Puede que me equivoque y el pacto se firme pasado
mañana. Sin embargo, en estos momentos, mi sensación es que Asier Antona tendrá
que correr la Transvulcania si quiere que el PP entre en el Gobierno en minoría
de Fernando Clavijo. Dicho de otra manera, CC quiere hacerle sudar la camiseta al PP
antes de abrirle la puerta del recibidor si es que se la llega a abrir del todo
y si es que a los populares les gusta el color de los sofás. A los hechos me
atengo: el anuncio en tono más bien imperativo de Antona exigiendo entrar “ya”
en el Gobierno para “coparticipar” en la gestión de los recursos que los
presupuestos del Estado destinarán este año a Canarias, ha sido recibido en las
filas nacionalistas como el que oye tocar a la puerta y desde el fondo de la
cocina grita ¡ya vaaa! pero no termina de ir a abrir.
Que a las
pocas horas de que Antona pidiera pacto algún medio ya hiciera pública la lista
de consejeros nacionalistas defenestrados para hacerle hueco a los del PP, no
debió ser visto con mucha simpatía en CC. Si encima Antona tilda a los que
quiere convertir en sus socios de incapaces de gestionar por sí solos el dinero
de los presupuestos del Estado, es más que comprensible que el entusiasmo en
las filas nacionalistas no se haya desbordado. Un par de detalles aparentemente nimios ponen de
evidencia que en CC parecen haber apostado por bajarle los humos al PP y a la
urgencia con la que quiere entrar en el Gobierno.
“CC ha reaccionado como quien oye tocar a la puerta pero se demora todo lo que puede en abrir”
Pocas horas
después de que la dirección popular hiciera oficial su intención de abrir las
negociaciones, el secretario de CC, José Miguel Barragán, difundió unas
declaraciones, no sobre ese posible acuerdo, sino sobre la necesidad de “diálogo
y consenso” para resolver el problema...¡de
Cataluña!. Y por si no había quedado claro el mensaje, tras la reunión que la
dirección de CC celebró el sábado no fue Barragán sino la número dos del
partido, Guadalupe González Taño, la que atendió a los medios. Su respuesta ante
las llamadas del PP al pacto se puede resumir en una sola frase: ni sí ni no ni
qué bonitos ojos tienes debajo de esas dos cejas. En cuanto a plazos para
alcanzar un hipotético acuerdo el límite es, como pronto, allá por las calendas
griegas.
En este
momento procesal es necesario hacerse un par de preguntas. La primera es lo que
gana y lo que pierde CC accediendo a las arremetidas de Antona. Ganaría en estabilidad política pero perdería
autonomía y tendría que verse obligada a
presindir de algunos consejeros clave para la gestión del Ejecutivo y para los planes
políticos de los nacionalistas. No es riesgo menor tampoco compartir gobierno
con tu principal rival político en Tenerife, tu granero de votos más importante.
Por tanto, la situación ideal para CC es que el PP continúe en la oposición
apoyando al Gobierno en asuntos como la ley del Suelo o los próximos
presupuestos autonómicos. Y para hacer valer esa posición dispone de una carta
muy valiosa: el voto de Ana Oramas, clave para que Rajoy pueda presumir de
haber aprobado dos presupuestos generales en un año, los de este y los del que
viene. Ese voto es ahora más decisivo si cabe toda vez que nada o poco puede esperar Rajoy de un PSOE liderado por Pedro Sánchez.
Esa circunstancia maniata las alternativas de Antona en la oposición si CC se enroca y no cede a sus condiciones para entrar en el Gobierno. Y es aquí en donde toca preguntarse lo que gana y lo que pierde el PP. Sin duda gana proyección política y da satisfacción a quienes en el partido consideran que el dinero fresco de los presupuestos estatales les toca gestionarlo a ellos, por más que fueron los votos de dos diputados nacionalistas canarios los que lo consiguieron. El riesgo político que corren, y no es un riesgo nada desdeñable, es que se hacen corresponsables del eventual fracaso de la gestión de esos recursos y de apuntalar a un gobierno en minoría a cambio de unos cuantos cargos públicos.
“A los ciudadanos no les interesa tanto quién gestiona sino cómo se gestiona el dinero público”
La tercera
pregunta a responder es la más importante y tiene que ver con las ventajas y
desventajas para los ciudadanos. En mi opinión, lo que interesa a los canarios
no es tanto quién gestiona sino cómo se gestionan la sanidad, la educación o
los servicios sociales. El PP está en su derecho de considerarse mejor gestor que
CC pero la experiencia en otras instituciones y en otros ámbitos no siempre avala
esa presunción que con tanta seguridad usan los populares para justificar que
deben entrar en el Gobierno. Por lo demás, es cuando menos dudoso que poner el
Ejecutivo patas arriba por segunda vez en seis meses para que el PP encuentre
acomodo y satisfaga sus deseos de tocar las mieles del poder, sea algo que estén dispuestos a asumir de buen grado unos ciudadanos cansados de
que el interés general sea una mera excusa para hacer valer determinadas
estrategias políticas. Eso, por no mencionar la pereza que da sólo pensar en
volver a decorar tanto despacho de consejería después de las mudanzas a las que
obligó la expulsión del PSOE a las tinieblas exteriores.
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