Será por las
relaciones históricas o será por la contumacia con la que los promotores de la "nueva política" en España se obstinan en negar las pruebas. Lo cierto es que
para los españoles en general y para los canarios en particular, la situación
política en Venezuela no puede pasar desapercibida. En un contexto de deriva
autoritaria del régimen que encabeza Nicolás Maduro, la oposición acaba de
anotarse una importante victoria con la excarcelación y pase a arresto
domiciliario del líder opositor, Leopoldo López. En primer lugar porque pone de manifiesto una
nueva grieta en un régimen que está empezando a dar señales de resquebrajamiento
a medida que endurece la represión contra las manifestaciones callejeras que ya
se han cobrado más de noventa víctimas mortales.
Pudiera
parecer que Maduro está fuerte y conserva intactos los apoyos del chavismo
porque grita mucho y hasta amenaza con defender con las armas lo que no consiga
con los votos. Sólo por esa frase, pronunciada hace pocos días, bastaría para
retratar la convicción democrática del personaje pero, aún así, hay quienes
como el líder de IU, Alberto Garzón, se resisten a considerar que estamos ante
un autócrata y se permite llamar golpista a Leopoldo López. Además
de la presión internacional sobre Maduro para que abra el diálogo con la
oposición y se convoquen nuevas elecciones, la propia dinámica de la situación
interna está empezando a empujar al autoritario presidente venezolano hacia el
borde del abismo.
“Por más que grite y amenace, Maduro está empezando a mostrar grietas importantes”
Junto con las
incesantes manifestaciones de la oposición, de las que se cumplen ya cien días
y a las que ni la represión policial consiguen acallar, en los últimos días se
han producido algunos hechos que pueden ser tomados como ejemplos de la
situación límite del chavismo. El primero fue el extraño tiroteo desde
un helicóptero policial contra la sede del Tribunal Supremo. De su autor, un
policía y actor, nada más se ha sabido y mucho menos de cuáles eran sus verdaderas
intenciones ni con qué respaldo contaba o cuenta aún. Si descartamos un
autogolpe para justificar la intensificación de la represión, que también
pudiera ser, podríamos encontrarnos ante una seria advertencia de las fuerzas
armadas a Maduro ante el clima de confrontación civil que se respira en el
país.
Mucho más
claro y transparente en sus motivaciones fue el asalto y secuestro durante casi ocho horas de
los diputados de la Asamblea Nacional, controlada por la oposición, por un grupo de energúmenos armados con
palos y cuchillos. Las condenas por parte de Maduro no consiguen, sin embargo, desterrar la
sospecha de que detrás del ataque está el chavismo más extremista que, a la
desesperada, quiere atemorizar a la oposición parlamentaria. Aunque para grieta evidente en el régimen chavista hay que citar a la
fiscal general Luisa Ortega, que se ha convertido en la única voz discordante de un
poder judicial sumiso y obediente ante Maduro. Ortega ha afeado con dureza el
remedo ilegal de Asamblea Nacional Constituyente que Maduro se ha sacado
de la manga para intentar anular a la
que los venezolanos eligieron a finales de 2015 y a la que el presidente no puede poner también a sus pies como ha hecho con el poder
judicial.
“Con la excarcelación de Leopoldo López, el régimen busca ganar tiempo y aliviar la presión ”
El sueño de
Maduro de concentrar en sus manos todo el poder empezó a torcerse cuando los
venezolanos dejaron al chavismo en minoría. A partir de ahí, ha iniciado una huída hacia delante de la que el último episodio ha sido precisamente la
liberación a medias de Leopoldo López. Sería un error ver en esa decisión un
gesto de buena voluntad hacia la oposición para reconducir la situación del
país. Se trata más bien de una maniobra para ganar tiempo y aliviar la presión
internacional y de la calle con la vista puesta en recuperar las fuerzas
necesarias para continuar aferrado al poder como un náufrago a una tabla.
Y es por eso y antes de que la defensa del poder por parte del chavismo desemboque en consecuencias aún peores, por lo que es el momento de que la comunidad internacional y la oposición obliguen a Maduro a liberar al resto de los presos políticos y a sentarse a negociar una salida pacífica y democrática de un régimen que se empieza a agrietar tanto como su cabeza visible y que amenaza con alcanzar en su caída a todos los venezolanos.
Y es por eso y antes de que la defensa del poder por parte del chavismo desemboque en consecuencias aún peores, por lo que es el momento de que la comunidad internacional y la oposición obliguen a Maduro a liberar al resto de los presos políticos y a sentarse a negociar una salida pacífica y democrática de un régimen que se empieza a agrietar tanto como su cabeza visible y que amenaza con alcanzar en su caída a todos los venezolanos.
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