Ryanair: cuando volar es una experiencia única

Nunca antes volar había sido tan emocionante y más que se va a poner. Ryanair, la sin par compañía irlandesa de bajo coste y bajos vuelos, exigirá a sus pasajeros que lleven consigo un bidón de gasolina de 20 litros para poder embarcar. Para evitar incomodidades y manchas en las manos y en la ropa, quienes lo deseen tendrán la opción de pagar el combustible en el aeropuerto según la cotización que marque ese día el barril de Brent más un sobrecoste del 50% por gastos de gestión. La aerolínea ha advertido de que mientras sus pasajeros no presenten el bidón o lo paguen en el momento de la facturación. el avión no podrá despegar.

La única pega es que se prohibirá llevar equipaje de mano – aunque, al fin y al cabo, quién lleva equipaje de mano ni de ningún otro tipo con Ryanair - con el fin de utilizar los compartimentos situados encima de sus asientos para colocar el respectivo bidón de gasolina y tenerlo siempre a mano en caso de prioridad para el aterrizaje.

También será obligatorio llevar un bote tamaño familiar de oro matón para que no se repitan los picores que sufrió el pasaje de un vuelo de Ryanair en Italia, sorprendido por el ataque feroz de una legión de chinches. A quienes justifiquen con tres certificados médicos algún tipo de alergia al flis contra cucas y chinches se le permitirá embarcar con la condición ineludible de que limpien los servicios, le pasen a fondo la aspiradora al avión y recojan los restos de comidas y bebidas y los periódicos arrugados – quienes hayan comprado todo eso en el aeropuerto – que dejaron los pasajeros del vuelo anterior.

Al hacer la reserva online habrá que adquirir una mascarilla de oxígeno y un chaleco salvavidas. Para darle más emoción y suspense al vuelo, en lugar de explicar con voz cansina y gestos mecánicos cómo se coloca la mascarilla o el chaleco, la tripulación recorrerá los asientos e irá entregando ambas cosas a los pasajeros junto con un pequeño manual de instrucciones en inglés y sin admitir preguntas.

Aunque de momento no será obligatorio, la web de Ryanair ya recomienda a sus clientes llevar consigo un libro de oraciones y al menos un rollo de papel higiénico ante la posibilidad de que en una improbable despresurización de la cabina el pomo se les suba a la coronilla y lo pongan todo perdido. Si lo necesitan, los olvidadizos y los optimistas que siempre creen que no va a pasar nada podrán adquirirlo a bordo con un recargo del 75%.

Durante el vuelo, se invitará a los pasajeros a escribir atentas cartas a los medios de comunicación, a la ministra de Fomento y a las autoridades de aviación civil. Para ello, Ryanair recomienda que se lleve papel y lápiz de casa aunque la compañía lo suministrará amablemente a bordo si es necesario con un recargo por gastos de gestion, sobres y sellos del 40%.



De acuerdo a un modelo que se repartirá entre los pasajeros, estos deberán explicar que es rotundamente falso que los altos ejecutivos de la compañía presionan a los pilotos para que pongan poco combustible, que los aviones sean pocilgas voladoras llenas de chinches y que un vuelo sin una buena despresurización de la cabina es de las experiencias más aburridas que puede vivir un ser humano volador. Los más entusiastas pueden incluso dedicarle algún insulto a la indecisa y meditabunda ministra de Fomento y afearle haber dicho que se estudiarán sanciones y hasta la retirada de la licencia de vuelo a Ryanair.

Con este trajín – colocar el bidón de gasolina, leer e intentar comprender las instrucciones del chaleco y la mascarilla, comprobar que el oro matón y el papel higiénico están en su sitio, rezar el rosario y recitar las letanías, estar atento a cualquier ruido sospechoso y escribir la carta – los pasajeros notarán que el vuelo se pasará volando.

Una vez finalizado éste - con suerte - sin incidentes de ningún tipo, una vocecita enlatada les agradecerá haber volado con Ryanair y expresará el deseo de la compañía de volver a verles nuevamente a bordo. Ni lo dude, viaje de nuevo con ellos y deje atrás esos soporíferos vuelos de otras compañías en los que casi nunca pasa nada emocionante y en los que a los pasajeros se les trata generalmente con correcta cortesía. Todo eso ha pasado de moda: con Ryanair, volar puede ser una experiencia única y tal vez irrepetible.

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