Ya es mala pata que el mismo día en el que el Congreso debatía sobre la Ley de Transparencia publiquen los medios que la trama corrupta Gürtel también corrió con parte de los gastos de un viaje de Ana Mato a Disneyland París y que el filántropo Francisco Correa planeó una excursión en trineo con perros huskies por la helada Laponia para él, Bárcenas y Sepúlveda, el ex marido de la ministra.
Tardando está Ruiz - Gallardón en exigirle a la Fiscalía General del Estado que inste al juez Ruz para que ordene el cese inmediato de cualquier información periodística que afecte a la familia Mato – Sepúlveda, a Luis Bárcenas o al propio Correa. La seguridad nacional está en juego y de aquí no me muevo.
Conocido por la Agencia Tributaria que Correa pagó con su espléndida tarjeta de crédito parte del viajecito de Mato a la morada del ubicuo ratón Mickey en París – no hay constancia aún de que se diera una vuelta por el Louvre aunque fuera pagando ella la entrada – la reacción de la ministra ha sido la de ¡oh, cielos. Y yo sin enterarme!. Ella - al igual que la egregia infanta Cristina y los negocios de su marido – tampoco sabía nada, oiga. Así que no es justo señalarla con el dedo ni tirarse de los pelos porque no tenga la menor intención de dimitir ni Mariano Rajoy de destituirla, no vaya a Aznar a ponérsele bravo de nuevo.
Y eso a pesar de que esta señora, tan despistada con sus gastos domésticos, tampoco sabía si el Jaguar que había aparcado en el garaje había caído del cielo o se lo habían traído los Reyes Magos, que para el caso es lo mismo. Ni supo nunca que los cumpleaños y comuniones de sus retoños o un viajecito a Dublín o una escapada a La Palma o….. también los apoquinó un Papa Noel con mostacho y gafas de sol. Suponer que todo eso lo pagó este cuarto rey mago a cambio de favores de las administraciones públicas del PP es una calumnia y ni por la cabeza debería de pasársenos. Lo hizo por amistad entrañable, como el iluminado regalo por la boda del yerno de Aznar, por filantropía, por caballerosidad, porque él es así y punto.
Ahora bien, se impone la duda razonable de si una mujer que no tiene ni pajolera idea de quién paga su gastos puede seguir al frente de un ministerio como el de Sanidad. ¿Y si se nos cuela un virus mutante? ¿Y si las bacterias se amotinan? ¿Y si los triglicéridos se van de copas?
Hablemos ahora de Laponia, la patria del generoso Papa Noel, miren por dónde. Se trata de un sitio en el que no he estado nunca pero en el que seguro que hace un frío do carallo. Allí sólo hay nieve – junto a los bancos suizos, el hábitat natural de Luis Bárcenas – y perros huskies. Pues allí que planeó Correa un viajecito en trineo para él, el Bárcenas y el Sepúlveda - insistimos – ex esposo de la ministra que no se entera de quién le paga sus gastos.Todos juntos y revueltos, en buena hermandad y camaradería, guiando trineos de perros por los helados páramos de Laponia y suponemos que dándole al vodka a gollete.
Eso sí, previa escala en Helsinki, en hotel de lujo y en habitaciones altas para disfrutar de una vista desahogada sobre la hermosa capital finlandesa. Habida cuenta de que se trataba de clientes VIP, se le olvidó exigirle a la dirección del hotel que ese día no estuviera nevando o lloviendo sobre Helsinki, no se fueran a acatarrar y se fastidiara el paseo en trineo. En cualquier caso, pecata minuta.
Vista su eficacia y competencia yo ya he decidido que las vacaciones de este verano las pondré en manos de Viajes Gürtel. Sólo me falta decidirme entre las Islas Caimán o las Bahamas. ¿Qué me aconsejan?
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