Si no es en verano es en invierno, pero no pasa año sin que salga a la superficie la serpiente del oro negro. Sin embargo, esta vez parece que va muy en serio. El Ministerio de Industria, Energía y Turismo que dirige el canario José Manuel Soria ha dado luz verde a los estudios sobre prospecciones petrolíferas en aguas cercanas a Canarias. De todos es sabido que Soria siempre ha sido un ferviente partidario de esas prospecciones.
Conocerse la noticia y producirse las primeras reacciones a favor y en contra no ha sido más que la repetición de lo que ya hemos escuchado en numerosas ocasiones. En contra se sitúan los que aseguran que extraer petróleo a un tiro de piedra de Lanzarote y Fuerteventura supondría un riesgo muy grave para el turismo. Argumentan, además, que no está claro de qué manera se beneficiaría Canarias en términos de puestos de trabajo, por ejemplo, de esas extracciones. Sin olvidarnos de los posibles roces con Marruecos.
A favor figuran quienes opinan que no se puede ignorar una fuente de riqueza de esa magnitud al lado de las Islas y vaticinan riquezas sin cuento. Da la sensación de que partidarios y detractores de las extracciones exageran algo la nota. El debate no debería ser el de "muy bueno" frente a "muy malo", en el que llevamos años instalados, sino cómo realizar prospecciones petrolíferas con las máximas garantías medioambientales y de seguridad que supongan un beneficio para Canarias. ¿Por qué no lo intentamos?
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