Sí señor, los españoles nos
sentimos mucho más aliviados desde que el nuevo Gobierno está tomando medidas
sin parar, casi como esas señoras que salen en la tele anunciando una especie
de yogurt con bichitos beneficiosos para la flora intestinal. Lo dice el
ministro de Guindos, que a este paso se va a convertir, junto con Montoro, en
el ministro más dicharachero del Ejecutivo de Mariano Rajoy.
De Guindos está de gira
internacional, como los grandes artistas, para explicar a los
"mercados" las aliviadoras medidas del Gobierno contra la crisis. Por
cierto, ahora que lo recuerdo, cuando su antecesora en el cargo, Elena Salgado,
hizo algo similar, el PP se desternilló.
Pero a lo que íbamos. De
Guindos se ha llegado hasta Washington y allí ha dicho que los españoles se sienten
muchos más aliviados desde que su Gobierno está tomando medidas. Tengo que
decir que comparto plenamente la percepción del ministro.
Desde que el Gobierno me
subió el IRPF doy saltos de alegría y más que daré cuando vea la nómina de
febrero; y no digamos nada del alivio experimentado al conocer los detalles de
la equilibrada reforma laboral con la que el Gobierno nos ha alegrado
definitivamente la vida laboral.
Conocer las reformas que el
Gobierno pretende aplicar en asuntos como el aborto, las tasas en la
administración de justicia, las bodas y divorcios ante notarios o las becas
universitarias me tiene también exultante de alegría; y por supuesto, los
recortes educativos y las cargas policiales de hace unos días en Valencia me
han producido una dicha inenarrable, sólo similar a las draconianas medidas
contra el abuso bancario en las hipotecas, algo que me ha llevado casi al borde
de un colapso de satisfacción.
Lo último ha sido lo de este
viernes: enterarme de que los pequeños y medianos empresarios y los autónomos
que les perdonen deudas a los ayuntamientos cobrarán primero y darme un ataque
de alivio del que aún intento recuperarme ha sido todo uno. Tan aliviado me siento que
estoy barajando seriamente la idea de constituir el Movimiento Aliviado del
20-N para hacerle frente con argumentos de peso a los perroflautas del 15M.
Y no sigo porque no aguanto
más del alivio. Si me lo permiten, me voy un ratito al servicio a poner en
práctica la acepción número cinco del término "aliviar" recogida en
el Diccionario de la RAE: descargar de superfluidades el cuerpo o sus órganos. Entonces el alivio
será completo.
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