A la larga y
conspicua lista de políticos y empresarios españoles con intereses en paraísos
fiscales se acaba de incorporar nada menos que Manuel Moix, el fiscal jefe Anticorrupción.
Diría que lo último que nos faltaba por ver era que el responsable público de
perseguir los delitos de cuello blanco cayera bajo la sospecha de cometerlos.
Prefiero la cautela y esperar acontecimientos porque me temo que lo último por
ver aún no lo hemos visto. A Moix le ha descubierto www.infolibre.es una
participación del 25% en una empresa radicada en Panamá, ese país que no
localizaríamos en el mapa si no fuera por su opacidad fiscal y por sus ventajas
para quienes pueden y desean burlar a la hacienda de sus países. El mismo país
del que aún hay ingenuos que creen que el dinero y los bienes de las empresas
que en él se ubican son para luchar contra el hambre en el mundo.
Cual si fuera
un Messi de la fiscalía, Moix alega en su defensa que todo fue cosa de su papá
y que la Agencia Tributaria conoce de la existencia del chiringuito panameño y
él está al corriente de sus obligaciones fiscales. Su padre fue el que creó la
empresa en Panamá y después se la dejó en herencia a él y a sus hermanos.
Afirma que no tiene actividad y que su única propiedad es un chalé en Madrid
valorado en más de medio millón de euros. Moix desconoce las razones por las
que su progenitor – catedrático e inspector de trabajo – abrió una empresa en
Panamá y nos recomienda que se las
preguntemos a él. Lo haríamos con sumo placer si no fuera por el pequeño
inconveniente de que murió en 2011, aunque eso ahora es lo de menos.
“¿Lo último que nos quede por ver es al fiscal Anticorrupción bajo la sospecha
de evadir impuestos?”
Lo que empieza
a chirriar como los ejes de mi carreta es la razón por la que Moix no ha
liquidado la empresa panameña en la que figura como participe.
Él asegura que se debe a que los hermanos herederos no se ponen de acuerdo sobre
los gastos fiscales pero parece una explicación algo forzada. En cualquier caso,
es sólo su palabra y no por ser fiscal jefe Anticoprrupción tene Moix un plus de
credibilidad con respecto al resto de los ciudadanos. Lo que se impone es una
investigación de oficio por parte de la Agencia Tributaria que aclare si lo que
dice Moix es cierto y si efectivamente la empresa no ha tenido actividad.
Convendría
también que la propia Fiscalía investigara a su responsable Anticorrupción
porque, a fecha de hoy, no hay constancia de que Moix informara a la inspección
del Ministerio Público de sus intereses panameños. Hay que recordar que el Estatuto de la
Fiscalía es muy restrictivo con las incompatibilidades de los miembros de la
carrera fiscal y ser administrador, accionista, socio o gestor de una empresa – sea española, panameña a de Papúa Nueva Guinea - está expresamente prohibido. Mientras se
sustancian esas investigaciones, Moix tiene que irse a casa inmediatamente y dejar
abiertas de par en par las ventanas de la fiscalía Anticorrupción para que corra el aire
fresco y limpio.
“Moix tiene
que irse ya a su casa y dejar abiertas las ventanas para que circule el aire fresco”
El sólo hecho
de haber mantenido en secreto su participación en una empresa ubicada en un
paraíso fiscal le inhabilita ética y estéticamente para seguir al frente de la
institución pública encargada de perseguir a los corruptos y llevarlos ante el
juez. Recordemos que Moix, su jefe
directo el Fiscal General del Estado y el jefe político de ambos, el ministro
de Justicia, fueron reprobados hace sólo dos semanas por el Congreso de los
Diputados a propósito de su actuación en el “caso Lezo”. Es el mismo Moix al
que el ex presidente madrileño Ignacio González, en la cárcel por ese caso de
presunta corrupción, consideró el candidato ideal para dirigir la fiscalía Anticorrupción.
Los tres, sin
embargo, siguen hoy en sus cargos mientras se desploma la confianza de los
ciudadanos en la Justicia. Y encima y para mayor escarnio hemos de soportar las
jeremiadas del PP después de que la Audiencia Nacional le haya ordenado a Rajoy que dé la
cara y deje de parapetarse detrás del plasma en el caso Gurtel, la madre y el
padre de la corrupción en el PP. ¿Nos falta algo por ver? ¿Qué será lo
siguiente? Hagan sus apuestas.
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