Elecciones: comienza el espectáculo

Había que hacer una llamada a mantener prietas las filas ahora que llega tiempo de urnas y lanzar la primera promesa electoral y eso hizo a pedir de boca este fin de semana la Convención Nacional del PP. Las sonoras ausencias de Aznar y Mayor Oreja se conjuraron a la voz de “el PP o nada” y hasta Esperanza Aguirre incordió esta vez mucho menos de lo que es habitual en ella. De hecho sólo se permitió contradecir al ministro del Interior al asegurar que “ETA no está derrotada”. Así, con la muchachada reunida en torno al proyecto ilusionador de “rescatar” a los ciudadanos después de haber evitado el “rescate” del país, pudo Mariano Rajoy anunciarnos la buena nueva: a partir de 2015 habrá “sucesivas bajadas de impuestos”.

Cuáles, cómo y cuánto queda pendiente de lo que diga Montoro quien, por supuesto, ha desligado tanta generosidad fiscal de las elecciones europeas, autonómicas y generales que tenemos por delante. Nada que ver, “lo hacemos porque ahora hay signos de recuperación económica”, ha venido a decir el amo de la caja pública después de sucesivas subidas fiscales que incumplían el programa electoral y cuya prometida rebaja siempre queda para el año siguiente hasta que, ¡oh casualidad!, llega uno en el que toca votar .

El teatrillo pues estaba listo para que Rajoy tocara a rebato y diera por iniciada la infinita campaña electoral de dos años que nos espera a partir de ahora. En una de esas frases pensadas para copar titulares, Rajoy se abalanzó sobre Pérez Rubalcaba al grito “o te callas o reconoces el mérito de la gente”. No le quedó muy bonito ni democrático, la verdad, mandar a callar al líder del principal partido de la oposición por no reconocer los supuestos “logros del Gobierno del PP” para hacer frente a la crisis.



Es sabido que a Rajoy no le gusta que le digan que su política ha sido muy eficaz para salvar a los bancos antes que a las personas y darles a los empresarios lo que pedían, aunque eso haya resultado nefasto para el empleo, el consumo y la cohesión social del país. Respecto al primero, ignora deliberadamente el presidente que desde su llegada a la Moncloa el paro ha aumentado en más de un millón de personas y que el poco empleo que se crea es cada vez de peor calidad; en paralelo, los salarios se han encogido un 10%, lo que unido al miedo a la pérdida del puesto de trabajo tiene al consumo tiritando de frío y a los bancos rescatados pero guardando el dinero del crédito bajo siete llaves.

Las escandalosas y alarmantes cifras de pobreza y exclusión social que atesora este país y que lo convierten en el segundo más desigual de toda la Unión Europea son, por último, el corolario del desempleo y los recortes inmisericordes en políticas sociales, sanidad y educación. Claro que de nada de esto habló Rajoy en su discurso de clausura de la Convención, tal vez porque la economía real de la calle, los sufrimientos de la gente sin empleo, sin vivienda o sin prestaciones de ningún tipo son cosas que le deben de parecer prosaicas y banales. Prefiere fiarse de las previsiones macroeconómicas aunque cuidándose siempre de escoger aquellos datos que validen su discurso injustificadamente optimista e ignorando los que cuestionan los efectos económicos y sociales de sus políticas.

No es que Rubalcaba no merezca el reproche político por su cuota de responsabilidad por acción y omisión durante y después de su paso por el Gobierno. Pero no es iniciando una nueva y agotadora serie de frases grandilocuentes sin ningún contenido real como van a conseguir el PP o el PSOE rebajar los altos índices de desconfianza que genera la política oficial con todas sus excrecencias de corrupción, asunto éste del que, por cierto, no se dijo una sola palabra en la convención popular.

Mucho menos es la manera de “rescatarnos”, signifique esa tontería lo que signifique, ahora que los bancos ya están a salvo gracias a nuestro dinero. Preparémonos por tanto para dos terribles años de promesas electorales que se olvidarán en cuanto cierren las urnas y frases supuestamente ingeniosas con el fin de copar espacio en los medios de comunicación con la esperanza de captar votos. Comienza el espectáculo.  

¿Por qué no voy a la Convención?

Estimado Mariano, si no fuera causa de fuerza mayor, ni por todo el vino de la Ribera faltaría a la convención que el partido celebra este fin de semana en Valladolid. Siento de veras no poder acompañarte y ofrecerte mi colaboración leal y mis más sinceros consejos para que España vuelva a ir bien. He suplicado a mis patrones un cambio de agenda para no perderme este fin de semana que, sin duda, será memorable para ti y para el partido. Sólo he recibido incomprensión y amenazas de despido con 20 días de indemnización como no fiche. Dicen que es lo que establece la reforma laboral que tú aprobaste para casos como el mío. Compréndelo, tengo mujer e hijos que atender y a mi edad ya no me puedo arriesgar a perder el puesto de trabajo

Te escribo estas líneas desde el aeropuerto a punto de tomar el vuelo rumbo a Papúa Nueva Guinea para desde allí volar a Las Malvinas y luego a Alaska. No imaginas cómo me incomoda estar lejos de ti y de los nuestros en una cita a la que hasta ahora no había faltado nunca. Antes de partir quiero transmitirte todo mi apoyo y confianza y advertirte de que andes ojo avisor con gente como Esperanza, cuyos prontos conoces bien. 


He visto con tristeza que tampoco se dejará caer por Valladolid el bueno de Jaime. Todos sabemos que él es más de vino consagrado que profano y es comprensible que esté hasta el bigote de Bruselas, pero aún así no me lo explico y me preocupa un poco que no esté contigo. Pero no adelantemos acontecimiento, igual tenía hora en la peluquería para hacerse la barba y le venía mal bajarse a Valladolid. Sabrás que Alejo Vidal Cuadras se ha ido a Vox previo paso por YouTube como un rapero cualquiera. Por este no me preocuparía mucho, la verdad, aunque yo que tú echaba un vistazo al fondo a la derecha del partido por si hay más goteras ocultas y fuera necesario llamar a algún fontanero para sellarlas. 

Si este fin de semana tienes la mala suerte de ponerte al alcance de los periodistas y te preguntan por la economía, el paro, la reforma fiscal, la política antiterrorista, el desafío soberanista catalán o Bárcenas contesta a todo como sólo tú sabes hacerlo y di que hay que seguir con las reformas estructurales para crecer y crear empleo. No dices nada pero se aburren y no preguntan más. Ya me gustaría estar yo ahí para responderles como es debido, pero como no puede ser, mejor ponte de perfil, sonríe y espera que pase el chaparrón. Ni sé te ocurra entrar al trapo si te preguntan si has tenido algo que ver en lo de Pedro J. y su salida de EL MUNDO aunque, entre nosotros, te diré que el asunto me tiene un poco molesto porque este hombre nos ha hecho grandes favores en el pasado y ahora habrá que recolocarlo de algún modo. Ya pensaré en algo.

Pero no quiero arruinarte un fin de semana tan especial para ti con mis consejos. Admito que en ocasiones se me ha soltado la lengua y he dicho cosas duras sobre tu Gobierno y tus políticas. Me conoces desde hace muchos años y sabes que soy de natural así, un poco castellano recio y enseguida se sabe si subo o si bajo, si entro o si salgo, si vengo o si voy. Tú sí que tienes una habilidad endiablada para no decir nada cuando te hacen preguntas incómodas, aunque me gustó mucho la contundencia con la que dijiste aquello sobre la inocencia de la Infanta. 

Yo, por mi parte, soy incapaz a veces de controlarme y digo cosas de las que después me arrepiento en la intimidad. Aunque, créeme, lo hago siempre con la mejor voluntad de echarte una mano para que saques a España de la crisis en la que la metió Zapatero y no porque te eligiera a dedo como mi sucesor, que también un poquito, no lo voy a negar. Te tengo que dejar, me llaman para embarcar. Disfruta del fin de semana y no abusen del Viña Pesquera, no vaya a aparecerse Jorge con el alcoholímetro y nos chafe la salida de la crisis.

Recibe un estrecho y vigilante abrazo de tu presidente que te estima.

Es el clima, estúpido

Al director del Servicio Canario de Empleo le ha declarado el hombre del tiempo un huracán de fuerza 5 con diluvio mediático - político y rayos y truenos en su despacho: los teléfonos dan calambre, las sillas se mueven solas sin persona humana que las empuje y los papeles han salido volando por la ventana. Todo a cuenta de que fue Alejandro Martín, que así se llama el afectado, y dijo en una radio que Canarias puede soportar más parados que los que ya tiene. Sospecho que se le fue el baifo por algún risco muy escarpado. Decir que aquí podemos soportar más parados cuando ya rondamos los 400.000 para una población total de poco más de dos millones es como poco para hacérselo mirar por el médico chino o, al menos, por Fátima Báñez. 


La clave de esta sesuda tesis sociometeorológica de Martín hay que buscarla en el clima: como las Islas disfrutan de un clima primaveral todo el año, hay muchos parados que se vienen aquí a buscar empleo sin riesgo de que se le congelen hasta las ideas, como a él, dicho sea de paso. Esa y no otra es la causa – según Martín – de que en Canarias haya aumentado la población activa a tenor de la última EPA que Dios guarde muchos años. 

Razona nuestro hombre que no todo en la vida es dinero y matarse a producir de la madrugada a la noche; también influyen en la felicidad humana cosas como un clima templado que te permita ir en cholas y bermudas todo el día y la posibilidad de echarse unas cervecitas con los colegas de fatigas a la vera de las olas mientras se hace un análisis concienzudo del último golpe en los ñoños de Messi o Ronaldo. Ahora se comprende también que haya tanta gente potando a las seis de la mañana del 1 de enero en la playa de las Canteras sin convertirse en carámbanos o que masas amorfas se suban a una caravana de fotingos rumbo a la cumbre a las diez de la mañana de un martes laboral para ver cuatro granizos mal caídos. 

La fuerza de la rociada ha sido de tal magnitud que Martín no ha tenido más remedio que plegar velas y refugiarse en puerto seguro hasta que pase la borrasca. Desde allí ha puesto en práctica el arte cinegético preferido por el 99,9% de los políticos del mundo mundial: matar al mensajero. “Mis palabras han sido tergiversadas y sacadas de contexto”, ha dicho. Me quedo más tranquilo, la verdad. Porque su tesis climática tenía un fallo en el que este hombre, en su buena voluntad de intentar explicar cómo es posible que con 400.000 parados sigamos yendo al supermercado sin una recortable al hombro, no reparó. 

Y es que, como el tiempo no empeore a marchas forzadas y nos alcance una glaciación, no iba a haber disco de ordenador ni papel de reciclar o del otro para apuntar tanto parado tostándose al sol en estas islas. Así que para luchar con éxito contra las tremendas cifras de paro de esta tierra se haría imprescindible y urgente que empezara a nevar ya mismo y sin pausa en La Graciosa, Corralejo y Papagayo y que las temperaturas máximas no superaran los 40 grados bajo cero en Maspalomas. 

Con todo, la innovadora teoría climática de Martín sobre las causas del desempleo en Canarias tiene su lado positivo. Si el clima viene a influir de manera tan directa en el empleo como aseguró, bien podemos ahorrarnos su sueldo y preguntarle al hombre del tiempo cómo irá el paro en los próximos días. Eso que saldríamos ganando y las posibilidades de acertar serían aproximadamente las mismas.

¡Reflexione, Sr. Bauzá!

Sr. José Ramón Bauzá, presidente del Gobierno de las Islas Baleares por el tercio popular: tiene usted que reflexionar sobre los beneficios sin cuento que el petróleo supondrá para esa comunidad autónoma hermana en la insularidad de Canarias. No es usted sensato al afirmar que el “petróleo de Baleares es su turismo”. Mire a Canarias: aquí también nos visitaron el año pasado casi 12 millones de turistas y estamos encantados de que nuestro paisano el ministro Soria esté haciendo lo imposible para que Repsol nos plante unas cuantas plataformas petrolíferas a escasos kilómetros de las playas en las que se tuestan nuestros visitantes.

¿No es una preciosidad?
Estamos tan ansiosos que no vemos llegar el día en el que empiece a salir oro negro del mar. Menos mal que el ministro Soria nos informará con puntualidad de cuándo ocurrirá el feliz acontecimiento y podremos preparar con tiempo los timples para festejarlo con unas isas y unas papas arrugadas. Le comunico que ya es un clamor por estas latitudes ultramarinas la petición para declarar ese venturoso día como el más grande en la Historia de este Archipiélago hasta ahora dejado de la mano de Madrid, algo que gracias a nuestro paisano el ministro acabará muy pronto.

Vamos a ser la envidia del mundo. Se lo digo sin ánimo de molestar, sólo para invitarle a la reflexión y a la sensatez: no desoiga la voz de la razón y el sentido común y no desprecie una industria tan limpia e inocua como la petrolífera sólo por el miedo a que un día pueda aparecer algo de piche en una playa. Con esos temores injustificados se está usted jugando el futuro de su tierra y el de sus paisanos. No siga los pasos de su colega autonómico el Sr. Rivero y no insista con el “no” a las prospecciones. Ni ande aventando la protesta en los consejos insulares de su tierra como ha hecho Rivero con los cabildos de Lanzarote y Fuerteventura. Sepa que eso no conduce a nada, sea razonable.

Por cierto, en Canarias no hay ningún debate sobre si las prospecciones son en aguas españolas o marroquíes, como ha dicho Usted, seguramente mal asesorado. Aquí son sobre todo las proyectadas en aguas próximas a las Islas Canarias las que nos tienen saltando de emoción y esperanza en un futuro dichoso; de las de Marruecos sólo cabe esperar y desear que beneficien a los marroquíes tanto como nos beneficiarán a nosotros las nuestras.

Recapacite y si por un casual aparecen por ahí unos altos ejecutivos de alguna petrolera cargados de ensaimadas y sobrasadas a decirle a los naturales que el mundo “mira atónito” su rechazo a los sondeos y a ofrecer alguna base logística, déles la bienvenida con los brazos abiertos y llévelos de marcha a Ibiza. Se merecen eso y mucho más porque ellos sí piensan en el beneficio que para su tierra tendrían unos estilizados pozos de petróleo y gas a 40 kilómetros de sus costas.

Aprenda Sr. Bauzá de sus correligionarios en el tercio popular canario, serios y enconados defensores de la energía del futuro, el petróleo, y no de esas chorradas de las energías limpias y alternativas que nos encarecen sin parar el recibo de la luz. Pregúnteles a sus compañeros del PP canario por las decenas de miles de puestos de trabajo que se van a crear en Canarias y el dineral que va a dejar aquí en inversiones o subcontratas esa filantrópica y providencial empresa llamada Repsol. Ni se preocupe por el impacto ambiental de los sondeos:  el ministro Soria se encargará de todo que él sabe cómo solucionar ese engorroso papeleo para cubrir las apariencias.

Creo por eso que hace mal firmando manifiestos y proclamas ecologistas llenos de argumentos demagógicos, cuando debería de estar pensando en todo lo que podría hacer con el dinero del petróleo que le llovería a Baleares y que inexplicablemente usted parece empeñado en despreciar. Y permítame que le diga por último que comete un grave error al asegurar que por encima de su militancia en el PP están los intereses de su tierra. Aprenda de sus compañeros de Canarias y reflexione, Sr. Bauzá.

Madrid: ni una a derechas

Dice la sabiduría popular – la del pueblo, no la del partido – que cuando alguien es mirado por un tuerto todo se le tuerce. Si creyésemos en esa superstición podríamos pensar que la comunidad de Madrid y la Villa y Corte están bajo los efectos de una suerte de maleficio que hace que ninguno de los grandes proyectos ultraliberales de sus gobernantes termine en bien. 

El último ha sido la marcha atrás en la privatización de seis hospitales públicos con la que el presidente Ignacio González estaba a punto de proveer de actividad y negocio fácil a unas cuantas empresas sanitarias privadas a costa de la salud y el bolsillo de los madrileños. Éste es sólo el último tropiezo serio del PP en uno de sus graneros de votos y seguramente no será el último. Y es serio porque cierra una puerta que se cuidarán ahora de intentar abrir en otras autonomías en las que también es notable la querencia por lo privado frente a lo público. 

La olímpica Ana Botella se quedó sin saborear a “relaxing cup of café y leche” en la Plaza Mayor y el trilero Sheldon Adelson se fue por donde vino con su Eurovegas y sus promesas de convertir a Madrid en el gran garito de Europa. Lástima, porque a lo mejor las olimpiadas, las tragaperras y las mesas de black jack habrían contribuido a maquillar algo las malas cifras de empleo de la comunidad autónoma en la última EPA o la caída del turismo, con un gigantesco y caro aeropuerto de Barajas que empieza a criar telarañas. 


Después de las sonoras bofetadas del Comité Olímpico Internacional y del magnate del juego, han venido los jueces a amargarle a González otra de sus medidas estrella, heredada de Esperanza “Thatcher”Aguirre, su mentora: privatizar los hospitales públicos y hacerlo a las bravas, sin atender a los trabajadores ni a los ciudadanos y, lo que es peor, a la Ley. La negativa judicial a levantar la suspensión cautelar de la medida ha llevado a la liberal Aguirre a quejarse amargamente y a decir que no hay derecho a que unos jueces se inmiscuyan en las decisiones políticas de un gobierno legítimo. Que la “externalización”, como eufemísticamente llaman estos defensores de lo privado a la privatización, se pretendiera hacer ignorando las leyes y el clamor de los profesionales de la sanidad es para la lideresa asunto menor. 

El coscorrón sanitario de González lo ha pagado su consejero de Sanidad con la dimisión. Javier Fernández-Lasquetty queda ahora en expectativa de destino a la espera tal vez de que se le abra alguna de esas famosas puertas giratorias por las que los cargos públicos pasan a la empresa privada sin solución de continuidad. Sin duda, después de su fracaso privatizador lo va a tener mucho más difícil que sus antecesores en el cargo Lamela y Güemes quienes, con el sillón de la consejería aún caliente, ya empollaban los sillones de los altos despachos de algunas empresas de la sanidad privada agradecidas por los servicios prestados en la administración pública. 

Pero no es probable que acaben aquí las desgracias de González que, a cada día que pasa, parece tener más lejos la posibilidad de repetir como candidato popular a la presidencia de la comunidad autónoma. A la vuelta de la esquina tiene un serio conflicto con los trabajadores de Telemadrid como al Tribunal Supremo – otra vez los dichosos jueces – se le ocurra declarar improcedente el ERE que les afecta. Y para rematar pueda que también tenga que explicarle con todo lujo de detalles a un juez de dónde salió el dinero para al fastuoso ático que tiene en Marbella. Aunque de momento es sólo su esposa la imputada, el juzgado que lleva el caso no descarta aplicarle el mismo tratamiento. 

No es desde luego la mirada de un tuerto la que ha llevado a la comunidad de Madrid y el ayuntamiento de la capital de tropiezo en tropiezo en los últimos tiempos. Es el convencimiento traducido en medidas concretas de que la razón de ser de las instituciones públicas es beneficiar el interés privado y no el bien público. Por lo que a Ignacio González se refiere, aún le esperan algunas curvas antes de las elecciones, todas peligrosas y todas a la derecha.

Ruiz - Gallardón, ministro de Economía

Sin ánimo de adelantar acontecimientos, todo hace indicar que en una próxima y tal vez cercana remodelación del Gobierno, Mariano Rajoy colocará a Alberto Ruiz – Gallardón como nuevo ministro de Economía. Desde luego, sus posibilidades para desbancar al ininteligible y tecnocrático Luis de Guindos se han disparado a raíz del informe conocido hoy en el que el todavía titular de Justicia asegura sin despeinarse que su trentina contrarreforma de la ley del aborto tendrá “efectos positivos netos sobre la economía” porque hará que aumente la natalidad. 

Admito que me pellizqué varias veces, me tiré de los pelos y me restregué los ojos cuando leí la información intentando comprobar si era una pesadilla, una tomadura de pelo o el colmo del cinismo más descarnado. Lo cierto es que me resultaba imposible dar crédito a lo que leía y contrasté la noticia en varios medios de comunicación. Y sí, así era: dice Ruiz Gallardón que volver a los tiempos en los que abortar con seguridad estaba reservado solo a las mujeres que se lo podían pagar en Londres es positivo para la alicaída tasa de natalidad nacional y por ende para la economía.

El informe en cuestión es un dechado de carencias y falsedades, entre ellas, los datos relativos al número de abortos practicados en España. Contradiciendo las cifras del Ministerio de Sanidad, Ruiz Gallardón asegura que han aumentado. Del mismo modo indica que se han incrementado los abortos entre las menores de edad cuando el propio Ministerio de Sanidad asegura todo lo contrario. O dicho de otra manera, que una estadística inoportuna no te fastidie un buen argumento al modo en el que algunos medios de comunicación retuercen los datos y los hechos para no estropear un buen titular. 


No es seguro pero tampoco descartable que sea a este positivo efecto neto sobre la economía del que habla Ruiz – Gallardón a lo que se refiere mañana, tarde y noche Rajoy cuando insiste en que hay que seguir por la senda de las reformas estructurales para recuperar el crecimiento y la creación de empleo. Como el presidente es un hombre de pocas palabras y las pocas que pronuncia casi siempre aparecen envueltas entre las nieblas de su tierra natal – salvo si se trata de dejar claro su convencimiento de la inocencia de Cristina de Borbón – no conviene tampoco adelantar acontecimientos y concluir que el Gobierno está pensando en restaurar el trabajo infantil en las minas de carbón, pongamos por caso. 

Lo único que cabe concluir de momento es que Rajoy está ante un importante dilema: o le da a Ruiz – Gallardón la alta responsabilidad económica que merecen sus profundos conocimientos en la materia o le para los pies a la reforma del aborto que amenaza con ponerle el partido patas arriba y hasta a la ultraderecha europea en contra, por no mencionar al grueso de la sociedad española y buena parte de la europea a cuatro meses de unas elecciones. Claro que si elige la segunda opción corre el riesgo de que Ruiz – Gallardón se enfade y se afilie a Vox y entonces ya no tendrá a nadie para sacarnos de la crisis. Pero no adelantemos acontecimientos.

Corrupción: la familia crece

El último vástago ha nacido en La Rioja. Sospecha el juez Pablo Ruz que la sede del PP de allí se pagó con dinero negro o por lo menos granate intenso con ribetes violáceos. El juez quiere investigar una entrega de 200.000 euros que el extesorero del PP Luis Bárcenas anotó el 26 de mayo de 2008 en sus manuscritos en papel cuadriculado bajo el concepto 'entrega de La Rioja'. Según declaró el propio Bárcenas, los 200.000 euros sirvieron para financiar la compra de la nueva sede del PP en esa comunidad autónoma. El 5 de febrero irán a declarar ante su señoría los apoderados del PP riojano que ya han dicho que acudirán encantados de la vida porque las cuentas del partido son limpias como el vino y transparentes como el agua. 

Otrosí: se llama Juan Roig y es el jefe de Mercadona, el simpático supermercado de la esquina en donde sólo hay productos Hacendado. También irá a declarar en los próximos días como testigo ante el juez Ruz. Este hombre – el juez – debería haber sido periodista. Ahora quiere saber de Roig a cuento de qué le entregó a Bárcenas 150.000 euros en febrero de 2008. Han dicho en Mercadona que desde que se supo que también el jefe aparecía entre los donantes del PP se pusieron inmediatamente a disposición del mundo mundial para aclararlo todo y hasta para incrementar las ofertas de 3x1 si fuera menester. Y, por supuesto, la anotación en los papeles de Bárcenas “no es cierta”. 


Otrosí: un señor llamado Sandro Rosell, presidente de un equipo de fútbol llamado Barça – dicen muchos que es “más que un club” – acaba de hacer las maletas. La culpa la tiene el mismo juez Ruz - ¡qué hombre, Dios mío – que ha admitido una querella de un socio de ese equipo de fútbol. Se malicia el socio que en el contrato de un chaval brasileño de pelo crespo llamado Neymar y que según los que saben mete goles hasta con el flequillo, hay gato encerrado o butifarra escondida. La querella es por “apropiación indebida por distracción”. Parece que las cuentas no cuadran y el coste del fichaje del garoto brasileiro no fue de 57 millones de euros de los que habla Rosell – que ya tira para atrás el dineral por darle patadas en calzoncillos a una pelota – sino de 95. ¿Dónde están los 38 restantes? ¿Distraídos por ahí?


Otrosí: otro señor llamado José María del Nido, abogado de renombre por tierras andaluzas, salió malparado de sus andanzas por el ayuntamiento de Marbella y en el caso “Minutas” fue condenado a siete años de prisión. A la sazón, del Nido era también hasta diciembre el presidente de otro equipo de fútbol, el Sevilla. Ahora anda pidiendo apoyos para que el Gobierno le conceda el indulto y parece que la campaña está teniendo un éxito arrollador: sólo cuatro presidentes no han suscrito la petición para que el bueno de Ruiz – Gallardón le perdone a Del Nido haber sido un chico malo. Entre sus solidarios colegas debe de estar el presidente de la Unión Deportiva Las Palmas, Miguel Ángel Ramírez, recientemente indultado también a mayor gloria del Notario Mayor del Reino, popularmente conocido como Ruiz – Gallardón. De las deudas que tienen con Hacienda y con la Seguridad Social los equipos de fútbol hablamos otro día con tranquilidad, si no les importa. 

Otrosí: también tenemos por Canarias algunos retoños dignos de mención y elogio en el gran cuadro de la corrupción patria. En Las Palmas, la Fiscalía acaba de denunciar al director general de INFECAR, una empresa pública contra la que se emitió una factura por los gastos de un congreso del Centro Canario Nacionalista celebrado en sus instalaciones. Por pura chiripa se da la casualidad de que el político del que dependía la gestión de esa empresa pública militaba ¡en el Centro Canario Nacionalista!

Otrosí: a un concejal de Arrecife (Lanzarote) llamado Pedro de Armas le atribuye la policía un “potosí” en fincas, barcos, coches y cuentas corrientes. La Audiencia de Las Palmas ha ordenado que sea investigado porque, a pesar de las subidas anuales de los sueldos de los concejales en muchos ayuntamientos no fueron tan elevadas como para amasar una fortuna digna de un Bill Gates con barba y sombrero. Él ya ha dicho que tuvo suerte al vender un hotelito que le dejo unos buenos ingresos y después se dedicó a la política por amor al servicio público mientras continuaba con sus negocios, todos perfectamente legales, por supuesto. Ahora ha puesto sus cargos a disposición del partido, ya que él – suponemos – no vino a lucrarse con algo tan sagrado como la política. 

Podría seguir presentándoles a los innumerables miembros de esta gran familia nacional de amplio tronco y frondosas ramas que forman la corrupción patria, pero mejor lo dejo por hoy. Voy a ver si con la ayuda de Santa Teresa y la intermediación de Jorge Fernández Díaz soy capaz de sobrevivir a estos “recios tiempos”.

Pedro de Armas tomar

Anda otra vez revuelta la cosa política en Lanzarote, lo cual no es ninguna novedad. Por un lado, en el ayuntamiento de Arrecife hay suelto un Eduardo Snowden casero que ha robado correos electrónicos internos y los ha aventado públicamente. Quién, cómo y para qué es algo que ya está investigando la policía después de la denuncia del alcalde. Por lo pronto seguimos atentos a las pantallas porque el asunto promete. 

Aunque mucho más prometedor es el informe de la policía sobre las propiedades de Pedro de Armas, un concejal de Arrecife también conocido como “Pedro el Navegante”, que en enero de 2012 salto al estrellato nacional por desaparecer literalmente del ayuntamiento durante cinco meses con sus 150 días y sus 150 noches. Felizmente fue localizado al cabo de ese tiempo en el Caribe participando en una regata y después de haberle colocado al ayuntamiento de sus desvelos la factura del móvil.

A lo que íbamos. La policía, que lleva dos años siguiéndole los pasos a él y a su familia, dispone de un grueso tocho en el que se detallan las propiedades del concejal en cuestión, que ríanse ustedes de las cuentas de Bárcenas y sus conmilitones en Suiza: más de 100 fincas (dos de ellas en Argentina), 20 coches, nueve barcos y ¡66 cuentas corrientes!. Loco de la cabeza debe de estar este hombre para controlar las épocas de cultivo de tanta finca, los cambios de aceite de tanto coche, los remos de tanto barco y, sobre todo, los saldos de tantas cuentas. Con una agenda tan cargada es milagroso que además tenga tiempo para ocuparse de los problemas de los vecinos de Arrecife.

Y todo esto para empezar, porque estamos a la espera de una comisión rogatoria judicial a Argentina sobre las propiedades del concejal en la tierra del tango que puede que sí o puede que no, descubra más fincas, empresas o hasta una fábrica de mate. Ya veremos. Así las cosas, a Pedro de Armas lo ha puesto en el punto de mira la Audiencia de Las Palmas al ordenar que se investigue de dónde ha sacado lo que dice la policía que tiene.

Sospechan en la Audiencia que “Pedro el Navegante” intermediaba a placer entre alcaldes de su misma cuerda política y promotores turísticos a cambio de ya saben qué: comisiones ilegales que luego blanqueaba en fincas, coches y barcos. Tiene en cuenta, además, que a de Armas se le ve desde hace mucho tiempo en malas compañías, entre ellas algún ex alcalde imputado por corrupción y a la espera de calentar el banquillo de los acusados.

Con su decisión, la Audiencia afea que el juez que instruía el caso en Lanzarote le diera carpetazo antes de tiempo y sin esperar, por ejemplo, por los resultados de la comisión rogatoria a Argentina y sin que concluyera el informe policial sobre las andanzas por mar, tierra y ultramar del concejal.

Su partido, el PNL-NC, le ha pedido que entregue el acta pero ahí se ha quedado y ni siquiera parece tener intención de sacarlo de la dirección a la que pertenece y mucho menos de expulsarlo. De Armas, que no está imputado pero tiene bastantes boletos para estarlo, dice que es inocente, que todo lo que tiene lo ha ganado con el sudor de su frente (de ahí lo del gorro graciosero de la foto de arriba) y que no llegó a la política con “una mano delante y otra detrás” porque acababa de vender un hotel por el que sacó 500 millones de las añoradas pesetas. Todo es posible en la viña del señor, aunque mucho más si cabe en la de La Geria. Continuará….

Camas calientes

Ha hecho bien le presidente canario en rectificar sus declaraciones en las que señaló a las familias como las responsables de que 400 pacientes permanezcan ocupando camas en los hospitales de las Islas a pesar de contar con el alta médica. Sin embargo, después de reconocer que no son las familias, al menos en la inmensa mayoría de los casos, las culpables de esa situación, es necesario dar un paso más allá para averiguar cuáles son las causas del problema y ponerles remedio. Como bien dice el presidente en su rectificación, a ninguna familia le gusta tener a un pariente en el hospital. 

La mayoría de los expertos coinciden en señalar dos factores determinantes para explicar un problema que ha ido en aumento desde el inicio de la crisis económica. El primer tiene que ver con la disponibilidad de camas para pacientes de estancia media o larga. En España nos hemos pasado décadas construyendo grandes hospitales de agudos, bien dotados de personal y medios técnicos. Sin embargo, estamos casi a la cola de la OCDE en número de camas para enfermos crónicos, muchas veces de avanzada edad, que necesitan atención sanitaria casi permanente aunque no de la intensidad de la que se dispensa en un hospital de agudos.
Cuando a estos enfermos se les da el alta en un hospital tienen dos alternativas: irse a casa en donde puede que su familia no tenga medios suficientes para prestarles la atención que necesitan y en donde incluso tengan que vivir el calvario de reiteradas recaídas con los consecuentes ingresos hospitalarios, o quedarse en el hospital de agudos. Se calcula que son más de 5.000 las personas que en estos momentos ocupan camas de hospitales de agudos en España cuando deberían de estar en un centro sociosanitario para estancias más prolongadas. 


Esta evidente ineficiencia del sistema sanitario tiene un coste para la sanidad pública que los expertos cifran en unos 1.500 millones de euros al año. Muchos de estos pacientes son derivados a centros concertados en donde el coste de la cama es notablemente inferior a la de un hospital público. De manera que la sanidad privada hace un buen negocio a costa de una ineficiencia pública que pagamos todos los ciudadanos vía impuestos, copagos y recortes. 

El otro factor a tener en cuenta es la debacle de la Ley de Dependencia que tantas expectativas ahora defraudadas despertó. El Ministerio también ha metido aquí la tijera endureciendo los requisitos para acceder a las ayudas previstas en la ley y suprimiendo las cotizaciones a la Seguridad Social de los cuidadores familiares. Únase a esto que la gestión de esta ley por parte de la comunidad canaria es manifiestamente mejorable – es la comunidad con menos dependientes reconocidos – y tendremos otra causa directa de que pacientes dependientes no reconocidos oficialmente deban seguir ocupando camas que deberían destinarse a enfermos agudos y contribuir de este modo a aligerar las listas de espera ya de por sí muy elevadas. 

Nadie ha dicho que las soluciones sean sencillas ni rápidas, sobre todo para solventar el enorme déficit de plazas sociosanitarias en una etapa de grandes restricciones presupuestarias. Pero una vez detectada la raíz del problema hay que encontrar la respuesta que en ningún caso puede pasar por hacer recaer sobre las familias una responsabilidad que no les corresponde.

Veinte españoles

Si hoy le preguntaran a Mariano Rajoy o a cualquiera de sus ministros qué opinan de que veinte españoles tengan tanto dinero como diez millones de sus paisanos, seguramente diría que las “reformas estructurales” del Gobierno van en la buena dirección. ¿Cuál es esa dirección? Véase el informe publicado hoy por Intermon Oxfam que sitúa a España como el segundo país con más desigualdad de la Unión Europea: Informe Oxfam

Si al presidente de este país le pudiera preguntar alguien si cree que la creciente desigualdad social es incluso un serio riesgo para la democracia, no me cabe la más mínima duda de que contestaría que las “reformas estructurales” del Gobierno van en la buena dirección. En el caso de que se le pudiera preguntar a Rajoy o a alguno de sus ministros si son sus políticas, ajustes y recortes de los dos últimos años responsables en alguna medida de que haya seguido creciendo la brecha entre los que más tienen y los que ya no tienen nada, estoy convencido de que contestaría que “las reformas estructurales” de su Gobierno van en la buena dirección y que “la luz ya se ve al final del túnel”.

Pongámonos en el caso de que le pudiéramos preguntar al presidente por la mayoritaria percepción que tienen los ciudadanos de que no se gobierna pensando en sus intereses y necesidades sino en los de los bancos y grandes corporaciones. Me apuesto lo que quieran a que respondería que las “reformas estructurales” del Gobierno van en la buena dirección. Ya puestos, imaginen que pudiéramos interpelar al presidente sobre la idea cada vez más extendida entre los ciudadanos de que quienes realmente nos gobiernas a su conveniencia son los mercados, el FMI y la troika y no los representantes elegidos en las urnas. A fe que respondería que “las reformas estructurales” de su Gobierno van en la buena dirección y tal vez añadiría que “no hay otro remedio”. 



Si abusando de la confianza del presidente se le pudiera pedir su punto de vista sobre el hecho de que la corrupción política en su partido y en otros sigue campando a sus anchas, que nada serio y definitivo se ha hecho para erradicarla, y que los auténticos responsables de la crisis ni han pagado ni se espera que lo hagan, a buen seguro respondería que “las reformas estructurales” de su Gobierno…etc. En un hipotético caso de que fuera posible encarar al presidente y preguntarle qué le parece que la gente empiece a estar harta de que sus demandas sean desatendidas y sus problemas ignorados – caso Gamonal - el presidente tendría pronta la respuesta: “las reformas estructurales…”.

Por preguntar que no quede aunque ya sepamos la respuesta. Vamos a suponer que podemos interrogar al presidente sobre la razón de que las grandes fortunas siguen pagando muchos menos impuestos de los que deberían o de por qué no se pone fin a los paraísos fiscales. Respuesta: “las reformas estructurales….” Por último, hagamos un alarde de audacia y desparpajo y soñemos por un momento que podamos preguntarle a Mariano Rajoy si piensa hacer algo para empezar a recortar cuanto antes la gravísima brecha social que se ha abierto en nuestro país, con 20 españoles en poder de la misma riqueza que 10 millones de paisanos. ¿Adivinan la respuesta?

Barco a Cádiz

El mismo día en el que Mariano Rajoy y Paulino Rivero enterraban el hacha de guerra en La Moncloa, el Ministerio de Fomento le hacía otra de las suyas a Canarias. Ese mismo día, 8 de enero por más señas, publicaba el ministerio de Ana Pastor el concurso para adjudicar la obligación de servicio público en la línea marítima que une las Islas Canarias con Cádiz. En él se prevé que las compañías navieras que se presenten sólo tendrán la obligación de realizar escalas en el Puerto de La Luz (Las Palmas de Gran Canaria) y Santa Cruz de Tenerife. Lanzarote, Fuerteventura y La Palma quedan excluidas de esa obligación de servicio público, en contra de lo que el verano pasado había prometido a las autoridades canarias el director general de Marina Mercante.

Las consecuencias de esa decisión son fáciles de prever: los fletes que tendrán que pagar los empresarios de estas tres islas por exportar sus producciones al territorio peninsular se encarecerán considerablemente si para llegar a Cádiz tienen que pasar primero por Las Palmas de Gran Canaria o Santa Cruz de Tenerife; en sentido contrario, la importación de productos para el abastecimiento de Lanzarote, Fuerteventura o La Palma sufrirá un encarecimiento similar que terminarán pagando los ciudadanos de esas tres islas en el precio de la cesta de la compra.

En otras palabras, excluirlas del concurso de obligación de servicio público tiene evidentes consecuencias negativas sobre su competitividad, con la que el Gobierno español le gusta llenarse la boca. Cualquiera puede comprender que la lejanía y la insularidad de Canarias con respecto al territorio peninsular son factores negativos para las empresas y los ciudadanos de este archipiélago, agravado en el caso de las islas no capitalinas, que no pueden quedar al albur de decisiones empresariales. Así lo ha entendido, admitido y valorado la Unión Europea a través del reconocimiento de Canarias como región ultraperiférica, aunque parece que en el ministerio de Fomento aún lo desconocen.

Si las navieras no mantienen con esos puertos una frecuencia de escalas suficiente y estable porque no les compensa en sus cuentas de resultados, sólo quedan dos opciones: condenar a esas islas al aislamiento – valga la expresión – o poner sobre la mesa los recursos suficientes para situarlas en pie de igualdad con el resto del territorio nacional. La primera de las opciones es la que ha elegido Fomento en este concurso, incumpliendo así sus propias promesas.

Las razones aún no las ha explicado el ministerio aunque el plazo para que las navieras presenten sus ofertas acaba el próximo lunes: el director general de Marina Mercante no sólo no habla sino que ni siquiera responde a las llamadas que desde hace días se le hacen desde Canarias.

Por tanto, sólo queda hacer alguna conjetura sobre los motivos que han llevado a Fomento a excluir a esas tres islas del concurso. Una puede ser que en el ministerio aún deben creer que Canarias son sólo un par de islas, las capitalinas y para de contar, y no ocho. O puede que los responsables del concurso estudiaran en su juventud con la Enciclopedia Álvarez en la que Canarias aparecía en un recuadrito debajo de Baleares. ¿Estando tan cerca de Cádiz como están las Islas Canarias en ese mapa, qué necesidad hay de gastarse dinero en ellas cuando tantos kilómetros de AVE quedan por hacer?

Setenta pasos

Setenta pasos, zancada arriba o abajo. Quienes se han tomado la molestia de contarlos aseguran que son los que hay que caminar por la rampa que conduce a los juzgados de Palma. Son los 70 pasos que, si Ruiz – Gallardón no lo impide, tendrá que dar el ocho de febrero Cristina de Borbón para confirmar o desmentir ante el juez Castro si es una mujer florero que como solo actuaba por amor no se enteraba de dónde sacaba el dinero su atlético esposo, o si por el contrario estaba al cabo de la calle de lo que ocurría en esa filantrópica institución llamada Instituto Nóos.

Si al final tiene que recorrerlos – y Ruiz – Gallardón está haciendo todo lo posible para que eso no ocurra – puede que sean los 70 pasos más largos de su vida, casi como si tuviera que recorrer 70 kilómetros bajo los focos de las cámaras y con los micrófonos apuntando directamente hacia ella. Dice su abogado que Cristina de Borbón acudirá a declarar “voluntariamente” ante el juez Castro y es esa una “voluntariedad” que sólo cabe calificar de “involuntaria y a rastras”. ¿Dónde estaba esa voluntariedad de la que ahora presume en la anterior imputación que su abogado recurrió y a cuyo recurso se unieron sin dudarlo y con entusiasmo la fiscalía y la Abogacía del Estado?

Ha cambiado la estrategia de la Casa Real, no cabe duda. En aras de intentar mejorar aunque sea en lo más mínimo el alicaído prestigio de la Corona es preferible que Cristina dé la cara a pesar del mal trago de tener que verla luego reproducida miles de veces en las televisiones y en los periódicos. Confía sin duda en que acabe así el “martirio” que dice sufrir la Casa Real con este caso y que la imputada salga “desimputada” después del paseíllo de los 70 pasos que, insistimos, Ruiz – Gallardón intentará evitarle por todos los medios.

La maquinaria del Estado trabaja a marchas forzadas: una vez decidido que es mejor no recurrir la imputación el objetivo ahora es poner al juez Castro de vuelta y media y hacerlo responsable de la muerte de Kennedy. Vean el último escrito del fiscal Horrach al juez: hay que “evitar que se siga manteniendo la tesis inculpatoria contra doña Cristina de Borbón basada en la absurda y denigrante teoría de una supuesta manipulación tendenciosa”. Además, pide Horrach que antes del paseíllo de la imputada presten declaración inspectores de Hacienda y policía. Increíble si no fuera porque es cierto y porque Horrach es fiscal y no abogado defensor de causas reales.

Con un fiscal así Ruiz-Gallardón no debería tomarse demasiadas molestias ni exponerse tanto a las críticas con sus presiones sobre los jueces con tal de impedirle a Cristina de Borbón el paseíllo del 8 de febrero. Tal vez hasta se levante la imputación y el día señalado para el interrogatorio lo pueda destinar Cristina a hacer la compra, salir a tomar unas cañas con su esposo o llevar a los niños al parque como haría un matrimonio normal y plebeyo cualquier fin de semana del año.

Tampoco quiere la defensa de Cristina que su interrogatorio – si Ruiz – Gallardón no lo impide – se le grabe en audio y video. Sobre todo para que no les den las tantas un sábado por la mañana como ocurrió cuando le tocó el turno a Urdangarín con centenares de periodistas esperando en la puerta mientras un taquimecanógrafo tomaba notas apurado. Aunque los malos tragos, como el aceite de ricino, hay que pasarlos lo más rápido posible, dice la defensa de Cristina que las cintas podrían filtrarse y sabría el pueblo llano y plebeyo si la hija menor del rey actuó por amor o “por el interés te quiero Andrés” y eso no estaría bien.

Con este panorama sólo cabe concluir una cosa: 70 pasos son los que separan que la Justicia es igual para todos – Juan Carlos de Borbón dixit – o mucho más igual para unos que para otros. Me temo que va a ser lo segundo.    

Que copague Mato

Recula, da marcha atrás, se la envaina la ministra de Sanidad. Ana Mato retira su impopular triple copago del transporte sanitario no urgente, la dietoterapia y las prótesis. La ministra, que ha hecho de los copagos y repagos farmacéuticos la luz que guía todos sus pasos para garantizarnos una sanidad “universal y de calidad”, no se ha atrevido sin embargo a dar la cara para explicar el cambio de postura. Ha mandado a su número dos, Pilar Farjas, que con más entusiasmo que éxito ha explicado que la retirada de estos tres copagos de una tacada se debe a la mejora de la situación económica.

Seguramente fue lo primero que sus asesores le dijeron que dijera, aunque también es posible que el espíritu navideño de Rajoy y sus venturas económicas para 2014 hayan calado ya en los escalones inferiores del Gobierno como los polvos pica - pica. Miente el Ministerio y lo sabe. La razón que le ha obligado a retirar un copago injusto y hasta cruel para enfermos que necesitan quimioterapia, diálisis o una silla de ruedas es que el coste de su implantación se comería el ahorro previsto. Así se lo habían hecho ver asociaciones de enfermos, muchos expertos y por último y para rematar se lo ha puesto negro sobre blanco el propio Consejo de Estado en un informe demoledor.

Acostumbrada como está la ministra y el resto del gabinete que preside Rajoy a gobernar a través del BOE, sin negociar ni razonar ni argumentar ni explicar las injustas medidas que toma, es seguro que a Mato le habrá costado lo suyo dar marcha atrás en este triple copago. Queda ahora la duda de lo que ocurrirá con otro copago, el que afecta a los pacientes crónicos que deben retirar los medicamentos para sus dolencias en las farmacias hospitalarias. También de este han dicho no pocos expertos que, además de incidir de forma negativa en pacientes de edad avanzada y en muchos casos polimedicados, el coste de implementar el sistema para hacerlo efectivo puede ser más costoso que el ahorro que podría generar al Sistema Nacional de Salud.

Ahorro que, por otra parte, nadie conoce muy bien. El Ministerio es el patrocinador de una medida publicada y en vigor pero en la que no hay alusión alguna ni al ahorro previsto con ella ni al número de pacientes afectados. Ese desprecio por el rigor y la transparencia en la gestión pública no hace sino agravar más aún la nula sensibilidad de la ministra para con los enfermos y sus necesidades terapéuticas. Algunos vaticinan ya que también tendrá Ana Mato que retirar este otro copago.

Lo cierto es que ninguna comunidad autónoma lo aplica todavía a pesar de que tenía que haber entrado en funcionamiento este mes. Sin embargo, a las que han anunciado que lo recurrirán por injusto ante los tribunales se suman las que aseguran no disponer aún del sistema necesario para empezar a cobrar y no saben cuándo podrán contar con él. Hasta la mismísima Dolores de Cospedal, secretaria general del PP y a la sazón presidenta de Castilla – La Mancha, ha dicho que serán las arcas públicas de su comunidad autónoma las que corran con el copago de marras.

Así, las advertencias del Ministerio hace unos días recordando a las autonomías que el copago es de obligado cumplimiento ha recibido un espectacular corte de mangas ya no sólo en autonomías desafectas con el Gobierno popular, algo previsible, sino en el propio PP. No debería de darle más vueltas la ministra para retirar también este injusto copago. Sobre todo ahora que hasta Obama está impresionado con la recuperación de la economía española. Ahora bien, sólo con que la trama Gürtel y sus “piezas separadas” devolvieran una pequeña parte de lo que han saqueado durante años a las arcas públicas y con que Mato vendiera el Jaguar que los Reyes Magos le dejaron a su ex marido en el garaje doméstico, ya tendríamos suficiente para ahorrarnos el copago y hasta sobraría para unas cañas.

Una hora con Obama

Ese es exactamente el tiempo que durará la entrevista entre Mariano Rajoy y Obama hoy en la Casa Blanca. Es la entrevista soñada por Rajoy desde que hace dos años y pico llegó a La Moncloa, aunque el presidente norteamericano ha tardado algo más en recibirle que lo que tardó en recibir a Zapatero, que también se pasó sus buenos meses suspirando por una foto junto al líder que tantas expectativas hoy defraudadas había levantado en el mundo.

Y eso que Rajoy, que ya se ha apresurado a cumplir con el sacrosanto deber de rendir honores a los soldados norteamericanos en el cementerio de Arlington, no tendría problemas en ponerse en primer tiempo de saludo al paso de la enseña de las barras y estrellas, no como su antecesor, que se quedó calentando la silla. Por no mencionar la flexión de cerviz ante Estados Unidos cuando se sospechó que el “traidor” Snowden viajaba de matute debajo del asiento del avión del boliviano Evo Morales o su desdén por aquella tontería de la Alianza de Civilizaciones que patrocinó Zapatero.

Una hora pues tendrá Rajoy para explicarle a Obama que España es “un país serio en el que se puede confiar” y tal vez venderle unos cuantos de esos brotes verdes que por aquí nos resistimos a comprarle. Seguramente espera Rajoy que su encuentro con Obama y las declaraciones que con ansiedad esperamos que haga después en la Casa Blanca merezcan mañana gordos titulares en los medios de comunicación de medio mundo, incluida España, y favorecedoras fotos junto a al primer presidente negro de Estados Unidos. Si de paso acalla por unas horas ese perjudicial debate en su partido sobre la reforma del aborto que tanto daño le está haciendo a sus reiterados mensajes de recuperación económica, el objetivo de la visita se habrá alcanzado con creces y no cabe pedir más.

En cualquier caso, seguro que le basta y sobra tempo a Rajoy para decirle a Obama que en España el paro está descendiendo a marchas forzadas, que los jóvenes que se habían ido fuera están volviendo en avalancha ante las fantásticas expectativas de trabajo y las apetecibles condiciones laborales en nuestro país, que la educación, la sanidad y los servicios sociales son la envidia de medio mundo y que los pensionistas llegan desahogados a fin de mes y hasta se van de vacaciones al Caribe con lo que les sobra de la pensión. A Obama, que ha sido incapaz de sacar adelante su reforma sanitaria y que acumula 50 millones de pobres en su país, se le va a caer la baba escuchando a Rajoy hablar de los éxitos de las “reformas estructurales” en España.

Es menos probable que en la hora de reunión tenga tiempo el presidente español para explicarle a su interlocutor algunos detalles sobre su propia relación con el “caso Bárcenas”, el “caso Noos”, el desprestigio de instituciones como la monarquía, el desafecto político creciente en España, la “progresista” reforma del aborto, la nueva versión de la ley de la “patada en la puerta”, las tensiones territoriales con Cataluña o ese nuevo frente que se le acaba de abrir en canal en el País Vasco con la política penitenciaria.

Así que, en resumen, Rajoy le contará a Obama una realidad económica que nada tiene que ver con la que perciben los españoles día a día y guardará silencio sobre la realidad social y política que ya preocupa casi tanto como la otra. Pero qué importa eso si en la foto sale bien.

Las prospecciones son para el verano

Ni cuarenta y ocho horas ha durado la precaria armonía que parecía emanar de la entrevista que el presidente Mariano Rajoy y su homólogo canario Paulino Rivero consiguieron el pasado miércoles con su reunión en La Moncloa. Raudo y veloz, el ministro de Industria y líder de los populares canarios, José Manuel Soria, ha dicho hoy que habrá prospecciones petrolíferas sí o sí y que comenzarán entre julio y septiembre, a más tardar. De nuevo ha sacado a relucir sus viejos argumentos sobre los beneficios sin cuento del petróleo y de nuevo ha vuelto a encender la mecha de la tensión entre ambos gobiernos.

Dice Soria que ese es el anuncio que Rajoy le hizo a Rivero en la reunión de La Moncloa, aunque del particular no dijo nada el presidente canario en la rueda de prensa posterior. Sí reconoció que en el asunto de los sondeos las posiciones son irreconciliables pero prefirió subrayar las cuestiones en los que puede haber una mayor sintonía frente a aquellas en las que el desencuentro es ya público y notorio. Pues bien, Soria se ha encargado hoy de volver a ponerlo en el primer plano, tal vez preocupado ante la posibilidad de que las relaciones entre los Gobiernos de Canarias y del Estado mejoren siquiera sea de forma leve y el diálogo de sordos que ha presidido toda esta legislatura se reconduzca hacia terrenos más razonables de un mínimo entendimiento que beneficie a los ciudadanos de estas Islas.


Soria, que no estuvo en la reunión entre Rajoy y Rivero y por tanto debería de tener la prudencia y hasta la educación de no revelar los asuntos que en ella se trataron, vuelve a actuar como el pirómano de unas relaciones ya bastante caldeadas pero con las que no parece sentirse a gusto si no están bien tensas y a punto de estallar. Cree que obtiene mayor rédito político echándole petróleo al fuego y no duda en hacerlo en cuanto advierte que las llamas bajan un poco de intensidad.

En su táctica incendiaria el ministro también vuelve a actuar como portavoz cualificado de Repsol y rectifica incluso las propias previsiones de la petrolera de iniciar los sondeos en mayo, como anunció el presidente Brufau en la lamentable rueda de prensa del año pasado en Canarias. Por no mencionar que vuelve a ignorar que el Ministerio de Medio Ambiente aún no ha concedido la autorización definitiva para iniciar las prospecciones y que el Tribunal Supremo no se ha pronunciado todavía sobre los recursos presentados por las instituciones canarias.

Al ministro, la lealtad institucional, la discreción, el diálogo constructivo y esos formalismos de leguleyos parecen importarles más bien poco si saltándoselos consigue volver a agitar las aguas del enfrentamiento, su hábitat natural y al margen del cual se encuentra como pez fuera del agua. 

Aborto o cuando Rajoy mandó callar

A Rajoy no le gusta el barullo. Para evitarlo da contadas ruedas de prensa, la mayor de ellas por tele de plasma, y le ahorra a los periodistas el ingrato ejercicio de hacer preguntas que son respondidas a medias o no respondidas. A la vista del nivel de ruido que está alcanzando el debate sobre el aborto en su propio partido, con barones y diputados desmarcándose de la “progresista” contrarreforma de Gallardón, el presidente del Gobierno y del PP ha ordenado a los suyos que dejen de dar espectáculo mediático y diriman sus diferencias a puerta cerrada. 

Ni caso: ha sido decirlo y saltar nuevas voces para pedir “consenso”, “diálogo”, “equilibrio” o “voto secreto”. Son los mismísimos barones populares como Monagos, Feijóo o Herrera los que han dejado patente su incomodidad con la ley social más retrógrada de este Gobierno, que ya ha impulsado unas cuantas y muy retrógradas. La rebelión se extiende también  por las alcaldías y los escaños populares del Congreso, con petición de voto secreto aunque con resultado negativo por ahora. Y eso sin contar a quienes prefieren no moverse para seguir saliendo en la foto, aunque en su fuero interno abominen de un anteproyecto de ley que ha recibido el rechazo unánime de las fuerzas políticas, los profesionales sanitarios, las organizaciones de mujeres y, en general, del común de los ciudadanos que no ven por qué hay que retroceder a la edad de las catacumbas en la regulación del derecho al aborto. 

Para cerrar el cuadro añádase al rechazo generalizado en España, en donde salvo los sectores más ultras y la Conferencia Episcopal nadie más veía necesidad alguna de la contrarreforma, el reproche de destacados medios de comunicación internacionales como el conservador The Times hablando de “abuso de poder” o la insólita misiva de la portavoz del Gobierno francés al de España quejándose del desatino de Gallardón. Y todo ello cuando apenas han pasado tres semanas desde que el ministro diera a conocer su reforma sin esperar a que el Tribunal Constitucional se pronunciara sobre el recurso que el PP tiene presentado contra la ley ahora en vigor. 

El propio Gallardón lo justifica en su convencimiento de la inconstitucionalidad de la Ley de plazos de 2010, de manera que no se explica qué hace aún abierto y funcionando mal que bien el Tribunal Constitucional si contamos en este país con un intérprete de la Carta Magna de la inefabilidad del ministro de Justicia. La cuestión es si la incipiente rebelión en las filas del PP contra este engendro legal irá a más o si por el contrario recogerán velas los díscolos y se plegarán a la disciplina del partido y a la “discreción” que les pide la superioridad encarnada por Rajoy, a buen seguro disgustado con este lío interno que está chafándole su segundo año triunfal en La Moncloa y el bosque de brotes verdes que nos prometió por Navidad. 

Por lo pronto han conseguido que el mismísimo ministro de Justicia recule algo y admita la posibilidad de cambios en la reforma aunque – aclara – “no serán sustanciales”. Eso quiere decir en esencia que como mucho serán puramente cosméticos para calmar a la galería y dar falsa apariencia de consenso. Tal vez y para disimular mantendrá algunas reuniones de compromiso con la oposición y luego dirá que lo intentó pero no fue posible el acuerdo. 

A partir de ahí PP y Gobierno serán uña y carne de nuevo – ¿cuándo no lo han sido? - y las enmiendas de la oposición serán adecuadamente machacadas por el rodillo de la mayoría absoluta mientras las protestas de la calle se estrellarán una vez más contra las paredes del Congreso. Así las cosas, el PSOE le ha pedido hoy a Gallardón que guarde la contrarreforma del aborto en un cajón, cuando lo que en realidad habría que hacer es tirarla a un vertedero. 

Liberales de boquilla

Pues no, no hubo “burda manipulación” en la ya famosa subasta eléctrica del pasado 19 de diciembre que levantó oleadas de protestas en las redes sociales ante una subida del recibo de la luz no inferior al 11%. El informe de la Comisión Nacional de la Competencia no habla ni de “burda”, ni de “manipulación”, como alegremente dijo con todas las letras el ministro de Industria José Manuel Soria para justificar la anulación de la subida vía decreto, el sistema de gobierno al que más cariño le tiene el Ejecutivo de Mariano Rajoy.

Lo que sí dice el informe es que en la subasta hubo una “insuficiente presión competitiva”, es decir, que se detuvo mucho antes de lo habitual con lo que el precio bajo menos de lo esperado por el Gobierno. Ahora bien, de ahí a concluir que hubo “manipulación” o “concertación” para darle una bofetada al Gobierno en la cara de los consumidores va un trecho que la Comisión de la Competencia no se atreve a cruzar. En consecuencia y aunque la investigación continuará, nadie pagará sanción alguna por el que estuvo a punto de convertirse en el tarifazo eléctrico de la historia.


Una subida que sólo se evitó gracias a la presión en las redes sociales sobre un gobierno al que el oligopolio eléctrico parece tener bien agarrado por los plomos y al que utiliza como correa de transmisión para vendernos ese mantra inexplicable del déficit de tarifa como consecuencia de lo poco que pagamos por la luz para tanto como cuesta producirla. El marasmo en el que se encuentra el sistema eléctrico en este país merecería atención especial del médico chino y el ministro que la impulsó, que va de desmentido en desmentido y de contradicción en contradicción, una cura de reposo en un convento de silenciosos cartujos.

Con la reforma del sector que iba a acabar con el famoso déficit convertida en papel mojado y la más absoluta incertidumbre de lo que ocurrirá a partir de ahora con el recibo, los ciudadanos y las empresas ya no saben a qué atenerse aunque todos nos tememos lo peor. Después de intervenir con todas las de la ley en un mercado presuntamente liberalizado al anular la subasta del tarifazo, el Gobierno dijo que se convocaría otra puja, después cambió de opinión y anunció que establecerá un nuevo mecanismo de subasta que “refleje mejor la situación del mercado” y ahora duda sobre si será mensual o trimestral como hasta estos momentos.

En medio, el último Consejo de Ministros del año nos regaló una arbitraria subida del recibo del 2,3% obtenida de un cálculo no menos arbitrario de la propia Comisión de la Competencia y el añadido de los peajes públicos que regula el Gobierno. La pregunta que muchos se hacen es cómo se enjugará la diferencia entre el 2,3% que ha subido la luz en enero y el 11% que tendría que haber subido si se hubiera respetado el resultado de la subasta de diciembre.

Aunque tampoco hace falta ser adivino para imaginarnos quién pagará la diferencia con un Gobierno tan liberal que irrumpe en el sacrosanto sector privado cuando la sabia mano de la oferta y la demanda arroja resultados políticamente incorrectos como en diciembre y que, sin embargo, ha dejado hacer y pasar cuando empleando visos de aparente buena competencia ese mismo mercado nos ha venido endilgando subidas en dosis menos escandalosas del recibo trimestre tras trimestre y año tras año para reducir un déficit que, misteriosamente, no para de aumentar.

Es ahora cuando el Gobierno se cae del guindo y descubre que la subasta famosa de nuestras pesadillas es un contubernio eléctrico plagado de “burdas manipulaciones”. Cabe preguntarse qué había sido hasta ahora: ¿una rifa benéfica tal vez?

La infanta en la rampa

Si nada lo remedia – y a fe que habrá poderosos recursos para remediarlo – la infanta Cristina descenderá el próximo 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, la rampa que da acceso a los juzgados de Palma de Mallorca. Allí la esperará el juez José Castro para interrogarla en calidad de imputada por blanqueo y delito fiscal en el llamado “caso Nóos”, el instituto “sin ánimo de lucro” con el que su esposo Iñaki Urdangarín obtenía dinero público que luego desviaba hacia empresas pantalla como Aizoon, cuya propiedad compartía al 50% con su esposa, quien a su vez y según el fiscal no se enteraba de nada de lo que hacía su ejemplar consorte ni de dónde sacaba para tanto como aparentaba.

El auto de imputación – 227 folios de minucioso desglose de las andanzas fiscales de la hija del rey – se ha conocido sólo tres días después de que el Jefe de la Casa Real – que es como decir el mismo rey – se quejara amargamente en una entrevista del “martirio” que está suponiendo la larga duración del proceso y uno después de que el mismo Jefe del Estado diera muestras más que evidentes de fatiga y auturullamiento durante la lectura del discurso con motivo de la Pascua Militar. En este punto cabe recordar las palabras que con mucha mayor desenvoltura pronunció el propio rey en su discurso navideño de 2011, cuando subrayó aquello tan comentado luego de que la “Justicia es igual para todos”. Siendo así, al menos en teoría, no se comprende la razón por la que la causa que afecta al yerno del rey y ahora también a su hija iba a resolverse antes que la que pueda afectar a cualquier otro mortal pero de sangre roja.

Sobre todo si, como ha denunciado el propio juez instructor, ni la policía ni la Agencia Tributaria – con aquel vodevil en torno a los DNI de la familia real - no han mostrado precisamente una excesiva diligencia a la hora de poner en su mesa la documentación que había reclamado para determinar si la infanta había hecho méritos para la imputación. Por no mencionar el papelón de la Fiscalía en todo este largo proceso, recurriendo el primer auto de imputación y adelantando su rechazo al segundo mucho antes de que se produjera. Lo extraño es que a esta hora aún no haya anunciado que recurre también este segundo auto del juez Castro, aunque no tardaremos mucho en confirmarlo.

Con el Ministerio Público y la Abogacía del Estado actuando de hecho como abogados defensores de la infanta y no como defensores del bien y el interés público, no son pocas las dudas sobre la posibilidad de que, efectivamente, el próximo 8 de marzo la infanta Cristina descienda la misma rampa que ya recorrió en su día Iñaki Urdangarin rodeada de cámaras y micrófonos y cegada por los flashes de los fotógrafos.

Entre las argucias a las que probablemente se agarren las defensas de hecho y de derecho de la infanta figura la llamada “doctrina Botín”, bendecida por el Tribunal Supremo, que impide abrir juicio oral cuando ni la Fiscalía ni el supuestamente perjudicado – en este caso la Hacienda Pública – no sólo no lo han pedido sino que se han opuesto.

Que en las cañerías del Estado están trabajando en estos momentos a pleno rendimiento para volver a dejar al juez Castro compuesto y sin imputación es algo de lo que hasta el más ingenuo puede estar seguro. Sin embargo y por ahora, la segunda imputación de la infanta extiende en lugar de concluir el “martirio” del que se queja el Jefe de la Casa del Rey, siempre tan respetuosa con las decisiones judiciales. Y ello en un momento en el que arrecia el debate sobre la conveniencia de la abdicación de alguien que cada día que pasa al frente de la Jefatura del Estado sólo contribuye a emborronar un poco más una hoja de servicios hasta hace algún tiempo bastante presentable.

¡Felicidades y hasta muy pronto!

Se acumula estos días el trabajo y no dispongo de suficiente tiempo para poder dedicárselo al blog. Así que me tomo un pequeño descanso para recargar las pilas y regresar con fuerzas renovadas en cuanto pasen estas fechas. Mientras, vaya como regalo de felicitación esta hermosa canción de Silvio Rodríguez que canta a la Navidad, pero desde un punto de vista muy poco habitual y con la sencillez y profundidad de todas sus letras. 


¡Feliz Navidad y que 2014 sea un año mucho mejor para la paz, la justicia y el trabajo!



Cristóbal McCarthy Montoro

Vaya por delante, por si acaso, que no tengo deudas que yo sepa con Hacienda. Lo digo con antelación suficiente, no vaya su jefe máximo a cogerme ojeriza y ponerme de chupa de dómine en la plaza pública a la primera rabieta infantil que le provoquen mis críticas inocentes y bienintencionadas. Hoy mismo ha vuelto a enrabietarse en el Congreso cuando la oposición le ha echado en cara la purga de altos cargos  en la Agencia Tributaria bajo la terrible acusación de ser peligrosos socialistas.

En lugar de dar explicaciones convincentes sobre si ser militante del PSOE o de otro partido que no sea el PP es un impedimento legal e incluso un delito penal desconocido hasta ahora para ser alto funcionario de Hacienda, el ministro ha optado por lo que mejor sabe hacer: expulsar tinta de calamar y acusar a los medios de comunicación que critican su gestión de tener problemas con Hacienda. Nada nuevo bajo el sol, ya ha hecho lo mismo en otras ocasiones con la prensa, con los partidos políticos de la oposición y hasta con los artistas, apuntándose si es necesario a crítico cinematográfico a tiempo parcial.


Tal y como se han puesto las cosas en Hacienda, a uno no le extrañaría lo más mínimo que a esta hora haya empleados públicos quemando el carné del PSOE o los ejemplares de El Socialista para evitar perder el puesto de trabajo. Y deberían de tomar también buena nota todos aquellos que se han atrevido a denostar la amnistía fiscal en la que el ministro puso tanto empeño para enjuagar el delito fiscal de las grandes fortunas del país por la vía de “paga una mínima parte de lo que debes si te viene bien y si no hazte el sueco y aquí no ha pasado nada”.

Del mismo modo, que se amarren los machos los que han osado alzar la voz para criticar el impresentable embrollo de las facturas de la infanta Cristina y su supina ignorancia sobre números a pesar de ser alta ejecutiva de un gran banco y consorte del más empalmado de los pocos duques que van quedando en este país, a Dios gracias. Además, a partir de ahora, cuando haya que aplicar una sanción de muchos ceros a alguna gran fortuna o a una multinacional de las que se lo llevan crudo y se defienden con una legión de abogados, conviene pedirle el visto bueno personal al ministro. No vaya a pasarle como a la alta funcionaria a la que no se le ocurrió otra cosa mejor que sancionar con 450 millones de euros a la cementera CEMEX por falsear las cuentas para tributar menos y ha visto como era destituida y la multa reducida a unos módicos 15 millones de euros. De lo que cabe concluir que estamos pasando a marchas forzadas del “Hacienda somos todos” – lo que nunca fue del todo cierto - a “Hacienda somos solo los tontos de la nómina a fin de mes”.

Con la altura y el rigor intelectual que le caracterizan, ha dicho el ministro que el PP volverá a ganar las elecciones porque “los mercados no son gilipollas”, aunque también ha reconocido que estos dos primeros años de la era Rajoy han sido “duros de cojones”. Seguro que sí, sobre todo para las grandes fortunas y empresas de este país que han defraudado a Hacienda unos 80.000 millones de euros mientras a los paganinis de costumbre se les han subido los impuestos y se les han recortado salarios y servicios públicos.

De estos asuntos no habla el ministro, él prefiere actuar aplicando la amnistía fiscal a los defraudadores y poniendo en marcha una caza política de brujas que nos recuerda poderosamente al fanático senador estadounidense Joseph McCarthy, que veía comunistas hasta debajo de la cama. No deseo para Montoro el fin que tuvo McCarthy, que murió joven, desprestigiado y alcoholizado después de atemorizar al país con sus bravatas de matón de barrio. Solo hago votos – ya sé que con escasas esperanzas de verlos cumplidos - para que en un rapto de lucidez y decencia política el presidente Rajoy lo destituya antes de que el estropicio en Hacienda sea completamente irreparable y la indignación de los contribuyentes incontrolable.