Y vuelta la burra al trigo


Se las prometían muy felices los titulares de esta mañana celebrando que los griegos optaran ayer por votar de forma mayoritaria a Nueva Democracia, fuerza política partidaria de mantener al país en el euro y la misma que - ¡qué casualidad! – falseó las cuentas públicas griegas y abocó a Grecia a dos rescate consecutivos con las consecuencias que no es necesario recordar.

Pero ¿quién se acuerda ya de eso y qué importancia tiene ahora? "Europa respira aliviada" decían muchos de esos titulares y aplaudían con las orejas la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional y, por supuesto Angela Merkel, que ahora está convencida de que los griegos "cumplirán sus compromisos", es decir, seguirán bebiendo de la misma medicina que ha destrozado el país para unas cuantas décadas.

Todo ello después de que la famosa troika (UE, FMI y BCE) con la propia Merkel a la cabeza, advirtieran seriamente a los griegos de que, o votaban a favor del euro, o se les aplicaría un "corralito" a la argentina que se iban a enterar. Así que los griegos votaron ayer atenazados por el miedo a un escenario aún peor del que sufren – que ya es decir - en un país intervenido económica y políticamente.

Ahora empieza de nuevo el rosario de contactos entre los partidos políticos griegos para formar gobierno y ya empieza la consabida troika a meterles prisa. A priori parece probable un acuerdo entre conservadores y socialistas, pero estos últimos alegan de entrada que no estarán en el Gobierno si no se le da cancha también a Siryza, la formación de izquierdas que, en contra de lo que se había dicho con muy mala intención, apuesta por el euro pero también por renegociar las draconianas condiciones y los plazos del rescate impuesto por los mercados.

Se lo puede ir quitando de la cabeza tanto Siryza como Nueva Democracia y el PASOK que también apuestan por esa opción, aunque con menos fuerza: Alemania, en contra de lo que declaró ayer su ministro de Exteriores, acaba de decir "nicht" a esa posibilidad.

Lo que nos conduce a España, en donde la alegría, como en la casa del pobre, cada vez dura menos. Exactamente una hora duró la alegría de la bolsa, que subió al abrir la sesión, y la prima de riesgo, que bajó. A la hora exacta ambas se dieron la vuelta y volvieron a escenificar que a los mercados les dan exactamente igual los resultados de las elecciones griegas: a Grecia ya la tienen completamente amortizada y ahora es España la que les preocupa y van a por ella para añadirla a su colección de países rescatados.

Este es el tremebundo panorama frente al que se reúnen hoy en México los países del G-20, club de países ricos del que no cabe esperar gran cosa más allá de alguna vaga declaración de intenciones, eso sí, rodeada de mucha trompetería y expectación.

Quien espere una decisión clara de al menos suavizar el tratamiento de caballo y abrir la mano en la santa austeridad sin paliativos que predica la irreductible Angela Merkel, se equivoca por completo. Y vuelta la burra al trigo (dicho sea sin ánimo de señalar) aunque se acabe el poco trigo que queda y la burra se quede sin comer.

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