Ayer no fue un buen día para José Luis Ábalos, flamante ministro de Fomento y secretario de organización del PSOE. Que en una misma mañana detengan por presunta corrupción al presidente de la diputación valenciana y compañero de partido, Jorge Rodríguez, y casi al mismo tiempo te empitone Ana Oramas, no es una experiencia que se le deba desear a nadie. De las andanzas de Rodríguez en Valencia ya se encargará la Justicia, pero de las causas del enfado de Oramas tendrá que encargarse Ábalos y hay expectación para saber cómo lo resuelve. Y más le vale irlo haciendo con toda la celeridad de la que sean capaz él y su nuevo equipo porque el asunto no es menor: estamos hablando nada menos que de aplicar la subida hasta el 75% del descuento que tendrán los residentes en Canarias, Baleares, Ceuta y Melilla para viajar a la Península. El compromiso, merecidamente calificado de histórico, lo cerraron Rajoy y el líder de Nueva Canarias, Román Rodríguez, poco antes de la defenestración política del primero. Como tal se convirtió en enmienda y se incorporó a los Presupuestos del Estado que hoy mismo ha aprobado el Congreso y que el BOE publicará en un par de días.
Ocurre, sin embargo, que alguien hizo un copia y pega y trasladó a la enmienda de este año la que en los Presupuestos del año pasado establecía el mismo descuento para los viajes interinsulares. En la maniobra no se eliminó la coletilla en la que se "autoriza" al Gobierno a aplicar la medida y es aquí en donde el conejo me riscó la perra. Con voz atascada y un punto altiva, Ábalos dio cuenta en el Congreso de la retahíla de trámites, informes y polizas con los que debe contar el Gobierno para poder hacer realidad el acuerdo sin violentar la legalidad. En el mejor de los casos y contando a la pata la llana el proceso llevará seis meses, cuando resulta que ya eran miles los canarios, baleares, ceutíes y melillenses que salivaban pensando en darse un salto veraniego a la piel de toro aprovechando el abaratamiento de los billetes.
Foto: El Español |
Después de la ducha de agua helada del ministro, ahora hemos entrado en la fase en la que Nueva Canarias le echa la culpa al PP, el PP se la echa a Nueva Canarias y al PSOE y el PSOE a todos los demás a la vez.Y esto, después de que todos lleven semanas apuntándose la medalla del acuerdo bien por conseguirlo, por concederlo o por apoyarlo. Es muy posible que alguien no hiciera bien sus deberes y no revisara con lupa la redacción de la enmienda de marras; incluso cabe la posibilidad de que estemos ante una bomba de relojería que Montoro ha dejado de recuerdo a los canarios por tantos buenos momentos compartidos. Ni lo sé ni me importa mucho saberlo, la verdad: lo que no me cabe en la cabeza es que no haya arreglo para el estropicio, lo cometiera quien lo cometiera. No se trata de pedirle a Ábalos que prevarique sino de que busque la manera legal - que seguro existe - de que la medida entre cuanto antes en vigor y satisfaga la expectativas que los políticos - todos sin apenas excepciones - han contribuido a generar.
Estamos hablando de un acuerdo con amplio respaldo del Congreso y con dotación presupuestaria, de manera que de lo que se trata es de encontrar el procedimiento legal que permita aplicarlo a la mayor brevedad posible. Todo lo demás suena más bien a resabios burocráticos en boca del imberbe ministro Ábalos. Tal vez haría bien el propio Pedro Sánchez en implicarse en la solución de este lío y sacar a sus compañeros del PSOE canario del mal paso al que los ha llevado Ábalos. Haría así honor el presidente a su reiterada promesa pública de cumplir la llamada agenda canaria y daría muestras de saber lo que significa para los ciudadanos de estas islas no haber recibido el maná muchimillonario del AVE y no tener más alternativa que el avión para sus desplazamientos al resto del territorio nacional. De paso, hasta puede que le evite a su ministro Ábalos otro mal trago parlamentario como el de ayer.
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