No merecemos los ciudadanos
lo que nos está pasando, lo que están haciendo con nosotros y de nosotros. No
merecemos que nos engañen a diario, que nos tomen por idiotas, que nos
narcoticen con falsos señuelos de mejoría y prosperidad en un plazo que ni se
preocupan en fijar porque en el fondo les es indiferente: no son ellos los que
sufren.
Sin embargo, los que tienen
la suerte de conservar un trabajo acuden a diario a cumplir sus compromisos
intentando creer que hay futuro, que saldremos de ésta situación y que la
angustia, la desazón y la incertidumbre que ahora nos invaden pasarán pronto a
ser pesadillas del pasado que no tardaremos en sepultar en nuestra siempre
frágil y corta memoria.
Los que no lo tienen se
levantan cada mañana pensando y deseando que ese sea el día en el que puedan
volver a sentirse útiles, vivos y con ganas, fuerzas y recursos para recuperar
el control de sus vidas y atreverse incluso a emprender nuevos proyectos.
La gran mayoría cumplimos cada año con Hacienda sin beneficiarnos de amnistías fiscales y esperamos que nuestro esfuerzo y nuestros impuestos sirvan para sentirnos orgullosos de vivir en un país más próspero, más saludable, más culto y más solidario.
Por eso, no merecemos que
nos mientan sobre el verdadero objetivo de las medidas que dicen tomar por
nuestro bien, por nuestra felicidad y por nuestra prosperidad y la del país. No
somos tan ingenuos como para creernos que los recortes en la sanidad pública
garantizan una atención sanitaria universal, gratuita y de calidad; ni que cuando los recortes se aplican a la educación
servirán para mejorar la calidad de la enseñanza.
¿Por qué clase de estúpidos
nos toman cuando nos aseguran que el abaratamiento del despido es la clave para
crear empleo? ¿Nos suponen idiotas cuando regalan amnistías fiscales a los
defraudadores a cambio de una módica multa del 10% al tiempo que suben los
impuestos a los trabajadores de nómina y ni se atreven a tocar las grandes
rentas?
¿A qué tipo de zascandiles creen
dirigirse cuando pregonan que se presta un gran servicio al país metiendo
dinero público en los bancos hundidos en su propia avaricia, mientras los
responsables del desastre se van con los bolsillos llenos y sin rendir
responsabilidades ante nadie?
¿Suponen que somos tan ilusos como para creernos eternamente que todo lo que está ocurriendo en las últimas fechas es culpa de la herencia recibida, de los mercados o de la Unión Europea?
¿Creen que esparciendo tinta de calamar en todas las direcciones podrán ocultar sus propias incompetencias, descoordinación e improvisaciones? Aunque tengan la mayoría absoluta legitimamente obtenida en las urnas y aunque la situación sea difícil y hasta crítica no merecemos que nos mientan y nos traten como a ciudadanos indocumentados, desinformados o menores de edad.
¿Suponen que somos tan ilusos como para creernos eternamente que todo lo que está ocurriendo en las últimas fechas es culpa de la herencia recibida, de los mercados o de la Unión Europea?
¿Creen que esparciendo tinta de calamar en todas las direcciones podrán ocultar sus propias incompetencias, descoordinación e improvisaciones? Aunque tengan la mayoría absoluta legitimamente obtenida en las urnas y aunque la situación sea difícil y hasta crítica no merecemos que nos mientan y nos traten como a ciudadanos indocumentados, desinformados o menores de edad.
No nos merecemos que caigan sobre nuestras espaldas las consecuencias de una situación en la que no tenemos ni un ápice de culpa; no nos merecemos que se aproveche la situación económica cuyos auténticos causantes tienen rostros, nombres y apellidos para desatar un ataque sin cuartel contra la conquista social que supone el estado del bienestar. Que nos digan la verdad, como prometieron en la campaña electoral, y cumplan al menos con una de sus promesas después de haber violado todas las demas.
Que no nos mientan más: no lo merecemos y no debemos consentirlo.
Ya sabes, José Luis, encima nos dicen que hemos gastado más de lo que debíamos. No es cierto, son ELLOS los que han vivido por encima de NUESTRAS posibilidades.
ResponderEliminarEmilio Glez Déniz
Cada día odio más ese tópico de que "hemos vivido por encima de nuestras posibilidades". A mi, que me registren y como yo estoy seguro de que hay millones.
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