Una generación hizo de esta canción un himno de amor y libertad. No había reunión o encuentro de amigos en la que no se cantase y, al mismo tiempo, se rindiese homenaje a Víctor Jara, asesinado por los militares chilenos a los pocos días del golpe de Pinochet. El estadio nacional de Chile, en donde murió este cantor popular, lleva precisamente el nombre de Víctor Jara.
"Lo que inquieta al hombre no son las cosas, sino las opiniones acerca de las cosas". (Epicteto)
Músicas para una vida - "Desafinado"
Uno de los himnos de la bossa nova en la interpretación de uno de sus máximos exponente. Sensualidad, ritmo y dulzura en una pieza eterna.
Músicas para una vida - "Ne me quitte pas"
La música está presente en
nuestras vidas desde la cuna hasta la tumba. A menudo no somos conscientes de
su presencia intangible pero marca nuestra biografía y, con el paso de los
años, se convierte en referente indisociable de los momentos de dicha y
angustia, de felicidad y tristeza, de rabia y de euforia. La música moldea
nuestro carácter sin que nos demos cuenta, se pega de forma indeleble a nuestra
vida y cambia nuestro modo de pensar, de amar, de sentir y hasta de sufrir.
Las músicas que vamos
descubriendo a lo largo de nuestras vidas son como muescas en nuestro paso por
este mundo: todas nos marcan de una forma u otra y nos delimitan un antes y un
después de escucharlas; las músicas de nuestra vida nos transportan a momentos
vividos o soñados, a paisajes nunca visitados y nos ponen en contacto con
gentes y culturas que nunca habríamos conocido de otra manera; la música evoca
paisajes y rostros de países lejanos y cercanos y despierta en nosotros sentimientos
de ternura, identidad, rebeldía o alegría; en los momentos de incertidumbre y
miedo nos provee de un escondite en el que refugiarnos cuando todo a nuestro
alrededor ha dejado de tener sentido y nos da fuerzas para seguir adelante.
Si girásemos la vista e hiciésemos
un esfuerzo por recordar, comprobaríamos que la música es un capítulo de
nuestra biografía del que no podemos renegar sin riesgo de vaciarla de sentido.
Esta serie que inicio hoy en
el blog y que promete ser larga, pretende ir recordando las músicas que ya
forman parte indeleble de mi biografía personal. El orden con el que irán
apareciendo estas músicas en el blog no tiene nada que ver con el que las fui
descubriendo y me fueron conquistando, sino con el que me dicten los recuerdos.
Comenzaré la serie con una de las grandes canciones de amor de todos los tiempos.....que la disfruten.....
Las últimas ocurrencias de Rajoy
La ocurrencia de la "amnistía"
fiscal
Rajoy llamó "ocurrencia"
al bulo (tal vez interesado) que circuló en la pasada legislatura sobre la
posibilidad de que el Gobierno socialista aprobara una amnistía fiscal para que
afloraran parte de las rentas evadidas. El Gobierno de entonces siempre lo
desmintió y nunca llegó a aprobarse aunque el PP, que entonces era el
"partido de los trabajadores" (Cospedal dixit), lo usó para darle en
los morros a Zapatero.
Ahora Rajoy ni siquiera ha lanzado
el habitual globo sonda en estos casos: ha anunciado su amnistía fiscal para
que las "rentas ocultas" afloren a cambio de una tasa del 10%, no
vayamos a hacer demasiado estropicio entre quienes se lo llevan crudo mientras
el resto, los que tenemos unos ingresos más transparentes que el cristal, apechugamos
en Hacienda y cargamos con la subida del IRPF, el recorte salarial, el miedo a
perder el empleo, la reforma laboral y lo que nos echen dado que, ya saben,
"todos tenemos que apretarnos el cinturón" y "Hacienda somos
todos".
Dicen los técnicos de Hacienda que
la amnistía fiscal aprobada ayer por el Gobierno del partido que iba a decirle "la
verdad a los españoles", no es más que un enjuague para que los
defraudadores fiscales consigan regularizar su situación a precio de saldo. Recuerdan
que el 72% de los casos de fraude fiscal provienen de grandes fortunas y
grandes corporaciones (¿de dónde iban a proceder?) y aseguran que estamos
ante un atentado al principio constitucional de igualdad tributaria. Y ya van
unos cuantos.
Y no se olvidan los técnicos de
Hacienda de denunciar que esta amnistía fiscal se da de bruces con los
reiterados anuncios de luchar contra el fraude fiscal y deja en evidencia a una
Agencia Tributaria que entre 1980 y 2008 ha ¿dejado? escapar 89.000 millones de
euros debido a su incapacidad para perseguir este tipo de prácticas. Cantidad más
que suficiente para arreglar el déficit un par de veces si fuera preciso.
Más ocurrencias

Pretende así el Gobierno cuadrar las
cuentas para que a finales de año no nos pasemos del 5,3% de déficit que nos
impone Bruselas. Quedan para cumplir ese objetivo nueve meses mal contados
cuando el ajuste pudo y debió haberse hecho, en todo caso, mucho antes y no
esperar a que Javier Arenas se quedara a las puertas de la Junta de Andalucía.
La ocurrencia canaria
Contienen además los Presupuestos
Generales del Estado un regalo para Canarias con el anuncio, puesto blanco
sobre negro, de que se recortarán 65 millones de euros de las subvenciones al
transporte marítimo y terrestre de los residentes "no peninsulares", es
decir, canarios, baleares, ceutíes y melillenses. La noticia encendió ayer
tarde el Twitter y José Manuel Soria, que andaba por Canarias alabando las
ventajas de tener pozos de petróleo cerca de las costas de Lanzarote y
Fuerteventura (otra buena ocurrencia), aseguró que no habrá tal recorte. A la
espera quedamos porque, si ocurre como con el anuncio de que se iba a aprobar
un nuevo decreto para que las Islas no se vieran afectadas por el fin de las
ayudas a las energías renovables, ya podemos ir sacando cuentas de lo que nos
costará salir de las Islas o movernos entre ellas.
Y las anteriores
Si a las ocurrencias conocidas
ayer sumamos las que hemos ido conociendo desde que Rajoy llegó a La Moncloa
hace cien días, más las que con toda seguridad se le "ocurrirán" en
las próximas semanas y meses, concluiremos que el del PP será el Gobierno más
ocurrente de la democracia. Y como se ha podido constatar esta semana que
acaba, la gente en la calle está disfrutando como nunca con tanta ocurrencia.
Aquí tienen un ejemplo....
Aquí tienen un ejemplo....
Primera semana de pasión de Rajoy
La última de marzo se ha
convertido en la primera semana de pasión del Gobierno de Mariano Rajoy.
Comenzó el domingo cuando los andaluces hicieron trizas las encuestas y dejaron
a Javier Arenas con un palmo de narices. Y continúo ayer con una huelga general
que fue un éxito para los sindicatos y de efectos "muy moderados"
para el Gobierno.

Otra cosa son las manifestaciones de ayer tarde en
toda España que, según el propio Ministerio del Interior, movilizaron a 850.000
ciudadanos contra la reforma, muchos más según los sindicatos.
Guerra de cifras al margen,
el mensaje ha sido nítido: a los españoles no les gusta la reforma laboral del
Gobierno de Rajoy por desequilibrada, injusta e inútil. Los sindicatos
advierten con un empeoramiento del clima social en este país, fruto de la suma
de medidas injustas que hacen recaer sobre los trabajadores las consecuencias
de una crisis de la que no son responsables pero que se utiliza como coartada
para dinamitar derechos sociales y hasta constitucionales.
El Gobierno afirma que está
dispuesto a negociar "hasta la extenuación" pero no a cambiar los
aspectos "troncales" de la reforma (Fátima Báñez dixit). No invita a
la esperanza la posición del Gobierno, enrocado en una reforma que genera
rechazo social y centrado sólo en agradar a los mercados y a la patronal.
Mala cosa sería que el clima
social se siga deteriorando por el empecinamiento de un Gobierno que, amparado
en el cheque en blanco con el que parece interpretar su mayoría absoluta, se
muestra insensible al disgusto de la ciudadanía con sus medidas.
Con este panorama, hoy
conoceremos la nueva retahíla de recortes y ajustes que contienen los
Presupuestos Generales del Estado, tan celosamente guardados hasta que pasaran
las elecciones autonómicas andaluzas. El Gobierno se dispone a echar así más
leña al fuego del descontento social sin que, en paralelo, se atisbe una sola
medida que sirva de verdad para reactivar la economía y repartir las cargas de
la crisis de manera mucho más justa. Juega con fuego el Gobierno y ya se sabe
lo que pasa en estos casos: que se puede quemar y extender el incendio a toda
la sociedad.
Una huelga contra el miedo
Mariano Rajoy tendrá mañana
su huelga, la que descontó e impulsó con una reforma laboral desequilibrada,
injusta e inútil. Como inútil dicen ahora el propio Rajoy, sus ministros, los
empresarios y el coro mediático que le hace la ola al Gobierno que será la
protesta de mañana.
Auguran algunas encuestas
que no hay ambiente de huelga, que los ciudadanos dispuestos a secundarla no
rebasarán el 30% y añaden el Gobierno y los empresarios que dañará la
"imagen" de España y costará miles de millones de euros. Pero las
encuestas están para desmentirlas, como hicieron los andaluces el pasado
domingo y, en cuanto a las "pérdidas" económicas nada se dice, sin
embargo, del fraude fiscal y la evasión de impuestos que se producen no de
manera excepcional sino a diario.
Se ataca a los sindicatos y
se les llama caducos y desfasados y no digo yo que no necesiten también una
buena reforma, pero son los únicos que en esta situación pueden encauzar el
malestar social que la reforma laboral y el resto de las reformas en marcha y
anunciadas están generando en el país.
Se lanza desde el Gobierno y
quienes apoyan sus draconianas medidas un mensaje de pesimismo y resignación:
no hay otra solución que recortar, ajustar y acabar con servicios básicos y
derechos consagrados en la Constitución y en la negociación colectiva; lo
ordenan los mercados, Alemania y el Fondo Monetario Internacional. Es lo que
toca y al que no le guste, agua y ajo. Se atiza el miedo a perder el empleo y
se inculca la idea de que si el Gobierno no piensa cambiar una coma de la
reforma, de qué sirve ir a la huelga.
Sirve y mucho: para dejarle
claro al Gobierno que su obligación es gestionar la crisis atendiendo al
interés general y no a la parte más fuerte del mercado laboral y que su legitimidad
no procede de la sede de la CEOE sino de las urnas y que se debe tanto a los
que votaron por su programa oculto y ahora revelado como a los que no lo
hicieron; sirve para expresar el completo desacuerdo con la utilización de la
crisis económica como coartada para convertir a los trabajadores en mera
mercancía laboral; sirve para decirle bien claro una vez más que sus medidas
nos llevan al abismo económico, a la recesión durante largos años, al
empeoramiento de la calidad de vida y a la precariedad laboral.
La huelga general de mañana
no será la Revolución de Octubre ni la toma de la Bastilla, aunque el coro
mediático quiera presentarla con esos colores, criminalizando a los sindicatos
y metiendo el miedo con los piquetes. Será la ocasión para decirle al Gobierno
que la inmensa mayoría de los españoles no estamos de acuerdo con sus políticas
y que ni nos resignamos ni nos asustamos.
Primer aviso electoral
Las elecciones autonómicas
de ayer en Andalucía y Asturias ponen sobre la mesa algunas conclusiones
provisionales y no pocas preguntas por resolver:
1.- Las encuestas no dieron
ni una. Auguraban mayoría absoluta o casi para el PP en Andalucía y aunque Javier
Arenas ha ganado, se ha quedado a cinco escaños de conseguirla.
2.- Arenas se queda por
cuarta vez a las puertas de gobernar en su comunidad autónoma ¿Lo volverá a
intentar dentro de cuatro años o se desdecirá de su promesa de no volver a la
política nacional?
3.- La abstención se dispara
en Andalucía y Asturias. Hasta una parte de los votantes del PP andaluz se ha
quedado en casa, bien porque daba el triunfo por hecho a tenor de las encuestas o
bien porque no le convencía ninguno de los candidatos. La gestión política de
la crisis y la falta de alternativas que ilusionen no animan precisamente a la
participación

5.- Izquierda Unida dobla
los resultados en Andalucía al recoger el voto disgustado con un PSOE que lleva
gobernando 30 años esa comunidad autónoma y que aparece envuelto en algunas
tramas corruptas como la de los ERE que, sin duda, le ha restado un apoyo
considerable.
6.- En Asturias, a pesar del
avance del PSOE e Izquierda Unida y la entrada en el parlamento autonómico de
UPyD, los ex populares del ahora llamado Foro de Asturias y los populares de
ayer y de hoy se entenderán para formar gobierno. No obstante, la situación
podría ser diferente si, como espera el PSOE, el voto emigrante le otorga al
menos un escaño que le permitiría un pacto a tres bandas con IU y UPyD para
formar gobierno en el Principado.
7.- En los resultados
electorales de ayer en ambas comunidades autónomas es seguro que deben de haber
tenido una influencia decisiva las duras medidas de ajuste y las reformas
puestas en marcha por el Gobierno de Mariano Rajoy. Es probable que, desde el
punto de vista de su estrategia política,
Rajoy acertara también al posponer la aprobación de los Presupuestos
Generales del Estado hasta después de la cita electoral andaluza. ¿Qué habría
pasado de haberlos aprobado antes, de manera que los electores hubieran acudido
a las urnas sabiendo con toda exactitud cuál es el alcance del sacrificio que
se les exige? Nunca lo sabremos, pero es lícito suponer que los resultados
habrían sido menos favorables.
8.- El PSOE saca pecho y
resiste la ola popular que ha teñido de azul la práctica totalidad del mapa
político español. Sin embargo, la legislatura no ha hecho más que comenzar y
mucho deberá cambiar aún este partido para que vuelva a contar con la confianza
mayoritaria del electorado. Ese es el reto que los resultados de ayer no pueden
ocultar.
9.- A la vista de los
resultados de ayer, el PP tendrá que sacar también sus propias conclusiones:
una gestión de la crisis orientada a hacerle pagar sus consecuencias a quienes
menos responsabilidad tienen no ha sido un buen comienzo. ¿Rectificará? Ese es
su reto.
La cancion de la tierra
- El vino ya brilla en la dorada copa,
- ¡pero no bebáis todavía, antes os cantaré una canción!
- El canto de la aflicción os ha de sonar con risas en el alma.
- Cuando se acerca la pena, yacen desiertos los jardines del espíritu,
- se marchita y muere la alegría, el canto.
- Sombría es la vida, oscura es la muerte.
- ¡Señor de esta casa!
- ¡Tu bodega atesora la abundancia de vino dorado!
- ¡Aquí, declaro mío este laúd!
- Tocar el laúd y vaciar los vasos,
- he aquí las cosas que realmente hacen juego.
- ¡Una buena copa de vino en el momento justo
- vale más que todos los reinos de esta tierra!
- Sombría es la vida, oscura es la muerte.
- El firmamento es eternamente azul, y la tierra
- permanecerá inmutable largo tiempo, se llenará de flores en primavera.
- Pero tú, hombre, ¿cuánto tiempo vives tú?
- ¡Ni siquiera cien años se te permite divertirte
- con las frágiles futilidades de este mundo!
- ¡Mirad allá abajo! A la luz de la luna, sobre las tumbas
- se agacha una imagen salvaje y fantasmal...
- ¡Es un mono! ¡Escuchad cómo su lamento
- resuena por todas partes, en el suave perfume de la vida!
- ¡Tomad ahora el vino! ¡Ahora es la hora de disfrutarlo!
- ¡Vaciad vuestros dorados vasos hasta el final!
- Sombría es la vida, oscura es la muerte.
- "La canción de la Tierra" en versión de K. Ferrier
Un debate sin historia
El debate sobre el estado de
la nacionalidad canaria de esta semana, al igual que la práctica totalidad de
los anteriores, tampoco pasará a los anales del parlamentarismo canario. Fallan
demasiadas cosas: la duración, el formato y, sobre todo, el contenido.

Se repiten en el hemiciclo los argumentos de sobra conocidos de unos y de otros, del Gobierno y de la oposición. Nadie se sale del guión previsto, todos desempeñan su papel con rigurosa precisión. Una vez más, el de este año se ha amoldado a la perfección a ese esquema aunque, como es lógico, con algunas pequeñas variaciones determinadas en este caso por la crítica coyuntura económica y el debate en torno a las prospecciones petrolíferas.
Respecto a la primera, el
Gobierno ha reconocido oficialmente por boca de su presidente que no habrá más
remedio que tocar los impuestos si, como es más que previsible, los
Presupuestos Generales del Estado que se aprobarán el 30 de marzo pasadas las
elecciones andaluzas, incluyen severos recortes para las Islas. En todo caso, no ha dicho
nada el presidente que ya no nos temiéramos y no ha dicho nada la oposición que
ya no supusiéramos: que el PP no gobernó en Canarias hasta el otro día y que
con el Gobierno de Mariano Rajoy a este país no lo va a reconocer ni la madre
que lo parió (Alfonso Guerra dixit).
Rechazó el PP la oferta de
diálogo del presidente Rivero quien, no obstante, no se movió un milímetro de
su oposición frontal a las prospecciones petrolíferas mientras el PP hacia lo
propio, defenderlas a capa y espada. Todo, insisto, demasiado previsible. Y luego llegaron las
llamadas propuestas de resolución, esas que se aprueban o rechazan a mayor
gloria del diario de sesiones pero que no suelen traspasar los muros del
Parlamento y entrar a formar parte de las acciones del Gobierno. Y hasta el año
que viene por estas fechas.
La Pepa, el PP y la felicidad
No es ninguna novedad que los
políticos aprovechen cualquier oportunidad para arrimar el ascua a su sardina.
En los discursos institucionales de ayer con motivo del bicentenario de la
Constitución de 1812 lo volvimos a comprobar. Haciendo caso omiso del
anacronismo histórico que supone comparar la situación de la España de 1812 con
la de 2012, los oradores se lanzaron por la senda de tomar a los
constitucionalistas gaditanos como ejemplo a seguir en los actuales tiempos de
incertidumbre económica.
En todo caso, a lo más que
se podría llegar es a que entonces España estaba invadida y Cádiz asediada por
los franceses mientras que hoy estamos invadidos por el neoliberalismo salvaje
y asediados por los mercados, pero nada más.
Conmueve escuchar al rey decir
que, hoy como entonces, los españoles hemos sabido sobreponernos a las
adversidades y salir de ellas. Está bien que el monarca
intente insuflar algo de optimismo en el alicaído ánimo de los españoles. Sin
embargo, está uno por pensar que tampoco a él le vendría mal algo de ánimo para
afrontar esos problemas domésticos que siempre suele ocasionar el inevitable
garbanzo negro de la familia.
Con todo, quien más lejos
fue en sus comparaciones y lecciones históricas fue el presidente Rajoy, quien
aprovechando que las elecciones andaluzas también pasan por Cádiz no tuvo
reparos en olvidar el carácter institucional del acto y ponerse el traje de
faena electoral.

Tal y como está haciendo él en estos momentos,
en los que frente al "inmovilismo" de los sindicatos y la desarmada,
llorosa y quejica izquierda, está siguiendo las enseñanzas y el ejemplo de
aquellos "peperos" de entonces. Esto último no lo dijo explícitamente
pero lo dio a entender con toda claridad el presidente.
Recurrir a la comparación
histórica para justificar actuaciones políticas del presente lleva
inevitablemente a equivocar el significado de los conceptos y caer por tanto en
el anacronismo. Las "reformas" de las Cortes de Cádiz nada tienen que
ver con las que ahora ha puesto en marcha el Gobierno, que más bien merecen ser
llamadas "contrarreformas". Y envolverse en la bandera liberal de La
Pepa no es lo mismo, aunque suene parecido, que ser neoliberal a machamartillo.
Me sorprende que a Rajoy se
le pasara por alto mencionar el artículo más interesante de la Constitución
gaditana, el que establece que "el objeto del Gobierno es la felicidad de
la nación". Lapsus incomprensible habida cuenta de las altas cotas de
felicidad que últimamente declaramos sentir los españoles. El único problema es
que unos pocos son mucho más felices que la inmensa mayoría, aunque seguro que
eso lo arreglan las reformas de Rajoy.
Petróleo: se impone rectificar
La inesperada por
precipitada aprobación ayer en Consejo de Ministros de la autorización para que
Repsol realice prospecciones petrolíferas en aguas cercanas a Lanzarote y
Fuerteventura, ha elevado el tono de confrontación entre los gobiernos de
Canarias y el Estado hasta cotas que no se producían desde hacia años.
El decreto de la discordia,
que llevaba años esperando en un cajón del ministerio de Industria ante el
rechazo que el asunto siempre ha suscitado en Canarias, se aprueba ahora sólo
tres meses después de que el PP accediera al Gobierno de la nación y a pesar de
que el ministro Soria afirmó recientemente que no estaría antes del verano por
la complejidad técnica que implicaba su redacción.
Prisas
interesadas
Sin embargo, no es tan
sorprendente la celeridad en darle luz verde: es inminente la entrada en vigor
de una nueva directiva comunitaria que endurece considerablemente los
requisitos que deben cumplir actividades potencialmente peligrosas para el
medioambiente como las relacionadas con la exploración y eventual extracción de
petróleo.
Sólo hay que recordar la
reciente tragedia provocada por la petrolera británica BP en el Golfo de México
para comprender las consecuencias que acarrea en el medio natural un vertido de
crudo. Adelantarse a la normativa comunitaria le permite a Repsol eludirla y,
de paso, ahorrarles a sus accionistas los millones de euros que tendría que
gastarse para cumplirla.
Por otro lado, no es posible
resistirse a pensar que detrás de esta decisión, a la que habría que sumar las
relativas a la prórroga de las bonificaciones a las tasas aeroportuarias o la
desaparición de la prima a las energías renovables, hay una intencionalidad
política concreta: pasarle factura política al PSOE y a CC por dejar en la
oposición al PP en Canarias e intentar meter una cuña en la salud del pacto
actual.
En los tres asuntos
mencionados, José Manuel Soria ha sido implacable: se negó a prorrogar las
bonificaciones de las tasas aéreas, cercenó las primas a las renovables y ahora
ha enviado y aprobado en el Consejo de Ministros el real decreto de las
prospecciones petrolíferas.

En todo momento, sus
declaraciones sobre esta cuestión han sonado a imposición y nunca a
negociación, consenso, compromiso o acuerdo. Ni siquiera se ha preocupado de
guardar las necesarias distancias y reservas para no aparecer defendiendo las
prospecciones en un foro patrocinado precisamente por la empresa autorizada a
realizarlas "en exclusiva".
El ministro ha actuado obviando
que en un Estado descentralizado como el español, las autonomías tienen el
derecho a ser escuchadas y atendidas sus demandas en aquellos asuntos que les
afecten tanto como afecta éste a Canarias. Despachar una cuestión así con el
desganado cumplimiento de un trámite burocrático sin carácter vinculante alguno
dice poco en favor del respeto que a Soria la merece el modelo político de
nuestro país consagrado en la Constitución.
Es
necesario rectificar
La cuestión es cómo superar
este enfrentamiento institucional y político que no puede conducir a nada bueno
para nadie. El Gobierno de Canarias y los cabildos de Lanzarote y
Fuerteventura, legítimamente indignados por el ninguneo del que han sido
objeto, han apostado por la vía judicial y competencial para intentar hacer
inviable la aplicación del decreto. Paralelamente se respaldan cuantas
manifestaciones ciudadanas se convoquen en contra de las prospecciones.
Sin embargo, la estrategia
debe tener como fin último conseguir que el Gobierno de Mariano Rajoy se siente
a negociar con Canarias las prospecciones petrolíferas. Si las cosas se
hubiesen hecho bien y hubiese primado la lealtad institucional y el interés
general, ambos gobiernos deberían haber constituido hace mucho tiempo una
comisión bilateral sobre las prospecciones que aún están a tiempo de poner en
marcha a menos que haya un poco de voluntad política.
Dos tareas principales deberían centrar su trabajo: seguridad ambiental y beneficios para
Canarias. En cuanto a la seguridad ambiental, es obvio que no se puede caer en
la ingenuidad de creerse las simplezas interesadas que difunde Repsol y no
temer seriamente por las consecuencias de un vertido (mucho más habituales que
lo que a las petroleras les gusta reconocer) para la industria turística y para
el medio ambiente de la zona afectada.
Las decisiones sobre este
extremo deberían basarse en informes rigurosos, exhaustivos y meticulosos,
realizados por expertos e instituciones de probada independencia. Es cierto que
ninguno podría garantizar riesgo cero y el que lo hiciera mentiría, pero se
tendría una certeza científica del nivel de riesgo.
Con respecto a los
beneficios para Canarias, debería esa hipotética comisión precisarlos con
claridad y ponerlos negro sobre blanco especificando cuánto, cómo y durante
cuánto tiempo, además del número de puestos de trabajo susceptibles de generar
la actividad. Sin olvidar la ineludible necesidad de establecer todas las
cauciones imprescindibles para reparar un posible accidente. Lo que resulta
evidente es que tampoco en esto podemos fiarnos por increíble de la lluvia de
millones de dólares y de puestos de trabajo que promete Repsol a Canarias.
Pero no basta con una
información rigurosa y exhaustiva sobre los riesgos ambientales y un compromiso
firme de los beneficios económicos para Canarias y las compensaciones por el
riesgo que se corre para darle vía libre a las prospecciones: con toda esa
información en la mano, los canarios debemos tener la última palabra a través
de un referéndum puesto que en una decisión de ese tipo nos jugamos el futuro
de las Islas.
Ésta debería haber sido la
secuencia lógica de este proceso que se ha viciado y ha terminado envenenando
las relaciones entre Canarias y el Estado. Sin embargo, aún hay tiempo para
rectificar. Se puede y se debe.
No se pongan malos
Ya está. Cataluña ha puesto
punto y final a los debates bizantinos sobre el copago. Lo que desde hacía años
no era más que un mero debate académico de expertos en economía sanitaria ya
está negro sobre blanco. Lo ha aprobado el Parlamento
de Cataluña con los votos a favor de CIU y la abstención (connivencia) del PP.
A partir de junio, los catalanes tendrán que pagar un euro por receta, o sea,
por ponerse malos. Artur Mas ha encontrado el santo Grial, la piedra filosofal, el nudo gordiano para acabar con el déficit
público en su comunidad autónoma. Un déficit que no está, qué va, en las
"embajadas" catalanas repartidas por el mundo o en los sueldos de los
altos cargos públicos.
La culpa la tienen los que
enferman y tienen que ir al médico a que les recete algo. Así que, a pagar.
Unos 180 millones de euros estima recaudar la Generalitat con la medida, una
gota en el océano del déficit de esa comunidad autónoma y una cantidad que
previsiblemente se quedará por debajo de lo que costará adaptar el sistema para
no cobrar el euro por receta a determinados colectivos como los pensionistas
con pensión no contributiva o los enfermos crónicos.
Pero no importa, lo que
cuenta es que Cataluña acaba de poner la pica en Flandes del copago y, a la carrera,
otras comunidades autónomas empiezan ya a decir que no les disgusta la idea. La
ministra de Sanidad, mientras, abre la puerta de par en par al copago al
declarar que "lo estudiará" si las comunidades autónomas lo proponen.
No nos engañemos, la implantación
del copago en Cataluña es sólo un primer paso que se irá extendiendo más pronto
que tarde a otros territorios y todo bajo el eufemismo de que de lo que se
trata es de disuadir a los ciudadanos para que no abusen de los recursos
sanitarios. Y todo ello en un país en el
que el porcentaje del PIB que se destina a la sanidad es inferior a la media
europea y en el que una quinta parte de la población vive en el umbral de la
pobreza, por sólo citar dos datos suficientemente elocuentes de la situación
económica y social.
De las consecuencias que una
medida como esa puede tener para la salud de muchos ciudadanos no se dice nada;
de hablar de reformar a fondo el sistema fiscal del país y de destinar más
recursos al principal pilar del estado del bienestar tampoco; de diseñar
políticas de eficiencia en el gasto se habla menos aunque hay centenares de
estudios públicos y privados que abundan en la materia.
Lo que se hace en cambio es
dar un nuevo paso hacia un mayor deterioro de la sanidad pública, gratuita y
universal y empujar a quienes puedan pagárselo a acudir a una consulta o a una
clínica privadas. ¿Y los que no puedan? Aprovechando la crisis
económica se abre la veda para los seguros médicos privados, la reducción de la
cartera de servicios y una mayor concertación (privatización) con la sanidad
privada. Háganse un favor: no se pongan malos.
El reto de Soria
Cuando Mariano Rajoy repartió
las carteras ministeriales el pasado mes de diciembre no le dio a José Manuel
Soria precisamente una "papa dulce". El ministro "canario"
del Gobierno (así gustan llamar a Soria algunos medios de comunicación
peninsulares, como si el lugar de nacimiento fuera un plus, un demérito o un
exotismo), se enfrenta a la reforma del sistema energético del país, una de las
más importantes de las anunciadas por Rajoy junto a la laboral y a la del
sistema financiero.
Y no lo tiene nada fácil, la
verdad sea dicha. Son muchos los intereses enfrentados en juego y ponerlos de
acuerdo no va a ser tarea sencilla. El reto principal es acabar con el llamado
déficit de tarifa que, según las estimaciones de las grandes compañías eléctricas
del país, ronda los 24.000 millones de euros.

En el cóctel entran los
intereses encontrados de las eléctricas convencionales, las nucleares, el carbón
y las renovables en un conglomerado de difícil solución y digestión. En medio,
los consumidores quienes, a pesar de que se nos culpe de que no pagamos lo que
deberíamos por el recibo de la luz, resulta que somos los europeos que – según las
organizaciones de consumidores - más pagamos por ese concepto sólo por detrás
de Chipre y Malta. A ver cómo se come eso.
Y más que pagaremos porque -
ha dicho Soria - el próximo mes de abril es muy probable que vuelva a subir el
recibo de la luz. Y lo ha dicho después de amagar pero no dar con la idea de
obligar a las eléctricas a aceptar una quita – palabra muy de moda últimamente –
de la deuda que tiene contraída con ellas el Gobierno pero que las compañías
han titulizado con el aval del Estado y han repartido en dividendos entre sus
accionistas.
Lanzar el globo sonda y
encenderse bombillos rojos en todos los despachos eléctricos del país fue todo
una. De manera que lo más sencillo para calmar al menos de momento los nervios
de las todopoderosas Endesa, Iberdrola y compañía es propinarle un nuevo
mordisco al bolsillo de las familias por la vía de una subida de la tarifa que,
en todo caso, será como una gota de agua en el océano del déficit tarifario.
A ver cómo resuelve Soria el
acertijo porque Rajoy, hombre paciente donde los haya, no puede esperar
demasiado tiempo a que su ministro "canario" le presente la crucial reforma
del sistema energético y lo haga además sin fundir muchos plomos.
Una mano (al cuello)
Por manida que resulte, la
frase según la cual "una imagen vale más que mil palabras" recobró
ayer toda su vigencia al ver al presidente del Eurogrupo, Jean Claude Junker,
apretándole la yugular al ministro español de Economía, Luis de Guindos, que
encajó la "broma" con semblante serio.
No sé si Junker apretó más
de la cuenta y el apretón afectó a las cuerdas vocales del ministro. Lo ciertos
es que el representante español, tan dicharachero en otras ocasiones, no hizo
declaraciones tras la reunión con sus colegas de la eurozona en la que se
impuso a España que el déficit de este año no puede superar el 5,3%, medio
punto menos que el anunciado por Rajoy.
El apretón de Junker fue un
modo muy gráfico de decirle al ministro, y a través de él a España, que
Bruselas no iba a aceptar por las buenas que nuestro país se fuera de rositas
estableciendo un déficit para este año del 5,8% cuando el compromiso era
dejarlo en el 4,4%.
En otras palabras, que toca
recortar unos 5.000 millones más de los previstos, que ya era una cifra muy
considerable. Ahora, la imagen de ayer en Bruselas la podemos trasladar sin
problemas a nuestro país, en donde el Gobierno se dispone a repetir la
"broma" y apretarnos a todos el cuello a través de los Presupuestos Generales
del Estado que llegarán a finales de mes.
Un día después, por cierto,
de la huelga general contra la reforma laboral, otro apretón de los buenos. Es
la forma tan útil y práctica que tienen en Bruselas y en el Gobierno español de
sacarnos de la crisis: apretándonos el cuello.
11-M
En recuerdo de las víctimas del 11-M de 2004 en Madrid....
...y de las víctmas del 11-M de 2011 en Japón.....
...y de las víctmas del 11-M de 2011 en Japón.....
La huelga que Rajoy se merece
No engañaba Rajoy cuando
presumía en Bruselas ante sus colegas de que la reforma del mercado de trabajo
que iba a aprobar su gobierno le costaría una huelga general. No iba de farol
el presidente, al contrario, sabía bien de lo que hablaba y los hechos no han
tardado en darle toda la razón. Rajoy, para no ser menos que Zapatero o que
Aznar o que Felipe González, ya tiene también su huelga general, sólo que él ya
sabía de antemano y con toda certeza que se la iban a convocar.
En realidad, puede decirse
que cuando pensó en su reforma laboral lo hizo con la vista puesta no sólo en
los sagrados mercados y en satisfacer los deseos de la patronal regalándoles
una reforma claramente desequilibrada en beneficio de la parte empresarial,
sino en la línea de flotación de los sindicatos en la que impacta de lleno y
le abre una seria vía de agua.
Huelga inevitable

Por tanto, ante una reforma
que los sindicatos saben que no podrán modificar por la vía del diálogo con el
Gobierno ni por la vía parlamentaria y que, además, cuestiona con tanta
profundidad su propio papel en el nuevo marco de relaciones laborales que se
perfila, su única alternativa era convocar una huelga general.
Alto riesgo
Sin embargo, es una
convocatoria extraordinariamente arriesgada por varias razones. El pesimista
estado de ánimo económico de la sociedad española no es el caldo de cultivo más
idóneo para que una huelga general tenga éxito y, aunque lo tuviera, eso no
garantizaría una reforma menos agresiva para con los trabajadores. Por otro lado, debido a sus
propios errores, los sindicatos son en parte responsables de generar escasa
empatía social, a lo que hay que sumar la campaña inmisericorde de derribo y
desprestigio mediático ya en marcha.
Cabe suponer que todos esos
factores han sido cuidadosamente analizados y sopesados por las cúpulas de UGT
y CCOO antes de dar un paso que, en última instancia, estaban obligadas a dar a
pesar del riesgo de cosechar una magra respuesta como la que se produjo en la protesta
general contra la reforma laboral de Rodríguez Zapatero.
Hay razones
Sin embargo, hay razones de
mucho peso para que la huelga general sea un éxito y el pesimismo reinante se
torne en exigencia social clara de que
la vía marcada por los mercados y el Gobierno no es la que nos va a sacar de la
crisis sino la que nos va a enterrar con ella.
La durísima reforma laboral
que borra de un plumazo la cultura del diálogo y la concertación social de la
democracia y deja inermes a los trabajadores ante los empresarios, es sin duda la
razón más importante, aunque podrían añadirse varias más: ajustes y recortes
que recaen una y otra vez sobre las mismas espaldas, actuación timorata cuando
no claramente favorecedora de los grandes poderes financieros o involución
ideológica en el terreno de las libertades. Argumento todos ellos de peso para que
Mariano Rajoy tenga la huelga general que esperaba y que se merece.
O dicho a la manera de Carlos Cano......
Despista que algo queda
Dice el ministro de Justicia
que en España hay una "violencia estructural sobre la mujer
embarazada" que la conduce a abortar. Lo ha dicho en el Congreso de los
Diputados en respuesta a una pregunta parlamentaria de la oposición y leyendo
de una libretita de anillas. Es decir, que tenía la respuesta bien preparada. Decirlo y "ponerlo a
parir" toda la oposición y las asociaciones de mujeres ha sido una sola
cosa y expectantes esperamos la reacción de la Conferencia Episcopal.

Pero más allá de que el
ministro demuestra con esas manifestaciones que de moderado no tiene mucho amén
de un profundo desconocimiento de la realidad de las mujeres que se ven en el
trance de abortar, sus palabras han servido para ponerle sordina a las negras
perspectivas económicas que nos regala a diario el Gobierno del que forma
parte. Es la vieja táctica de
lanzar cortinas de humo que, a lo que se ve, sigue funcionando. Mientras
hablemos de lo que dicen Gallardón o Wert o cualquier otro ministro que no sean
los responsables de la economía, eso que habrán ganado.
Enredados en declaraciones
mediáticas que ocupan gruesos titulares dejaremos de pensar al menos por unas
horas en el hachazo a las inversiones públicas que se anuncia para este año, en
los recortes en los servicios básicos o en la reforma laboral. Hablemos pues
del aborto, creemos debates artificiales mientras nos la meten por la escuadra.
Sin novedad sobre Yeremi

Cabe preguntarse en qué
medida puede ayudar cinco años después saber cómo iba vestido Yeremi el día de
su desaparición, qué calzado llevaba o cuál era el color de sus gafas. En
cuanto al Opel Corsa blanco sobre el que parecen haberse centrado buena parte
de las pesquisas, hasta la familia del pequeño se ha mostrado sorprendida toda
vez que esa era una información que se conoció públicamente poco después de la
desaparición de Yeremi.
Por supuesto, no es casual
que la Guardia Civil haya querido aprovechar el próximo quinto aniversario de
la misteriosa desaparición de Yeremi para renovar su llamamiento a la
colaboración ciudadana, que se ha revelado fundamental en la resolución de
otros casos similares. Nada se le puede reprochar al instituto armado en ese
sentido. Sin embargo, colaboración ciudadana nunca faltó ni ha faltado durante
todo este tiempo, como la propia Guardia Civil ha reconocido.
Tras escuchar al alto mando
de la Guardia Civil ofrecer datos ya conocidos y al mismo tiempo pedir la
colaboración de los ciudadanos, se queda uno con la desagradable sensación de
que la investigación se encuentra claramente estancada y la solución de este
caso, así como del de Sara Morales, bajo investigación de la Policía Nacional, lejos
aún de producirse.
Alivio efímero
La alegría dura poco en la
casa del pobre. Tras el anuncio de Rajoy de fijar para este año un déficit
público del 5,8% frente al 4,4% comprometido, casi fue perceptible un suspiro
de alivio en todo el país. Hasta el PSOE alabó la decisión y tanto en Bruselas
como en Berlín refunfuñaron un poco pero de momento no han ido mucho más allá.
Veremos cómo reaccionan hoy los mercados.
En cualquier caso, dejar el
recorte en unos 30.000 millones de euros en lugar de elevarlo a los cerca de
45.000 millones que habría supuesto mantener el déficit del 4,4% siempre es
motivo de alegría en una situación tan descarnada. Eso hace que, en este caso,
el nuevo incumplimiento de Rajoy, que había jurado cumplir los mandatos de
Bruselas sobre el déficit, sea visto incluso como una decisión acertada.
Sin embargo, a poco que se
analice las implicaciones de la decisión (que no parece haber sido tan
unilateral como al principio se supuso) se comprueba que el alivio será poco
perceptible. Para empezar, porque esa previsión de déficit (que ya veremos si
Bruselas termina aceptando o no) se hace en un panorama económico de recesión,
con una previsión de que la economía se contraiga este año el 1,7% y que otras
600.000 personas se queden sin empleo, consecuencia en buena medida de la
reforma laboral. De ahí que el margen de maniobra que le queda a Rajoy, aún
después de este anuncio, sea cuando menos escaso.
En segundo lugar, porque el
Gobierno parece decidido a cargar sobre las espaldas de las comunidades
autónomas en torno a la mitad de esos casi 30.000 millones de euros que hay que
recortar este año. Hasta las autonomía gobernadas por el PP empiezan a pedir
agua por señas y a advertir de que ya no hay por donde meter la tijera sin
deteriorar un poco más los servicios básicos. Nada digamos de las pocas en las
que no gobierna el PP o de aquellas que, como Canarias, han sido más
escrupulosas en el gasto público y se ven ahora abocadas a sufrir los mismos
recortes que las más incumplidoras.
En tercer lugar, porque el
Gobierno sigue escondiendo sus cuentas públicas para este año a la espera de
que pasen las elecciones autonómicas andaluzas y asturianas. La incertidumbre
que esa situación genera en las autonomías está crispando los nervios y, lo que
es peor, acorta los plazos para los eventuales recortes que sea necesario
acometer en sólo nueve meses.
Hay más razones: que este
año cumplamos el 5,8% de déficit no nos eximirá, en principio, de no alcanzar
el 3% fijado para 2013, otro año que se perfila ya como de más recortes. Y la
cuarta razón, pero no la menos importante, para justificar que este anuncio de
Rajoy sobre el déficit no es como para tirar demasiados cohetes, es que no
parece tener intención del Gobierno de implementar medidas de reactivación
económica sino que sigue fiando la recuperación a los ajustes y a los recortes,
es decir el mismo tipo de medicina que nos sigue arrastrando por la pendiente
en caída libre.
Tampoco se le ven
intenciones de poner el acento en los ingresos por la vía, por ejemplo, de
perseguir con verdadera eficacia el fraude fiscal o gravar adecuadamente las
rentas más altas. Así las cosas y con este escenario, tiene uno la sensación de
que el anuncio de que el déficit público de este año se queda en el 5,8% en
lugar de en el 4,4% no ha servido para mucho más que para habernos aliviado un
poco el fin de semana.
La banca se atiborra
Ahítos de millones deben de
estar hoy los 800 bancos que ayer acudieron, como abejas a un panal de rica
miel, a la suculenta y ventajosa subasta del Banco Central Europeo que regó la
fiesta con la friolera de casi 530.000 millones de euros.
Si sumamos esa cantidad a la
que se subastó el pasado mes de diciembre tendremos aproximadamente el PIB
español de 2011 o el de Irlanda, Portugal y Grecia juntos. Y todo ello a unas
condiciones tan ventajosas que ya las querría una pequeña empresa o un
trabajador autónomo para salir del atolladero: el 1% de interés y tres años
para devolverlo.

Ojalá y fuera así pero mucho me temo que,
tal y como ocurrió con la primera inyección de liquidez, los bancos no van a
emplear ese maná en darles créditos a quienes de verdad lo necesitan sino, en todo
caso, a quienes no lo necesitan en absoluto. Supongo que ya conocen el viejo y
sabio refrán según el cual un banquero es un señor que te da un paraguas cuando
hace sol y te lo quita cuando llueve.
Según algunas informaciones,
los bancos españoles se quedaron ayer con una cuarta parte de los casi 530.000
millones de euros que subastó el Banco Central Europeo, un dinero que ahora
emplearán en comprar deuda pública al Estado al 3% de interés, en sanear sus
balances o en pagar sus propias deudas de financiación. Y los pequeños y
medianos empresarios, los autónomos y las familias, que no vayan a pedir crédito
porque – dicen los banqueros - su demanda no es solvente.
Que tampoco sueñen los
ayuntamientos, endeudados hasta las cejas, con que los bancos no vayan a sacar
tajada por hacer de pagadores de los proveedores públicos que, miren por dónde,
son también las pequeñas empresas y los autónomos. Y ni por asomo abriguen
esperanzas quienes tengan una hipoteca y no puedan pagarla sin quitarse la
comida de la boca que acepten los bancos la dación en pago como forma de saldar
la deuda o que se elimine de una vez la cláusula suelo.
Eso sí, que nadie toque los
corralitos de las participaciones preferentes y otros productos tóxicos en los
que –a la búsqueda desesperada de liquidez - han atrapado los bancos a un buen
número de ciudadanos, según denuncian las organizaciones de consumidores y ante
lo que el Banco de España calla y otorga. Que nadie levante la voz
contra los abusos de la banca, que no se cuestionen los sueldos obscenos de sus
directivos porque eso es demagógico, que nadie proteste porque en Berlín la
señora Ángela Bismarck se oponga a que el Banco Central Europeo preste a los
Gobiernos en apuros en lugar de a los bancos. Que nadie hable, que nadie
perturbe la siesta de la banca tras el atracón de ayer.
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