Por los Clavos
de Cristo y el Señor de la Burrita imploro humildemente al Gobierno y a los
partidos políticos que cesen cuanto antes el bombardeo presupuestario al que
nos están sometiendo desde hace una semana. No sé ya dónde meterme para
esquivar el diluvio de millones que como una plaga bíblica nos ha caído encima
desde que Montoro se personó en el Congreso de los Diputados con un pen drive y un power point infectado de cifras y porcentajes. Ni siquiera se han aprobado aún las cuentas y tampoco es tan seguro que se aprueben y ya estamos repicando las campanas y vendiendo pieles de oso un día sí y otro también. Cuando era joven e
indocumentado pensaba que los números eran el no va más de la objetividad y que
dos más dos nunca podría ser cinco o tres. A estas alturas a las que ya no soy joven y sólo soy
un poco menos indocumentado no me sorprende demasiado que a los políticos la suma les de cero,
catorce y hasta veinticinco.
Por ceñirnos a
Canarias, si uno escucha al Gobierno descubrirá que el trato que reciben las
islas en los Presupuestos del Estado de este año es supercalifragilístico y si
escucha al PP verá que es, además, espialidoso. Ahora bien, si quien habla es
la oposición que no ha estado en el Gobierno o la que estuvo hasta el otro día lo
que escuchará es que esas cuentas son la peste negra, el cólera y la malaria,
todo a la vez ¿No estará la verdad en el justo medio como dicen que dijo el
filósofo? Que desde un punto de vista general y desde un punto de vista
territorial canario estos presupuestos son mejores que los anteriores parece
evidente; que no son todo lo mejores que deberían para paliar casi siete años
de recortes y ajustes en aras del déficit, también es evidente.
Es muy
probable, por no decir seguro, que había margen para otros presupuestos con
otras prioridades más atentas a las secuelas sociales de la crisis por lo que
al marco general se refiere. Por lo que hace a Canarias, la mejora es notable en
varios aspectos pero no borra ni compensa suficientemente los sucesivos años de
olvido deliberado y trato injusto para con las islas por parte del Gobierno
central de Rajoy. En resumen, un presupuesto público no es otra cosa que el
reflejo de una determinada situación política en una coyuntura económica
concreta.Con Rajoy en
minoría y necesitado de amarrar, entre otros, los votos de los nacionalistas
canarios para sacar adelante las cuentas, lo lógico es que por fin se cayera de
un guindo y viera la luz.
Si, además de eso, hay una cierta mejoría de la situación económica que le permite ser algo más rumboso con quien hasta ahora sido tan tacaño, a nadie le puede extrañar su nuevo disfraz de rey mago. No hay más misterio en ese cambio de actitud ni responde a una conversión repentina del presidente a la ultraperifericidad de Canarias que hasta ahora le había importado exactamente un comino. Respecto a los críticos con las cuentas de Montoro, hay dos motivaciones básicas. Podemos las rechaza porque no hacerlo sería portada hasta en el New York Times y el PSOE hace lo propio porque no está el horno socialista como para apoyar las cuentas de Rajoy después de la que se ha armado en el partido por haberse abstenido para que fuera presidente.
Si, además de eso, hay una cierta mejoría de la situación económica que le permite ser algo más rumboso con quien hasta ahora sido tan tacaño, a nadie le puede extrañar su nuevo disfraz de rey mago. No hay más misterio en ese cambio de actitud ni responde a una conversión repentina del presidente a la ultraperifericidad de Canarias que hasta ahora le había importado exactamente un comino. Respecto a los críticos con las cuentas de Montoro, hay dos motivaciones básicas. Podemos las rechaza porque no hacerlo sería portada hasta en el New York Times y el PSOE hace lo propio porque no está el horno socialista como para apoyar las cuentas de Rajoy después de la que se ha armado en el partido por haberse abstenido para que fuera presidente.
Una cosa más
quiero pedir: que cesen también de una vez, por respeto a la inteligencia de
los ciudadanos, las interpelaciones del Gobierno y del PP a lo parlamentarios
canarios de otros partidos para que apoyen estas cuentas so pena casi de
excomunión y destierro. Quienes hacen tal petición deberían preguntarse en voz
alta por qué apoyaron en su día los presupuestos estatales anteriores si eran tan
malos para Canarias. Demegogias, las justas.
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