Lo que va de ayer a hoy. Hace sólo unos meses, Mariano Rajoy y los suyos eran abucheados por las calles de Casablanca. Se habían atrevido a levantar la voz contra el desmantelamiento del campamento de La Dignidad en el Aaiún.
Ahora, Mariano Rajoy ha sido recibido con todos los honores por el nuevo gobierno marroquí, encabezado por un islamista moderado. Como un hombre "simpático" lo ha calificado el nuevo primer ministro. Y Rajoy se ha desecho en elogios para Marruecos, al que ha llegado a calificar nada menos que de "vanguardia" del mundo árabe.
Ahora, Mariano Rajoy ha sido recibido con todos los honores por el nuevo gobierno marroquí, encabezado por un islamista moderado. Como un hombre "simpático" lo ha calificado el nuevo primer ministro. Y Rajoy se ha desecho en elogios para Marruecos, al que ha llegado a calificar nada menos que de "vanguardia" del mundo árabe.
Ha dicho también que a partir de ahora se abre "una nueva etapa" en las relaciones hispano marroquíes, signifique eso lo que signifique. Las declaraciones ante la prensa tras la visita eran meramente institucionales y protocolarias y, como viene siendo norma, sin admitir ningún tipo de preguntas.
Así que nos hemos quedado con las ganas de saber si hablaron por ejemplo del conflicto del Sáhara Occidental aunque, según fuentes del Gobierno español, cada una de las partes expuso sus puntos de vista "con sinceridad".
Así que nos hemos quedado con las ganas de saber si hablaron por ejemplo del conflicto del Sáhara Occidental aunque, según fuentes del Gobierno español, cada una de las partes expuso sus puntos de vista "con sinceridad".
Tradicionalmente, los gobiernos del PP han sido más proclives a las tesis saharahuis que a las marroquíes. Que eso vaya a seguir siendo así, está por ver. En cualquier caso pesará, como ha ocurrido hasta ahora, lo que podríamos llamar la "realpolitik" española.
Consciente de que su peso internacional es más bien poco y teniendo en cuenta que lo que primará en esas relaciones serán la soberanía sobre Ceuta y Melilla, la estabilidad interna marroquí y la vigilancia de las fronteras para impedir el paso de terroristas y la salida de pateras, amén de los intereses pesqueros y agrícolas, no es nada descabellado deducir que el conflicto del Sáhara se seguirá pudriendo y España seguirá sin mover un dedo para reparar la injusticia histórica cometida en su ex colonia. En esto, los tiempos no tienen visos de cambiar mucho en el futuro.
Consciente de que su peso internacional es más bien poco y teniendo en cuenta que lo que primará en esas relaciones serán la soberanía sobre Ceuta y Melilla, la estabilidad interna marroquí y la vigilancia de las fronteras para impedir el paso de terroristas y la salida de pateras, amén de los intereses pesqueros y agrícolas, no es nada descabellado deducir que el conflicto del Sáhara se seguirá pudriendo y España seguirá sin mover un dedo para reparar la injusticia histórica cometida en su ex colonia. En esto, los tiempos no tienen visos de cambiar mucho en el futuro.
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