Anda el país hecho unos
zorros y eso se nota en el ánimo del personal, que atesora los euros
ante el feo panorama. Se alimenta así un círculo vicioso de paro,
bajo consumo, falta de crédito e inversión y más paro. El listado
de problemas es interminable, mientras que el de soluciones que no
sigan castigando a las clases populares y salvándole el pellejo a
los que más tienen permanece en blanco impoluto.
Con todo, los españoles
hacemos de tripas corazón y, aunque cada vez más cabreados, tiramos
cómo podemos sin esperar de nuestros gobernantes – sabemos lo
que hay que hacer y lo vamos a hacer - más que nuevos ataques a
derechos que costó mucho tiempo y luchas conquistar.
Sin embargo, lo que más
preocupa en estos momentos a una gran parte del país no es que el
paro haya vuelto a subir en agosto, que las cuentas de la Seguridad
Social estén a un paso de entrar en números rojos a pesar de las
engañosas previsiones del Gobierno o que cuatro de cada diez parados
canarios no reciban ya ningún tipo de prestación por su condición
de desempleados. Todo ello después de que se nos vendiera la
desequilibrada e injusta reforma del mercado laboral como la panacea
para crear empleo.
Con ser muy grave,
tampoco es lo que más quita el sueño que los inmigrantes en
situación administrativa irregular se hayan quedado sin cobertura
sanitaria pública gracias a una medida clasista, orientada
únicamente a satisfacer el ala ideológica más rancia de la derecha
y puesta en marcha, además, de la manera más chapucera que cabía
imaginar.
Se habla mucho también de las 400 medicamentos que se han
quedado sin financiación pública o del repago sanitario que se ceba
con los pensionistas.Tema que también es
motivo de todo tipo de preocupados comentarios es la certeza de que
al rescate de la banca – ¡la banca siempre en lugar prioritario! -
le seguirá en las próximas semanas otro del país entero con lo que
eso va a suponer en términos de nuevos y demoledores ataques a lo
que va quedando en pie del maltrecho estado del bienestar.
En esa línea, alarman
también los planes para cargarse la educación pública por la vía
de eliminar plazas docentes, recortar becas y subvenciones, imponer
los contenidos por los que suspira la ultramontana derecha católica,
financiar con dinero de todos a los centros concertados que apliquen
la educación segregada por sexos y, de guinda, reponer las corridas
de toros en la televisión pública.
Todos estos asuntos y
muchos otros que podrían mencionarse aquí preocupan y amargan
incluso el día a día de millones de españoles. Pero lo que de
verdad tiene al país en estado catatónico desde
hace unos días, con todos los medios de comunicación haciendo cabalas y
barajando hipótesis, es que un señor llamado Cristiano Ronaldo,
tipo de insufrible chulería que se embolsa unos 2 millones de euros
al mes por darle patadas a una pelota, está triste.
¡Ahora sí que estamos
jodidos de verdad!
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