Al director del Servicio Canario de Empleo le ha declarado el hombre del tiempo un huracán de fuerza 5 con diluvio mediático - político y rayos y truenos en su despacho: los teléfonos dan calambre, las sillas se mueven solas sin persona humana que las empuje y los papeles han salido volando por la ventana. Todo a cuenta de que fue Alejandro Martín, que así se llama el afectado, y dijo en una radio que Canarias puede soportar más parados que los que ya tiene. Sospecho que se le fue el baifo por algún risco muy escarpado. Decir que aquí podemos soportar más parados cuando ya rondamos los 400.000 para una población total de poco más de dos millones es como poco para hacérselo mirar por el médico chino o, al menos, por Fátima Báñez.
La clave de esta sesuda tesis sociometeorológica de Martín hay que buscarla en el clima: como las Islas disfrutan de un clima primaveral todo el año, hay muchos parados que se vienen aquí a buscar empleo sin riesgo de que se le congelen hasta las ideas, como a él, dicho sea de paso. Esa y no otra es la causa – según Martín – de que en Canarias haya aumentado la población activa a tenor de la última EPA que Dios guarde muchos años.
Razona nuestro hombre que no todo en la vida es dinero y matarse a producir de la madrugada a la noche; también influyen en la felicidad humana cosas como un clima templado que te permita ir en cholas y bermudas todo el día y la posibilidad de echarse unas cervecitas con los colegas de fatigas a la vera de las olas mientras se hace un análisis concienzudo del último golpe en los ñoños de Messi o Ronaldo. Ahora se comprende también que haya tanta gente potando a las seis de la mañana del 1 de enero en la playa de las Canteras sin convertirse en carámbanos o que masas amorfas se suban a una caravana de fotingos rumbo a la cumbre a las diez de la mañana de un martes laboral para ver cuatro granizos mal caídos.
La fuerza de la rociada ha sido de tal magnitud que Martín no ha tenido más remedio que plegar velas y refugiarse en puerto seguro hasta que pase la borrasca. Desde allí ha puesto en práctica el arte cinegético preferido por el 99,9% de los políticos del mundo mundial: matar al mensajero. “Mis palabras han sido tergiversadas y sacadas de contexto”, ha dicho. Me quedo más tranquilo, la verdad. Porque su tesis climática tenía un fallo en el que este hombre, en su buena voluntad de intentar explicar cómo es posible que con 400.000 parados sigamos yendo al supermercado sin una recortable al hombro, no reparó.
Y es que, como el tiempo no empeore a marchas forzadas y nos alcance una glaciación, no iba a haber disco de ordenador ni papel de reciclar o del otro para apuntar tanto parado tostándose al sol en estas islas. Así que para luchar con éxito contra las tremendas cifras de paro de esta tierra se haría imprescindible y urgente que empezara a nevar ya mismo y sin pausa en La Graciosa, Corralejo y Papagayo y que las temperaturas máximas no superaran los 40 grados bajo cero en Maspalomas.
Con todo, la innovadora teoría climática de Martín sobre las causas del desempleo en Canarias tiene su lado positivo. Si el clima viene a influir de manera tan directa en el empleo como aseguró, bien podemos ahorrarnos su sueldo y preguntarle al hombre del tiempo cómo irá el paro en los próximos días. Eso que saldríamos ganando y las posibilidades de acertar serían aproximadamente las mismas.
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