Ocurrencias con las pensiones

Quienes peinamos canas o ya ni eso, no ganamos para sustos con las pensiones cada día menos futuras y más cercanas. Un día es el Gobierno el que anuncia que se va a endeudar en otros 15.000 millones de euros para pagar a los pensionistas y al siguientes es el líder del PSOE proponiendo impuestos a los bancos como pago por el generoso rescate que apoquinamos los españoles. Ahora ha sido la ministra Báñez la que se ha descolgado con la idea de calcular la cuantía de la pensión tomando en cuenta toda la vida laboral y no sólo los últimos 21 años, como ocurre a fecha de hoy. Dice Báñez que de este modo se compensa a quienes perdieron su trabajo al cumplir los 45 o 50 años y no han podido volver al mercado laboral. Esto supone que sus bases de cotización han caído en picado y, en consecuencia, la cuantía de su pensión se ve muy recortada. De lo que ese cambio costaría no dice nada, seguramente porque ni siquiera se ha parado a hacer números ni falta que le hace: la cosa es conseguir un titular. Pero no digo ni que sí ni que no: no soy experto en el sistema de pensiones y no me da vergüenza reconocerlo: expertos sobre este asunto hay a paladas y sólo basta introducir “sistema de pensiones” en Google y aparecen en tropel. 

Unos proponen unas cosas y otros las contrarias, unos dicen negro y otros blanco, los de aquí plantean sacar las pensiones no contributivas del sistema y los de más allá financiarlas con impuestos. Lo cierto es que, lo que se dice acuerdo y consenso sobre algo tan delicado como lo que van a recibir los futuros pensionistas por sus cotizaciones de años de vida laboral,  ni está ni se le espera. Ahí está, sin ir más lejos, el famoso Pacto de Toledo: un año largo llevan ya reuniéndose sus integrantes y a fecha de hoy no se conoce una triste propuesta medianamente articulada sobre cómo garantizar que las pensiones públicas sigan siendo dentro de unos años uno de los pilares básicos del cada vez más escuchimizado estado del bienestar. Para terminar de arreglarlo, la lenguaraz y sin par diputada del PP que lo preside, la inefable Celia Villalobos, acaba de soltar la especie de que hay gente que se pasa más tiempo cobrando pensión que trabajando. Y luego, como quien no quiere la cosa, lanzó un mensaje de advertencia a los maduritos de entre 40 a 50 años para que ahorren ante el incierto y oscuro futuro de las pensiones. Una patochada más de alguien que tendría que demostrar más prudencia, aunque eso sea como pedirle al sol que salga por poniente. 
Lo que se necesitan son menos ocurrencias aisladas para la galería y más rigor y medidas integrales que tomen en consideración los diversos factores que inciden en un asunto de enorme complejidad que ojalá se resolviera con una varita mágica como algunos parecen defender. Me gustaría escuchar, por ejemplo, qué es lo que piensan hacer el Gobierno o los empresarios para que mejoren los salarios y la calidad del empleo y vuelvan los recursos a la caja de la Seguridad Social que el Gobierno del PP se ha ido gastando hasta dejarla en los huesos. Tanto que, a fecha de hoy, sólo da para cumplir con lo comido por lo servido porque los casi 70.000 millones de euros que había en la hucha se han esfumado durante la crisis sin que nadie se preocupara ni mucho ni poco ni demasiado por lo qué pasaría después.

Y lo que pasaría ya lo estamos viendo: el Gobierno se endeuda para pagar las pensiones, los partidos  arrastran los pies para ponerse de acuerdo y los agentes económicos y sociales parecen actuar bajo el principio de no hacer hoy lo que puedes dejar para mañana o pasado. Hace falta un acuerdo integral bien articulado sobre pensiones y es urgente. Un acuerdo que, entre otros aspectos centrales, debe pasar por mejorar los salarios y la calidad del empleo, acabar con el paro juvenil, adecuar la cuantía al coste de la vida revirtiendo las injustas reformas del PP y tomar en consideración el galopante envejecimiento de la población. Todo ello con el fin primero y central de garantizar un sistema de pensiones público, solidario y universal, frente a los lobos que no ven el momento de que se les deje el campo completamente libre para imponer la ley de la selva bajo la que sólo tendrían pensiones quienes se las pudieran pagar. 

Cuando rectificar no es de sabios

Mucho juego mediático han dado estos días los golpes de pecho de Pedro Solbes a propósito del cúmulo de errores e improvisaciones en los albores y primeros compases de la crisis que aún nos afecta. El ex vicepresidente se dejó caer por el Congreso de los Diputados para decir – en román paladino – que en realidad, el Gobierno de Rodríguez Zapatero del que formó parte hasta que se hartó, no dio ni una para hacer frente al tsunami. Ni dieron con la clave para que la burbuja inmobiliaria no se siguiera inflando hasta que estalló ni cayeron en la cuenta de que las cajas de ahorro eran cascarones repletos de deudas que al final hemos tenido que pagar de nuestro bolsillo todos los españoles. Dijo Solbes en su comparecencia que se equivocó por no controlar el déficit y que el famoso “cheque bebé” que Zapatero se sacó de la chistera estuvo “mal diseñado” – signifique eso lo que signifique – y que él nunca fue partidario de su aplicación. De aquellos años todos recordamos también el no menos famoso Plan E, un cajón de sastre para financiar obras públicas de medio pelo que apenas contuvo la sangría del desempleo. De las declaraciones de Solbes en la comisión del Congreso que estudia la crisis se desprende que Zapatero no le hacía ni pajolero caso y que el talante y el cálculo electoral se terminaron imponiendo al rigor económico que se demandaba en aquellas complicadas circunstancias. Después vino el “me cueste lo que me cueste” de Zapatero para evitar el rescate de nuestro país – que al final se terminó produciendo  en forma de “generoso préstamo” de la UE, según Rajoy – , y a partir de ahí lo ocurrido ya forma parte de los libros de historia de este país. 

Bien está que Solbes entonara el mea culpa en el Congreso, aunque en realidad terminó por adjudicarle la responsabilidad en parte a Zapatero, en parte a las circunstancias y en parte a Rodrigo Rato, que va de sobrado con su tono de “usted no sabe con quién está hablando”. ¡Quítate que me tiznas, le dijo la sartén al cazo! Lo que ya no está tan bien es que el que fuera mano derecha de Zapatero para los asuntos económicos no hiciera el petate mucho antes si al presidente del Gobierno por un oído le entraban y por el otro le salían sus consejos. Si a Zapatero le bastaban las dos tardes que le recomendó Jordi Sevilla para hacerse todo un experto económico, Solbes estaba de más en ese gobierno. Aún bajo los efectos paralizantes de que un político compareciera en la sede de la soberanía nacional y reconociera que acertó menos en sus previsiones que Ocatvio Aceves en las suyas, al día siguiente compareció Elena Salgado. La suya fue una rectificación con la boca pequeña sobre una gestión de la que dijo eso tan socorrido de que hubo aciertos y errores – que apenas detalló - y que todo el esfuerzo del Gobierno fue evitar el rescate de España por los hombres de negro. No se rasgó Salgado las vestiduras ni entonó mea culpa alguna sobre decisiones muy cuestionadas en su momento como la salida de Bankia a bolsa. Más bien disparó sobre el pianista al asegurar que fue la situación de Irlanda y Grecia la que puso a España contra las cuerdas. Con todo, de lo dicho por Solbes y Salgado podemos extraer algunas conclusiones jugosas, aunque sea a toro muy pasado. La primera es que la inmensa mayoría de los políticos prefieren una operación de apendicitis sin anestesia que rectificar y reconocer en público sus errores. Si lo hacen – como Solbes – no es tanto para admitir haber metido la pata hasta el corvejón como para buscar excusas y culpar a otros de sus fallos. La segunda es que, para que la rectificación sea útil y al menos sirva de consuelo, convendría que se hiciera antes de la siguiente glaciación después de los hechos sobre los que se rectifica. Y la tercera y última es que Solbes ha dejado en muy mal lugar a los economistas ya que ha actuado como alguien que te dice mañana – o dentro de 10 años - por qué no se cumplieron hoy las previsiones que hizo ayer.     

¿Procés? ¿Qué procés?

Hoy le voy a llevar la contraria a mí médico y, aunque me lo tiene tajantemente prohibido, quiero hablar del monotema del procés. Sé que corro un gran riesgo por lo que voy a decir pero lo asumo: nunca ha existido nada llamado procés. Ha sido todo pura y dura invención mediática para vender más periódicos y ganar oyentes y espectadores. Jamás de los jamases un parlamento se saltó sus propias normas, por no hablar de aquellas de las que emana su legitimidad, y tiró para adelante con los faroles ignorando olímpicamente a más de la mitad de los votantes representados en él. Nunca en la vida ha habido nada que, ni por asomo, pudiera considerarse como una declaración unilateral de independencia. Menos aún se celebró nunca un referéndum de autodeterminación en el que, quien quiso, votó a placer cuantas veces tuvo oportunidad. También falta como un bellaco a la verdad quien afirme que se difundieron noticias y vídeos falsos sobre las cargas policiales el día del referéndum que nunca tuvo lugar. Mentira es también que los Mossos de Escuadra dejaran pasar y hacer el día del referéndum que nunca se celebró y que transportaran en furgonetas urnas chinas para contribuir generosamente a la causa democrática en juego. Es absolutamente falso que se desviara dinero público, es decir, tanto de los partidarios como de los detractores del procés, para financiar una charada ilegal de principio a fin. 


Tampoco es verdad que el máximo responsable de la carnavalada y otros cinco acólitos se hayan tomado unas vacaciones - ¿pagadas también con dinero público? – en la triste Bruselas para desde allí anunciar la buena nueva orbi et orbi.  Miente quien diga que la policía nacional fue presionada, insultada y obligada a abandonar los hoteles en los que se alojaba por cumplir con su deber constitucional, mientras los Mossos, una vez más, dejaban pasar y hacer. Es falso de toda falsedad que el gobierno presidido por quien ahora se propone ser investido en holograma se reuniera en comandita con quienes agitaban a las masas desde las calles para ver el modo y manera de conseguir los objetivos previstos. Nunca hubo un documento denominado Enfo CATs: Reenfocant el procés d'independència per un resultat exitós, considerada la hoja de ruta de los independentistas. Una patraña más. Quien haya dicho y defienda aún tal cosa debe ser excomulgado de entre los demócratas por facha franquista o, como poco, por proclive al “régimen del 78”. 

Aunque para mentira de las gordas, la de decir que todo el procés que, por supuesto, nunca ha existido, ha venido de perlas para intentar tapar la corrupción de las cuentas en Andorra, el "caso Palau" o los recortes inmisericordes en servicios públicos. Todos y cada uno a los que los medios fascistas señalan como responsables de un procés solo imaginado por mentes calenturientas, son unos santos varones defensores de la legalidad y el orden constitucional. Todos apelan al diálogo y al consenso y rechazan la unilateralidad para conseguir sus fines. A ninguno, por cierto, se le ha visto nunca votando con cara de día histórico la declaración unilateral de independencia ni despreciando democráticamente  el hecho objetivo de que ni siquiera tenía al menos un voto más a su favor. Con lo del procés ha pasado un poco como con las pesadillas, duran una eternidad pero al final se termina uno siempre despertando y descubriendo que lo que parecía tan real en sueños solo eran fantasmas. 

La urgencia de las urgencias

Es como el año de la marmota o como el relato del dinosaurio, que seguía allí cuando uno se despertaba. Es exactamente lo mismo: el problema de la saturación de las urgencia en los hospitales públicos regresa cada año por Navidad y Reyes como el turrón, los villancicos, el frío y la gripe. Por más que se analicen año tras año las causas y se conozcan las consecuencias, llegado el momento se hace muy poco para que no pase lo que casi siempre termina pasando. Entonces se convocan reuniones urgentes, se aprueban planes de choque, se abren plantas de hospitalización inexplicablemente cerradas y se da una respuesta a la carrera a un problema que no se resuelve con prisas, sino con previsión y planificación. ¿No se sabe acaso que en invierno, incluso en Canarias, bajan las temperaturas y aumentan las alergias? ¿No es conocido, incluso estadísticamente, que son los de diciembre, enero y febrero los meses con más casos graves de gripe? ¿No hemos dicho que hay que mejorar las urgencias en atención primaria para que sea en ellas en donde se atienda a quienes lo necesitan y evitar que colapsen los pasillos de las urgencias hospitalarias y que el personal sanitario se ponga literalmente de los nervios? En efecto, lo hemos analizado, repasado y vuelto a decir por activa y por pasiva: los médicos, los enfermeros, los expertos, los ciudadanos y hasta los políticos. Desde hace años, de hecho. 

Pero da lo mismo si quien gestiona el servicio público de sanidad es del partido amarillo, verde o colorado; es indiferente si es médico, economista o mediopensionista: al final siempre se nos saturan las urgencias y hacemos como si fuera la primera vez que pasa. La solución mágica consiste entonces en aplicar un plan de choque, contratar unos cuantos enfermeros y médicos más y poner en servicio algunas camas que se encontraban durmiendo el sueño de los justos, sin que nadie sea capaz de explicar por qué no se habían abierto antes. Esto debería acabar de una vez. No es tan difícil prever que en invierno bajan las temperaturas y suben los problemas respiratorios. Pequemos por una vez por exceso y no siempre por defecto. Cada vez estoy más convencido de que quienes deberían implementar los medios y las medidas para ahorrar a los pacientes y a la sociedad el espectáculo lamentable de enfermos aparcados en los pasillos de urgencias, cruzan los dedos cada año para que no haga frío o la gripe pase desapercibida. Ese sistema puede que consiga funcionar un año pero no puede colar todos los inviernos. ¿O es que no hay recursos para prestar una asistencia sanitaria en urgencias en condiciones dignas? Por supuesto que los hay, sólo que, o no se quieren emplear o no se saben gastar con eficiencia. Si, por ejemplo, a los gerentes de los centros hospitalarios se les apercibe de que no se pueden salir del presupuesto marcado porque incluso se pueden jugar el puesto, lo lógico es que tiendan al recorte drástico por más que hiele y tengamos epidemia de gripe. Así no se puede seguir todos los años y es urgente arreglar de una vez lo de las urgencias: sabemos cuáles son los fallos y cómo resolverlos, así que es cuestión de voluntad, de previsión y de planificación. Eso para empezar y por no hablar ahora de las listas de espera, que esa es otra.  

Vuelve el petróleo

Le va a costar a Canarias librarse de los negros nubarrones del petróleo. La mayoría de la población de las islas respiró aliviada cuando Repsol recogió velas y abandonó las prospecciones frente a Lanzarote y Fuerteventura asegurando que no había encontrado ni gas ni petróleo que mereciera la pena explotar. Se cerraba así un largo y tenso capítulo de las relaciones entre los gobiernos canario y central con el entonces presidente autonómico, Paulino Rivero, y el ex ministro Soria como máximos protagonistas  del desencuentro. Aquella situación se repite ahora en parte a raíz de la noticia de que Marruecos ha autorizado prospecciones en unas aguas – las del Sahara – que considera suyas por más que la comunidad internacional no le reconozca ese derecho. De nuevo se activan las alarmas ante los riesgos que para el medio ambiente y el turismo, nuestra principal riqueza, representa la industria petrolera. Solo que ahora los protagonistas no son exactamente los mismos. 

En Canarias, su actual presidente, Fernando Clavijo, no fue precisamente el más fervoroso opositor a las prospecciones de Repsol. Tampoco es que estuviera a favor pero sí puso patas arriba a CC cuando afirmó que no las vería mal si había garantías medioambientales , creación de empleo y respaldo de la población.  Ni lo primero era ni es posible al cien por cien, ni lo segundo lo supo o quiso garantizar Repsol ni lo tercero era factible por un elemental sentido de prudencia y supervivencia de los canarios. Por eso, sería conveniente que el presidente y su partido aclararan si la oposición ante los sondeos marroquíes será la misma y de igual intensidad política y social que la que en su día se exhibió ante Repsol. En cualquier caso, es Clavijo el que tendrá que lidiar ahora con la resurrección de un problema que entonces siguió desde la barrera. Con ese objetivo, el presidente canario ha pedido ya una reunión urgente con el ministro de Exteriores para que le informe de los datos que tenga sobre el proyecto marroquí. 
Aparte de eso,  poco más va a conseguir Canarias de un Gobierno como  el de Rajoy, que hizo oídos sordos a la oposición mayoritaria de los canarios a los proyectos de Soria y Repsol. Máxime cuando se trata del proyecto de un país soberano en las que considera aguas bajo su soberanía y con el que España mantiene relaciones tan estrechas como interesadas para ambas partes. Incluso, cabe pensar en la posibilidad de que entre Rabat y Madrid existe algún tipo de acuerdo no oficial para compartir los beneficios de un eventual descubrimiento de gas o petróleo en esas aguas. Al fin y al cabo, bajo el mar no hay fronteras y no es nada improbable que los yacimientos que ahora buscará una empresa estatal italiana sean los mismos o próximos a los que en su momento buscó Repsol. 

Puestos a hacer cábalas, tampoco se puede descartar la posibilidad de algún acuerdo técnico o económico entre la compañía italiana concesionaria de las autorizaciones marroquíes y Repsol para explotar los recursos de una zona en la que desde hace años se busca petróleo y gas, aunque sin resultados conocidos por ahora. También piensa el Gobierno canario recurrir a la Unión Europea, pero esa instancia es también poco susceptible de que actúe para detener los sondeos marroquíes. Marruecos es un socio incómodo para Bruselas y los países comunitarios tienen demasiados intereses de todo tipo en la zona – pesqueros, agrícolas y de seguridad – como para molestarse demasiado por unos sondeos petrolíferos de más o de menos. Así que el panorama se presenta tan oscuro como el petróleo y, además, ni siquiera cabe aquí la posibilidad de una intervención directa de Canarias ante Marruecos, país en el que, por otro lado, también hay importantes intereses de empresas de las islas.

No quiero parecer adivino ni derrotista pero es muy poca mi confianza en que las gestiones canarias o las protestas ciudadanas consigan desviar un milímetro a Marruecos de sus planes. La posibilidad de convertir la zona en una especie de santuario medioambiental o la de financiar con dinero europeo las energías limpias en ese país a cambio de que abandone sus planes petroleros, no parecen opciones muy esperanzadoras. Tampoco parece que tenga mucho recorrido la posibilidad de que la Comisión Europea inste al estado italiano a intervenir para que la empresa de la que es partícipe renuncie a sus planes en Marruecos o los cambie.  Por todo ello, tal vez haríamos mejor en empezar a pensar cómo podrían las islas sacar provecho de un posible hallazgo de hidrocarburos en la zona aunque, en ningún caso, esa posibilidad compensaría un hipotético desastre medioambiental. Eso y cruzar los dedos para que no suceda lo que en absoluto es imposible que suceda. No veo más alternativas. 

¿Cuándo se trabaja aquí?

No quiero parecer estajanovista ni aguafiestas pero a veces me entran ganas de darles la razón a los que critican la baja productividad de los españoles en el curro. No se nos ha ido aún el bronceado y todavía tenemos arena de la playa debajo de las uñas y ya estamos pensando adónde iremos de vacaciones en Navidad o en la Semana Santa del año siguiente, por no hablar del disfraz que nos pondremos en el próximo carnaval. Claro que todo está pensado para que se imponga la molicie consumista sobre le brega productiva, pero tampoco parece que hagamos mucho por sustraernos al perverso influjo: entra usted en octubre en el supermercado del barrio y tiene que abrirse paso a codazos entre los turrones, los polvorones y el inefable güi güis yu a merry crismas que ya no le abandonará lo que resta del año. Al borde de diciembre nos cae encima el bendito blac fraidei y ya estamos perdidos de manera irremisible: empieza un mes de agobios, atascos, compras y comidas que nos conduce al año nuevo con unos cuántos kilos de más, unos cuantos cientos o miles de euros de menos y matrícula en el gimnasio de la esquina. Todo ello, por supuesto, acompañado de unos muy merecidos días de descanso en los que colapsamos aviones, barcos y autopistas nieve o truene. Con el roscón aún sin digerir nos ponemos de nuevo en marcha para no perdernos los chollos de las rebajas o descambiar algún regalo navideño que nos hizo ese cuñado que nos cae mal. 
Y sin solución de continuidad empiezan a aparecer en papeles y televisiones alcaldes y candidatas a reina de carnaval, concejales y escenarios, presentadores, pregoneros y murgas como salidos del año de la marmota. Llega un momento en el que ya no sabe uno si vive en el año nuevo o en el pasado o en el por venir. Los acontecimientos se atropellan unos a otros porque, en cuanto digamos adiós a los mogollones y hayamos despachado alguna que otra polémica sobre quién ganó el concurso de murgas o la drag o el traje de la reina de este año, nos toca pensar en dónde descansaremos de tanto ajetreo durante Semana Santa. El de esos días es descanso sagrado que no se puede uno saltar si quiere purificar el espíritu y llegar con fuerzas al verano que ya se empieza tocar con la punta de los dedos. Así que, a la vuelta de las vacaciones de Semana Santa y de los empujones en las colas de facturar y en los controles de seguridad, nos tenemos que poner a planificar las vacaciones de verano. Y vuelta a empezar. Aunque el caso presente todos los indicios, sería injusto concluir que el año laboral en España es una cuchipanda continúa o una cadena de vacaciones  cuyos eslabones se van engarzando sin pausa de enero a enero. En medio quedan todavía, siendo optimistas, seis o siete meses salteados en los que nos ponemos serios y formales y vamos a trabajar casi todos los días laborables. Eso, siempre y cuando no nos ataque la gripe, las paperas, el sarampión, el dentista, el fútbol o el lumbago. En el tajo nos pasamos habitualmente de 12 a 14 horas, aunque no tanto para compensar los días que hemos faltado o porque nos llene de entusiasmo el sacrificio, sino sobre todo para que los jefes vean que nos esforzamos como el que más por la empresa y su prosperidad. Trabajar en España claro que se trabaja y mucho, eso sí, cuando podemos o tenemos tiempo.        

La nieve en Sevilla es una maravilla

Puede que muchos conductores ignoraran olímpicamente las predicciones meteorológicas que anunciaban nieve a manta para este pasado fin de semana en el centro y norte de la Península. Teniendo en cuenta lo rumbosos que solemos ser los españoles cuando se trata de mal tiempo, que nos alongamos a la costa para hacer fotos aunque haya olas de seis metros, no es descartable que más de dos y de tres sacaran la conclusión de que el hombre del tiempo exageraba y que la cosa no iba a ser para tanto. Sin encomendarse ni a Zoido ni a de La Serna se pusieron en carretera y pasó lo que todos hemos visto este último día antes de la vuelta al gimnasio para quemar el roscón de Reyes: colas kilométricas, coches atrapados en la nieve y miles de familias con niños pequeños clamando por una manta y un poco de agua y comida.  Lo cierto es que nadie o casi nadie pasó a echarles una mano y así tuvieron que estar cerca de 20 horas, tiritando de frío pero con la temperatura de la indignación por las nubes. Y es que, por más que hubiera algunos aventureros que osaron volver a casa en medio de la ventisca, no creo que fuera la decisión mayoritaria. Más bien parece que quien tenía que haberles echado un cabo para salir del atolladero eran esas autoridades de los ministerios del Interior y de Fomento que ahora tiran balones fuera y culpan a la concesionaria de la autopista de peaje por no cerrar la vía y, lo que es más sorprendente, a los propios automovilistas por no estar al loro del parte meteorológico. Digo yo que para eso tampoco es que haga mucha falta una Dirección General de Tráfico y, si me apuran, ni siquiera un ministerio de Fomento si al final la culpa es de los contribuyentes y a ti te encontré en la calle. 

El staff directivo del Ministerio del Interior dirigiendo el operativo por el atasco en la AP-6 desde la tribuna del Sánchez - Pizjuan.

La concesionaria, por su parte, también lanza bolas de nieve contra el Gobierno y recuerda que es tarea de la DGT impedir que circulen los coches por la vía. Total, que unos por otros y la nieve hasta las rodillas y más arriba. Ahora anda todo el mundo alborotado con este asunto que, por lo demás, no es la primera vez que ocurre. Algunos aún recordamos a Rajoy jurando en arameo y pidiendo la dimisión de la socialista Magdalena Álvarez, ex ministra de Fomento, por una situación casi calcada a la del domingo.  Así que la oposición ya ha pedido comparecencias urgentísimas de los ministros Zoido y de La Serna para que digan cómo se gestionó el helado atasco del domingo y las razones por las que esa gente no recibió un poco de ayuda mientras le castañeteaban los dientes. El director general de Tráfico, Gregorio Serrano, que junto a su jefe Zoido pasó la mayor parte del tiempo de la crisis convenientemente abrigado y de vacaciones en Sevilla, en donde la nieve es una maravilla, insiste en que a él que lo registren, que para eso viaja en primera clase del AVE. Comparecerán los ministros, habrá bronca parlamentaria y peticiones de dimisión. Cuando todo acabe, cosa de una o dos semanas como mucho, unos y otros se irán por donde hayan ido y aquí paz y después nieve o lo que toque. Háganme caso: si van a conducir, no olviden consultar al hombre del tiempo pero, sobre todo, lleven también un termo y una estampita de San Cristóbal.

Conferencia de presidentes: un año en blanco

Dentro de poco – el 17 de este mes  - hará exactamente un año desde que se reunieron en el Senado los presidentes de las comunidades autónomas con el del Gobierno central para tratar de cuestiones como la financiación de los servicios públicos, las pensiones, la educación o la violencia de género. Y cito solo algunos de los asuntos del abultado orden del día de un encuentro rodeado de una parafernalia mediática que sirvió a Rajoy y a su Gobierno para presentarse como hombre de diálogo y consenso por encima diferencias políticas. Pareció por momentos que el presidente concedía a sus colegas autonómicos la gracia de su presencia y el don de sus ideas, como si no fuera de suyo obligatorio que el jefe del Ejecutivo estatal se reúna al menos una vez al año con los máximos responsables públicos de cada región, nación o nacionalidad. En aquella ocasión hacía ya cinco años que Rajoy no tenía el detalle de escuchar a quienes dirigen la política de las comunidades autónomas reuniéndolos a todos en un foro común. Pero más allá del postureo propio y casi inevitable de ese tipo de encuentros, con desayuno oficial y presencial real incluidos, lo que importaba aquel día era el resultado. Éste, sin ser espléndido tampoco fue malo del todo, al menos sobre el papel. Pero había que pasar de las buenas intenciones a los hechos para poner en práctica los acuerdos alcanzados en una cámara alta que por fin – se decía entonces – cumplía la función de representación territorial que le encomienda la Constitución. Sin embargo, fue esa misma cámara, en la que no estuvieron aquel día ni el hoy huido Carles Puigdemont ni el vasco Urkullu, la que pasando no mucho tiempo suspendió la autonomía catalana en virtud del controvertido artículo 155. Paradojas de la política o justicia poética con un órgano representativo que, o se reforma para que cumpla los fines que le son propios, o debería desaparecer, aunque ese es otro debate. 


Lo cierto es que, casi un año después, la cosecha es muy pobre. Aún teniendo en cuenta la enquistada crisis catalana y sus efectos paralizadores sobre la vida política nacional y atendiendo, además, a la minoría parlamentaria del PP, el balance tiende al cero. Sirva como ejemplo que la comisión creada para estudiar la financiación autonómica elevó un informe al Gobierno que este ha reenviado a las autonomías pero sin hacer ninguna propuesta concreta a día de hoy de cómo piensa afrontar los desequilibrios de un sistema que perjudica a comunidades como Canarias. De la caótica situación de la financiación autonómica da buena cuenta la última ocurrencia de Montoro: meter la tijera en las entregas a cuenta de la financiación de este año con el argumento de que no se han podido aprobar unos presupuestos estatales nuevos. Dicho en plata: o el PSOE le apoya las cuentas a Rajoy o las autonomías sudarán tinta este año para sostener los servicios públicos. En cuanto a los pactos de estado que se acordaron en la reunión sólo ha visto la luz el de lucha contra la violencia de género  - pacto de mínimos y a expensas de financiación – y están pendientes el de educación o la reforma del sistema de pensiones. Demasiado poco para tantas buenas intenciones como se expresaron en un encuentro que, supuestamente, iba a marcar un hito en las relaciones entre el Gobierno del estado y de las comunidades autónomas. Nada ha cambiado tampoco en ese sentido ya que  los pleitos constitucionales entre Madrid y las autonomías siguen presidiendo buena parte de unas relaciones a las que les falta fluidez y le sobra cálculo y tácticismo político de muy corto plazo. Y no son los partidos o los gobiernos los que sufren las consecuencias de que asuntos trascendentales sigan empantanados por falta de voluntad y altura de miras. Los perjudicados son los españoles que asisten hastiados al espectáculo de los tiras y aflojas entre el poder central y el periférico previo paso por las sedes generales de las respectivas fuerzas políticas. 

Los reyes son los niños

Pocas cosas hay más hermosas en el mundo que la mirada brillante y la sonrisa ilusionada de un niño a la espera de los regalos que le traerán los Reyes Magos. Quien no haya sentido nunca esa indescriptible sensación, por modestas que fueran sus esperanzas en los Magos de Oriente, es que nunca ha sido niño; se trata de algo que solo en la niñez se puede sentir en toda su ingenua intensidad y que, por desgracia, no perdura más allá de esa etapa de la vida. Sin embargo, de unos años para acá, los adultos nos hemos empeñado en convertir la celebración de los Reyes Magos en una excusa más para sacar a relucir nuestros mezquinos debates y hurtar el protagonismo a los únicos que se lo merecen y reclaman: los niños. Cuando no es si Sus Majestades de Oriente deben ir a lomos de burro, camello o motocicleta es si en la cabalgata puede o no participar una carroza LGTB o si la música debe ser de Justin Bieber o de los Teleñecos. Asuntos todos, como se puede comprobar, de una trascendencia económica, social y política que no me explico cómo no se ha convocado ya un pleno urgente, extraordinario y monográfico en el Congreso para debatirlos y acordar soluciones. Aunque mejor no doy ideas, no vaya a ser que se encienda alguna bombilla entre tanto lumbrera político como nos ha caído en suerte en los últimos tiempos.  De cualquier cosa, por nimia que sea, hacemos los adultos un mundo y buscamos un protagonismo que no nos corresponde. 


A menudo se trata de polémicas estériles, vanas y hasta ridículas promovidas por grupos y personas a las que uno le cuesta mucho imaginarse creyendo en la leyenda de la estrella de los Reyes Magos. Más bien se trata de aprovechar con fines publicitarios una fecha de alta temperatura emotiva para colocar mensajes mediáticos que, en todo caso, se deberían reservar para otros ámbitos y momentos. Confieso que estas polémicas con las que despedimos cada año las fiestas navideñas me aburren y hastían desde hace tiempo. Me pregunto si los adultos no tenemos tiempo suficiente durante el resto del año para debatir sobre si son motos o camellos y no convertir la fiesta de Reyes en un ejemplo más de desencuentro social a propósito de asuntos a todas luces menores. Tomamos a los niños como rehenes de nuestras inútiles desavenencias políticas y despreciamos el hecho de que sólo se es niño una vez. En vez de enredarnos en discusiones que sólo interesan a unos pocos, lo que toca en un día como el de hoy, víspera de Reyes, es alimentar el ensalmo mágico de la fecha hasta que llegue el momento de descubrir el pastel o, si lo prefieren, el roscón. Y no olvidar nunca que república y Reyes Magos no son en absoluto excluyentes, aunque a más de uno tal vez le gustaría que lo fueran.

¡Muchos y felices Reyes para todos, aunque lo que merezcan quienes avientan estas tontas discusiones sea carbón amargo!

Poema del Mar: un acuario de secano

Va para un mes ya que las en otros tiempos llamadas autoridades competentes cortaron la cinta del fastuoso acuario Poema del Mar. Sin embargo, nadie parece en condiciones de dar noticia cierta de cuándo abrirá sus puertas a ciudadanos y cruceristas ansiosos por contemplar toda suerte de bichos marinos llegados de los cinco continentes y parte del extranjero. Lo único cierto a día de hoy es que, si usted se da un paseo por las flamantes instalaciones ubicadas en el Puerto de la Luz y de Las Palmas, encontrará un acuario muy bonito por fuera, con lucecitas de colores, pero rodeado de barcos de no muy buen ver y chatarra de peor aspecto aún. No pierda el tiempo intentando averiguar la fecha de apertura, los horarios de visita o el precio de la entrada: en su puerta no hay un triste folio que informe de nada de nada. A uno, ingenuo por naturaleza, le llama la atención que se hayan invertido 35 millones de euros en unas instalaciones llamadas a ser una de las joyas turísticas de Gran Canaria para tenerla ahora en barbecho después de la fanfarria inaugural.  Allí se escucharon aquel día sesudos discursos de los políticos de turno en los que se habló “del antes y el después del acuario”, del “Gran Canaria ya tiene su acuario” y de “hoy es un día histórico para la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria”, entre otros lugares comunes.

El Poema del Mar y en primer plano un oxidado mastodonte llamado Blue Bird: entre pájaros y peces anda el juego

Las hablillas a propósito del cierre a cal y canto del acuario y la soledad en la que llevan viviendo sus peces desde hace semanas son muy diversas. Desde problemas con la energía eléctrica hasta insuficiente cualificación del personal contratado para el servicio y la atención que un acuario de postín como ese debe prestar a sus visitantes. Sin embargo, ni la empresa ni el entusiasmado ayuntamiento ni la circunspecta Autoridad Portuaria dan razón alguna de por qué no abre sus puertas Poema del Mar. Hay que recordar, además, que el espacio en el que se asienta el acuario era el utilizado hasta no hace mucho por Naviera Armas para el atraque de sus barcos. Para hacerle hueco al acuario, a la compañía marítima se le adjudicó un espacio amplio pero a medio terminar, incómodo y sin servicios en el muelle Nelson Mandela, situado en las Chimbambas y para llegar al cual el sufrido pasajero se tiene que gastar tanto en taxi como lo que le cuesta un trayecto a Tenerife o a Fuerteventura. También hay que recordar que el ayuntamiento no tiene previsto que la pasarela peatonal que debe comunicar el acuario con el mercado del Puerto este terminada antes de 2019, con lo que el acceso a las instalaciones, en donde no hay nada aún que merezca el nombre de aparcamiento, se convertirá en toda una odisea marítimo – pesquera. Por ahora, los peces y tiburones siguen nadando en soledad y del medio millón anual de visitantes previstos no ha llegado ni uno para admirarlos y hacerse selfies con ellos. Y mientras, los que saben o deberían saber los motivos por los que no abre sus puertas después de años de darnos la tabarra con las bondades del acuario, han guardado las tijeras de cortar cintas y han hecho todos mutis por el foro. 

Con las cosas de volar no se juega

Está tardando el Gobierno de Canarias en exigir que el Ministerio de Fomento explique qué piensa hacer ante el escrito de las compañías aéreas quejándose de las condiciones en las que se aplica el descuento para volar al que tienen derecho los residentes en Canarias y Baleares. Según informa EL CONFIDENCIAL (leer) y reproduce CANARIAS 7, las principales aerolíneas del país se quejan de que la Administración les abona el descuento con hasta seis meses de retraso y proponen que pague intereses de demora o que abone directamente la rebaja a los usuarios que se benefician de ella. Como su negocio con Canarias no les debe parecer los suficientemente rentable, critican que deban hacer de intermediarias entre los beneficiarios del descuento y la administración. Dicho en otros términos: quieren que sean otros los que corran con el gasto para que a ellas les quede el beneficio limpio de polvo y paja. Con todo, lo más preocupante de su escrito es la insidiosa afirmación según la cual, en este asunto, hay mucho listo que se beneficia del descuento sin tener derecho. Es el caso – apunta – de quienes ya no están empadronados en las Islas sino en otros lugares de la península pero aún así se hacen pasar por residentes. Me pregunto cómo lo consiguen si cuando se compra un billete a través de las propias compañías, el sistema debe validar la veracidad de los datos. Y si no es eso lo que está ocurriendo y efectivamente se está haciendo un uso indebido de un derecho reconocido, imprescindible e irrenunciable, que se mejore el sistema, que se pague en tiempo y forma y, en su caso, que se sancione a los infractores. Pero en ningún caso y bajo ningún concepto, es tolerable que los problemas de la Administración con las compañías aéreas o viceversa o que la picaresca de una minoría ponga en peligro una de las pocas medidas que hace que Canarias esté un poco menos lejos del resto del país. 

"El descuento de residente es un derecho imprescindible e irrenunciable"

No es de recibo que las aerolíneas, que tienen en los canarios unos usuarios cautivos de sus políticas empresariales en las que lo único que importa es el beneficio, insinúen que Fomento debería acabar con el descuento o endurecer las condiciones y dejar a los ciudadanos insulares más alejados del continente a merced de sus intereses económicos. Cabe recordar que entre las quejicas y lloronas compañías de marras figura Air Europa, condenada en firme por la Audiencia Nacional (ver) por hacer trampas con el descuento de los residentes canarios, mientras su propietario salió ileso del proceso judicial gracias a un acuerdo extrajudicial con Fomento (ver). Es la misma compañía, por cierto, que no tardó en desembarcar en Canarias nada más aprobarse que el descuento de los residentes para volar entre las islas se elevaba del 50% al 75%.  Con las cosas de comer no se juega, dice el refrán; con las de volar tampoco, sobre todo cuando se trata de los ciudadanos de una comunidad autónoma como Canarias, cuya movilidad depende del avión y a la que no llega un solo euro de los miles de millones que Fomento gasta todos los años en nuevas autopistas y líneas de AVE. Ya tuvimos bastante con las ocurrencias de Ana Pastor cuando se empeñó en obligarnos a viajar con el certificado de residente en la boca mientras eran compañías como Air Europa o Islas Airways las que no cumplían sus obligaciones. Bromas, las justas. 

¡Feliz 2018 y no se rindan!

No te rindas, aún estás a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras,
enterrar tus miedos,
liberar el lastre,
retomar el vuelo.


No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros,
y destapar el cielo.


No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda,
y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma
aún hay vida en tus sueños.



Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo,
porque lo has querido y porque te quiero, 
porque existe el vino y el amor, es cierto,
porque no hay heridas que no cure el tiempo.


Abrir las puertas, 
quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron,
vivir la vida y aceptar el reto, 

recuperar la risa,
ensayar un canto, 

bajar la guardia y extender las manos
desplegar las alas 

e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos.


No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños.


Porque cada día es un comienzo nuevo,
porque esta es la hora y el mejor momento.
porque no estás solo, porque yo te quiero.

(Mario Benedetti)


¡¡Feliz 2018!!

Buscando a Manolín

Firgas está alborotada: su alcalde se ha evaporado como el gas del agua a la que le da nombre la villa y lleva ya una semana ilocalizable. Hasta la oposición ha empezado a notar su falta y los funcionarios preguntan dónde está Manolín - cariñoso diminutivo con el que se conoce en confianza a Manuel Báez - que no aparece por el ayuntamiento ni para dar los buenos días. El último que lo vio en vivo y en directo fue el primer teniente de alcalde y de eso hace hoy una semana. Así que, ante la falta de noticias sobre el paradero del regidor, no le ha quedado otra que asumir accidentalmente la alcaldía, y nunca mejor empleado lo de "accidentalmente". Desde entonces, lo único que se ha sabido de Manolín es que se le vio hace un par de semanas haciendo un examen de oposiciones a funcionario en el que, presuntamente, debía haber estado su hijo. La noticia de que Manolín pudo haber suplantado la identidad de su hijo en esa prueba  ha caído como una bomba en esta villa grancanaria, generalmente tranquila, más bien fresca y  famosa por sus berros, sus papas y su aguas. A cada hora que pasa sin noticias de Manolín se consolida la idea de que lo que se ha publicado sobre su examen por amor paternal es cierto en lo básico y sustancial del caso. 

"Los firguenses se pellizcan para convencerse de que lo que ocurre con su alcalde no es una inocentada" 

Manolín es el único alcalde de CC en Gran Canaria, un alcalde con una trayectoria política más bien errática aunque con un objetivo siempre muy claro: no soltar el bastón de mando ni a la hora de dormir. En circunstancias tales y habida cuenta la orfandad política de su partido en Gran Canaria, no cuesta mucho imaginar que en la formación nacionalista estén a esta hora dándole vueltas a ver cómo salen de esta prueba en la que van a necesitar sacar sobresaliente. Hasta el momento han actuado como manda el manual de instrucciones para estos casos, aunque arrastrando los pies algo más de lo deseable: investigación para determinar lo que hay de cierto en las informaciones periodísticas y expulsión fulminante si se confirma lo que, si la Justicia se pone estricta, podría incluso acabar con los huesos de Manolín en prisión por suplantación de identidad. Por no hablar del hijo suplantado, a todas luces presunto colaborador necesario de la trapisonda tal vez urdida al calor del cariño paterno - filial. Lo cierto es que Manolín ni se deja ver para explicarse y a continuación dimitir ni acude al juzgado más cercano a denunciar a quienes le acusan de haber hecho lo que cada vez parece más evidente que ha hecho, como corroboran testigos presenciales de su paso algo tardío ya por las aulas. Y por si todo lo anterior no fuera bastante para tener a los firguenses pellizcándose para creerse que lo de su alcalde no es una inocentada, el reloj de la iglesia de San Roque se ha clavado en las 14.30 y es una incógnita si Canarias podrá recibir el Año Nuevo desde la villa de la que Manolín es en estos momentos el alcalde más buscado del hemisferio norte. Lo que está claro es que, pase lo que pase el fin de año, Manolín ya ha dado la campanada y ahora sólo falta saber si se comerá las uvas.

P.D. Poco después de publicar este post me llega la noticia de que Manuel Báez ha presentado su dimisión como alcalde de Firgas, lo que equivale al reconocimiento de la certeza de las informaciones sobre la suplantación de su hijo en el examen. Caso cerrado en el plano político pero que ahora deberá sustanciarse en el judicial. 

Tres muertos que nadie echará de menos

Este blog lleva más tiempo inactivo del que me hubiera gustado. Hoy, sin embargo, he sentido la necesidad casi visceral de reactivarlo. Ha sido al leer una noticia de EL DÍA (leer aquí en la que se cuenta que tres indigentes han muerto en la última semana en las calles de Santa Cruz de Tenerife. Uno, el de más edad, apareció muerto bajo un puente, el segundo en unas chabolas y el tercero a las puertas del albergue municipal. Y eso es prácticamente todo lo que se sabe de estas tres personas y de las circunstancias de su muerte. Cuenta EL DÍA que el concejal de Servicios Sociales se ha limitado a decir que los tres “han muerto en donde han vivido”. Y ni una palabra más, ni una promesa de investigación de las circunstancias de estas tres muertes para saber cómo se llamaban, de dónde venían, por qué estaban en la calle y si estaban enfermos y recibían algún tipo de atención;  ni una frase de condolencia ni un propósito de encontrar las soluciones para evitar que vuelva a pasar: solo silencio y, aparentemente, indiferencia.  Al fin y al cabo, para qué molestarse si nadie los va a echar de menos salvo, tal vez, sus compañeros de desgracia.

"Esto ha ocurrido en unas islas en las que conviven 13 millones anuales de turistas con casi un millón de ciudadanos en situación de pobreza o riesgo de exclusión"

Esto ha ocurrido – y no es la primera vez que pasa y no solo en Santa Cruz de Tenerife – en unas islas en las que conviven 13 millones de turistas anuales – y subiendo – y casi un millón de personas en situación de pobreza o al borde de estarlo. Son las islas en las que presumimos de ¡qué suerte de vivir aquí!, de la recuperación económica y del cumplimiento del déficit, mientras nos enredamos en debates parlamentarios bizantinos sobre cómo afrontar la exclusión social o atender a los dependientes o resolver las listas de espera en la sanidad. Competimos y hasta nos peleamos por la iluminación navideña y los carnavales, pero se nos mueren literalmente los indigentes en las calles y nos encogemos hombros: “murieron en donde han vivido”.  Los tres que han fallecido en la capital tinerfeña nacieron en alguna parte, tuvieron familia, sufrieron fracasos y alegrías, fueron felices y abrigaron sueños. Pero, hicieran lo que hicieran, respetaran poco, mucho o nada las reglas y las convenciones sociales,  ninguno  tenía  porqué morir así: en medio de la indiferencia y el oropel del consumismo navideño, eso sí, apartados de las luces deslumbrantes  que nos impiden ver y sentir la realidad que nos rodea y hasta nos incomoda porque no es buena para los negocios. La coartada habitual de que son personas que rechazan acudir a los albergues y, por tanto, hay que respetar su libertad, no me vale. No me cabe duda alguna de que esa no es la actitud general de quienes viven al raso y que no rechazarían lo básico: cama y comida. Las administraciones públicas tienen la obligación moral y social de no abandonar a estas personas a su suerte y de hacer todos los esfuerzos necesarios para que se reinserten en la sociedad, al menos a intentarlo sin descanso. Recursos hay y lo único que se necesita es emplearlos con cabeza y objetivos claros, el primero de ellos que los más desfavorecidos no mueran en la calle y eso sólo merezca un gesto de resignación de quienes tendrían que haber hecho lo imposible por evitarlo. Un gesto que, por extensión, nos retrata como sociedad. 

Punto y aparte

No me queda más remedio que darle unas merecidas vacaciones al blog. No veo otra manera de acabar con la matraquilla con la que me viene acosando desde hace un par de semanas y ya me he quedado sin excusas para seguir negándole el descanso. Prefiero no estirar más la cuerda no sea que se rompa y terminemos teniendo una relación de amor y odio como la del PP con CC. Me reprocha que la temporada es muy larga, que está agotado, que lleva publicando casi sin parar desde septiembre del año pasado y que contar cosas casi todos los días no es como soplar y hacer botellas. Yo he ido capeando el temporal como he podido, con excusas sobre la trascendencia de asuntos sobre los que no podíamos quedarnos sin decir nada.

La semana pasada me dio un ultimátum y me dijo que la fecha tope para irse de vacaciones era el viernes. Yo me apunté a nacionalista y le dije que no me gustaba que me marcara plazos fijos. Sin embargo, tuve que sudar tinta para hacerle ver que no podíamos pasar el fechillo sin comentar primero las trascendentales primarias del PSOE canario del domingo y glosar la figura del ganador. Aunque terminó aceptando, primero me soltó un par de impertinencias que no voy a reproducir literalmente por si hay niños leyendo. En traducción adaptada para todos los públicos vino a decirme que me dieran un camión para que lo cargue por detrás, o algo parecido.
"¡Muchas gracias y hasta más ver que serán señas de volver!"
Hoy he intentado negociar con él un último servicio a la causa antes de darle permiso para que se ponga el bañador y se calce las cholas. Le he dicho que espere a mañana para comentar como se merece el taponazo final de la temporada política con Rajoy testificando en la Audiencia Nacional por la trama Gürtel, que será cosa digna de ver. En esta ocasión no ha abierto la boca, sólo me ha mirado de un modo muy raro y después, con la mano izquierda se ha agarrado con fuerza el antebrazo derecho, ha doblado con energía el codo de este lado y ha extendido el dedo corazón. Supongo que me estaba indicando el camino de Pekín, aunque preferí no hacer más averiguaciones y le di permiso para desaparecer unas cuantas semanas.

¡Ah!, me pide con mucha insistencia que no olvide dar educadamente las gracias a todos los que visitan, leen, reaccionan y comentan lo que ha ido publicando estos últimos meses sobre las cosas que pasan en el 13 de la Rue del Percebe y que le disculpen si en algo ha ofendido o metido la pata. Me sugiere también que les diga que nunca las mañas pierdan porque de esas cosas también vive espiritualmente el hombre y ganan peso los blogs.

Pues dicho queda: ¡muchas gracias y hasta más ver que serán señas de volver!.   

Torres conquista el PSC-PSOE

Más del 43% de los  militantes socialistas canarios ha pedido a Ángel Víctor Torres que saque al partido del marasmo en el que está metido desde hace varios años. La suya no ha sido una victoria apabullante frente a Patricia Hernández y a Juan Fernando López Aguilar, pero sí lo suficientemente nítida como para que nadie se atreva a cuestionar el respaldo obtenido en las primarias de ayer. Es muy probable que, ante los afiliados, la pública fe sanchista de Torres haya sido un factor de peso para su triunfo frente sus dos rivales, ambos declarados partidarios de Susana Díaz en las primarias para la elección del secretario federal. Sólo hay que recordar que Sánchez aventajó en Canarias a Díaz en un 30%, la mayor diferencia de toda España, lo que por fuerza tenía que reflejarse en los resultados de ayer.

Aunque no creo que haya sido ese el único factor para que Torres se haya convertido en el nuevo secretario del PSC-PSOE. A su favor ha jugado también el escarnio sufrido por los socialistas durante el año y medio de pacto con CC, un acuerdo pésimamente gestionado por la dirección anterior del partido y por Patricia Hernández como vicepresidenta del Gobierno con los nacionalistas. Los trágalas y humillaciones de CC que Hernández asumió sin rechistar durante la tormentosa vida del pacto, es seguro que también le han pasado factura. En cuanto a López Aguilar cabe decir que segundas partes nunca fueron buenas salvo que seas Cervantes. La militancia no ha olvidado que abandonó el partido a su suerte cuando, en parte por sus propios errores, no pudo acceder al Gobierno canario a pesar del resultado histórico obtenido por el PSC-PSOE en las urnas.
“Torres no anda sobrado de carisma pero le sobra pragmatismo y disposición al diálogo” 
Es muy posible que Torres ande algo escaso de carisma político, pero eso es algo que ni se compra ni se alquila ni se presta: se tiene o no se tiene. Además, al contrario de López Aguilar, no parece ser un gran ideólogo y desde luego está muy lejos de poseer su creatividad verbal. Torres es un político más próximo al terruño y al problema del vecino que a los eslóganes vacíos o a los brillantes palabros de la ciencia política; su trayectoria pública se ha forjado en el ámbito municipal en donde hace falta cintura para el acuerdo más allá de los conceptos y los objetivos estratégicos de mucho ringo rango.


Esto no quiere decir que el hombre que los militantes del PSC-PSOE han elegido para que lleve las riendas del partido durante los próximos cuatro años no piense y actúe como un socialista “de los pies a la cabeza”, como a él le gusta definirse. Solo que no hace de su forma de pensar y de actuar una muralla que impida el acuerdo con otras formas distintas de pensar y de actuar. Podríamos definirlo como pragmatismo y abierta disposición al acuerdo, dos virtudes mucho más escasas en Patricia Hernández y en López Aguilar. 
“Conquistado el castillo, ahora toca pacificarlo y reparar sus ruinas” 
Esas virtudes de Torres le deberían venir muy bien a un PSOE canario que necesita sellar con urgencia las grietas internas que una dirección ausente y silente fue dejando irresponsablemente que se ensancharan y se hicieran públicas y patentes sin hacer nada para remediarlo. En el plano externo, Torres tendrá que gestionar a un tiempo los pactos del PSOE con CC en varios ayuntamientos y cabildos y definir qué oposición parlamentaria hará a un gobierno nacionalista en minoría necesitado desesperadamente de apoyos para completar la legislatura en solitario.

Para cuando el nuevo secretario general haya nombrado su dirección y empiece a trabajar, habrá pasado casi un año desde la dimisión de la ejecutiva anterior. Durante todo ese tiempo el PSC-PSOE ha estado gobernado por una gestora que, no sólo ha sido completamente incapaz de pacificar las relaciones entre las facciones internas, sino que además ha sido cuestionada por su parcialidad en favor de la que ha apoyado la candidatura de Patricia Hernández. Ahora, después de años de desidia y de falta de liderazgo, Torres tiene por delante una tarea casi titánica para volver a hacer del PSC-PSOE una fuerza política clave para la mejora de la vida de los canarios y poner fin al papel de comodín de los pactos con cascada o sin cascada con CC. Torres ha conquistado el castillo pero ahora tiene que hacer lo más difícil: pacificarlo y volverlo a poner en pie sobre sus ruinas. 

Alquiler vacacional: toca poner orden

El alquiler vacacional de viviendas en Canarias se está convirtiendo en un problema social que se refleja en el precio astronómico de los alquileres para los residentes en algunas zonas de las islas. El creciente número de viviendas que se suma a este modelo alojativo tiene desconcertadas a las administraciones públicas y a los hoteleros. Ni unas ni otros saben muy bien cómo regular una actividad en auge, aunque la Consejería de Turismo haya esgrimido hace poco que la demanda de este tipo de alojamientos “sólo” representa el 8% del total. Sin embargo, otras cifras difundidas por la propia Consejería ponen de manifiesto que no estamos ante una moda más o menos pasajera.

En Canarias el año pasado optaron por una vivienda de alquiler para pasar las vacaciones más de 1 millón de turistas para una cifra total de visitantes de 15 millones. Sólo en un año el número de viviendas que se ha incorporado a este mercando al alza aumentó en un 6%, algo notable si tenemos en cuenta que en las islas se prohíbe el alquiler vacacional en zonas turísticas. Y el dato más revelador de todos: se estima que nueve de cada diez viviendas dedicadas en Canarias al alquiler vacacional son ilegales, no aparecen recogidas en ningún registro y se desconoce si sus propietarios tributan por los beneficios que obtienen con esa actividad.   
“Nueve de cada diez viviendas de alquiler vacacional en Canarias son ilegales”
El éxito del alquiler vacacional se debe, entre otros factores, al precio y a la comodidad de contratación a través de plataformas multinacionales como Airbnb que el año pasado movió sólo en España a casi 5,5 millones de turistas. Eso sí, declaró beneficios de sólo 136.000 euros, lo cual es casi tan difícil de creer como el milagro de los panes y los peces. Por no hablar del nulo control de estas plataformas para evitar fraudes y saber si quien ofrece su vivienda es realmente el propietario o un espabilado que se propone hacer negocio con la propiedad ajena, tal y como se ha detectado ya en lugares como Barcelona.


El éxito del alquiler vacacional está favoreciendo un considerable repunte de las ventas y de los precios  en el mercado inmobiliario para atender la demanda de ciudadanos que ven en esa modalidad un negocio de poco riesgo y mucho beneficio. De hecho, los expertos empiezan a detectar incluso un aumento de nuevas promociones de viviendas destinadas a una actividad  que sube como la espuma y que puede amenazar con volver a distorsionar el mercado inmobiliario de este país como ocurrió con la burbuja del ladrillo si no se ataja a tiempo.

Y la forma de atajarlo es regulando de forma homogénea  - que no es lo mismo que uniforme - y no resolviendo cada comunidad autónoma el problema por su cuenta y riesgo. Exactamente eso es lo que tenemos en la actualidad, una regulación distinta por cada comunidad autónoma sin contar las de los ayuntamientos, que también han aportado su granito de arena a la confusión generalizada. En Canarias, la actividad ha chocado de frente con un potente sector hotelero al que le come ya una creciente cuota de mercado y que se resiste a coexistir con el alquiler vacacional en sus áreas de influencia. No obstante, hasta en tres ocasiones ha advertido ya el Tribunal de Justicia de Canarias que prohibir alquilar viviendas para vacaciones en zonas turísticas como hace Canarias infringe la libertad de empresa. 
“Recurrir las sentencias desfavorables dará seguridad jurídica pero no resuelve nada”

En paralelo, familias residentes que optan por el alquiler frente a la compra o trabajadores desplazados por motivos laborales se las ven y se las desean para encontrar alquileres a precios razonables en varias ciudades canarias. El Gobierno canario, que hasta ahora se ha limitado a recurrir las sentencias desfavorables apelando a la seguridad jurídica, lleva demasiado tiempo dándole vueltas a un nuevo decreto que no termina de ver la luz. A nadie se le escapa que poner de acuerdo los intereses del turismo convencional con el vacacional no es tarea fácil porque, en buena medida, pescan en los mismos caladeros de turistas.

Sin embargo, es competencia de la comunidad autónoma ordenar la actividad turística velando por la calidad de la oferta y la imagen del destino. Debe también garantizar la libertad de empresa y el uso legítimo de la propiedad privada, sin olvidar prevenir la economía sumergida, los efectos perniciosos sobre la convivencia vecinal y los daños sociales colaterales como los que se empiezan a dejar sentir en el precio de los alquileres para los residentes.  Parece la cuadratura del círculo pero si es necesario habrá que pisar callos para conseguirla: continuar limitándose a recurrir las sentencias desfavorables dará mucha seguridad jurídica pero no resuelve nada.

Cinismo en la Fiscalía

La designación del Fiscal Jefe de Las Palmas, Guillermo García-Panasco, para un alto cargo en la Fiscalía General del Estado es un clavo más en el ataúd de la independencia del Ministerio Público respecto del poder político. García-Panasco ha sido premiado por el Fiscal General, José Manuel Maza, apenas una semana después de que el Tribunal Supremo sentenciara que vulneró derechos fundamentales en la investigación disciplinaria que le abrió a la magistrada Victoria Rosell cuando ésta era candidata de Podemos al Congreso de los Diputados. En un estado de derecho un fiscal al que la máxima instancia judicial del país le aplicara un correctivo de esa contundencia habría renunciado de inmediato o habría sido cesado por sus superiores. En España, que se supone que es un estado de derecho o al menos eso establece su Constitución, ese fiscal recibe un galardón de sus superiores en forma de ascenso profesional.

Y eso que la sentencia del Supremo que lee la cartilla a García – Panasco tiene un inconfundible aire salomónico al intentar contentar a todas las partes. Frente a lo que en su momento había establecido el Tribunal Superior de Justicia de Canarias en el sentido de que los jueces sólo pueden ser investigados disciplinariamente por el Consejo del Poder Judicial, el Supremo obvió lo que dice la ley y los votos particulares de tres magistrados de la Sala sobre el particular y le concedió a la fiscalía cierta autoridad en ese ámbito. Sin embargo, eso no le ha evitado a García – Panasco y a la fiscal Evangelina Ríos, también protagonista destacada en este caso aunque de momento sin premio,  un serio correctivo judicial. 
“Un fiscal que vulnere derechos fundamentales debe dimitir o ser cesado al instante” 
El Supremo establece que García – Panasco se extralimitó en sus funciones y vulneró dos derechos fundamentales de Rosell, el de la defensa y el del acceso a cargo electivo.  En realidad y al margen de cuestiones formales o procedimentales, detrás de este caso volvemos a encontrar un nuevo intento de utilizar a la fiscalía con fines espurios y contrarios a la defensa del interés general que le corresponde ejercer al Ministerio Público. Dicho en plata,  el ahora premiado García – Panasco olvidó que se debe a la Constitución y puso la fiscalía al servicio de intereses partidistas contrarios a Rosell con una investigación que no habría avalado ni el Santo Oficio. 

En reconocimiento, el Fiscal General del Estado, nombrado a dedo por el PP y recientemente reprobado por el Congreso de los Diputados, le eleva a Teniente Fiscal de la Secretaría General Técnica de la Fiscalía General, puesto que había dejado vacante el recién nombrado Fiscal Jefe Anticorrupción, Alejandro Luzón. Desde allí, García – Panasco tendrá entre sus cometidos  elaborar circulares que vinculan a todos los fiscales en la interpretación de las leyes y de los derechos fundamentales de los ciudadanos. No deja de ser un sarcasmo que un fiscal que, según sentencia del Supremo, ha vulnerado derechos fundamentales de una ciudadana reciba el encargo de orientar  a los demás fiscales sobre cómo interpretarlos. El símil de la zorra cuidando de las gallinas no podría estar mejor empleado. 
“El nombramiento de García-Panasco es un nuevo clavo en el ataúd de la independencia del Ministerio Público” 
La guinda del esperpento la ha venido a poner el ministro Catalá, también reprobado en el Congreso aunque a él eso le da lo mismo que le da igual. Fiel a su compromiso de hacer subir el pan cada vez que habla, Catalá ha venido a decir que la intervención de García-Panasco en la investigación contra Rosell es sólo “una anécdota” y que el Fiscal Jefe de Las Palmas tiene “un gran currículum y una magnífica cualificación”. De pronto, el ministro que no se pone colorado defendiendo la autonomía del Ministerio Público, resulta que conoce la vida, obra y milagros de un fiscal de provincias. 

Pero para guinda, la del portavoz adjunto del PP en el Congreso, José Antonio Bermúdez de Castro.  Desmiente este señor al Supremo y afirma sin despeinarse que García - Panasco actuó con “independencia, objetividad y de acuerdo a lo que dice la ley” y remacha que “si cada vez que las actuaciones de un fiscal son archivadas hiciéramos un reproche nos quedaríamos con la mitad de los fiscales”. Busco en el diccionario qué nombre recibe en castellano esta actitud y la del ministro y sólo encuentro uno: cinismo puro y duro. 

Antona y el arte de pactar

Asier Antona acaba de aprender por experiencia propia que negociar acuerdos de gobierno con CC es sufrir y, a la postre, fracasar. Esto que en Canarias lo sabe hasta el que asó la manteca, al joven e impulsivo líder del PP canario se le pasó por alto cuando se lanzó a la piscina del pacto con CC al grito de ¡a por mis consejerías!: el batacazo se ha sentido hasta en San Borondón. Sorprende que, antes de su triple salto mortal, Antona no le pidiera consejo a Patricia Hernández o a Julio Cruz sobre cómo afrontar reuniones de horas con José Miguel Barragán y José Miguel Ruano y escuchar una y otra vez aquello de vuelva usted mañana a ver cómo arreglamos lo suyo. Sólo que en esta ocasión Barragán ha hecho de poli malo y se ha dedicado a ponerle pegas a los plazos en los que el PP quería cerrar el acuerdo. Para hacer de poli buena CC eligió a la palmera Guadalupe González Taño, una mujer que después de llevar hablando 10 minutos con ella sigues sin saber si sube o si baja si viene o si va. No me imagino la confusión mental de quien se arriesgue una negociación de horas en la que el mantra que más han tenido que escuchar los populares es que “sigue habiendo margen para el acuerdo” aunque en realidad  “no hemos avanzado en casi nada”.
“La bajada del IGIC ha sido la cortina de humo detrás de la que ocultar el reparto de consejerías”
CC ha aburrido literalmente a un PP cuyo líder, obligado por los compromisos de entrar en el Gobierno adquiridos ante quienes le hicieron presidente del partido, apenas ha podido disimular su ansiedad por tocar poder. En sus manos tenía haber ejercido una oposición dura pero responsable que seguramente le hubiera reportado mejor imagen ante la opinión pública y un mayor rédito electoral. Pero a lo hecho, pecho: Antona tendrá que explicarle ahora a su parroquia – en la que no todo el mundo era partidario de esta aventura – y a la opinión pública canaria por qué ha roto la baraja. Imagino que pondrá el acento en que CC se negó a bajar el IGIC como pedía el PP, aunque esa explicación ni antes ni ahora es del todo creíble. En realidad ha sido más bien una cortina de humo para ocultar que lo que realmente ha imposibilitado el pacto ha sido cuántas y qué consejerías pedía el PP y cuántas y cuáles ofrecía CC.


De haberse producido acuerdo en el reparto de consejerías no me cabe duda de que también lo hubiera habido en el de los impuestos: una bajada gradual con el compromiso de hacerla completa más adelante o rebajas en determinadas actividades habría sido algo que Antona hubiera aceptado sin dificultades. Eso le hubiera servido de coartada para exhibir ante la opinión pública que su entrada en el Gobierno buscaba beneficiar a todos los canarios y no sólo a los que militan en el PP con un generoso reparto de cargos públicos. Antona ha quedado en terreno político de nadie y tendrá que definir ahora el tipo de oposición que hará su partido hasta 2019, aunque con un par de pegas muy serias: por un lado, su capacidad de maniobra está limitada por el peso del voto de Ana Oramas en Madrid; por otro, sus críticas a Clavijo se interpretarán a partir de ahora en clave de rabieta por no haber entrado en el Gobierno.
“Antes de negociar con CC recuerda que son maestros en el arte de marear la perdiz”
Tampoco para CC y el Gobierno en minoría se abre un camino de rosas, aunque los nacionalistas aún confían en que el PP siga siendo el partido serio y responsable que no les genere excesivos dolores de cabeza. Para conseguirlo tendrá que demostrar mucha cintura política y voluntad de diálogo si no quiere que lo que queda de legislatura sea un infierno para el Gobierno y una hoja en blanco para los ciudadanos. Su gran triunfo en estas fracasadas negociaciones con el PP es que resiste en minoría y que sus equilibrios territoriales siguen intactos. Esto último, para un partido de las características de CC, es de un gran valor político interno ya que se evitan incendios insulares que nunca se sabe cómo apagarlos ni cómo terminan. 

De esta amarga experiencia, Antona debería sacar al menos una conclusión básica: en una negociación con CC nunca debes darle la imagen a la otra parte de que te quita el sueño alcanzar el poder porque ese será el principio de tu fracaso. Aunque la lección más importante tendría que ser otra: antes de negociar con CC analiza a fondo los riesgos para tu salud política, lo que ganas y lo que pierdes, y si decides dar el paso ármate de paciencia y recuerda que los nacionalistas son doctores de reconocido prestigio en al refinado arte de marear la perdiz.