A Pedro Sánchez pongo por testigo de que cuando el PSOE y Podemos vuelvan a la oposición, reclamarán en todos los foros y plazas del país la rebaja inmediata y vitalicia de los precios de la luz y los combustibles. Ya creo estar viendo las coloridas manifestaciones contra la pobreza energética encabezadas por Alberto Garzón y los líderes sindicales, las iniciativas en el Congreso, los editoriales en la prensa amiga y los miles de tuits y retuits de los aplaudidores: todos a una reclamando mano dura con las malvadas empresas que se lucran a costa de los pobres.
Baja el IVA que no se podía bajar
Ni por pienso imaginen que la escalada de precios va a ser pasajera: hay cohetes que van a Marte con menos potencial de subida que los precios de la energía y los combustibles. De la subida de la luz y del sistema tarifario que induce a hacer la colada de madrugada ya hablamos aquí hace unos días en este post: "El calambrazo". Desde entonces el precio ha seguido disparado y, a este paso, el 1 de julio la luz costará en España un 40% más que hace un año. Vamos camino de pulverizar los niveles alcanzados en enero con la borrascosa Filomena.
Pero cantemos a coro sus alabanzas porque, al fin, el Gobierno ha visto la luz: el Consejo de Ministros aprobará hoy una rebaja temporal del IVA de la luz y congelará la llamada tasa de generación, medidas que podrían suponer un respiro momentáneo para las maltrechas economías domésticas. Y digo podrían, en condicional, porque hay estudios que demuestran que, en un mercado eléctrico tan mal organizado como el español, la subida de los impuestos se traslada inmediatamente a los precios. Sin embargo, cuando bajan, una parte se la quedan las eléctricas en lugar de beneficiar solo a los consumidores.
De manera que sea lo que tenga que ser, que diría un estoico, pero mi consejo es que compremos velas en cuanto terminen las loas. Lo asombroso de todo esto no es solo el cacao mental que los repentinos cambios generan en los consumidores, sino que estas decisiones se anuncian solo quince días después de que la ministra Ribera defendiera el tarifazo que entró en vigor el 1 de junio como el más transformador y resiliente a este lado del Misisipí.
EFE |
No es menos llamativo que el PSOE y Podemos estén dispuestos ahora a bajar impuestos, con lo que eso perjudicaba hasta el otro día a los pobres y beneficiaba a los ricos, según el discurso oficial de la izquierda con permiso de Zapatero. Además, supongo que a María Jesús Montero la idea le gustará lo justo. La ministra confiaba en que la Hacienda Pública se embolsara unos 2.700 millones de euros de más por la subida, que ahora se podrían quedar aproximadamente en la mitad. Y otra cuestión, la propia Montero se ha escudado una y otra vez en Bruselas para negar la rebaja del IVA, así que a ver cómo explica la que hoy aprobará el Consejo de Ministros.
Peligra la recuperación
Con lo de los carburante pasa casi tres cuartos de lo mismo. El barril de crudo también viaja en cohete y en solo un año se ha encarecido un 40%. Como con la luz, el fin de las restricciones por la pandemia, el incremento de la demanda en las vacaciones y el engorde de los márgenes de la distribución, que han aumentado un 30% en el último año, harán que llenar el depósito se ponga a precio de caviar beluga. De hecho, ya está cerca: en Canarias, sin ir más lejos, un depósito de gasolina de 60 litros cuesta en estos momentos 63 euros, casi siete euros más que hace un año.
También aquí habría margen para aliviar la subida vía unos impuestos que suponen el 50% del precio de los carburantes. Claro que este mercado tampoco es la repanocha de competitividad, sobre todo en lugares como Canarias, y nos podríamos encontrar con el mismo problema que en el de la electricidad. El Gobierno tiene sobre la mesa dos papas muy calientes y poco tiempo para evitar que las subidas dañen los brotes verdes de la economía. Deberá decidir entre cumplir lo que el PSOE y Podemos prometieron en la oposición o hacer frente a una realidad para la que no valen pancartas ni eslóganes. Bienvenida sea la bajada de impuestos que tanto han denostado y a la que ahora se agarran, aunque solo sea un parche de efectos débiles y pasajeros que no resolverá el problema de fondo. Llegó la hora de dar trigo.
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