No es fácil
soplar y sorber al mismo tiempo: o sorbes o soplas, pero hacer las dos cosas
simultáneamente sólo está reservado a los magos y a los contorsionistas. Por lo
mismo tampoco es tarea sencilla para un político presentarse ante su electorado
como el adalid de la oposición pero no tener más remedio que darle estabilidad
al Gobierno al que le gustaría sustituir. En ese dilema casi hamletiano se
encuentra desde hace tiempo el líder de los populares canarios. Asier Antona
lanzó hace un año un órdago a CC para entrar en el Gobierno en minoría de Fernando
Clavijo pero los nacionalistas le dieron una larga cambiada: no entró en el
Gobierno y encima no tuvo más remedio que apoyar los presupuestos autonómicos de
este año. Es verdad que sacó mucho pecho con las enmiendas que había conseguido
colocar en el trámite parlamentario de esas cuentas pero, a la postre, éstas
fueron cosecha casi íntegra de CC si acaso con un leve aroma popular. Véase, por
ejemplo, en qué quedó la rebaja generalizada del IGIC que exigía Antona y la
que terminó aceptando CC. Pero la
estabilidad política nacional mandaba y era mucho más importante y
trascendental el voto favorable de Ana Oramas a las cuentas de Rajoy en Madrid que
las ansias de Antona por poner a Clavijo contra las cuerdas.
Ahora, quien se encuentra desde hace tiempo
entre la espada y la pared es el propio
Antona, al que los suyos en Madrid relegan en aras del apoyo de CC en el
Congreso, necesitado como está el PP de que alguien le apoye. La “discreta”
reunión que Rajoy y Clavijo mantuvieron hace unos días en La Moncloa para
analizar la “agenda canaria” fue convenientemente filtrada a los medios de
comunicación para que el líder de los populares canarias saboreara la hiel del
ninguneo, de la que también le pueden dar cumplida información los socialistas.
Acuérdense, si no, de los “medianeros” con los que Clavijo no tenía nada de lo
que hablar. No lo sé a ciencia cierta pero intuyo que la reunión de Madrid, en
la que no se contó con el PP canario y al que ni siquiera parece que se le
informó de que se iba a producir, es el pago de CC a los populares por sus
críticas a las listas de espera en la sanidad o por sumarse a la propuesta del
PSOE, NC y Podemos para acabar con la triple paridad del sistema electoral
canario. Tras la reunión, los nacionalistas han dejado claro que sus acuerdos van
bien y son ante todo con Rajoy y con Sáenz de Santamaría, no con Antona. Pero
lo que de verdad parece haber puesto a cien al político palmero es la insinuación
de que Madrid no ve con buenos ojos su oposición a Clavijo y de que incluso le habría dado un toque de atención para que baje el diapasón de sus críticas. De ahí que este fin
de semana haya optado por sobreactuar y haya anunciado que va incluso a
endurecer el marcaje al gobierno nacionalista en minoría para mandarlo a la oposición después de tres décadas en el machito. Se le podría recordar que en el pecado de no haber promovido un moción de censura lleva la penitencia con la que carga. En cualquier caso va a tener muy complicado cumplir lo que dice salvo que aprenda a sorber y a soplar al mismo tiempo.
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