Los presupuestos son el
espejo de las intenciones políticas de un gobierno y los que se
presentaron el sábado en el Congreso reflejan con toda claridad las
del Ejecutivo que preside Mariano Rajoy. De nuevo se apuesta por el
recorte del gasto frente al incremento de los ingresos y de nuevo se
cava un poco más en el ya profundo hoyo en el que está hundida la
economía española.
De las cuentas públicas presentadas el
sábado lo único creíble son los nuevos recortes en inversión
pública que generarán más desempleo hasta rondar previsiblemente
el 25% de la población activa, la congelación de los salarios
públicos que enfriarán más el consumo y el nuevo tijeretazo en
servicios básicos como la sanidad. Así y todo, no serán estos los
únicos ni los últimos recortes si como es de temer España termina
pidiendo el rescate, en cuyo caso, los libracos entregados el sábado
en el Congreso se convertirán en puro papel mojado.
Por la parte de los
ingresos, los presupuestos del año que viene no pasan de la mera
declaración de intenciones: presuponer que en un escenario de
recesión, desempleo y consumo congelado crecerán los ingresos es
como creer en el milagro de los panes y los peces. Igual de ilusorio
es suponer que con la aplicación de estos presupuestos la economía
española sólo caerá el año
que viene un 0,5%, en contra del parecer de la inmensa mayoría de
los analistas y organismos internacionales.

Ese es, a grandes rasgos, el cuadro macroeconómico que dibujan estos maquillados presupuestos estatales que el Gobierno ha intentado endulzar anunciando una subida del 1% de las pensiones pero sin querer aclarar por evidentes razones electoralistas si las revalorizará de acuerdo con el alza del IPC, disparado a raíz de la subida del IVA.
Frente
a las advertencias nada menos que del FMI y de la Comisión Europea
en el sentido de que Rajoy se está pasando de frenada con sus
recortes sin compensarlos con medidas que reactiven la economía, el
Gobierno hace oídos sordos y se muestra completamente decidido a
aprovechar la crisis para convertir en grato recuerdo del pasado el
estado del bienestar por la vía de su acoso y derribo y su entrega
en bandeja de plata a intereses privados. Con estos presupuestos, el
PP da un nuevo y decidido paso en esa dirección y delata con
claridad cuáles son sus verdaderas intenciones.
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