A ver si soy
capaz de llegar al final sin bostezar porque el asunto de este post es de los
que hastían. Después de las elecciones locales de mayo de 2015 Podemos
consiguió por primera vez en su corta historia acceder al poder en algunas
instituciones importantes. Pero no lo consiguió en solitario sino gracias a
pactos de gobierno con otros partidos, es decir, mediante alianzas en las que
los socios se ponen de acuerdo en lo que les une y aparcan lo que les separa.
Hasta ahí y en teoría todo bien. Aunque la experiencia en instituciones como el
ayuntamiento de Madrid daría para un tratado podemita completo, me centraré sólo en Canarias para hacer más
llevadero el trance.
Aquí la formación morada se incorporó a los
gobiernos del Cabildo de Gran Canaria y del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria.
En el Cabildo, el presidente Antonio Morales prefirió apoyarse en Podemos que
en el único consejero de CC con el que también hubiera sumado mayoría absoluta. Además de algunas coincidencias programáticas, el cálculo electoral para aislar por completo a CC y el refuerzo que Podemos le
confería a la mayoría absoluta del grupo de gobierno seguramente fueron
decisivos también para preferir esa opción. Y ello a pesar de que en las negociaciones
previas, la dirección de Podemos – enfrentada ya con parte de sus propios
consejeros – hizo lo imposible por bloquear e imposibilitar el acuerdo.
“Morales asumió el riesgo y se ha pasado dos años apagando los incendios de Podemos”
Pero Morales no
atendió a las señales y el resultado han sido dos años
apagando fuegos un día sí y al otro también en detrimento de la gestión de los
problemas de la isla. Hasta que un día, de la noche a la mañana, se despertó
con la mitad de los consejeros de Podemos que tenía el día anterior y sobre los
que siguieron con él recayó de inmediato el sambenito de tránsfugas. En estas
trifulcas internas se han ido una buena parte de los esfuerzos y del tiempo de
estos dos años de mandato en el cabildo de una isla que requiere mucha más
gestión y soluciones que las vistas hasta ahora y muchos menos juegos
florentinos.
En el
ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, en donde la gestión del grupo de
gobierno no ha ido tampoco mucho más allá de pasear el megaproyecto de la
metroguagua de punta a punta de la ciudad, la nota ha sido en cambio una cierta
estabilidad política al menos de puertas afuera. De puertas adentro es conocida
la inquina fenicia que el portavoz de Podemos en el consistorio Javier Doreste
y la ex líder del partido, Mery Pita, se profesan mutuamente. Sin embargo, esas
malas relaciones políticas no habían interferido hasta ahora en la gestión
municipal como ocurrió en el Cabildo entre Pita y su enfant terrible Juan Manuel Brito.
“Quien pacte con Podemos deberá aprenderse y recitar su credo de memoria”
Hasta que ha
llegado Noemi Santana, la sucesora y continuadora de la labor de Pita, y hemos vuelto a las andadas.
Santana ha amenazado hoy con romper el pacto en el Ayuntamiento si Nueva
Canarias, uno de los socios, no rechaza en Madrid el techo de gasto para los
Presupuestos Generales del Estado del año que viene. Por decirlo de otro modo:
Santana pone contra las cuerdas la estabilidad y la gestión del gobierno
municipal de una ciudad de 400.000 habitantes sólo porque uno de sus socios de
gobierno no vota lo que ella y su partido quieren en un ámbito político
completamente distinto del municipal.
Ignoro si
Santana cumplirá su amenaza pero, si nos atenemos a lo que ha ocurrido en el Cabildo, tal vez debería el alcalde Hidalgo irse preparando para lo peor. Una
cosa sí parece clara y deberían tenerla en cuenta aquellas fuerzas políticas
que en el futuro pretendan lleguen a acuerdos con Podemos: estarán obligadas a
ver la realidad en blanco y negro y a aprenderse y recitar de memoria el
catecismo podemita, cuyo primer mandamiento es claro y tajante: o conmigo o
contra mi. No caben medias tintas ni legítimas estrategias políticas propias ni autonomía
alguna que valga a la hora de tomar decisiones de partido. Todo eso hay que dejarlo en la puerta y plegarse sin condciones al
credo de Pablo Iglesias o correr el riesgo de ser expulsado a las tinieblas
exteriores. Que se lo vaya apuntando Pedro Sánchez para su ansiado mayoría
alternativa.
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