Ni cuarenta y ocho horas ha durado la precaria armonía que parecía emanar de la entrevista que el presidente Mariano Rajoy y su homólogo canario Paulino Rivero consiguieron el pasado miércoles con su reunión en La Moncloa. Raudo y veloz, el ministro de Industria y líder de los populares canarios, José Manuel Soria, ha dicho hoy que habrá prospecciones petrolíferas sí o sí y que comenzarán entre julio y septiembre, a más tardar. De nuevo ha sacado a relucir sus viejos argumentos sobre los beneficios sin cuento del petróleo y de nuevo ha vuelto a encender la mecha de la tensión entre ambos gobiernos.
Dice Soria que ese es el anuncio que Rajoy le hizo a Rivero en la reunión de La Moncloa, aunque del particular no dijo nada el presidente canario en la rueda de prensa posterior. Sí reconoció que en el asunto de los sondeos las posiciones son irreconciliables pero prefirió subrayar las cuestiones en los que puede haber una mayor sintonía frente a aquellas en las que el desencuentro es ya público y notorio. Pues bien, Soria se ha encargado hoy de volver a ponerlo en el primer plano, tal vez preocupado ante la posibilidad de que las relaciones entre los Gobiernos de Canarias y del Estado mejoren siquiera sea de forma leve y el diálogo de sordos que ha presidido toda esta legislatura se reconduzca hacia terrenos más razonables de un mínimo entendimiento que beneficie a los ciudadanos de estas Islas.
Soria, que no estuvo en la reunión entre Rajoy y Rivero y por tanto debería de tener la prudencia y hasta la educación de no revelar los asuntos que en ella se trataron, vuelve a actuar como el pirómano de unas relaciones ya bastante caldeadas pero con las que no parece sentirse a gusto si no están bien tensas y a punto de estallar. Cree que obtiene mayor rédito político echándole petróleo al fuego y no duda en hacerlo en cuanto advierte que las llamas bajan un poco de intensidad.
En su táctica incendiaria el ministro también vuelve a actuar como portavoz cualificado de Repsol y rectifica incluso las propias previsiones de la petrolera de iniciar los sondeos en mayo, como anunció el presidente Brufau en la lamentable rueda de prensa del año pasado en Canarias. Por no mencionar que vuelve a ignorar que el Ministerio de Medio Ambiente aún no ha concedido la autorización definitiva para iniciar las prospecciones y que el Tribunal Supremo no se ha pronunciado todavía sobre los recursos presentados por las instituciones canarias.
Al ministro, la lealtad institucional, la discreción, el diálogo constructivo y esos formalismos de leguleyos parecen importarles más bien poco si saltándoselos consigue volver a agitar las aguas del enfrentamiento, su hábitat natural y al margen del cual se encuentra como pez fuera del agua.
No hay comentarios:
Publicar un comentario