Puigdemont, una causa sin rebelde

Nones, dice el Tribunal de Schleswig-Holstein (Alemania) que Puigdemont no es un rebelde con causa sino que la suya es una causa sin rebelde. Los jueces alemanes han sopesado y medido con mucho detenimiento el asunto y han fallado que en el procès soberanista "no hubo la cantidad suficiente de violencia" como para considerar que el fugado ex presidente catalán sea un rebelde porque España le ha hecho así. Lo más, dicen los magistrados teutones, es una malversación de caudales públicos por organizar y llevar a la práctica aquella fiesta de la democracia que fue el referéndum del 1-O. Para mi satisfacción descubro una vez más todo lo que se puede aprender fijándose en el significado de ciertas palabras colocadas en determinados contextos. Me maravillo de que los jueces alemanes hablen de "cantidad de violencia" para justificar jurídicamente su decisión.

¿Cuánta hace falta para que algo sea o no sea una rebelión? ¿un kilo? ¿tres y medio? ¿cinco toneladas? No lo aclara el auto, por desgracia. Claro que no soy experto en el sistema judicial alemán y puede que allí se tipifique la rebelión al peso, como las salchichas y la cerveza. También puede haber ocurrido que el traductor no entendiera bien y en donde pone "cantidad de violencia " quiere decir "intensidad", que es de lo que habla el juez Llarena en su euroorden. En fin, lo cierto es que Puigdemont ya no será juzgado en España por rebelión y veremos si lo será por malversación. Llarena se está planteando ahora retirar la euroorden contra Pauigdemont habida cuenta de que no sirve de mucho. Ello condenaría al expresidente a vagar por el espacio exterior a España, incluida Cataluña, en donde sería detenido en cuenta pusiera un pie. Pedro Sánchez está convencido de que Puigdemont se sentará en un banquillo de acusados en España, aunque no estaría yo tan seguro. Para empezar gobierna a través de Torra y para continuar, ahora que vuelve el diálogo y la política en las relaciones con Cataluña, una rebaja de la calificación del presunto delito de malversacion podría obrar milagros.

El País
Lo que me pregunto es qué pensarán desde ayer sus colaboradores que, como hizo él, no salieron por pies y cargan sobre sus hombros la acusación de rebeldes y malversadores. Sospecho que se deben haber arrepentido unas cuantas veces de  no haberse fugado con él: hoy están entre rejas, mientras el jefe del procés pasea por Berlín y se saca fotos ante el Bundestag. A la espera de lo que decida Llarena, sí podría Pedro Sánchez ir pensando en lo que quiere hacer con la euroorden. Si al juez de un país miembro de la UE - democrático con todas las de la ley - los jueces de otro país miembro - tan democrático como el anterior - le pueden enmendar la plana sin conocer de cerca el caso ni haber valorado a fondo las pruebas, la tal euroorden - que debe basarse en la confianza mutua en el sistema judicial de los países comunitarios - no sirve de gran cosa. 

Doctores tiene el Derecho y muchos coinciden en que no era ni es competencia de los jueces alemanes entrar en el fondo del asunto: su función era solo comprobar si el delito de rebelión por el que se reclama a Puigdemont en España tiene equivalencia en la legislación alemana y lo cierto es que la tiene: alta traición. Sin embargo, los magistrados de un país en el que los partidos independentistas son ilegales, entienden que Puigdemont debió al menos haber sacado los tanques a las calles de Cataluña el 1-O para que se le pueda considerar un rebelde con causa.

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