Está tardando
el Gobierno de Canarias en exigir que el Ministerio de Fomento explique qué
piensa hacer ante el escrito de las compañías aéreas quejándose de las
condiciones en las que se aplica el descuento para volar al que tienen derecho
los residentes en Canarias y Baleares. Según informa EL CONFIDENCIAL (leer) y
reproduce CANARIAS 7, las principales aerolíneas del país se quejan de que la
Administración les abona el descuento con hasta seis meses de retraso y proponen que pague intereses de demora o que abone directamente la rebaja a los usuarios
que se benefician de ella. Como su negocio con Canarias no les debe parecer los suficientemente rentable, critican que deban hacer de intermediarias
entre los beneficiarios del descuento y la administración. Dicho en otros
términos: quieren que sean otros los que corran con el gasto para que a ellas les quede
el beneficio limpio de polvo y paja. Con
todo, lo más preocupante de su escrito es la insidiosa afirmación según la cual,
en este asunto, hay mucho listo que se beneficia del descuento sin tener derecho.
Es el caso – apunta – de quienes ya no están empadronados en las Islas sino en
otros lugares de la península pero aún así se hacen pasar por residentes. Me
pregunto cómo lo consiguen si cuando se compra un billete a través de las
propias compañías, el sistema debe validar la veracidad de los datos. Y si no
es eso lo que está ocurriendo y efectivamente se está haciendo un uso indebido
de un derecho reconocido, imprescindible e irrenunciable, que se mejore el sistema, que se pague en tiempo y forma y, en su caso, que se sancione a los infractores. Pero en ningún caso y bajo ningún concepto, es tolerable que los problemas de la Administración con las compañías aéreas o viceversa o que la picaresca de una minoría ponga en peligro una de las pocas medidas que hace que Canarias esté un poco menos lejos del resto del país.
"El descuento de residente es un derecho imprescindible e irrenunciable"
No es de recibo que las aerolíneas, que tienen en los canarios unos
usuarios cautivos de sus políticas empresariales en las que lo único que
importa es el beneficio, insinúen que Fomento debería acabar con el descuento o
endurecer las condiciones y dejar a los ciudadanos insulares más alejados del
continente a merced de sus intereses económicos. Cabe recordar que entre las
quejicas y lloronas compañías de marras figura Air Europa, condenada en firme por la Audiencia Nacional (ver) por hacer trampas con el descuento de
los residentes canarios, mientras su propietario salió ileso del proceso judicial
gracias a un acuerdo extrajudicial con Fomento (ver). Es la misma compañía, por
cierto, que no tardó en desembarcar en
Canarias nada más aprobarse que el descuento de los residentes para volar entre
las islas se elevaba del 50% al 75%. Con
las cosas de comer no se juega, dice el refrán; con las de volar tampoco, sobre todo cuando se trata de los ciudadanos de una comunidad autónoma como Canarias, cuya
movilidad depende del avión y a la que no llega un solo euro de los miles de
millones que Fomento gasta todos los años en nuevas autopistas y líneas de AVE.
Ya tuvimos bastante con las ocurrencias de Ana Pastor cuando se empeñó en
obligarnos a viajar con el certificado de residente en la boca mientras eran compañías
como Air Europa o Islas Airways las que no cumplían sus obligaciones. Bromas, las justas.
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