Aún no pero, a
este paso, Coalición Canaria va a tener que poner un anuncio en Infojob
para encontrar un secretario o secretaria general. Falta menos de un mes para su
sexto congreso y nadie ha levantado aún la mano para proclamarse capitán de
uno. El herreño Narvay Quintero, cuya candidatura habían venido acunando con
mimo y cariño Marcial Morales, Carlos Alonso o José Luis Perestelo, ha dicho
que no, que aparten de él ese cáliz. Y si no, que se lo pregunten al eterno
José Miguel Barragán, el actual secretario general que lleva mucho tiempo
queriendo irse pero que, como no aparezca algún aspirante a tiempo, va a tener
que reengancharse al servicio de la causa per secula seculórum.
Quintero debe
haber hecho sus cuentas y habrá llegado a la conclusión de que con el atún
rojo, las papas, los plátanos y la polilla guatemalteca va sobrado de
ingredientes para el potaje que le encargó Fernando Clavijo cuando le nombró consejero de Agricultura, Ganadería y otras hierbas de comer. Si encima tiene
que cocinar el menú de CC según los productos más típicos de cada isla, el
riesgo de que algún plato se le queme o se le pegue se incrementaría considerablemente. Aunque es probable que
sea otra la causa principal por la que Quintero ha rechazado ocupar un cargo
que puede dar más dolor de cabeza que una resaca de vino peleón.
Quintero es
destacado dirigente de la Agrupación Herreña Independiente (AHI), partido que
mantiene una estrecha relación con CC pero que no forma parte propiamente
hablando de la organización nacionalista. Se da la casual circunstancias de que
la AHI se está planteando desde hace meses aprovechar el congreso de finales de
este mes para poner un poco de tierra de por medio con respecto a CC y recuperar cierta capacidad de maniobra
perdida en los últimos tiempos. Haber aceptado la generosa invitación de CC
para ocupar el sillón del dentista que supone la secretaría general hubiera implicado
renunciar a esa emancipación política y, en la práctica, casi integrarse en la
formación nacionalista.
Sus dos diputados regionales, adscritos al
grupo parlamentario de CC, habrían quedado así atados de pies y manos en la
actual coyuntura política de gobierno en minoría. En realidad es muy probable
que lo que la oferta a Quintero encerraba era la necesidad de CC de
garantizarse la fidelidad incuestionable de esos dos escaños para un gobierno
cuyo apoyo parlamentario no alcanza ni un tercio de la cámara. Dicho de otro modo, matar dos pájaros de un tiro: poner al frente del partido a una cara relativamente nueva pero con experiencia y amarrar los dos valiosos votos herreños.
Ahora toca
volver a empezar a buscar candidato o candidata para esa secretaría general
cuyo actual titular, José Miguel Barragán, también apostaba por Quintero para
que fuera su sucesor. Tanto si es Barragán el que no tiene más remedio que
continuar amarrado al duro banco de la secretaría general como si encuentran a
un mirlo blanco que asuma el cargo, el principal reto de CC será sobrevivir en
un nuevo escenario político después de años en el poder y tras un buen cúmulo
de errores que la han convertido en una fuerza que pierde fuelle y votos a cada nueva cita
electoral.
Pero de lo que quiere o puede ser CC de aquí en adelante ya hablaremos
otro día, aunque no es improbable que sea la carencia de un proyecto político
definido una de las causas por las que nadie quiere ser capitán de uno.
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