Cuando pasa mucho tiempo sin sacar la basura, el olor y las moscas lo terminan inundando todo. Para cuando te vienes a dar cuenta, descubres que el daño ya está hecho y que te va a costar mucho tiempo y esfuerzo conseguir que desaparezca el hedor. Eso es, ni más ni menos, lo que viene pasando una y otra vez en el PP: deja para mañana o para nunca jamás sacar la basura del partido y termina por llegar el día en el que los gases tóxicos acumulados después de tantos años de pasividad le explotan en las narices. Cuando eso ocurre, todo el partido apesta aunque muchos de sus dirigentes y cargos públicos sean personas honradas a carta cabal sin responsabilidad directa en la gestión por parte de la cúpula de la abundante porquería interna que genera el PP. De manera indirecta, el tufo termina alcanzando también a los electores del partido y al conjunto de una ciudadanía perpleja ante un rosario aparentemente sin fin de casos de corrupción y falta de la más mínima ética pública.
El caso de la presidenta de Madrid Cristina Cifuentes no es más que otro eslabón más en la larga cadena de escándalos turbios o poco edificantes en los que con tanta frecuencia se ven envueltos dirigentes y conocidos cargos públicos de ese partido. Por ética y decencia, Cifuentes nunca debió haber aceptado el máster que le regaló la Universidad Rey Juan Carlos, tal y como apuntan todos los indicios. Sin embargo, descubierto y hecho público el apaño, la presidenta madrileña optó por parapetarse detrás de una muralla de mentiras, medias verdades y contradicciones con la connivencia culpable de Rajoy y del resto de la cúpula del PP.
Hoy ha dimitido después de más de un mes enrocada y tras la publicación de un video más escarnecedor si cabe - presuntamente pillada robando cremas cosméticas en un hipermercado de barrio - que el asunto del máster irregular. No sé si detrás de esas imágenes es probable, por no decir seguro, que haya fuego amigo aunque me parece que no es lo que más debería preocuparnos. La dimisión no solo llega tarde sino que se produce sin que la directamente implicada haya aún aclarado las circunstancias de su máster, como se le viene reclamando desde hace semanas. Pero es, sobre todo, bochornosa para ella, para Rajoy y para el PP. Y lo es también para los ciudadanos de este país, aunque nosotros no merezcamos sufrir esta vergüenza mientras que ellos se lo han ganado a pulso con sobresaliente cum laude.
Muy bien apreciado este hecho, "la dimisión no solo llega tarde sino que se produce sin que la directamente implicada haya aún aclarado las circunstancias de su máster"... Bien visto
ResponderEliminarGracias, Luis. La única esperanza de conocer las circunstancias del "regalo" es que la Fiscalía haga su trabajo con rigor e independencia de presiones políticas, aunque experiencias recientes como el "caso Nóos" me hacen dudar. Un abrazo.
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