Audiencia Nacional: abierta por corrupción

Debería de tener más tiento el juez Ruz y no anunciar que llama a declarar como testigos a Cospedal, Arenas y Álvarez Cascos sólo dos días antes de que Mariano Rajoy se aparezca en persona personalmente ante sus ansiosas señorías para explicarse sobre los papeles de Bárcenas. El PP va a terminar pensando que Ruz les quiere fastidiar la pascua florida que nos tienen preparada para el jueves al modo en el que los socialistas ponen a caer de un trolley a la jueza Alaya de los ERES fraudulentos. Y encima, en pleno mes de agosto, en el que en Madrid sólo permanecen los Rodríguez de toda la vida y los turistas despistados buscando una sombra con la misma urgencia que Rajoy un burladero para esconderse de un morlaco llamado Bárcenas.

Lo cierto es que Ruz quiere que Cospedal y sus dos antecesores en la secretaría general del PP le piquen menudito lo de las donaciones al PP y los sobres en negro a algunos dirigentes, empezando por ella misma, sin ir más lejos, y continuando por Rajoy. Se ve que el juez es persona metódica a la que no le gusta dar puntada sin hilo y quiere acudir a las fuentes directas para comprender bien el intríngulis de las cosas. La cita es para mediados de agosto, con lo que ya pueden irse despidiendo de parte de las vacaciones los interpelados que, además, tendrán que viajar a un Madrid en el que por esos días sólo habrá cámaras, micrófonos y periodistas pendientes exclusivamente de ellos, de sus gestos y de sus palabras.

Al menos hasta esa fecha tienen tiempo para echar mano de la Wikipedia y averiguar bien quién es ese Luis Bárcenas, un señor sobre el que quiere preguntarles el juez pero del que ninguno de ellos ha oído hablar en su vida ni ha cobrado indemnizaciones en diferido del PP ni ocultó sus modestos ahorrillos de una vida de duro trabajo a la fresca sombra de unos bancos suizos.

Puede que les ilumine para su declaración en la Audiencia Nacional la histórica pieza oratoria que se espera perpetre el jueves Rajoy en el Congreso. Lo que el presidente diga en su comparecencia “a petición propia” para contar su “versión” de ese “asunto que a usted le preocupa” será la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad revelada por el líder y a ella deben abrazarse con fe inamovible Cospedal, Arenas y Álvarez Cascos, aunque de éste último no me fiaría yo mucho puesto que ya se las tuvo tiesas con su ex partido allá por Asturias.

Sólo la verdad transparente que Rajoy dejará caer el jueves como un bálsamo sobre la incrédula y perversa oposición es la medicina para cerrar la boca de los que murmuran, convencer a los que dudan y henchir el corazón de gozo de los que ya creen ciegamente en él. Lo de menos es que esa verdad la revele Rajoy envuelta en el espeso follaje de esa enredadera de maravillosos porcentajes y cifras puntiagudas en la que se convertirá más pronto que tarde la “delicada flor de invernadero” que es la economía española, según la inspirada metáfora vegetal de ese poeta de las finanzas llamado Luis de Guindos.

En Rajoy deben pues esperar iluminación y orientación Cospedal y los demás y de este modo podrán aclararle al curioso juez que ese señor por el que pregunta no es más que el fruto de la calenturienta mente de la oposición y de gente que no quiere que el PP saque a España de la crisis.

Se busca chivo expiatorio

Que el maquinista del tren que descarriló a las puertas de Santiago de Compostela causando 79 víctimas mortales y unos 130 heridos haya declarado ante el juez que “se despistó” sobre el tramo por el que circulaba y frenó tarde, no significa automáticamente que sea el único responsable de la tragedia. Al menos no todavía y, de hecho, el juez ha ordenado su puesta en libertad sin fianza y bajo los cargos de 79 homicidios por imprudencia. La caja negra del tren se abrirá mañana y será entonces cuando se pueda arrojar algo más de luz sobre las causas últimas del trágico accidente.

Eso ocurrirá antes incluso de que la ministra de Fomento o los máximos responsables de RENFE y ADIF (Administración de Infraestructuras Ferroviarias) hayan comparecido en tiempo y forma ante la opinión pública para esbozar al menos una primera aproximación a las causas del accidente. Por el contrario, llama poderosamente la atención que el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, se apresurara el viernes a señalar con el dedo acusador al maquinista antes incluso de que declarara ante el juez. Como se empezó a sospechar a raíz de la publicación de las imágenes captadas por las cámaras de seguridad de la vía, el exceso de velocidad fue la causa última del descarrilamiento y la consecuente tragedia. Todo apunta a que el maquinista cometió un error fatal al no percatarse del tramo de vía por el que circulaba y hacerlo por encima del doble de la velocidad permitida, de manera que cuando quiso frenar ya era tarde.


Ahora bien, como el propio presidente de ADIF ha revelado en un medio de comunicación, el sistema ERMTS (Sistema Europeo de Gestión del Tráfico Ferroviario), diseñado específicamente para la Alta Velocidad, habría sido capaz de detener el convoy sin necesidad de la mano del hombre. Ocurre que el sistema está instalado pero los trenes Alvia como el del siniestro no lo utilizan en el tramo de Alta Velocidad entre Orense y Santiago. Usan en cambio el ASFA (Anuncio de Señales y Frenado Automático), pensado para vías convencionales y que sólo podría detener el tren si se superasen los 200 kilómetros por hora que en este caso parece que no se alcanzaron, aunque la caja negra seguramente desvelará ese extremo.

La pregunta es por qué los trenes como el del accidente no utilizan el sistema de seguridad más avanzado. De momento no hay respuesta de RENFE, a la que le corresponde implantarlo, pero es lícito pensar en un ahorro en costes de seguridad con las fatales consecuencias ya conocidas y lamentadas. Todo esto sin contar las dudas de los técnicos sobre el trazado de la curva en la que se produjo el descarrilamiento o el hecho de que la línea férrea en cuestión sea una suerte de híbrido un poco chapucero y apresurado entre Alta Velocidad y línea convencional que, sin embargo, se pretende hacer pasar como de Alta Velocidad en todo su recorrido.

Es inevitable pensar en los intereses políticos para presumir de inaugurar nuevas y modernas líneas al tiempo que se demora la implementación de los sistemas de seguridad más avanzados. Se acumulan las preguntas y escasean las respuestas que el Gobierno, RENFE y ADIF están obligados a dar cuanto antes por mucho que puedan dañar los contratos millonarios en algunos países para construir líneas de Alta Velocidad.

Pretender cargar toda la responsabilidad sobre los hombros del maquinista convirtiéndolo en chivo expiatorio sin aguardar a conocer las conclusiones de la comisión de investigación y sin ni siquiera haberse dignado a dar una explicación pública coherente sobre las medidas de seguridad,  es una intolerable falta de respeto a las víctimas, a sus familiares y a la verdad de los hechos.

El bolero de Bárcenas

Bárcenas se ha puesto sentimental y se ha arrancado por un bolero judicial ante el juez Ruz. Le ha dicho que antes de ser presidente, Rajoy era muy cariñoso con él: “por qué ya no me quieres/ por qué ya no me miras”. No sé explica el hombre qué ha pasado a partir de entonces y por qué aquel que tanta confianza depositó en él ha dejado que fuera a dar con sus huesos en la cárcel. Esto no se lo ha dicho al juez pero se intuye: “por qué ya no suspiras/ al compás de mi dolor”.

Ya sé que de puertas afuera en el PP no creen una palabra de lo que el romántico ex tesorero canta con acompañamiento de maracas ante el magistrado: “por qué despedezaste nuestro amor”. El hombre que durante 20 años manejó la contabilidad A y B del PP – “tú diste luz al sendero / en mis noches sin fortuna” - es hoy un apestado, un delincuente, un innombrable para el partido del que cobró en diferido hasta el otro día – “por qué ya no me nombras” - que tendrá que demostrar ante la justicia cómo amasó el porrón de millones de euros que le han descubierto en Suiza. 


Él, despechado por un amor de tantos años tan mal recompensado – “por qué ya no me besas” - ha hecho lo que suelen hacer las parejas en estos casos: sacar a relucir todos los trapos sucios de la relación: las donaciones ilegales y los sobresueldos en negro. Además, su encono le ha llevado a revelar incluso que con dinero negro pagó los trajes de Rajoy que iba el hombre como si se hubiese vestido en el rastro de La Latina: “tanta vida yo te dí /que por fuerza llevarás / sabor a mí”. Y esas corbatas espantosas y esas gafas de culo de botella, por Dios, hay que cambiarlas inmediatamente por otras que den mejor en televisión, que así no te vas a comer un rosco electoral en la vida: “tú nunca me podrás olvidar”.

Para que viajara a Canarias en compañía de Francisco Álvarez Cascos – cuenta en su bolero judicial Bárcenas – le abonó los gastos con cargo a la cuenta B del partido y ahora solo recibe a cambio desdén y silencio: “yo no sé cuánto me quieres / si me extrañas o me engañas”.

Es fácil imaginar lo que habrá pensado al enterarse de que Rajoy acudirá la próxima semana al Congreso a hablar de él: “hay que vivir el momento / qué nos importa el pasado / que critiquen y murmuren”. Lo que no puede entender es por qué Rajoy ya no es cariñoso con él, por qué no responde a sus sms, por qué no dice su nombre en público, por qué niega la evidencia, por qué se empeña en decir que todo es mentira salvo algunas cosas. “Si tú me dejas / la vida sería / todo un desastre de locura / un cataclismo para los dos".