El alcalde de
la localidad murciana de Calasparra es del PSOE y se llama José Vélez. A él no le va el vino griego sino cantar las
que entiende que son las verdades verdaderas de su
partido. En un mitín en su pueblo ha dicho que la gestora federal del PSOE ha
actuado como “una mafia” beneficiando a Susana Díaz frente a Pedro Sánchez.
Sobra decir que Vélez bebe los vientos por Sánchez en la confianza de que será
el próximo secretario general y expulsará a los mercaderes del voto del templo
socialista de Ferraz.
En otro contexto, lo que este alcalde arrocero
dijera o dejara de decir no habría interesado a nadie más allá de su pueblo. Sin embargo,
en el ambiente gerracivilista en el que se ha instalado el PSOE, lo dicho por
Vélez ha sido como echar gasolina en un incendio. Lo de
Calasparra es sólo el síntoma de que los candidatos socialistas con
más posibilidades de liderar el partido – Sánchez y Díaz - están
jugando peligrosamente con fuego sin pararse a pensar mucho en las nesfatas consecuencias
que este incendio puede tener para el partido y para el país.
“Flota en el ambiente un olor a revancha y cobro de
facturas atrasadas”
Flota en el
ambiente un olor a revancha y cobro de facturas atrasadas que no era del todo
descartable pero que uno confiaba en que los candidatos serían capaces de
gestionar con algo más de cabeza y muchas menos tripas que las que están
exhibiendo en esta carrera hacia las primarias del 21 de mayo. Ni Díaz ni
Sánchez parecen estar para perder el tiempo con zarandajas sobre modelo de
partido ni cómo hacer para conseguir que el PSOE no sea muletilla de nadie, ni
del PP ni de Podemos.
El hundimiento,
puede que para mucho tiempo, de sus correligionarios franceses en las recientes
elecciones presidenciales de ese país no les mueve lo más mínimo a bajar el
tono, buscar el entendimiento y ofrecer a los españoles una
alternativa creíble a la derecha del PP y al populismo de Podemos. Todo se
reduce a la conquista del poder de un partido que por este camino le costará volver a ser verdadera alternativa de poder.
Sonrío para
mis adentros cuando escucho a dirigentes
y cargos públicos socialistas pontificar que una vez pasado el calor de las
primarias y el congreso federal, todos olvidarán el pasado y volverán al amor y
a llamarse compañeros y compañeras como si no hubiera pasado nada. No lo creo
en absoluto aunque me gustaría equivocarme: de este proceso de primarias crispado,
tan estridente en el tono como plano en el terreno de las ideas, va a salir un
PSOE más dividido e incapacitado que el actual para ser la fuerza de izquierdas
que este país necesita.
“El enconamiento entre Díaz y Sánchez ha hecho
naufragar la tercera vía representada por Patxi López”
El
enconamiento y la polarización entre Díaz y Sánchez han hecho naufragar la
tercera vía representada por Patxi López, el único que estaba en condiciones de
cerrar, aunque fuera en falso, la profunda crisis de los socialistas españoles. Aunque el candidato vasco lleva apelando a la unidad del partido
desde hace meses, el ruido y la furia
con el que se emplean sus dos contrincantes han ahogado por completo su mensaje
conciliador.
Decidan lo que
decidan los afiliados el día 21, este PSOE va a necesitar mucho más tiempo del
que dispone para superar el cainismo que lo domina y ante el que se frota las
manos su rival político más directo que, contra lo que pudiera parecer, no es
ni el PP ni Ciudadanos. Alguien seguro que ya está soñando con el sorpasso en
2019 y tal vez en celebrarlo con una paella de arroz de Calasparra.