Carlos Dívar: Ecce Homo


Vilipendidado por la canalla y humillado por sus enemigos, Carlos Dívar se apresta a anunciar mañana una decisión "conduntente" sobre las calumnias que han lanzado sobre él quienes no le quieren bien y sólo persiguen desestabilizar instituciones de la trascendencia del Poder Judicial y el Tribunal Supremo. Todos apuntan a que esa decisión será abandonar la cuarta magistratura del Estado. Y todo por unos pocos viajes – algo más de treinta – en largos fines de semana a Marbella o unas cuantas merecidas vacaciones en Fuerteventura, todo ello con el fin de aliviar el peso de la púrpura.

Si por fin se va, seguro que lo hará con la cabeza bien alta y la conciencia tranquila: todos esos viajes de fin de semana caribeño eran inherentes a su alta responsabilidad y los gastos que ocasionaron al bolsillo de los contribuyentes, una miseria. 

Porque Carlos Dívar es, donde los haya, un hombre de principios: acude a misa todos los domingos y fiestas de guardar y lo hace en coche oficial, algo lógico y natural en alguien que considera que el Poder Judicial  es él y no una abstracción político-filosófica, y eso lo deben percibir los simples mortales y eventuales justiciables con cristalina claridad.


 Del mismo modo, si tiene a bien alojarse en hoteles de lujo durante sus merecidos días de asueto y compartir mesa y mantel en restaurantes de postín con quien le guarda bien las espaldas, nada debe reprochársele so pena de desestabilizar las sagradas instituciones.

Carlos Dívar es, por tanto, un hombre herido en lo más profundo de su abnegado espíritu de servicio público y sólo comprendiendo la ruindad humana se puede entender que las calumnias que se han lanzado contra él no se hayan dirimido de puertas adentro para no dar motivo de escándalo al populacho, como así ha ocurrido.

Ahora todo está perdido y nada se puede hacer para reparar el terrible daño recibido, salvo recoger los papeles e irse a casa, eso sí, con la conciencia tranquila del deber cumplido aunque con la herida abierta de la injusticia. ¡Quién se lo iba a decir a él, Carlos Dívar, Ecce Homo! 

La víctima griega


Hoy recomiendo este esclarecedor artículo titulado La víctima griega de Paul Krugman aparecido en EL PAÍS. En él analiza las verdaderas causas de la crisis en la Unión Europea y desmonta algunos de los tópicos sobre la culpabilidad de Grecia en esta situación. No tiene desperdicio. 

Y vuelta la burra al trigo


Se las prometían muy felices los titulares de esta mañana celebrando que los griegos optaran ayer por votar de forma mayoritaria a Nueva Democracia, fuerza política partidaria de mantener al país en el euro y la misma que - ¡qué casualidad! – falseó las cuentas públicas griegas y abocó a Grecia a dos rescate consecutivos con las consecuencias que no es necesario recordar.

Pero ¿quién se acuerda ya de eso y qué importancia tiene ahora? "Europa respira aliviada" decían muchos de esos titulares y aplaudían con las orejas la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional y, por supuesto Angela Merkel, que ahora está convencida de que los griegos "cumplirán sus compromisos", es decir, seguirán bebiendo de la misma medicina que ha destrozado el país para unas cuantas décadas.

Todo ello después de que la famosa troika (UE, FMI y BCE) con la propia Merkel a la cabeza, advirtieran seriamente a los griegos de que, o votaban a favor del euro, o se les aplicaría un "corralito" a la argentina que se iban a enterar. Así que los griegos votaron ayer atenazados por el miedo a un escenario aún peor del que sufren – que ya es decir - en un país intervenido económica y políticamente.

Ahora empieza de nuevo el rosario de contactos entre los partidos políticos griegos para formar gobierno y ya empieza la consabida troika a meterles prisa. A priori parece probable un acuerdo entre conservadores y socialistas, pero estos últimos alegan de entrada que no estarán en el Gobierno si no se le da cancha también a Siryza, la formación de izquierdas que, en contra de lo que se había dicho con muy mala intención, apuesta por el euro pero también por renegociar las draconianas condiciones y los plazos del rescate impuesto por los mercados.

Se lo puede ir quitando de la cabeza tanto Siryza como Nueva Democracia y el PASOK que también apuestan por esa opción, aunque con menos fuerza: Alemania, en contra de lo que declaró ayer su ministro de Exteriores, acaba de decir "nicht" a esa posibilidad.

Lo que nos conduce a España, en donde la alegría, como en la casa del pobre, cada vez dura menos. Exactamente una hora duró la alegría de la bolsa, que subió al abrir la sesión, y la prima de riesgo, que bajó. A la hora exacta ambas se dieron la vuelta y volvieron a escenificar que a los mercados les dan exactamente igual los resultados de las elecciones griegas: a Grecia ya la tienen completamente amortizada y ahora es España la que les preocupa y van a por ella para añadirla a su colección de países rescatados.

Este es el tremebundo panorama frente al que se reúnen hoy en México los países del G-20, club de países ricos del que no cabe esperar gran cosa más allá de alguna vaga declaración de intenciones, eso sí, rodeada de mucha trompetería y expectación.

Quien espere una decisión clara de al menos suavizar el tratamiento de caballo y abrir la mano en la santa austeridad sin paliativos que predica la irreductible Angela Merkel, se equivoca por completo. Y vuelta la burra al trigo (dicho sea sin ánimo de señalar) aunque se acabe el poco trigo que queda y la burra se quede sin comer.

María Cristina nos quiere gobernar


Christine Lagarde nos quiere gobernar – y lo está consiguiendo – desde las mullidas moquetas y los amplios despachos del Fondo Monetario Internacional en Washington. Un día sí y al siguiente también nos pone deberes y nos advierte severa y acerada de lo mal que nos va a ir si no los hacemos a satisfacción suya.

La última tanda de obligaciones consiste en que España suba el IVA "ya" – y acabe con el escaso consumo de nuestra economía -, elimine la desgravación por la compra de vivienda en un país con cerca de un millón de casas sin vender tras el estallido de la burbuja inmobiliaria y le vuelva a rebajar el sueldo a los funcionarios públicos, no se vayan a acostumbrar a vivir como banqueros.

Cumple así el FMI su función de ventrílocuo de los mercados sin rostro que de este modo sacan partido del miedo cerval que les tienen los gobiernos elegidos democráticamente y que le siguen la corriente para que no diga la gente que María Cristina nos quiere gobernar. Un miedo que pagamos los ciudadanos de a pie, los que votamos y pagamos impuestos, los que trabajamos en condiciones de creciente precariedad y temor a perder el empleo y los que no tienen empleo y buscan lo que sea y en la condiciones que sean. Ciudadanos cuyas quejas e indignación por los cada vez más brutales recortes se ignoran y a los que se intenta calmar con mensajes banales de tranquilidad, optimismo y confianza en los que nadie cree porque a diario se dan de bruces con la realidad más cruda.

El Fondo Monetario Internacional, guardián de las esencias del neoliberalismo económico y, como tal, defensor a ultranza de los intereses de los mercados, tiene una larga historia de desastres económicos en medio mundo con países hundidos gracias a sus recetas económicas basadas en recortes y ajustes, fruto todo ello de una enfermiza alergia a lo público. Sin ir más lejos, los efectos de sus recomendaciones las podemos encontrar en Grecia, un país a punto de saltar por la borda del euro y de la Unión Europea después de cuatro años de sufrimientos con el único resultado de estar mucho peor que al principio. Portugal seguirá el mismo camino, puede que Irlanda también, España está empezando a transitarlo e Italia puede empezar pronto la cuenta atrás. ¿Cuál sería el siguiente?

Somos los españoles – toda vez que del actual Gobierno sólo cabe esperar que le siga la corriente a Washington, Bruselas y Berlín – los que debemos actuar como en la canción y decirles no a Christine Lagarde y a Ángela Merkel, otra que también nos quiere gobernar y que, de hecho, lo está haciendo. 

No cuentan nuestras decisiones en las urnas, ni nuestra soberanía - ahora que tanto vociferan algunos por el contencioso de Gibraltar. Lo que cuentan son los mercados y sus diáfanos intereses ¿Por qué seguimos llamando democracia a lo que en realidad es plutocracia?

Vocabulario de la crisis (sigue incompleto)

Angecias de calificación
  1. Dícese de las empresas que se dedican a ponerle nota a la solvencia de la deuda de todo el mundo pero nadie se la pone a ellas.
  2. Sus calificaciones tienen el poder de activar los instintos más bajos de los mercados (Ver)
  3.  Se ha propuesto denominarlas "agencias de descalificación"
Alfredo Pérez Rubalcaba 
  1. Líder del PSOE y de la oposición en España
  2. Formó parte de un gobierno que creyó tabú la palabra "crisis" hasta que el tabú nos cayó encima a todos, también al gobierno.
  3. No hay más datos
Angela Merkel
  1. Canciller alemana, también conocida como Frau no y Frau austeridad (o como se diga en alemán)
  2. Ama de llaves de la Unión Europea, (Ver) en la que nadie se atreve a toserle (Ver Hermann von Rompuy, José Manuel Durao Barroso y Mariano Rajoy)
  3. Máxima aspirante a mandar a la Unión Europea a hacer puñetas (Ver Grecia, Portugal, Irlanda)
Banco Central Europeo
  1. Está en Frankfurt y lo dirige un italiano
  2.  Se le atribuye falsamente una rara obsesión por controlar la inflación y darle dinero sólo a los banco, aunque se limita a hacer lo que le dicen 
  3. No hay más datos (Ver Angela Merkel)
 Bonos basura
  1. Dícese de los títulos de deuda que los mercados no se atreven a tocar ni con pinzas (Ver mercados)
  2. Cuando un país o un banco tienen muchos bonos basura ya puede ir rezando lo que sepan (Ver Grecia, Portugal, Irlanda, mercados)
España 
  1. País europeo venido a menos aunque tampoco fue mucho más allá de lo que se nos quiso hacer creer (Ver Grecia, Irlanda, Portugal)
  2. Se enorgullece de tener el sistema bancario más saneado del mundo y el mejor sistema sanitario público.
  3. Conocido internacionalmente por los toros, la paella, las tapas y La Roja (Ver La Roja, Mariano Rajoy).
  4. Su sistema político es una monarquía parlamentaria (Ver Soweto)
Euro
  1. Moneda única de 17 países de la Unión Europea (Ver Unión Europea)
  2. Su entrada en vigor puso el café solo y darle un manguerazo al coche en 166 pesetas cuando antes valía 100.
  3. Dicen los que saben que está en las últimas y que solo le quedan tres meses de vida
  4. Todos dicen querer salvarlo pero lo disimulan muy bien (Ver Banco Central Europeo, Unión Europea, Angela Merkel)
 Eurobonos
  1. Palabra tabú. No mencionar en presencia de Angela Merkel so pena de ganarse una regañina (Ver Angela Merkel
 Grecia
  1. Cuna de la civilización occidental 
  2. Cuna de todos los males de la Unión Europea
  3. País rescatado y hundido al mismo tiempo por la Unión Europea (Ver  Unión Europea, Angela Merkel)
Hermann von Rompuy
  1. Presidente del Consejo Europeo
  2. Gran conocedor de la cultura japonesa
  3. No hay más datos (Ver Angela Merkel
Irlanda 
  1. Rescatado y escorado por la Unión Europea (Ver Unión Europea, Grecia, Portugal, mercados, Angela Merkel)
 José Manuel Durao Barroso
  1. Presidente de la Comisión Europea
  2. Tiene don de lenguas
  3. No hay más datos (Ver Angela Merkel)
 Mariano Rajoy
  1. Presidente del Gobierno español, (Ver España) cargo al que accedió gracias a la claridad de sus promesas electorales que ha cumplido escrupulosamente desde que llegó al poder.
  2. Rumores malintencionados dicen de él que es supersticioso y evita pronunciar palabras que atraigan los malos espíritus (Ver mercados)
  3. Fuma puros y le gusta el fútbol, aunque sólo acude a los partidos de la La Roja (Ver) cuando ha dejado la crisis resuelta.
  4. No hay más datos (Ver Angela Merkel)
  Mercados
  1. Espíritus malignos y sin rostro que viven en los fríos sotanos de los bancos, agencias de calificación (Ver) y fondos de inversión, entre otros muchos lugares.
  2. Cuando se materializan suelen ir vestidos de negro, usan gafas de sol y portan misteriosos maletines. El sólo anuncio de su presencia causa pánico.
 Parado
  1. Persona sin empleo y las hay a millones en España y en la Unión Europea. Es muy fácil tropezarse con varias al mismo tiempo, sólo hay que ir a una oficina de desempleo. (Ver mercados, Unión Europea, Mariano Rajoy, Angela Merkel, abaratamiento del despido)
 Portugal 
  1. País rescatado y hundido por la Unión Europea (Ver Unión Europea, Angela Merkel, Grecia, Irlanda)
Prima de riesgo
  1. Familiar en tercer grado de costumbres casquivanas y altamente peligrosas
  2. Cuando se desmanda organiza verdaderas catástrofes (Ver Grecia, Irlanda, Portugal, mercados)
Roja, La
  1. Selección española de fútbol
  2. Somnifero perfecto para olvidarse de la crisis
  3. El presidente del Gobierno es uno de sus seguidores más entusiastas aunque, debido a sus obligaciones de Estado, sólo acude a los partidos cuando ha dejado resueltos los problemas públicos (Ver Mariano Rajoy)
 Soweto
  1.  País africano conocido por las cacerías de elefantes del Rey de España (Ver España)
  2. No hay más datos
 Trabajador
  1. Persona que trabaja mucho y cobra poco
  2. Rara avis
  3. Firme candidato al paro (ver parado, abaratamiento del despido, Angela Merkel, Mariano Rajoy, mercados, Unión Europea)
 Unión Europea
  1. Jaula de grillos en la que cada uno dice lo que le parece hasta que habla Angela Merkel (Ver Angela Merkel)
  2. Los analistas no entienden que aún haya países en Europa que se mueren de ganas por formar parte de la Unión Europea (Ver euro)

Vocabulario de la crisis (incompleto)

Abaratamiento del despido
1. Flexibilización del mercado de trabajo
2. Homologación del mercado laboral con el de los países más avanzados
3. Medida para crear más empleo y de mayor calidad
4. Mayor libertad del empresario para despedir

Amnistía fiscal
1. Regularización de rentas
2. Decisión política que permite a los defraudadores a Hacienda aflorar su dinero negro (si ellos quieren) sin dar explicaciones sobre su procedencia

Competitividad
1. Argumento para bajar los salarios
2. Ver abaratamiento del despido

Déficit público:
1. Excusa para destruir el estado del bienestar y garantizar así una sanidad, una educación y unas pensiones uiversales y de calidad. (Ver estado del bienestar)
2. Excusa para rebajar el sueldo de los empleados públicos y presentar expedientes de regulación de empleo. Ver expediente de regulación de empleo

Estabilidad de las instituciones democráticas:
1. Consiste en no criticar las sentencias judiciales escandalosas ni a los altos magistrados que pagan con dinero público sus viajes de placer
2. Dícese de la conveniencia de no cuestionar la negativa del Parlamento a investigar la gestión de los banqueros y el uso del dinero público por parte de los altos representantes de los poderes del Estado

Estado del bienestar:
1. Antigualla que es necesario demoler para garantizar una sanidad, una educación y unas pensiones universales y de calidad. Véase déficit público

Expediente de Regulación de Empleo (ERE):
1. Medida por la que una empresa privada puede poner en la calle a buena parte de la plantilla a precio de saldo y alegando pérdidas futuras. Véase abaratamiento del despido
2. Medida por la que una administración pública puede despedir a buena parte de la plantilla de una empresa pública alegando la necesidad de cumplir con el objetivo de déficit. (Ver deficit público

Recortes en sanidad:
1. Garantía de una sanidad pública, universal, de calidad y gratuita

Recortes en educación:
1. Garantía de una educación pública, universal, gratuita y de calidad

Recortes en las pensiones
1. Garantía de recibir una pensión digna tras la jubilación
2. Operación consistente en lograr que la edad de jubilación y la de la muerte coincidan
3. Petición de las aseguradoras privadas para poder vender más planes de pensiones

Reformas estructurales
Ver abaratamiento del despido, déficit público y reforma del sistema financiero

Reforma del sistema financiero
1. Fusión de cajas de ahorro corroídas por la burbuja inmobiliaria
2. Operación política consistente en colocar al frente de las nuevas entidades a correligionarios políticos
3. Maniobra consistente en echar tierra sobre los números rojos y las millonarias indemnizaciones de los banqueros y tirar mientras se pueda. Cuando no se pueda más, se pide un rescate (Ver rescate)

Rescate:
1. Palabra tabú. No pronunciar so pena de atraer los malos espíritus
2. Inyección económica en condiciones muy ventajosas
3. Asistencia financiera para el saneamiento de los bancos con activos problemáticos
4. Operación por la que los ciudadanos pagan de su bolsillo los desmanes y pufos de los banqueros y la ceguera interesada de los políticos y supervisores. Ver reforma del sistema financiero

 Subida de impuestos:
1. Recarga temporal de solidaridad
2. Cambio de ponderación de los impuestos sobre el consumo
3. Incremento de la presión fiscal sobre las rentas del trabajo. Ver amnistía fiscal

Vamos a contar mentiras


Mentir es parte de la condición humana, pero cuando es el poder el que miente sus efectos son devastadores porque las mentiras afectan al conjunto de la sociedad y destrozan el tácito pacto de confianza entre gobernantes y gobernados.

Las primeras mentiras

Por remontarnos sólo a las mentiras del poder desde el comienzo de la crisis, cabe recordar a Zapatero y a su gobierno empecinados en negar la complicada situación que ya se empezaba a vivir. Desde la oposición, Mariano Rajoy y el PP prometían decir la verdad a los españoles si llegaban al poder: "“Vamos a decir siempre la verdad, aunque duela, decir la verdad sin adornos ni excusas; llamar al pan, pan y al vino, vino”, proclamaban por las esquinas


Fue la única idea fuerza durante casi dos años, aunque cuando ya en campaña electoral se les requería para que explicaran sus medidas anticrisis prometieron todo lo contrario de lo que han hecho cuando han ocupado el poder.

Las mentiras del Gobierno

Eso se llama mentir y no puede ocultarlo el hecho de que Rajoy y su gobierno hayan demostrado una fecunda capacidad para el eufemismo y la tortura del leguaje: la subida de impuestos se presentó como  "una recarga temporal de solidaridad"; la brutal reforma del mercado de trabajo se vendió como "flexibilización del mercado laboral para que crezca la economía y se genere empleo"; la indecente amnistía fiscal con la que se ha premiado a los defraudadores del fisco es "una regularización de rentas y activos" y a la más que probable subida del IVA la llaman " cambio de ponderación en los impuestos al consumo". Los ejemplos son casi infinitos.

 Mentiras y rescates

Ahora, la Unión Europea – léase Berlín, el FMI, el BCE, los mercados y hasta Barak Obama – acaba de imponer un rescate al sistema financiero por importe de 100.000 millones de euros que el Gobierno denomina " línea de crédito en condiciones muy ventajosas para la banca española". Un día antes, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría aseguraba que no había ninguna decisión tomada respecto a una petición de ayuda para la banca española, que había que esperar a que los auditores externos concluyeran su trabajo para conocer la profundidad del agujero y que ni siquiera había prevista una reunión de los ministros de economía del eurogrupo.

Sólo 24 horas después se reunían los ministros y al final de la tarde se anunciaba el rescate que no se quiere llamar rescate y que nunca se iba a solicitar. Atrapado en sus propias mentiras, Rajoy acaba de asegurar en una rueda de prensa a la que ha acudido a rastras después de esconderse ayer tarde y dejar que el ministro de Economía diera la cara por él, que este rescate – perdón, generosa línea de crédito a los bancos españoles enfangados por la burbuja inmobiliaria - no tendrá consecuencias sobre el déficit público de nuestro país, lo contrario de lo que dijo ayer de Guindos.

Miente una vez más, aunque sólo fuera porque en estos tiempos de crisis nadie regala nada y menos los mercados; y miente por tanto cuando asegura que los únicos que deberán cumplir condiciones para recibir el dinero son los bancos.


El comunicado del Eurogrupo publicado ayer tarde tras la reunión de sus ministros de economía deja bien claro que se estrechará la vigilancia sobre la economía española, que queda así un poco más intervenida de lo que ya lo estaba.

Esa mayor vigilancia de los "hombres de negro" que Montoro aseguró que no iban a venir, sólo puede pasar por una nueva subida de los impuestos y una nueva dosis de ajustes y recortes del mercado laboral, las pensiones, y quién sabe si en la prestación por desempleo, la sanidad o la educación: todas las hipótesis están abiertas. Suponer que la UE permitirá que España podrá desviarse aún más del objetivo de déficit (después del ridículo de hace unos meses) a raíz de la recepción de este préstamo a los bancos – algo que Rajoy no quiso aclarar hoy – es ser un ingenuo o un mentiroso.

Y mentir es convertir un rescate en toda regla de la banca – primer paso para una intervención integral de la economía española – en una suerte de éxito de sus desvelos y los de su gobierno para sacar a España de esta situación: " Sin las reformas, hubieran intervenido el Reino de España" – ha dicho. De un plumazo echa tierra sobre su desastrosa gestión de la situación de Bankia y sus dos fallidos decretos para la reforma del sistema financiero español, como si la incompetencia y el trapisondeo políticos no estuvieran en la raíz del rescate – mejor llamarlo atraco – que nos acaban de imponer nuestros generosos socios.

Las mentiras se pagan

Se dice que una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad. No es el caso: los hechos y las evidencias han desmontado rápidamente el compulsivo reguero de mentiras que ha ido dejando el Gobierno en apenas seis meses en el poder. Y a la luz de la amplia experiencia reciente de lo que le ha ocurrido a los gobiernos que han mentido a sus ciudadanos, especialmente los de aquellos países que han terminado rescatados, Rajoy debería preguntarse si debería empezar a poner sus barbas en remojo. Y, al menos, no mentirse a sí mismo.

Rajoy I Taumaturgo


El gran historiador francés Marc Bloch estudió en su libro Los Reyes Taumaturgos la extendida creencia que existió en Europa hasta el siglo XIX de que los reyes podían curar enfermedades con la simple imposición de manos, de ahí lo de taumaturgos. Sin embargo, los avances de la ciencia no acabaron con la superstición.

Dos siglos después,  Mariano Rajoy se presentó a las elecciones generales en España prometiendo que su simple presencia y la de su partido en el poder bastarían para sanar la enferma economía del país. La mayoría de los españoles se lo creyó y Rajoy llegó al poder.  Convencido así de sus poderes taumatúrgicos, Rajoy no perdió ni un minuto en empezar a imponer sus manos sobre los órganos vitales de la alicaída economía nacional.

Primero tocó los impuestos, después las relaciones entre los trabajadores y sus patronos, se acercó a la educación y a la sanidad y a las comunidades autónomas y por fin puso también sus manos sobre los bancos. Pero para su desesperación y la de todos los españoles, sus denodados esfuerzos taumatúrgicos – "habrá reformas todos los viernes" – lejos de provocar algún cambio para bien en el paciente agravaron su situación: perdió el ánimo y el apetito, se volvió cada vez más irascible y sus constantes vitales acusaron un claro empeoramiento con perspectivas negativas.

Así, pasados sólo seis meses desde que Rajoy prometiera que la imposición de manos sería más que suficiente para que la economía recuperara la fortaleza perdida, nos encontramos con el paciente a las puertas de la UVI para ser entubado y conectado a respiración artificial. Si sobrevive se le someterá a una dieta extraordinariamente restrictiva que retrasará notablemente la recuperación definitiva con el agravante de que seguramente nunca podrá volver a ser el mismo de antes.

En este punto y ante este cuadro clínico, Rajoy debería empezar a admitir que para enfermedades tan graves como la de la economía española hace falta mucho más que superchería política.  

Cara y cruz de la crisis


La cara (muy dura)

El presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, Carlos Dívar, tiene por costumbre pagarse con dinero de todos los contribuyentes largos fines de semana en Marbella que suelen extenderse de jueves a martes. Se aloja en hoteles de cinco estrellas, come en restaurantes de cinco tenedores en los que llega a ser el único comensal y alega que son viajes propios de la responsabilidad inherente a su alta magistratura (la cuarta del Estado, nada menos)
 
Conclusión: conciencia absolutamente tranquila, nada que reprocharse y, por supuesto, ni pasársele por la cabeza dimitir. Y lo puede hacer, porque tiene en el PP y en CiU grandes valedores que le libran del desagradable trance de dar explicaciones ante los representantes de la soberanía popular.

Añadan a esta cara (muy dura) la de los banqueros que hunden a sus entidades y a sus accionistas y se llevan millones de euros en indemnizaciones o pensiones sin que nadie les reclame responsabilidades de ningún tipo. Ellos también se libran de dar la cara (muy dura) para explicar su desastrosa gestión. Incluyan también a los que han defraudado a Hacienda y ahora resultan premiados con un perdón fiscal que es sonrojo y escarnio para los que cumplimos nuestras obligaciones y que –  ilusos – siempre pensamos que Hacienda éramos todos.

La cruz (muy pesada)

El Consejo Económico y Social (CES) ha recomendado  "acompasar" los plazos para el cumplimiento de los ajustes presupuestarios, ya que el recorte en las políticas sociales hará de la exclusión severa uno de los problemas más serios de España a medio y largo plazo, incluso una vez superada la crisis. Dice Marcos Peña, el presidente de este órgano consultivo del Gobierno, que la situación del país es "pavorosa" y reclama un entendimiento político  para repartir los "sacrificios" de forma equitativa, algo que por el momento – apostilla – no se está produciendo de ninguna manera. 

Dice también el CES que los recortes en sanidad, educación y políticas social puede llevar a convertir en crónicas la desigualdades y recuerda que en España uno de cada cuatro hogares ya está en riesgo de pobreza.

¿Exagera el CES? ¿Carga las tintas? En absoluto: simplemente constata que en esta crisis hay caras muy duras a las que los sufrimientos de quienes cargan con el peso de la cruz les es indiferente.

La verdadera crisis


La que padecemos no sólo es una crisis económica con su retahíla interminable de malas noticias sobre paro, déficit, PIB y deuda. En realidad, no es más que el resultado de otra crisis mucho más profunda: la del sistema democrático tal y como lo conocemos. Un sistema que abrió de par en par las compuertas al capitalismo más salvajemente especulativo, siempre incómodo con las restricciones y las regulaciones y siempre intentando eliminarlas o, como poco, atenuarlas. Hasta que lo consiguió y a la vista están los resultados.

El sistema democrático no tardó en contaminarse hasta el punto de que ya no hay el más mínimo rubor en colocar a tecnócratas al frente de gobiernos que nadie ha elegido y dictarles lo que deben hacer, advirtiéndoles de las consecuencias que les acarreará no obedecer. La gangrena ha invadido así todos los ámbitos de lo público en donde reina la fusión y la confusión entre los poderes clásicos del Estado: el Legislativo se confunde y mimetiza con el Ejecutivo y ambos con el Judicial. 

Hablar de verdadera separación de poderes y de contrapesos suena ya a broma de mal gusto. Los políticos se convierten en banqueros y viceversa y los jueces recorren el camino entre la magistratura y la política o al revés sin ningún tipo de reservas. Más allá, los políticos se convierten en empresarios o en asesores de grandes empresas cuando dejan sus bien remunerados cargos públicos y estos a su vez en políticos o en ambas cosas a la vez.

Y todos defienden sus remuneraciones del erario público que siempre consideran insuficientes habida cuenta de sus altas responsabilidades o sus deslumbrantes historias profesionales. Algunos compensan metiendo la mano en la caja pública cuando creen que nadie está mirando, otros lo hacen a la luz del día pagándose con el dinero de los contribuyentes espléndidos  y largos fines de semana en zonas turísticas de lujo y los hay que se homenajean con indemnizaciones y pensiones vitalicias después de haber hundido sus empresas.

Cuando las cosas vienen mal dadas, a los que han hecho trampas con sus cuentas se les rescata con dinero de todos pero a quienes se han quedado sin trabajo y sin ingresos para pagar la hipotecas se les lanza a la calle. A los que defraudan al fisco se les premia con una amnistía y a los que pagamos nuestros impuestos se nos castiga con una subida fiscal o se nos despide a precio de saldo. No contentos con eso, dinamitan la sanidad y la educación públicas y convierten nuestras pensiones en limosnas.

Es la política, entendida como el noble arte de servir al bien común, la que realmente está en crisis. Por eso, la salida de esta angustiosa situación económica sólo puede pasar por una profunda regeneración política presidida por la honradez y la transparencia. Tal vez suene a utopía pero creo que es lo único que nos queda.

Músicas para una vida - Proud Mary

La Creedence Clearwater Revival fue una de las mejores bandas de country-rock de todos los tiempos. Éste es un buen ejemplo de su calidad.....


Músicas para una vida - Sgt. Pepper's

Aparco la crisis y el riesgo de la prima para recordar un disco memorable. Este 1 de junio se han cumplido 45 años de la publicación de Stgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band de The Beatles. Un crítico de The Times escribió que el disco "marcaría un antes y un después en la historia de la civilizción occidental". Entusiasmo no le faltaba y, aunque parece evidente que se pasó algunos pueblos, los entendidos dicen que es uno de los mejores cinco discos de música pop de todos los tiempos. Me quedo con cuatro de sus canciones, aunque podría quedarme con casi todo el disco, que entonces se hacían discos para perdurar muchos años y éste es un buen ejemplo.

A day in the life, una pequeña joya más de las muchas que nos dejaron The Beatles...
















Otra: With a little help from my friends...


















Me encanta la ingenuidad de la melodía: When I`m sixty-four

















Y para terminar Lucy in the Sky with Diamonds o LSD para abreviar.
















¿Quién da más? ¡Qué lo flipen bien!

Cuenta atrás para el rescate


Hace sólo unos meses la posibilidad de un rescate español a la griega se veía como algo remoto y poco menos que imposible. "España no puede ser rescatada porque es una economía tan grande que no hay dinero en toda la Unión Europea para rescatarla" – decían los analistas.

No ha pasado tanto tiempo desde que esa posibilidad se descartaba al tiempo que se fiaba la salida de la crisis a los ajustes en el gasto y a los recortes de derechos sociales. Hoy, uno no puede evitar la desoladora sensación de que la cuenta atrás ha empezado, de que el reloj ya corre en contra de España.

Hay señales y hasta evidencias de ello por todos lados: el imparable encarecimiento de la deuda pública española y la experiencia de que con mucho menos se intervino a Grecia y a Portugal, es sólo una de ellas. La desconfianza en todo el sistema financiero español a raíz del escándalo de Bankia es otra, sobre todo, con la torpe gestión de un Gobierno que anuncia la nacionalización del cuarto banco del país sin saber cómo la va a pagar (aunque al final sea con dinero público).

Nada digamos del descrédito en el que han caído el Banco de España y su gobernador, un hombre siempre dispuesto a dar sesudos consejos no pedidos sobre asuntos como la reforma laboral o el control del déficit pero incapaz de prevenir desastres como el de Bankia sobre la que ahora, por "responsabilidad para con el Gobierno", no quiere pronunciarse.  

Otrosí, el desmadre del déficit público oculto en comunidades autónomas como Valencia o Madrid, lo que envía a Bruselas ( y a Berlín) un mensaje de que Rajoy y su Gobierno son incapaces de controlar la situación.

Ante el turbulento y enmarañado panorama económico español, Bruselas abrió ayer la puerta a que España disponga de un año más para cumplir el déficit del 3% fijado para 2013, un objetivo que el mismo Gobierno – por mucho que diga lo contrario – es consciente de que no se podrá alcanzar.

Pero Bruselas no regala un año de gracia a España: le exige a cambio más ajustes, subida del IVA, adelantar la entrada en vigor de la ampliación de la edad de jubilación y vigilar de manera rigurosa y estricta el déficit de las comunidades autónomas.

En otras palabras, una intervención de facto a base de más medicina de caballo para un paciente ya muy afectado por todo tipo de achaques. Salvo milagro – en lo único que ya empieza a ser posible creer – es muy difícil no tener la angustiosa sensación de que el rescate ya está en marcha.    

Un Día de Canarias para reivindicar


Me esfuerzo y no consigo encontrar razones para considerar que el Día de Canarias de este año tenga que ser una jornada para la celebración y el jolgorio. El mensaje de que hay que mantener el optimismo contra viento y marea y confiar en que con el esfuerzo de todos seremos capaces de superar esta situación no me convence.

No hay razones para el optimismo cuando el esfuerzo de todos se traduce en la práctica en el empeoramiento de las condiciones de vida y la destrucción constante e imparable de empleo público y privado. A eso no se le puede llamar esfuerzo sino sacrificio en el altar de los recortes y los ajustes para pagar una crisis de la que no son culpables sino víctimas los sacrificados.

En una comunidad autónoma como la canaria, con índices de paro, fracaso escolar y exclusión social por encima de la media, cuesta mucho encontrar motivos reales, más allá de la palabrería hueca, para la verdadera esperanza en una sociedad más próspera, más culta y más solidaria. Puede que los haya, pero a mi se me escapan.

Considero más bien que, además de para reflexionar sobre esta situación, este Día de Canarias debe ser una ocasión para reivindicar que hay otras salidas a esta crisis que no pasan por amargarnos a todos la vida un poco más cada día con las consabidas excusas del déficit, los ajustes y los recortes que siempre terminan recayendo sobre trabajadores, jóvenes, pensionistas y, en general, sobre los segmentos más desfavorecidos de la sociedad. Mientras, la camarilla habitual se lo lleva crudo sin que nadie mueva un dedo para evitarlo.

Están muy bien los sancochos, las luchadas, los bailes de taifas y otras manifestaciones folklóricas y culturales habituales del Día de Canarias: son una parte importante de nuestra identidad como pueblo, aunque ni mucho menos son lo único que nos identifica como tal y, al mismo tiempo, cada vez resulta más evidente que la mayoría de ellas se reducen a expresiones simbólicas de un tiempo desaparecido que no volverá por mucho que se recree año tras año.

La verdadera realidad de la Canarias actual es la del paro y la exclusión social, la de la incertidumbre ante el futuro inmediato y la del miedo a que la situación aún puede ser peor. Con esa realidad pesando como una espada de Damocles sobre nuestras cabezas, yo al menos no disfruto con el sancocho ni me apetece arrancarme por isas o folías. 

A pesar de todo ¡feliz Día de Canarias!

Berlín: tenemos un problema


Muy gordo y muy feo. Se da la casualidad que se nos ha desfondado un banko que era la niña de nuestros ojos y ya no sabemos qué hacer para tapar el agujero, que crece a cada día que pasa.  Decimos que le vamos a echar dinero sin parar a pesar de las críticas y puyazos que recibimos por ello desde todos lados pero el agujero no para de aumentar.

La cosa pinta muy fea porque puede que no sea éste el único banko que anuncia beneficios que a los pocos días se convierten en pérdidas. Hay al menos otros tres que también tienen mala cara, como si estuvieran desnutridos y mucho nos tememos que no habrá más remedio que alimentarlos para que no mueran.

Nos preguntan de dónde vamos a sacar tanto dinero como nos piden y decimos que emitiremos deuda pública, pero que no recurriremos a la bolsa de la Unión Europea, que nuestros problemas los podemos arreglar sin injerencias de fuera. La verdad es que ni nosotros nos lo creemos. Nos ponen de chupa de dómine por manifestar nuestra disposición a socorrer a los bancos y a los banqueros malandrines con decenas de miles de millones de euros públicos al tiempo que afeitamos a base de bien la educación,  la sanidad y las políticas sociales.

Contestamos que no hay más remedio para que no quiebre el sistema pero no hay forma de que nos crean. Nos exigen que expliquemos cómo se va a recuperar todo ese dinero público que les vamos a entregar a los bancos y, aunque les decimos que cuando se saneen se privatizarán y el dinero volverá a las arcas públicas, siguen sin creernos una sola palabra. Nos requieren para que demos la cara y depuremos responsabilidades – las nuestras incluidas – y no sabemos qué contestar. Por lo pronto capeamos el temporal pero no sé hasta cuándo podremos aguantar.

Como consecuencia del agujero en el que estamos hundidos cada día nos sale más caro pedirle dinero a los fríos mercados. Clamamos para que el Banco Central Europeo nos compre deuda y nos dé un respiro pero nadie escucha nuestra súplicas.

¿Qué más podemos hacer? ¿A quién recurrir? ¿En qué puerta tocar? Cada vez vemos más cerca el temido rescate y parece como si en Berlín o en Bruselas nos hubiesen abandonado a nuestra suerte. Doña Ángela, a la que tanto admiramos y apoyamos, no se digna pronunciar ni unas pocas palabritas de aliento y apoyo después de todos los recortes que hemos aprobado y las reformas que hemos hecho para cumplir con sus sabios consejos.

Estamos desolados, desconcertados, desorientados y acongojados. S.O.S. Berlín: tenemos un problema.  


Músicas para una vida - Volare

En 1958  - nada menos - Francia ganó el Festival de Eurovisión con una canción de la que nadie se acuerda ya. Pero en tercer lugar quedó esta otra que todos hemos canturrreado alguna vez....¡Lo que va de ayer a hoy!


El milagro de Bankia


Si lo que España necesitaba para recuperar la fe y el optimismo era un milagro ya lo tiene y se llama Bankia. Las señales  e indicios del hecho prodigioso venían detectándose desde hacia semanas hasta que finalmente se han confirmado. En sólo dos semanas las acciones de la hace tan solo un año exitosa fusión de cajas bichadas por el ladrillo y la torpe gestión política se han dejado 1.800 millones de euros en la bolsa. Si contamos desde que empezó a cotizar, las pérdidas se acercan al 60% y eso no puede ser calificado más que de milagroso.

Del mismo modo cabe calificar que en poco más de una semana los cuatro mil quinientos millones de euros de dinero público que necesitaba Bankia para tapar sus agujeros se hayan multiplicado por seis y ya ronden los veinte y cuatro mil millones que, obviamente, saldrán también de nuestros bolsillos. Este sí que es un milagro y no el de los panes y los peces. Recuerden si no al ministro De Guindos asegurando que todo el sistema financiero español apenas necesitaría unos quince mil milloncitos de dinero público para ponerse fuerte y saludable como un toro. Ahora resulta que con esa cantidad apenas dará para achicar poco más de la mitad de lo que necesita la que iba a ser la joya de la corona de la banca surgida de las fusiones de cajas de ahorros.

La inconmensurable magnitud del milagro financiero protagonizado por Bankia ha dejado de momento sin habla al ministro, que parece como transportado en un rapto místico al paraíso del capitalismo realmente existente, más allá de teorías y monsergas. Y es que la fuerza del prodigio es tan grande que hasta ha conseguido poner patas arriba los mismísimos cimientos del neoliberalismo: ahí tienen ustedes al abducido liberal De Guindos hablando sin tapujos de crear ¡un banco público! ¡Si Friedman y Hayek levantaran la cabeza la volverían a esconder bajo tierra pensando que el mundo se ha vuelto completamente loco o que ha ocurrido un milagro!

La luz cegadora de esta revelación milagrosa también tiene mudo de estupor al presidente Rajoy, lo que, por otra parte, tampoco es ninguna novedad ya que ese es de siempre su ser natural. Pero los milagros no son hechos prodigiosos que se den con tanta frecuencia como la gente crédula piensa, al contrario: sólo tienen lugar cuando lo decide la divinidad para advertir de su poder infinito e inapelable a los incrédulos, a los réprobos y a los blasfemos.

Ni se producen bajo pedido y, por tanto, es inútil insistir en que se  investigue el origen, las causas y los causantes del milagro de Bankia; mucho menos que se exiga que esa riada de millones vuelva a nuestros bolsillos, lo que de ocurrir sólo podría ser calificado de mágico más que de milagroso. 

Sólo los enfermos de desconfianza y soberbia y los abducidos por el demonio son capaces de atreverse a escrutar los designios divinos. No les hagamos caso pues, no escuchemos sus patrañas envenenadas sobre culpas y responsabilidades. A palabras necias, oídos sordos: vivifiquemos nuestros espíritus con la resplandeciente luz que emana del milagro de Bankia. A su lado, lo de Lourdes y Fátima no pasan de ingenuas fantasías infantiles.

¡Qué tontos somos!


Va la lidereza y suelta la patochada de la semana y ya tenemos a un país entero enredado en un debate absurdo sobre si debe de suspenderse o no un partido de fútbol si los hinchas pitan a la bandera, al himno o al Príncipe. Se convocan protestas para denunciar los recortes en educación, en sanidad, en políticas sociales o en derechos laborales y este país se concentra en los bares a discutir sobre fútbol.

La lidereza hace la cuenta de la vieja con el déficit de su comunidad autónoma que, junto al de otras como Valencia y Castilla La Mancha, incrementa a su vez el del Estado y el Gobierno la justifica o mira para otro lado – me imagino qué diría si no fuera el PP el que gobernara en Madrid -. Mientras, los españoles picamos el anzuelo y gastamos esfuerzos y saliva en una ridícula discusión sobre nacionalismos, himnos y banderas.

El Gobierno echa tierra sobre el escándalo de Bankia y el dinero público que hay que meter en los bancos para que no quiebren y no se nos ocurre otra cosa mejor que hacer que dividirnos en facciones patrióticas y envolvernos en banderas. Rajoy se pliega a las exigencias de Merkel para seguir apretándonos las tuercas y de la noche a la mañana nos convertimos en fanáticos nacionalistas de uno u otro color.

Presumen algunos gobiernos autonómicos como el canario de haber sido obedientes y cumplir con los objetivos de déficit aún a costa de destruir empleo público plegándose así a las exigencias de Madrid y de la patronal y lo único que se nos ocurre hacer es tomar posiciones en la bizantina discusión sobre si es delito o no pitarle a la bandera, al himno o al jefe del Estado en un partido de fútbol.

Va un fiscal y dice que el presidente del Consejo General del Poder Judicial no cometió delito alguno aunque le cargara a las cuentas públicas facturas por 13.000 euros de sus largos fines de semana a Marbella y el grueso de los españoles actuamos como si nos resbalara el asunto y como si esos 13.000 euros no los hubiésemos pagado entre todos.

"Pan y circo" ofrecían los gobernantes romanos para tener a la plebe entretenida y apartada de la política mientras ellos se daban a la gran vida y hacían y deshacían a su antojo. En España, pan va quedando cada vez menos pero circo tendremos para mucho tiempo como sigamos así.

Mario Vargas Llosa y la crisis (1)



Mario Vargas Llosa es un tipo admirable: a sus muy bien llevados 76 años mantiene una enorme capacidad de análisis y un dominio del lenguaje para expresar sus ideas con tan rotunda claridad que resulta difícil no estar de acuerdo con él en la mayor parte de las posiciones que defiende con segura convicción.

Sin contar su fructífera trayectoria literaria, merecedora de los más importantes galardones en su género (Nobel, Príncipe de Asturias, Cervantes, etc.). En el transcurso  de su reciente paso por Las Palmas de Gran Canaria para recibir el título de hijo adoptivo de la ciudad y ser investido doctor honoris causa por su universidad, el escritor peruano ha dejado algunas reflexiones de calado sobre la banalización de la cultura, asunto central de su último ensayo titulado "La civilización del espectáculo", o la trascendencia de la lectura para quienes aspiran a dedicarse a la literatura o simplemente para la formación humana, intelectual y cultural de cualquier ciudadano.

Habló también del papel de los intelectuales en la sociedad actual para lamentar la poca atención que se les presta en un mundo dominado por la imagen, deplorar la creciente tendencia de los políticos a rodearse de estrellas mediáticas de moda y reconocer, no obstante, que también han sido muchas las equivocaciones en las que han incurrido esos mismos intelectuales.
 
 Es evidente por todo ello que Mario Vargas Llosa no responde al tópico del escritor encerrado en su torre de cristal ajeno a lo que ocurre a su alrededor y atento sólo a incrementar y mejorar su obra literaria. Eso le lleva a adentrarse en jardines como el de la crisis económica, sus causas y sus consecuencias, en los que ya se hace casi imposible compartir sus puntos de vista.



En un encuentro con los medios de comunicación durante su estancia en Canarias, Vargas Llosa hizo una encendida defensa de la vigencia de la unidad europea como el único proyecto capaz de superar para siempre los conflictos terribles que han azotado el viejo continente durante siglos, especialmente las dos guerras del siglo XX. 

Nada habría que reprocharle a esa saludable dosis de optimismo si no fuera porque los hechos tozudos, que al final son los que cuentan frente a los proyectos políticos más idealistas y las grandes palabras, parecen señalar en la dirección contraria. El ascenso de la extrema derecha en Grecia, Francia, Alemania, Dinamarca, Holanda o el Reino Unido ante la manifiesta incapacidad de los viejos y anquilosados partidos políticos para generar esperanzas entre los ciudadanos de la maltrecha Europa es sólo un ejemplo de los varios que se podrían poner sobre la mesa.

Tampoco es posible compartir su visión sobre el origen de esta profunda crisis económica que Vargas Llosa parece circunscribir al derroche en el gasto por parte de gobiernos como el español, lo que le lleva a concluir que los sacrificios que ahora nos toca hacer los tenemos bien merecidos por haber vivido muy por encima de nuestras posibilidades, tópico cada vez más odioso. 

(Continúa)

Mario Vargas Llosa y la crisis (y 2)


De un plumazo se olvida el laureado escritor peruano de la desregulación del sistema financiero mundial impulsado desde la época de los muy liberales Reagan y Thatcher, de la contabilidad creativa de los bancos, de las hipotecas basura que esa desregulación favoreció y que está en el origen de la crisis y de los sueldos multimillonarios de los directivos de bancos rescatados con ingentes cantidades de dinero público. Según su argumento, parece como si un capitalismo libre de ataduras y cabalgando sobre una globalización atenta sólo a los grandes movimientos de capitales gracias a las nuevas tecnologías de la información no hubiese tenido responsabilidad alguna en la situación actual.
 
Su defensa de la política de austeridad fiscal a toda costa que la canciller alemana Angela Merkel ha impuesto a toda Europa entronca perfectamente con la gran idea fuerza del neoliberalismo: lo público es ineficiente y derrochador por naturaleza y sólo lo privado es garante de eficiencia y riqueza.

A estas alturas de la crisis, cuando se multiplican las señales y las voces cualificadas que denuncian que el camino del masoquismo fiscal sólo puede conducir al abismo más profundo, como si alguien que ha caído en un hoyo cavase cada vez con más fuerzas para intentar salir de él, resulta desconcertante y desconsolador escuchar a un intelectual como Vargas Llosa criticar a quienes osan cuestionar esa política suicida generadora de sufrimiento y desesperanza. 

 Con todo, lo más descorazonador es el veredicto de Vargas Llosa sobre quién debe pagar los platos rotos de la crisis: con la claridad que le caracteriza, asegura que en todas las grandes crisis de la historia, las pasadas, la presente y las futuras, siempre ha sido, es y será "el pueblo" el que cargue sobre sus espaldas las culpas de la minoría responsable. Y remata diciendo que oponerse a esa realidad histórica puede ser muy válido desde el punto de vista ético pero no es políticamente operativo.

Si el argumento no viniera de quien viene cabría decir que Vargas Llosa es un cínico sin corazón ni sensibilidad alguna ante la miseria y el dolor que está inflingiendo a millones de seres humanos el ideario económico y político que él mismo defiende. Parece más bien como si hablase o escribiese sobre la crisis, sus causas y sus consecuencias, de oídas y desde un conocimiento puramente académico pero muy imperfecto de la realidad social.

Al predicar de este modo la resignación ante la injusticia que supone que paguen las consecuencias de la crisis quienes la padecen, Vargas Llosa se convierte en un intelectual orgánico más del capitalismo realmente existente, aquel para el que el primer y único valor a defender es el enriquecimiento económico individual y para el que, como diría Margaret Thatcher, "la sociedad no existe".

Todo lo cual, además, entra en flagrante contradicción con el papel de conciencia y crítica social que el propio Vargas Llosa parece reclamar para los marginados intelectuales. En estos tiempo más que nunca necesitamos pensadores críticos, con ideas originales, lucidez en el análisis, alternativas creíbles y explicaciones convincentes de lo que nos pasa, por qué nos pasa y qué podemos hacer. Vargas Llosa, uno de los más grandes escritores vivos, no se encuentra entre ellos.
 
NOTA: Para quien crea que las afirmaciones de Vargas Llosa sobre las causas y las consecuencias de la crisis fueron hechas sin pensar (no creo que Vargas Llosa haga nunca una reflexión en voz alta sin haberla meditado previamente con mucho detenimiento) y en el contexto informal de un encuentro con periodistas, puede leer este artículo publicado ayer en EL PAÍS:  "Las ficciones malignas" - Mario Vargas Llosa