo es menos que nunca.

Apareció Alfredo

Tres días después del descalabro electoral vasco - gallego, compareció Alfredo Pérez Rubalcaba ante los medios, ávidos de un titular que llevarse a plumas y micrófonos, para expresar en público su valoración de esos malos resultados y clarificar su futuro. Su gozo en un pozo: después de una hora larga de preguntas lo único que se pudo sacar en claro es que el secretario general del PSOE no piensa dimitir porque “los militantes me eligieron hace 8 meses y voy a cumplir mi labor hasta el final”. Y pare usted de contar, poco más ofreció la esperada e inexplicablemente demorada comparecencia.

Si acaso, que va a pensar mucho en el futuro del partido, que escuchará a todo el mundo y un aviso a los barones que – afirma Rubalcaba – no se atreven a decirle a la cara lo que andan diciéndole a los periodistas, que debe dimitir y dar paso a una renovación profunda del partido. Oído lo cual, carece de sentido andar planteándose ya quién será el próximo candidato a la Moncloa por las filas socialistas. “Ahora no toca”, vino a decir. 
 
Respecto a los pésimos resultados del domingo en el País Vasco y Galicia, Rubalcaba parece sorprendido de que Patxi López fracasara en su intento de renovar la lehendakaritza, como si acabara de caerse de un guindo sobre cuál es la sociología política de ese territorio; y con respecto al tortazo de Patxi Vázquez en Galicia, admite que los electores no percibieron que el PSOE ofreciera una alternativa a las políticas made in PP de Alberto Núñez Feijóo. Cabe preguntarse si existía realmente una alternativa.

Porque todo hace indicar que ese es el verdadero problema del PSOE en Galicia y en todo el país, que desde que inició su caída libre en las urnas no ha sido capaz de articular una alternativa a las políticas de austericidio del PP. En esa tarea le va el futuro al PSOE y a la estabilidad de la democracia española, que necesita como el aire para respirar de una fuerza política de centro izquierda y ámbito nacional capaz de encauzar la creciente oposición social a las políticas neoliberales más descarnadas de la derecha.

Alfredo Pérez Rubalcaba, inevitablemente contaminado por su pertenencia al gobierno que precisamente estrenó esas políticas en España, no parece contar con la credibilidad y el carisma suficientes para liderar ese cometido; ni él ni ninguno de los barones u otros miembros del gobierno anterior: el PSOE necesita ideas y sabia nueva que le permitan salir del laberinto en el que está sumido y en el que lo único claro parece ser el empeño de la dirección en aferrarse a su puesto.

Puede que, a un mes de las elecciones catalanas en las que es más que previsible un nuevo revés electoral, éste no sea el momento de abrir en canal ese debate. Pero, después del 25 de noviembre, cada minuto que pase sin replantearse una auténtica refundación del PSOE será un minuto perdido para que la sociedad española vuelva a creer que más allá de los recortes también hay vida.