En la pantalla
grande del Congreso se repone estos días un clásico de la política española: “Y
tú, más”. En esta ocasión protagonizan la serie Albert Rivera “el
Impaciente” y Mariano Rajoy “el Impasible”. El argumento tiene que ver con la
corrupción en la política y narra cómo los partidos, en lugar de luchar contra
el trinque de lo público, se lo echan recíprocamente a la cara mientras los
espectadores se tapan la nariz. Es esta en realidad una vieja cinta, muy
conocida ya del público nacional, sólo que ahora se renueva en parte el elenco protagonista.
Así, el papel que hasta hace poco ocupaba el líder de turno en el PSOE lo
desempeña ahora el de Ciudadanos,
mientras que en el papel de agraviado por “casos puntuales” de malas
mañas en el PP, lo sigue desempeñando Mariano Rajoy, su líder vitalicio y
plenipotenciario. La nueva saga trae causa en que al PP le salen casos de
corrupción hasta donde menos se lo espera. Véase si no lo que ha dicho todo un
Francisco Granados, presunto cerebro gris de la trama Púnica, sobre la supuesta implicación de la presidenta popular de Madrid, Cristina Cifuentes, en la financiación de la
caja b del PP. De ese hilo y de una senadora murciana del PP de apellido
Barreiro, a la que los jueces tienen enfilada por cinco presuntos delitos
relacionados con esa misma trama, viene tirando Ciudadanos para apretarle las tuercas
a un PP que, en cuanto se desinfla el suflé catalán, ya no sabe qué hacer con
los casos de corrupción que le atosigan por todas las esquinas.
Por si lo de Granados
sobre Cifuentes no fuera un escándalo, también le sale por Valencia el ex
secretario de los populares de allí, Ricardo Costa, afirmando con aplomo que “sí,
en efecto, en el PP había financiación irregular”; por no mencionar a un
personaje como Francisco Correa explicándo que siempre tuvo la sensación de que
nada se hacía en materia de financiación de campañas electorales sin el “ok de
Rajoy”. A modo de defensa y agarrándose
a un clavo ardiendo, los populares han echado mano de un informe del Tribunal de Cuentas en el que se aprecian ciertos asuntillos poco claros en la
financiación de las huestes de Rivera. El Tribunal ni siquiera ha ido más allá
ni ha abierto expediente a Ciudadanos, pero el detalle apuntado en su informe es
más que suficiente para el PP. De ese hilo tiran ahora los de Rajoy para
hacerle pupa a los naranja y procurar
de este modo aliviar la presión a la que se encuentran sometidos. A este tira y
afloja que pretende sin conseguirlo darle emoción y suspense a esta tragicomedia política, se
han sumado unos sondeos sobre intención de voto que tienen a Ciudadanos
flotando en una nube y a punto de mandar a hacer puñetas los compromisos con la investidura de Rajoy y pedir elecciones anticipadas, antes de que se desinfle la burbuja. Todo
esto viene a demostrar aquello de que no hay peor cuña que la de la misma
madera y que “el Impasible” y “el Impaciente” se disputan a cara de perro el
mismo espacio político, usando la corrupción como arma arrojadiza. Y mientras, a los españoles se nos obliga a hacer de
espectadores forzosos de una película de argumento tan cansino y predecible que
no consiguen animar ni las apariciones esporádicas de ese gran showman llamado Rafael
Hernando.
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