Si Asier
Antona conociera bien la idiosincracia isleña sabría que los canarios no nos
agobiamos por dejar para mañana lo que podríamos haber hecho hoy y mañana ya
veremos. La pachorra, el gofio y los potajes nos preservan de la tensión alta y
sus fatales consecuencias y nos permiten vivir la vida al golpito y sin fogaleras.
Antona, por el contrario, en su deseo de tocar las mieles del poder por lo
civil o por lo penal, lleva un par de semanas metido en un corre corre que
empieza a asustar. Hace una semana dijo aquello de que está disponible para
quien le quiera hacer presidente del Gobierno de Canarias mediante una moción
de censura.
Como los interpelados
- PSOE y NC - no se habían dado por
aludidos, ahora les ha puesto un plazo improrrogable de dos semanas para que
digan si les gusta la novia y obren en consecuencia ofreciéndole la dote. Si a
pesar de la generosa oferta fuera repudiado, Antona ya tiene plan b: sentarse a
negociar con el otro pretendiente – Coalición Canaria – su entrada en el
Gobierno que preside el minoritario y atribulado Clavijo.
Bajemos la
pelota al suelo y analicemos la situación: Antona ha puesto en almoneda su liderazgo y
su programa de gobierno y está dispuesto a entregar ambas cosas a quien le ofrezca
la mejor dote. Actúa como la novia que se sabe pretendida por todos y de la que
todos necesitan para sus respectivos planes e intenta obtener rédito de esa
privilegiada posición. Para ello transmite la idea de que le da lo mismo que el
pretendiente sea feo, guapo, de izquierdas o de derechas cuando en realidad
hace tiempo que le picó el ojo a quien de verdad quiere que lo lleve al altar.
Ese alguien no
es otro que Coalición Canaria, que también se hace estos días el sueco y silba
mirando al cielo como si la escandalera política que está montando el estresado
Antona no tuviera nada que ver con la menesterosa situación en la que se
encuentra el Gobierno. En este teatrillo político en el que pocas cosas son lo
que parecen y en el que los actores esconden sus verdaderas intenciones, hay
nacionalistas como Carlos Alonso que lloran ahora sobre la leche derramada del
pacto con el PSOE e incluso hacen votos para reeditarlo sin que se le mueva un
pelo de la barba.
Por su parte,
en el PSOE todo son dudas e indecisión como si Ferraz hubiera nombrado
presidente de la gestora del partido en Canarias al príncipe Hamlet en lugar de
al ausente Rodríguez Fraga. Ganas de calzar por CC y devolverle la expulsión a
Clavijo no faltan entre muchos socialistas pero hacer presidente a Antona para
conseguirlo es una dote cuyo coste está fuera de su alcance.
El impaciente
Antona también tiene congreso a la vuelta de la esquina y necesita tomar mucha
quina Santa Catalina para llegar con fuerza a la cita en la que se juega su ser
o no ser como líder de los populares canarios. Por eso exige al PSOE que pague
cuanto antes una dote cuyo precio sabe impagable y quedar así liberado para
jurarle fidelidad eterna al verdadero gran amor de su vida, Coalición Canaria,
en cuanto las mascaritas salgan a la calle y las murgas empiecen a dar la ídem.
Con suerte y si sus apuros de estos días dan el resultado apetecido, tendremos nuevo gobierno "fuerte y estable" al mismo tiempo que murga
ganadora y Antona al fin podrá relajarse y descansar antes de que le dé algo con tanto estrés.
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