Que Canarias
recibiera el año pasado 15 millones de visitantes no le da derecho a los responsables
públicos a considerar los ahogamientos en las costas de las islas como una
cuestión sin relevancia estadística. En primer lugar porque la vida y su
protección es un valor en sí mismo que no requiere de ninguna otra
justificación. Pero, además, porque la imagen de un destino turístico como
Canarias no se puede permitir un constante y rutinario goteo de fallecimientos
en el medio acuático sin apenas hacer nada por remediarlo.
Un total de 72
personas murieron ahogadas el año pasado en Canarias, colocando a esta
comunidad autónoma a la cabeza de la clasificación nacional por este motivo. A
pesar de ello, brillan por su ausencia las campañas de prevención impulsadas
por las administraciones con competencias en la materia, especialmente la
autonómica y la municipal. La situación contrasta con lo que
ocurre a propósito de los accidentes de tráfico. Por esta causa murieron el año
pasado en las carreteras de las islas 38 personas, es decir, poco más de la mitad
de las que perdieron la vida ahogadas. Sin embargo, las autoridades competentes
mantienen campañas permanentes de prevención y sanción de conductas de riesgo
al volante.
“Las autoridades no pueden tratar los ahogamientos como una cuestión estadística sin relevancia”
Se me escapan las
razones por las que una región como Canarias en la que tanto solemos presumir
del número de visitantes, lleva años dándole vueltas a un decreto sobre medidas
de seguridad en el medio acuático que no termina de ver la luz. Es igualmente
incomprensible que en ayuntamientos en los que el turismo es la principal
actividad económica, sus responsables racaneen con los recursos que se deben
destinar a garantizar la seguridad en las zonas de baño. Es evidente que la
seguridad absoluta no existe pero eso no puede llevar a encogerse de hombros y
confiarse a la suerte para ahorrarse unos miles de euros. Si esa hubiera sido
la actitud ante los accidentes de tráfico es seguro que no se habría reducido
el número de fallecidos en las carreteras en los últimos años. La resignación
no es una opción por parte de las autoridades por más que sea inevitable que
quien lo desee ponga en riesgo su integridad física..
Por fortuna
las cosas parece que empiezan a cambiar para bien y son cada vez más las instituciones que
están tomando medidas en este ámbito.
Ese paulatino cambio de actitud hay que registrarlo en el haber del proyecto “Canarias,
1.500 kilómetros de costa”. Impulsada con escasos medios pero con mucho empeño
por el periodista Sebastián Quintana, está consiguiendo que poco a poco las
autoridades responsables de esta materia empiecen a reaccionar para mejorar la
seguridad y minimizar los riesgos. Una vez más se demuestra que la sociedad
civil adelanta y sobrepasa a la burocracia y su desesperante lentitud a la hora
de reaccionar.
“Canarias registró el año pasado 72 muertes por ahogamiento"
Habla por sí
sólo del nulo interés que este asunto ha despertado hasta ahora en las
administraciones públicas, el hecho de que las primeras estadísticas fiables
sobre el número de accidentes en el medio acuático y el perfil de las víctimas
haya sido elaborada precisamente por el proyecto “Canarias, 1.500 kilómetros de
costa”. Al parecer, a nadie le había preocupado hasta este momento disponer de
datos fiables sobre los que basar la toma de decisiones quizá por la sencilla
razón de que en sus agendas no figuraba la intención de tomar decisión
alguna.
Sin embargo,
el tiempo de ignorar el problema y mirar para otro lado debe quedar
definitivamente atrás para los responsables públicos, entre cuyas competencias figura garantizar la seguridad pública
hasta donde sea humanamente razonable. Un archipiélago como Canarias que
ingresa miles de millones de euros anuales gracias al turismo tiene que destinar
medios y recursos suficientes para prevenir los ahogamientos y sancionar con severidad
los comportamientos de riesgo y desprecio al sentido común que, como todos sabemos, también los hay. Bien
está presumir dentro y fuera del vergel de belleza sin par pero mucho mejor
estará cuando se pueda hacer con unas costas y unas playas mucho más seguras que las
actuales.
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