Tal vez sea legal que el Cabildo de Gran Canaria se gaste casi un millón de euros en que sus empleados, consejeros/as, altos cargos y personal de confianza tengan dentaduras perfectas y vista de lince. Así parece que lo establece el convenio colectivo de la corporación, según pubica hoy Canarias 7 (leer aquí). Otra cosa es que sea bonito, o sea, socialmente asumible y éticamente presentable.
Hablamos de personal con su puesto de trabajo garantizado y con salarios dignos en la inmensa mayoría de los casos. Si parece poco creíble que con lo que cobran no les llega para pagarse el dentista o el oculista de su bolsillo, entonces tenemos que hablar claramente de privilegios injustificados a los que hay que poner fin de inmediato.
Tal vez nada de esto se sabría si no estuviésemos inmersos en una crisis brutal y, aún así, seguiría siendo impresentable desde cualquier punto de vista. Pero en la actual situación, mantener esos privilegios es una ofensa a los miles de grancanarios que hacen malabarismos económicos para llegar a fin de mes o, simplemente, no tienen trabajo.
Dirán algunos que, al fin y al cabo, no es más que el chocolate del loro. Puede, pero si juntamos unos cuantos "chocolates del loro" seguro que reuniremos dinero suficiente, por ejemplo, para prestar mejores servicios sociales. Retribuciones justas en función de la responsabilidad, le experiencia y la formación, sí. Privilegios, ni uno.
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