El timo de las plusvalías

Me maravilla lo candorosos que somos a veces los ciudadanos de este país cuando toca pasar por alguna de las numerosas cajas públicas en las que pagar nuestros impuestos. Nos quejamos y criticamos que nos cobren por todo ayuntamientos, cabildos, gobiernos autónomos y gobierno central pero sacamos la cartera y ni siquiera nos preguntamos si todo lo que pagamos está sustentado en la lógica más elemental. Eso sí, en cuanto nos plantean hacer algo para que paguen más los que más tienen, para que se persiga el fraude y la evasión fiscal y para que los impuestos que pagamos respondan a criterios razonables enseguida se nos pasa el enfado.

Vaya por delante que no soy un enemigo de los impuestos, más bien al contrario. Como han demostrado durante décadas los países escandinavos, un sistema fiscal progresivo sin recovecos por los que escaquearse es la mejor manera de conseguir una redistribución lo más justa posible de la riqueza y de favorecer por tanto la igualdad social. De lo que estoy en contra es de que las administraciones públicas tomen a los ciudadanos por rehenes y les apliquen impuestos tan absurdos como el de las plusvalías por la compra venta de propiedades urbanas sin que importe ni poco ni mucho si ha habido ganancias o pérdidas en la operación.


“El impuesto sobre una plusvalía inexistente que han aplicado los ayuntamientos es  confiscador y falto de toda lógica”

Tuvo que ser un ayuntamiento vasco el que advirtiera por primera vez de la posible inconstitucinalidad en la que estaban incurriendo todos los ayuntamientos de este país al cobrar por una plusvalía que no se había producido. Ahora ha sido el propio Tribunal Constitucional el que ha venido a confirmar el despropósito y la sinrazón de ese impuesto que el legislador tendrá que reformar más pronto que tarde para adaptarlo a la doctrina del alto tribunal. 


Los ayuntamientos perderán un buen pico con este fallo constitucional que echa por tierra una importante fuente de ingresos para las arcas municipales. En cualquier caso, lo que no puede seguir ocurriendo, porque así lo establece la decisión del Constitucional, es que por la simple titularidad durante un cierto tiempo de una propiedad urbana el ayuntamiento de turno ya deduzca que se ha obtenido un beneficio en el momento de la venta y nos aplique el correspondiente impuesto revolucionario. Eso es sencillamente confiscador y contrario a toda lógica económica y de la otra como demuestra lo ocurrido con muchas de esas propiedades en cuanto estalló la burbuja inmobiliaria.


"Deben prepararse los ayuntamientos para hacer frente a las reclamaciones de los ciudadanos"

Deben además prepararse los ayuntamientos para hacer frente a una posible avalancha de ciudadanos que, ahora sí, reclamarán que se les devuelva el dinero pagado indebidamente en concepto de plusvalía. Animándoles a que lo hagan hay ya no pocos despachos de abogados que han visto en esta decisión del Constitucional otra buena oportunidad de negocio como ya ocurrió con las preferentes, las acciones de Bankia o las cláusulas suelo. 

Convendría que a quien le corresponda la responsabilidad se pusiera cuanto antes manos a la obra para adaptar la regulación de ese impuesto a lo que dice el Constitucional y el sentido común más elemental que, como demuestra este fallo, no es el más común de los sentidos si por medio hay dinero fresco.  Hay que empezar por dejar bien claro qué pruebas deben aportar particulares y empresas como las promotoras inmobiliarias para demostrar que no ha habido enriquecimiento y que por tanto no ha lugar a aplicar el impuesto. A ver si en esta ocasión estamos algo más atentos para que los ayuntamientos no vuelvan a tomarnos por simples paganinis obligados a apoquinar y a callar. 

Quevedo, solo ante el peligro

Tras horas han tardado hoy Pedro Quevedo y Cristóbal Montoro en no ponerse de acuerdo “prácticamente en nada”. Del meritorio récord del diputado de NC y del ministro de Hacienda han participado la vicepresidenta Sáenz de Santamaría y el ministro de Industria, Alberto Nadal. No conozco personalmente a Montoro pero sospecho que una reunión de tres horas con él es de esas experiencias que te marcan para toda la vida. Se lo preguntaría a Quevedo si respondiera a los whatsapp o a las llamadas pero últimamente está tan ocupado presidiendo peliagudas comisiones de investigación, negociando presupuestos del Estado y ordenando el tráfico de cruceros en el Puerto de La Luz que ni caso les hace a esos requerimientos.

El cotizado diputado 176 se personó esta mañana en La Moncloa revestido de hombre de estado con un grueso tocho de enmiendas presupuestarias bajo el brazo de las que quiere obtener todo el aceite posible. Sin embargo, a tenor de sus propias declaraciones tras el extenuante encuentro, tengo la sensación de que se ha encontrado con un hueso bastante duro de roer. Pedir 450 millones de euros más en los presupuestos y de propina una reforma del sistema electoral canario es un órdago de los que hacen época y que nos ha traído a la memoria el poder que en ocasiones ha tenido en Canarias el diputado 31 del Parlamento autonómico.

“Tengo la sensación de que Quevedo se ha encontrado con un hueso bastante duro de roer”.

Lo de los millones podría ser asumido sin grandes problemas por Montoro, quien no tuvo dificultades en cerrar un acuerdo con el PNV por un importe  de 5.000 millones de euros, una cifra mucho más abultada que la que piden NC y CC juntos y que sumaría unos 1.000 millones en el supuesto de que Quevedo consiguiera hacer saltar la caja fuerte de Hacienda. Ahora bien, lo de la reforma del Estatuto de Autonomía de Canarias y los cambios en la ley electoral de las islas que pide Quevedo para apoyar los presupestos introduce una cuña entre el Gobierno central y CC, valedora de las cuentas de Montoro, que huele a cuerno quemado en la otra cosa nacionalista canaria.


Creo que pecan de excesivo optimismo quienes ya ven en el papel que están jugando los dos diputados nacionalistas canarios una suerte de reverdecimiento de los laureles de antaño cuando incluso se disfrutaba de grupo político propio en la cámara. La realidad es más bien otra y habla ante todo de una aritmética parlamentaria coyuntural que beneficia esas posiciones  y no del reforzamiento de un nacionalismo canario a día de hoy dividido y sin visos de unidad ni a corto ni a medio plazo.

“NC ha visto una oportunidad histórica que tal vez no vuelva a tener en mucho tiempo”.

No me cabe duda de que NC ha visto la oportunidad histórica que tal vez no vuelva a tener de aprovechar la privilegiada posición política del diputado 176 para subirse a la higuera de las exigencias a Montoro que tiempo de bajar de ella habrá. Dicho de otro modo, explotar hasta el final y más allá la atención mediática que esa posición recibe y presentarse ante los canarios como la fuerza política que fue capaz de arañar a los presupuestos del Estado unos cuantos millones más para las islas que los que logró la otra fuerza nacionalista y sin embargo rival político.   

Veremos hasta dónde ceden Montoro y Quevedo en este pulso aunque sospecho que ambos tendrán que dejarse algún pelo en la gatera para alcanzar un acuerdo y luego ya veremos cómo lo adobamos ante la opinión pública  para que nadie aparezca magullado. Lo que no creo es que Quevedo termine pulsando el botón de votar no cuando toque decidir en el Congreso sobre los presupuestos salvo que le apetezcan unas nuevas elecciones generales, que no creo, que animen el aburrido cotarro político de este país. No obstante, ahora que Quevedo ya ha pegado la hebra con Montoro debería llevarse a Román Rodríguez a la próxima reunión:  se equilibrarían las fuerzas estatalistas y nacionalistas y no se vería de nuevo tan sólo ante el peligro de ser abducido por los reconocidos poderes de Montoro de darte con una mano lo que te quita con la otra. 

Debate sin ambición

En su derecho están quienes deseen dedicar su tiempo a averiguar quién ganó el debate socialista de hoy. Es un asunto en el que nunca he creído mucho ya que el resultado sólo se basa en sensaciones y percepciones subjetivas de quien opina tan buenas y fiables como las de otro cualquiera. No es por zafarme y no dar un nombre pero si me preguntaran respondería que no hay ganador en el debate de hoy entre los aspirantes a dirigir el PSOE. No quiero decir que todos hayan perdido sino que ninguno ha estado a la altura de las circunstancias y del crítico momento histórico en el que se encuentra un partido con el bagaje y la historia del PSOE.

Creo que los tres han vuelto a perder una buena oportunidad para explicarles a los suyos y al resto de los ciudadanos cuáles son las ideas y proyectos concretos con los que aspiran a volver a hacer del PSOE “un partido ganador”, según la terminología al uso de los tres candidatos. Lo que se ha visto hoy ha sido una nueva riña – bien es verdad que muy educada - entre los dos aspirantes  con más posibilidades de quedarse con el santo y la limosna del PSOE frente a un tercero que ha intentado de nuevo hacer de Pepito Grillo sin conseguirlo.

“Si me preguntaran respondería que nadie ha ganado hoy el debate”

Resulta descorazonador que en un debate sobre el partido que quiere cada uno de los candidatos, la mayor parte del tiempo lo hayan empleado Díaz y Sánchez en cobrarse las facturas por el pasado reciente. El propio López, que ha hecho hoy loables esfuerzos por no enredarse en ese debate estéril que mantienen sus dos contrincantes desde hace meses, terminó también enredado y por momentos haciendo pinza con Díaz contra Sánchez. López se ha vuelto a parecer hoy al bombero que ha llegado demasiado tarde al incendio y al que no le queda más remedio que aceptar que la única manera de que se apaguen las llamas es dejándolas que sigan su camino hasta que se acabe el material combustible. Sólo que en este caso el material que está ardiendo no es otro que el que representan los 130 años de vida que atesora el PSOE.
  

Más allá de los lugares comunes y de los mantras sobre la abstención para que gobierne Rajoy, los cambios de rumbo de Sánchez o la presunta proximidad de Díaz al PP, casi nada se ha dicho hoy que no hubiéramos escuchado ya. Imagino que los afiliados del PSOE que el domingo elegirán al nuevo líder o lideresa del PSOE y que ya tenían su voto decidido no lo cambiarán en función de lo que han visto y escuchado esta mañana. Del mismo modo, a los que nadaban en un mar de dudas no creo que el debate les haya aclarado otra cosa que no sea que en el partido siguen faltando propuestas concretas y sobrando ganas de revancha.

“Ni siquiera quedó claro si Susana Díaz es una infiltrada del PP  y Sánchez un infiltrado de Podemos”

Por no aclararse ni siquiera se ha aclarado hoy  si Susana Díaz es una infiltrada del PP y Sánchez un infiltrado de Podemos, aunque por lo que ambos se dijeron mutuamente uno estaría dispuesto a creer que así es. No deja de ser sintómatico que los dos postulantes con más opciones a ocupar la secretaría general del PSOE apenas hayan esbozado sus líneas estratégicas principales dejando a propios y extraños con las mismas dudas previas al debate. Es evidente que detrás de esa calculada ambigüedad se esconde el indisimulado deseo de ambos de usar al PSOE como trampolín para llegar a La Moncloa. El problema es que ambos parecen haber olvidado la importancia de asegurar bien el trampolín para no dar saltos en el vacío.

No sé quién ganará las primarias del domingo aunque las quinielas apuestan con fuerza por Díaz y por Sánchez. Pero al margen del nombre del ganador o ganadora, el drama del PSOE es que ninguno de los tres aspirantes parece reunir las condiciones necesarias para encarnar el liderazgo renovador y de consenso que reclama el partido para no caer en la irrelevancia política. Un debate tan poco estimulante, tan trabado en viejas rencillas y tan escaso de ideas como el de hoy revela una vez más que la salida de la crisis socialista dista aún mucho de estar cerca.