¡Cómo está el patio real! Un
duque esprintando por las calles de Wasington para no responder a las educadas preguntas por escrito de una
periodista (ver aquí) y una Infanta de España haciendo un paréntesis en un acto de beneficencia para
mandar a callar a la prensa.
Todo esto cuando sólo faltan unos días para que
Iñaki Urdangarín (ya saben, ese imputado que no es igual a otros imputados,
Gabriela Bravo dixit) se persone ante el juez y diga qué hizo con el dinero que
tan alegremente le entregaron determinados políticos para su fundación
"sin ánimo de lucro".
Lo que salvo "cambios inesperados" hará el próximo día 25 a bordo de un coche
policial y no a pie como un vulgar juez cualquiera, suponemos que para satisfacción de la mentada Bravo y de su
jefe Carlos Dívar. Dice Pilar Urbano, que de capas de armiño y
testas coronadas sabe más de lo que cuenta, que todo el lío puede hacer que la
monarquía se tambalee. Augura, además, que Urdangarín probablemente esta
preparando la escena para pedir perdón.
Con permiso de tan sagaz periodista diría
yo que por las carreras del Duque de Palma no lo parece, salvo que el espigado
ex jugador de balonmano entienda que no hay mejor defensa que una buena carrera
de huída, aunque no creo yo que fuera eso lo que aprendió en su etapa de
deportista. Más bien parece como si de pronto se hubiese acordado de aquella
vieja película de Woody Allen titulada "Toma el dinero y corre". Presuntamente,
claro.
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