Desequilibrada
No es verdad: la reforma
laboral aprobada por el PP no es equilibrada como habían asegurado la
ministra Báñez y el presidente Rajoy. Es claramente desequilibrada en favor de
los empresarios a los que se les entregan todos los mecanismos necesarios para
que despidan a placer y de forma barata; y de propina, para que rebajen los
salarios con criterios de difícil comprobación objetiva.
Los empresarios han hecho
del coste del despido el gran problema de las relaciones laborales de este país
y, mientras reclamaban más "flexibilidad", no han parado de despedir
hasta colocar la cifra de desempleados en los niveles conocidos. Zapatero
intentó satisfacer los deseos de la patronal de obtener un despido barato y le
costó una huelga general. Rajoy – que cuando era el líder de la oposición
arremetió contra Zapatero por "centrar" la reforma laboral en el
despido – ha ido ahora mucho más allá que el ex presidente y le ha servido en
bandeja a la patronal el trofeo más cotizado: el despido express y por cuatro
euros. ¡Viva el equilibrio!
Rajoy ha vuelto a mentir a
los españoles que le votaron y a los que no. Primero con la subida del IRPF,
que ha cargado sobre las espaldas de las clases medias, y ahora con una reforma laboral claramente escorada
en favor de los intereses patronales en detrimento una vez más de los
trabajadores. Que le cueste una huelga general, una posibilidad de la que él
mismo se pavoneó en Bruselas, está por ver.
Los sindicatos – conocedores
de su situación de debilidad en un panorama económico en el que impera más que
nunca el miedo a perder el empleo entre quienes lo tienen – anuncian
movilizaciones para el próximo domingo. Supongo que intentan medir sus propias
fuerzas antes de decidir si vale la pena convocar una movilización general que no
se quede en parcial como ocurrió con la anterior.
Inútil
Tampoco es verdad que esta
reforma sea útil para crear empleo, el mantra central de la campaña popular en
las pasadas elecciones (otra promesa electoral convenientemente olvidada en
algún cajón de la calle Génova) Subir los impuestos y abaratar el despido en
plena recesión económica sólo puede tener una consecuencia: frenar aún más el
consumo y la inversión e incrementar el desempleo. Súmense a esos efectos los de
la obsesión por planchar el déficit público hasta dejarlo en el 0% y tendremos
el perfecto círculo vicioso del que no habrá modo de salir. ¡Viva la utilidad!
La reforma no sólo no
animará a los empresarios a contratar sino a todo lo contrario, a despedir más
ahora que es aún más barato. Apelar a la buena voluntad empresarial como hace
el presidente de la patronal y la ministra Báñez para que no se abuse mucho del despido por causas
"objetivas" y 20 días de indemnización es cuanto menos una broma
pesada y de mal gusto.
Mas ¿qué importa? Los
mercados están contentos y eso es lo único que parece importarle a un Gobierno
obsesionado con la idea de recuperar la confianza en España, aunque sea a costa
de que sean los españoles quienes la pierdan en sí mismos y en su futuro. Si
como tantas veces se ha dicho la economía es también un estado de ánimo, el de
los españoles debe de ir camino de entrar en recesión si no lo está ya.
Agresiva
Un par de días antes de su
aprobación, el ministro de economía emuló a su jefe el presidente y presumió en
Bruselas de que la reforma laboral sería "extremadamente agresiva".
Más allá de la cara de preguntarse quién es este señor y por qué me cuenta esto
que puso el comisario europeo de economía Olli Rhen, tenía razón de Guindos: leyendo
la letra menuda hay que coincidir con él. Por tanto, desequilibrada, inútil y
agresiva son tres características que pueden resumirse en una: profundamente injusta.
Hombre, Hosé Luis, me he encontrado tu blog por casualidad. ya tienes un visitante más.
ResponderEliminarEmilio González Déniz
Gracias, amigo. Un abrazo
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