Una generación hizo de esta canción un himno de amor y libertad. No había reunión o encuentro de amigos en la que no se cantase y, al mismo tiempo, se rindiese homenaje a Víctor Jara, asesinado por los militares chilenos a los pocos días del golpe de Pinochet. El estadio nacional de Chile, en donde murió este cantor popular, lleva precisamente el nombre de Víctor Jara.
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