De entrada tenemos a un ministro destemplado, asegurando en el Congreso que había que esperar al menos seis meses por la medida. Se montó de inmediato la zapatiesta y los humos del ministro empezaron a bajar: a los pocos días ya era posible sacar adelante el descuento con un decreto por la vía de urgencia que, con suerte y una caña, acortaba los plazos uno o dos meses. Continuó el galimatías hasta que los presidentes de Canarias y Baleares le hicieron ver que el asunto era mucho más sencillo de resolver: lo aprueba el Consejo de Ministros y se aplica de inmediato. Aún así y aceptando la salida, el ministro quiere decreto y anuncia que enviará uno al Congreso para darle seguridad jurídica a la medida. Hay quien sostiene, seguramente con razón, que tal esfuerzo no es necesario como no lo fue el año pasado, pero si Ábalos se empeña tampoco le vamos a dejar con las ganas de decreto.
Foto: EFE |
Una, que el Ministerio de Fomento le quede demasiado ancho a Ábalos, insuficiencia que agravaría de manera severa su nula cintura para la crítica. Si no fuera eso podría ser que se ha rodeado de unos asesores a los que debería darles vacaciones indefinidas: se podría ahorrar más vergüenzas en público y ayudaría a que a sus compañeros del PSOE canario se les suavice el rojo subido de los cachetes que este caso les está causando. Hay una tercera posibilidad y es la existencia de una mano negra en ese ministerio que, en cuanto oye que los canarios se quejan de que no tienen AVE ni trenes y piden que se les compense la lejanía para viajar, introduce la coletilla de la "tarifa bonificable" a ver si cuela.
Hay que recordar que ya ha pasado con anteriores ministros de Fomento y no puede descartarse que Ábalos también haya sido víctima de la famosa mano negra y haya pagado la novatada correspondiente. Ello, por supuesto, no exime de responsabilidad a un ministro que antes de lanzarse al vacío no parecer tener por costumbre comprobar si se ha puesto el paracaídas. Tres buenas costaladas se ha dado ya a propósito del asunto del descuento, quedando ante los canarios como un ministro digno de olvidar sin haber cumplido aún los cien días en el cargo. A ver si lo arregla y cómo lo arregla este viernes o se da un nuevo pertigazo. Mientras, yo como Santo Tomás: ver para creer.
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