El video difundido ayer por la Cadena SER no deja lugar a dudas sobre quién embistió a quien en la tragedia en la que se vieron implicadas una patrullera de la Guardia Civil y una patera de inmigrantes el pasado mes de diciembre en aguas de Lanzarote. El resultado del violento abordaje fue un fallecido, siete desaparecidos y 17 supervivientes, entre ellos un menor de edad. Las imágenes captadas por las cámaras del Servicio Integral de Vigilancia son tan elocuentes como espeluznantes y apenas necesitan explicación adicional: la patrullera, después de cruzarse con la barquilla, vuelve sobre su estela y enfila hacia la embarcación de los inmigrantes a gran velocidad pasándole literalmente por encima y hundiéndola con el trágico balance conocido.
Lo que la Administración y la Guardia Civil siguen sin explicar es porqué la patrullera embistió a la patera cuando en teoría se encontraba en misión de rescate de los inmigrantes. La Delegación del Gobierno en Canarias no puede seguir parapetándose detrás de los juzgados para no dar explicaciones convincentes. A la vista de estas imágenes su versión oficial de lo ocurrido pierde la poca credibilidad que tenía y se impone un relato completo de los hechos, con pelos y señales. Ya no cabe seguir definiendo lo ocurrido como un desafortunado accidente y hablando eufemísticamente de “contacto” entre ambas embarcaciones cuando lo que las imágenes muestran es un brutal impacto de la patrullera contra una frágil barquilla que, además, se encontraba detenida cuando ocurrieron los hechos.
También ha perdido toda credibilidad la versión según la cual, el patrón de la patera se había lanzado al mar para no ser detenido y la había dejado sin control, lo que hizo que se estrellara contra la patrullera. Sólo después de que EL PAIS publicara que la patrullera había sufrido una avería que supuestamente le impedía maniobrar, admitió la Delegación del Gobierno una colisión con la patera que las imágenes conocidas ayer corroboran en toda su crudeza.
Los inmigrantes supervivientes alegaron desde un primer momento lo que esas imágenes certifican, que la patrullera se les echó literalmente encima a gran velocidad y con las luces apagadas. Sin embargo, el testimonio de quienes habían estado a punto de correr la misma suerte que sus compañeros de tragedia no fue suficiente para impedir que los juzgados de lo contencioso y la fiscalía defendieran la inmediata expulsión de los náufragos de territorio español en contra del parecer de los letrados que ejercían su representación y de la magistrada Victoria Rosell, coordinadora de Derechos Humanos en el TSJC. Cabe preguntarse si los jueces y el fiscal habían visto estas imágenes antes de exigir la expulsión de los inmigrantes y, si es así, porque no atendieron las demandas para posponer la medida hasta que se esclarecieran las eventuales responsabilidades sobre lo ocurrido y se resolvieran las reclamaciones patrimoniales que se solicitaban.
Los inmigrantes supervivientes alegaron desde un primer momento lo que esas imágenes certifican, que la patrullera se les echó literalmente encima a gran velocidad y con las luces apagadas. Sin embargo, el testimonio de quienes habían estado a punto de correr la misma suerte que sus compañeros de tragedia no fue suficiente para impedir que los juzgados de lo contencioso y la fiscalía defendieran la inmediata expulsión de los náufragos de territorio español en contra del parecer de los letrados que ejercían su representación y de la magistrada Victoria Rosell, coordinadora de Derechos Humanos en el TSJC. Cabe preguntarse si los jueces y el fiscal habían visto estas imágenes antes de exigir la expulsión de los inmigrantes y, si es así, porque no atendieron las demandas para posponer la medida hasta que se esclarecieran las eventuales responsabilidades sobre lo ocurrido y se resolvieran las reclamaciones patrimoniales que se solicitaban.
Todo el proceso de expulsión, en el que desempeñó un papel muy beligerante la propia Delegación del Gobierno exigiendo que fuera inmediata y afeando la conducta de la magistrada Rosell por interceder a favor de los inmigrantes, invita a la sospecha sobre la necesidad de alejar del escenario de los hechos a testigos incómodos que pudieran poner en evidencia que lo ocurrido entre la patrullera y la patera no fue un accidente inevitable sino tal vez el fruto de una cadena de errores y negligencias con resultados fatales.
Aunque las imágenes del video difundido por la SER desmontan la endeble versión oficial de los hechos, aún quedan algunas preguntas sin responder y a las que la Delegación del Gobierno no puede seguir haciendo oídos sordos: ¿por qué estaba averiada la zodiac que debió haberse desplegado para rescatar a los inmigrantes? ¿por qué se avisó a Salvamento Marítimo sólo cuando ya se había producido la colisión? ¿por qué iban en la patrullera sólo cuatro agentes cuando se trata de una embarcación con capacidad para once o doce? ¿tenía el agente al mando de la patrullera la pericia y las capacidades suficientes para el puesto?
La máxima responsable del Gobierno del Estado en las Islas y la propia Guardia Civil, cuyo director general tendrá que dar explicaciones en el Congreso a petición de IU, no pueden dejar pasar ni un minuto más sin detallar con claridad porqué la patrullera arrolló a la patera y si se cumplieron o no los protocolos establecidos para estos casos. Y, después, asumir responsabilidades políticas por haber ocultado los hechos que ahora muestran las inapelables imágenes. Todo ello sin menoscabo de que la jueza de Lanzarote que instruye el caso agilice las investigiaciones para llegar al fondo de los hechos y depurar las responsabilidades judiciales pertinentes. Es lo menos que se merecen las víctimas de una tragedia que – ahora parece más claro que nunca – se pudo haber evitado.
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