Aunque creo
que me muevo mejor entre letras, hoy he afilado el lápiz y he echado cuentas
sobre el nuevo REF canario y sobre los Presupuestos del Estado que Montoro
presentará mañana en el Congreso atados con un lazo rojo. No es para echarle
agua al vino sino para comprobar si hay razones que justifiquen poner a volar
las campanas de La Laguna o si sería más prudente adoptar un tempo algo menos
jubiloso. Comencemos por el REF, al que el Gobierno central le acaba de dar una
buena mano de pintura después de casi un cuarto de siglo sin tocarlo. En 25
años la gente nace, crece, estudia o trabaja (o ninguna de las dos cosas), se
casa y hasta tiene hijos; antes, los hombres tenían tiempo incluso de hacer la
mili en Melilla. Pero bien está lo que bien acaba aunque tarde tanto en acabar y, al decir de tirios y troyanos, este REF
reformado parece bastante aseadito.
El nuevo REF
Se mantienen
las ayudas al transporte de mercancías y personas y se reconoce que Canarias
está lejos del continente europeo y son ocho islas con sus respectivos islotes. Esto
último es muy importante y supone un cambio revolucionario porque por aquí
abajo ya desesperábamos de que en Madrid comprendieran que Canarias dejó de estar
al norte de Argelia desde que Mariano Medina explicaba las isóbaras en la tele.
Aunque el principal cambio revolucionario del nuevo REF es su desvinculación del
sistema de financiación por el que las comunidades autónomas reciben el dinero
con el que pagan la sanidad, la educación y las políticas sociales.
No mezclar el REF – concebido para compensar
los costes de la insularidad y la
lejanía – con el acceso a la financiación de los servicios públicos era tan de
sentido común como no considerar a Canarias territorio continental equiparable
a La Mancha o a Extremadura. Según los cálculos del Gobierno canario, el cambio
supondrá que las islas reciban anualmente unos 580 millones de euros más para
mejorar la financiación de los servicios públicos, lo cual es un gran respiro.
Lo que me inquieta es que en las cuentas del Gobierno canario ya no se hable del
déficit de financiación que han venido soportando las islas y que el propio
Ejecutivo autonómico ha calculado reiteradamente en 700 millones anuales desde
2009, el año que entró en vigor el sistema actual.
Multiplico los
700 millones por siete años y me sale la bonita cifra de casi 5.000 millones de
euros que Canarias debería haber recibido. ¿Ha hecho el Gobierno canario borrón y cuenta nueva con esa deuda histórica tantas veces reclamada? ¿Habrá que exigírsela al maestro armero?. Todo esto sin mencionar que el REF seguirá dependiendo como
hasta ahora de las coyunturas económicas y las políticas y disponibilidades
presupuestarias de La Moncloa. Es muy loable pretender anclarlo en la
Costitución para que sea de obligado cumplimiento por el Gobierno central pero
me gustaría ver al PP o al PSOE aceptando atarse las manos constitucionalmente sobre
lo que pueden o no pueden hacer con las cuentas públicas.
Unos
Presupuestos pendientes de un hilo
En cuanto a
los Presupuestos del Estado, el júbilo del Gobierno se concreta en la
recuperación de los convenios que los gobiernos de Zapatero y Rajoy han ido
reduciendo a la mínima expresión e incluso suprimiendo literalmente de los
presupuestos, como el recuperado Plan de Empleo. Mención especial merece el tan
traído y llevado convenio de carreteras al que Montoro le ha dedicado 174
millones de euros, algo menos del doble de lo que incluyó en los
anteriores presupuestos. Tampoco en este caso he escuchado decir al Gobierno si va reclamar los cerca de 1.000 millones que Zapatero y Rajoy,
con la excusa de la crisis y los recortes, han dejado de poner en los últimos
años para cumplir con ese convenio. Por no hablar de los incumplimientos
flagrantes del resto de acuerdos entre ambas administraciones de cuya deuda
tampoco se dice nada. ¿Se los tendremos que reclamar también al maestro armero?
Sea como sea,
Clavijo y Rajoy firmarán el miércoles el acuerdo presupuestario por el que la diputada de CC, Ana Oramas,
apoyará las cuentas públicas durante su trámite en el Congreso. La necesidad de
esa firma sólo se justifica por la conocida afición de ambos presidentes a la
fotografía digital y, tal vez, por la conveniencia de escenificar que el buen rollito no ha muerto
sino que está más vivo y saludable que nunca, con los populares a las puertas
del Gobierno.
No estaría de más que en la foto aparecieran también los diputados del PNV. Los nacionalistas vascos,
a la vista de los más de 4.000 millones de euros que Rajoy ha ofrecido a
Cataluña para aplacar al soberanismo, andan también haciendo números sobre
cuánto cuesta su apoyo a las cuentas de Montoro. Y, por supuesto, debería entrar también en la imagen el diputado de Nueva Canarias, Pedro Quevedo, que se presentó con el PSOE
y al que hasta Susana Díaz le ha pedido que mantenga el “no es no” a Rajoy hasta
la victoria final. Dicho de otra manera: ¿habrá presupuestos o estaremos
vendiendo la piel del oso antes de tiempo? A mi no me miren, ya les he dicho
que soy de letras.
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